¿Por qué preferimos los palillos?

Por nuestra reportera GUO HONGYUAN (Pilar)

¿Qué tienen los palillos que, a pesar del tiempo, no pierden actualidad en la mesa de los chinos? Suceda lo que suceda seguimos apegados a esta tradición gastronómica, sin que nada indique vayamos a cambiarla.

Lo cierto es que ni registros históricos ni búsquedas arqueológicas han arrojado luz sobre el origen de los palillos con que los chinos comemos. Todo indica, eso sí, que nuestros más primitivos ancestros consumían el yantar a pura mano, hábito que fueron desechando cuando se inventaron algo así como el cuchillo y el tenedor rudimentarios, según demuestran ciertos hallazgos arqueológicos. Pero en opinión de expertos, fueron los hábitos alimentarios de los chinos los que en definitiva nos hicieron decidirnos por los palillos.

El primer factor es la tradición de consumir todos los alimentos calientes. Durante la década de los años 20 del siglo pasado, los arqueólogos encontraron pruebas de la utilización del fuego, 400 mil años atrás, en un sitio cerca de Beijing. En tiempos remotos, los chinos ya se consideraban más avanzados que otras naciones “bárbaras” que les rodeaban, por el hecho de consumir alimentos cocidos. Además, en aquellas épocas distantes predominaba la creencia de que los dioses no se nutrían de comidas, sino del “aire”, o la “energía”, los cuales se representaban con el vapor que expelen los alimentos ofrendados en los altares. De lo que se desprende que las comidas cocidas (nuestra papa caliente) obligó a los primitivos a abandonar el hábito de comer con las manos y acudir a instrumentos para ello, y a batería de cocina para la preparación del condumio.

Desde el punto de vista mitológico, sin embargo, se atribuye el invento de los palillos al Gran Yu –héroe de la época del Diluvio, quien lideró a su pueblo en el empeño de aplacar las inundaciones que anegaron su tierra. Se cuenta que al Gran Yu, presionado por tanto trabajo pendiente, se le acabó la paciencia mientras esperaba que se enfriara su ración. Ni corto ni perezoso, arrancó dos ramitas de un árbol cercano y con ellas dio buena cuenta de su comida. El intempestivo descubrimiento fue patentado de inmediato por sus seguidores, con el método más conocido entonces: la imitación. En poco tiempo todos comían con palillos, en una época en que, es de suponer, nadie preveía crisis ecológicas y los árboles pululaban por doquier. De todas las leyendas respectivas llegadas a nuestros días esta es la que más crédito ha recibido por parte de los estudiosos.

Nada indica que hoy se le deba seguir reconociendo la patente del invento al Gran Yu, pero lo que sí parece lógico es la historia de las ramitas. Como lo sería también que con el transcurso de los siglos otros comensales con una buena dosis de inventiva fueron dando forma a los palillos, hasta dejarlos como los actuales: un extremo cuadrado y más grueso, que proporciona facilidad de agarrar, y otra punta redonda y más delgada para recoger la comida. Este diseño data aproximadamente de algún momento nunca posterior a la dinastía Shang, cuando se combinaba el uso de palillos con cucharas.

La porcelana también dejó su impronta en el uso de los palillos. La producción de porcelana en China se remonta a entre 4 y 5 mil años. Si no hubiera sido por ella, los palillos no habrían alcanzado el sitio privilegiado que tienen en la gastronomía china, pues los mismos, es obvio, no sirven para las sopas u otros alimentos claros. Los recipientes hechos de porcelana se caracterizan por su peso ligero, profundidad y paredes y bordes muy finos, los cuales permiten beber los líquidos sin que los mismos se derramen, algo que no se lograba con la cerámica simple. Además, el bajo costo de su producción facilitó su popularidad, hasta convertirse en material básico y ordinario para utensilios de uso cotidiano. Si comparamos los platos occidentales y los tazones chinos, notamos que los primeros suelen ser llanos y se colocan sobre la mesa para la comida. Los chinos, por su parte, suelen sostener el tazón en una mano y los palillos en la otra. Con los palillos es posible pasar ágilmente de recoger a cortar, y de ahí a transportar e intercalar las comidas. El tazón y los palillos constituyen una combinación tan perfecta que se les toma como símbolo por excelencia de la alimentación.

