Sueño
oriental del hombre occidental
Por
ANGEL LA ROSA MILANO
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¿Por
qué quieren ser diferentes? |
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Mientras más lejano es lugar de destino, y más
diferentes nos resultan sus gentes, más emocionante
es la aventura. Y es que en cada nuevo día entre
nuestros nuevos anfitriones y nuevos parajes, nos aguarda
la sorpresa, el descubrimiento...
Algunos de mis amables lectores dirán que la aventura
también incluye malos ratos y dificultades. Coincidimos
a medias, ya que pienso que entre tanto asombro y maranvilla
diarios producto de las marcadas diferencias culturales
- los inconvenientes se diluyen; se hacen más pequeños,
y pueden, incluso, desaparecer..
Esas diferencias culturales también originan muchas
situaciones interesantes y simpáticas, como la comparto
con ustedes a continuación.
Confieso que uno de los aspectos de otras culturas que
más despierta mi curiosidad es sus mujeres. Pero,
juro que mi fascinación por las féminas extranjeras
es, fundamentalmente, antropológica. En el caso específico
de las encantadoras mujeres asiáticas, la inmensa
mayoría de nosotros los hombres occidentales tenemos
una expectativa común: soñamos con el prototipo
de mujer oriental enigmática, de ojos rasgados, piel
blanca de porcelana y muy importante cabello
muy largo, muy liso, muy oscuro, cayendo por la espalda
cual cascada.
Pero, entre la globalización y la muy humana condición
de querer diferenciarnos del resto; de ser únicos,
esa expectativa occidental masculina se hace cada véz
difícil de cristalizar.
Ya sea cuando camino por las calles beijinesas, cuando
viajo en metro o en autobús, o cuando disfruto de
una espumante Tsingdao en algún bar de
San Li Tun, son cada vez más las bellezas orientales
- chinas, mayormente - que veo luciendo estilos de cabello
más occidentalizados: cabello rizado o muy, muy corto
a veces inexistente o pintado de colores muy
llamativos, en algunos casos, literalmente electrizados.
Ellas, como es de esperarse, están muy a gusto con
su look original; diferenciándose del
montón; rompiendo esquemas. Pero, porque todo
es del color del cristal con que se mire, nosotros
sus admiradores de occidente, aunque seguiremos eternamente
prendados de su enigmática femeneidad oriental, no
nos sentimos muy contentos que se diga. Y, si bien muy tolerantes
y respetuosos de los gustos ajenos - sobre todo cuando de
mujeres se trata siempre terminamos viendo el mundo
con el cristal de nuestra propia cultura, y nos preguntamos:
¿Por qué quieren ser diferentes? Se
ven tan hermosas con el cabello muy largo, muy liso, muy
oscuro...
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