JUNIO
2005


Weihai, un mundo de leyendas

Por QI WEI y QU NING

Weihai, ciudad marina en la provincia de Shandong, es a los ojos de muchos un paraíso de leyendas. Para sustentar tal afirmación se citan sus paisajes costeros y montañosos de ensueño, los cuales rivalizan con la belleza despampanante de sus bosques protegidos a la orilla del mar, sus parques litorales, sus construcciones únicas, y sus numerosas islas, que pespuntean el Mar Amarillo. Por si fuera poco, la localidad acoge la base infantil de cine y televisión de la Televisión Central de China (CCTV, en inglés), la cual insufla un aire fantástico a la ciudad.

En el mar está la esencia de Weihai. La línea costera representa un tercio del total de la provincia de Shandong y una decimaoctava parte de la del país. La montaña Chengshantou, conocida como el extremo del cielo, se ubica en el oriente de la península de Shandong, lugar por donde es posible contemplar más temprano la salida del sol en todo el territorio continental. Según leyendas antiguas, este sitio acoge a una pléyade de deidades. El primer emperador de la dinastía Qin, llamado Qin Shihuang, estuvo allí en 219 a.n.e. y 210 a.n.e., para rendir homenaje al sol y buscar el elixir de la larga vida. La impronta de su paso por el lugar se exhibe hoy en forma de reliquias culturales. En el año 94 a.n.e. el emperador Wudi de Han (157-87 a.n.e.) inspeccionó el sitio con iguales motivaciones y construyó el Templo de Chengshan y compuso el famoso Canto Chiyan. En la actualidad, Chengshantou es lugar de interés turístico conocido en todo el país.

Al hablar de las islas del Mar Amarrillo, no se puede dejar de mencionar la de Liugong, que se erige como la más representativa del conjunto insular. Su nombre se debe a una leyenda, según la cual hace varios cientos de años vivía en la isla un viejo matrimonio apellidado Liu. Año tras año, la pareja de ancianos ayudaba a los pescadores, orientándoles en la navegación. Con posterioridad, se construyó un templo a la memoria de los Liu. A partir de entonces, todas las tripulaciones marinas que han pasado por la isla, a la cual los navegantes bautizaron como Liugong, han atracado para poner un incensario en el templo. La isla, con una superficie de 3,15 kilómetros cuadrados, se sitúa a 12,1 millas de la zona urbana de la ciudad de Weihai. Aquí nació la primera marina de guerra de la historia moderna china. La isla se dio a conocer en 1894, durante los combates marítimos contra la invasión japonesa. Hay quienes afirman que aún hoy se pueden escuchar, cabalgando sobre la brisa marina, los gritos y consignas, entre solemnes y tristes, que lanzaron los héroes de ayer, poco antes de inmolarse al proyectar su embarcación contra los buques de guerra nipones, en misión suicida. Hoy en día, la isla es zona turística de categoría 4 A a escala nacional.

Y hay más. El Lago de los Cisnes constituye otro atractivo. Se trata de una albufera de unos cinco kilómetros cuadrados de superficie, pegada a la montaña Chengshantou. Cada noviembre, miles de cisnes se desplazan desde el lago Baikal de Siberia y desde los pastizales de Bayanbulak, en Xinjiang, hasta aquí, para invernar. Deslumbra y conmueve por igual ver a los cisnes volando entre el cielo azul y el verde pasto, o divirtiéndose junto al agua del lago y la nieve.

Las montañas de Weihai, para ser justos, son aún más bellas. La Shengjing, por ejemplo, es considerada cuna de la escuela Quanzhen del taoísmo de China. Bosques tupidos, valles profundos, y altos y escarpados picos incrustados entre ramilletes de nubes, dotan a estas alturas de una atmósfera sagrada y fantástica. Entre los puntos más interesantes se destacan las inscripciones budistas grabadas en un peñasco, y una piedra gigantesca que semeja una escultura de Lao Zi.

Por su parte, la montaña Juyu, al lado de la Shengjing, está envuelta en una mayor aureola de magia. Cuenta la leyenda que las piedras del lugar saben bailar. El fenómeno se explica, en la lógica cartesiana, por las condiciones geológicas especiales del lugar, que hacen a las piedras adquirir formas diversas, entre ellas figuras de animales, pájaros y seres humanos, lo cual es posible notar a simple vista. La montaña ha devenido asimismo parque de esculturas naturales de piedra.

El nombre antiguo de Weihai era Weihaiwei. Por espacio de 32 años, a partir de 1898, pasó a ser protectorado obtenido a la fuerza por Gran Bretaña. La localidad figura entre los siete hijos del poema Canto de los siete hijos, del famoso poema patriótico del siglo XIX. Los siete hijos se refieren a igual cifra de lugares ocupados por los imperialistas en la historia moderna china, a saber, Macao, Hong Kong, Taiwan, Weihaiwei, la bahía de Guangzhou, Kowloon, Lüshun y Dalian. A la presencia de dicho protectorado obedece la singular fisonomía de la ciudad actual. El primer campo de golf del país lo construyeron los británicos en 1902, en la isla de Liugong. Hoy día, el Campo de Golf Pan-China constituye el mayor desafío a los jugadores en toda Asia, pues cada yarda se instala a la orilla del mar.

Weihai contiene asimismo nueve de las 14 fuentes termales de la península de Shandong. Las fuentes geotérmicas cuentan con numerosos elementos, y son las más representativas en la provincia en cuanto a la temperatura y el nivel mineral del agua. La fuente Baoquantang, en particular, que se ubica en el casco urbano de la ciudad, contiene un tipo de agua marina único dentro y fuera del país.

Todos los que han estado en Weihai y han tenido contactos con sus montañas, mar, islas, fuentes y paisajes urbanos, reconocen que se trata del lugar más conveniente para la vida del ser humano.

Aunque se encuentra en el extremo oriental de la península, no es difícil llegar a Weihai. En un mapa nacional, es posible ubicarla entre Beijing y Shanghai. A la misma se llega desde estas dos ciudades tras una hora en avión, o luego de cuatro o cinco horas en coche o tren desde Jinan. Además, Weihai es la ciudad más cercana a la República de Corea, de la que le separan de 94 millas marítimas, lo que facilita el traslado entre ambos países. Alrededor de la ciudad, existen dos aeropuertos a los que se llega en una hora en coche, y otro aeropuerto un poco más lejos, al que es posible acceder tras un recorrido de dos horas en automóvil. Los tres ofrecen servicios de vuelos charter que llegan a varias ciudades surcoreanas.


n