A la popularización de los palillos contribuyó asimismo la importancia que por tradición los cocineros chinos han otorgado al sabor, olor y apariencia de los platillos, lo que se evidencia en el esmero con que estos artífices preparan verduras o carnes en tirillas, ralladuras y trocitos. Claro, no hay que olvidar que lo hacen también porque usan alto fuego al cocinar y esto requiere de materiales que puedan cocerse en poco tiempo.

Los palillos son parte de la cultura china

Con el paso de los años, los palillos devinieron artículo de exportación. Así aparecieron en las mesas de Japón y Corea, como parte de los naturales e históricos intercambios entre naciones vecinas. En China no faltan los coleccionistas de este artículo, que ha ido ganado en sofisticación y exquisitez artística, hasta ser verdadera obra de arte, en añadidura a su valor utilitario.

Se afirma que el cuchillo y el tenedor se emplean con una fuerza aplicada hacia exterior, mientras que con los palillos la fuerza se ejerce hacia el interior. Se asevera asimismo que cuando se usan palillos, se necesita mover 34 músculos, algo positivo para mantener activo el cerebro. En general, los chinos ven en los palillos un voto sincero por la felicidad y bienestar de los recién casados y los niños, por eso tenemos la tradición de agregar los palillos a la dote de las hijas, y regalar a los niños un juego de tazón y un par de palillos de oro o plata.

Tres mil años atrás al último emperador de la dinastía Shang se le antojó hacerse de un par de palillos de marfil. Al enterarse de la noticia, su chambelán patentizó su preocupación, tratando de impedir el capricho del soberano, a quien explicó: “Majestad, un par de palillos de marfil no se servirán junto con los cubiertos ordinarios, sino con los de oro y jade; estas piezas valiosas no se conservarán en las edificaciones comunes, sino en pabellones majestuosos; los soberanos en estos palacios no van a satisfacerse con la vida modesta y sensata, sino que buscarán sin cesar el gozo lujurioso. Y un emperador de ambición sin límites llevará a nuestro imperio, sin duda alguna, a un desastre.” Como es de suponer, el emperador hizo caso omiso de las advertencias. Al paso del tiempo el vaticinio coincidió con la realidad y ahí mismo ocurrió el descalabro. Este es el registro escrito más antiguo de que se tenga noticias en relación con los palillos, una anécdota muy famosa en China. Por aquel entonces un par de palillos de marfil entrañaban cierto parentesco con la más terrible lujuria e inquietaban al pueblo. Por suerte, los chinos nos hicimos menos tremendistas con los años y así surgieron palillos de diferentes materiales y de esmerada factura. Los palillos más antiguos desenterrados datan del periodo mencionado, bajo la dinastía Shang, y están hechos en hueso. Además de la madera y el bambú, se utilizan para su confección el marfil, el oro, la plata, el jade y otros metales. En los famosos centros comerciales de Beijing, como Wangfujing o Xidan, hay tiendas especializadas en palillos, en las cuales se exponen ejemplares de los más variados materiales, y donde los vendedores pueden narrar a los visitantes interesantes historias.

Uso de palillos sinónimo de cortesía

China tiene sus propios protocolos gastronómicos, de los cuales los palillos son parte consustancial, si bien muchos hábitos asociados a la mesa se han simplificado, o incluso desaparecido con el tiempo. A pesar de ello, aún perviven ciertos tabúes, como repicar con los palillos sobre el tazón, o insertarlos verticalmente dentro del mismo. Se dice que el repiqueteo atrae mala suerte a los demás, porque de esa manera solía mendigarse en tiempos idos. En cuanto al segundo, es la manera de honrar a los difuntos. Y ni hablar de usarlos para revolver la comida en el plato común. Eso es mala educación. Y no sólo en China, que conste.

Hoy en día, cuando la comida china está presente en todo el mundo, también se extiende a todas las latitudes el hábito de comer con palillos. En consecuencia, a nadie extraña ver a una persona no china dominando los palillos con mucha agilidad. Ojalá que este artículo sirva para que nuestros lectores se sientan picados en la curiosidad. De ser así, la próxima vez que disfruten de nuestra variada y sabrosa cocina, lo harán conscientes de que entre sus manos esgrimen más que un instrumento para agarrar el alimento: en ese momento sus dedos sostienen miles de años de historia. A la boca se llevan un trocito de la cultura china.


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