JUNIO
2005


Arte contemporáneo chino en Manhattan
Las obras artísticas de los jóvenes creadores chinos se vendencomo pan caliente

Por MARK GODFREY*
 
 
El dueño de la galería de Manhattan Ethan Cohen fue pionero en detectar el potencial del arte chino contemporáneo  

 

Con su serie fotográfica El Diario Cruel de la Juventud, la fotógrafa china Yang Yong, pionera en los modos de expresión alternativos en su país, captura un momento definitorio de la contemporaneidad de China. Las instantáneas de esta artista, que desarrolla su actividad creadora en Shenzhen, la industrializada megametrópoli meridional a orillas del Río de la Perla, nos ofrecen una crónica sobre las vidas de las jóvenes de las zonas rurales que buscan un mejor futuro en esta gran urbe del sur. