Arte
contemporáneo chino en Manhattan
Las
obras artísticas de los jóvenes creadores
chinos se vendencomo
pan caliente
Por
MARK GODFREY*
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El
dueño de la galería de Manhattan Ethan
Cohen fue pionero en detectar el potencial del arte
chino contemporáneo |
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Con su serie fotográfica El Diario Cruel de la Juventud,
la fotógrafa china Yang Yong, pionera en los modos
de expresión alternativos en su país, captura
un momento definitorio de la contemporaneidad de China.
Las instantáneas de esta artista, que desarrolla
su actividad creadora en Shenzhen, la industrializada megametrópoli
meridional a orillas del Río de la Perla, nos ofrecen
una crónica sobre las vidas de las jóvenes
de las zonas rurales que buscan un mejor futuro en esta
gran urbe del sur. Yang Yong, una de las más famosas
entre los ambiciosos artistas nacidos en la década
de los 70, ya presentó
cartas credenciales en la 50ª Bienal de Arte de Venecia,
además de exponer en Londres. De acuerdo con el catálogo
de su muestra en la capital británica, las fotografías
de Yang Yong son expresiones sencillas y frescas de la quintaesencia
de la nueva China, cuya sociedad, afirma la nota, se ha
visto sumida en la
trivialidad aleatoria, atiborrada y carente de norte de
la prosperidad repentina e inesperada.
En otra gran ciudad, Nueva York, decenas de pintores chinos
instalan sus delicados caballetes cada tarde en Times Square,
con la esperanza de ganarse treinta dólares pintando
el retrato de algún turista al paso. Se trata por
lo general de estudiantes y pintores buscavidas que procuran
algo de plata, a la vez que persiguen el éxito en
la Gran Manzana, uno de los mayores centros de creatividad
artística del orbe. Los que tengan suerte, podrán
entrar a una de las miles de galerías neoyorquinas,
mientras para la crema y nata queda reservada la galería
de Ethan Cohen, ubicada en la frondosa calle Walker de Manhattan.
En ella se exponen las obras pictóricas y fotográficas
de los más dinámicos artistas contemporáneos
de China. Los nombres que recogen los libros de Cohen bien
pudieran considerarse parte de un catálogo retrospectivo
futuro sobre lo mejor de la etapa de madurez del arte contemporáneo
chino, a saber, Zhou Xiaohu, Lin Tianmiao, Pan Xinglei están
allí. Tampoco faltan Lin Yilin, Song Dong y Gu Dexin.
Por tradición, los pintores chinos en Occidente han
sido patrocinados por orientalistas aficionados a la caligrafía
china o a los pergaminos con escenas de ciruelos. Los artistas
de Ethan Cohen, sin embargo, representan una visión
más moderna y desalmidonada de China. Nueva York
los "ha acogido con frenesí" dice Cohen.
Sus obras ya se presentan en salas de reunión y azoteas
de la ciudad. El joven promotor artístico exhibe,
junto a pinturas, dibujos y esculturas realistas, trabajos
fotográficos, de vídeo e instalaciones. "El
arte chino contemporáneo fue bien acogido por los
centros artísticos occidentales a principios de los
años noventa, aunque ha sido en los últimos
cinco años, considera, que dichas obras han alcanzado
elevadas cotizaciones". Como era de esperar, su galería
fue la sede el pasado verano de la exposición denominada
Al filo del abismo, una colección de fotografía
y videos contemporáneos chinos que llegó a
Nueva York en junio de 2004, después de presentarse
por primera vez en Beijing, el año anterior. Varios
de los trabajos fueron vendidos en subastas previas a la
apertura de la exposición.
La muestra, que incluyó a 24 artistas, constituyó
una amplia panorámica del quehacer fotográfico
y de video contemporáneo de China. "La más
joven generación de artistas que trabaja dentro y
fuera del país está capturando los crecientes
desafíos que comporta el actual desarrollo nacional,"
indica Cohen. "Los cambios operados en China han dado
pie a una notable cuota de creatividad, mientras que las
nuevas tecnologías se han traducido en notables oportunidades
de trasladar lo que sucede en el país, que a ojos
vistas se desa-rrolla de la noche a la mañana."
Cohen comenzó su carrera como promotor artístico
en 1981, después de licenciarse en estudios sobre
Asia Oriental por la Universidad de Harvard. Sus viajes
frecuentes a China le ayudaron a desarrollar relaciones
con muchos de los principales artistas vanguardistas del
país, que entonces pugnaban por reconocimiento y
la posibilidad de exponer en su patria. Decidido a promover
sus obras, en 1987 Cohen abrió la primera galería
de Nueva York especializada en arte contemporáneo
chino. Como uno de los primeros en reconocer y explotar
el potencial creativo y comercial del arte chino, el entusiasta
curador ha conseguido éxitos totales de venta para
los artistas de su catálogo, si bien hoy tiene que
vérselas con nuevos competidores. Después
de dos décadas coleccionando arte asiático
en Londres, Michael Goedhuis, dueño de la galería
de Londres, inauguró en 2001 en Nueva York la galería
de arte contemporáneo Goedhuis. Este promotor actúa
como representante, entre otros muchos artistas chinos,
de la fotógrafa Yang Yong, asentada en Shenzhen.
Por otra parte, en la 11.° avenida de Nueva York, la
Cámara de Bellas Artes despliega muebles y arte contemporáneo
chinos. La cámara es el resultado de una asociación
entre los chino-ame-ricanos Christophe W. Mao y Jerry Chen,
y comercializa obras de arte chinas de estilo tradicional,
junto a las creaciones de la nueva genera-ción de
artistas.
Pero en tiempos en que los coleccionistas de Nueva York
se desviven por adquirir todo lo que huela a arte contemporáneo
de China, en Beijing la tajada del león se la siguen
llevando las obras de corte tradicional. Un paisaje de Wang
Jian se vendió por 12,6 millones de yuanes, mientras
que una pintura de flores de Yun Shouping alcanzó
6,9 millones. Un óleo del afamado Wu Guanzhong, ti-tulado
Nieve en Beijing, fue adquirido por 3,63 millones de yuanes,
durante el otoño pasado, en Guardian de China, la
principal casa de subastas local. La misma tarde, la obra
Apostadores en el Río Amarillo, de Shang Yang, se
alzó con 1,87 mi-llones de yuanes. Pero el récord
de la Guardian para 2004 fue para el pintor del siglo XX
Lu Yanshao, por cuya serie de caligrafías sobre palabras
del poeta antiguo Du Fu, se obtuvo la friolera de 69,3 millones
de yuanes en la subasta de octubre.
Como contraste, los trabajos de artistas bien conocidos,
pero mucho más jóvenes como Zhang Huan, de
39 años de edad, se han elevado a la modesta suma
de 50.000 dólares en la galería de Ethan Cohen.
Zhang, que vive en Nueva York, utiliza su propio cuerpo
como lienzo y vende a menudo las fotografías de su
trabajo. Los artistas prometedores que todavía aspiran
al estrellato alcanzan sumas menos deslumbrantes. Las escenas
callejeras impresionistas de Zhao Bo, con residencia en
Chongqing, se han vendido bien en EE.UU., con una cotización
máxima de 9.000 dólares. Zhao, de 30 años,
es re-presentado en Londres por Julia Colman, copropietaria
de la Galería Contemporánea China, que también
representa al pintor y fotógrafo de 41 años
Zhang Dali, quien se especializa en la temática de
la modernización social de su país, y que
puede ganar 6.000 dólares por lienzo.
Aún se requerirá de mucho tiempo antes de
que las obras chinas puedan competir en los mercados con,
digamos, lo que se ofrece por un Picasso, una de cuyas pinturas
alcanzó en la pasada primavera 104 millones de dólares.
*MARK GODFREY
es un periodista irlandés actualmente radicado en China.
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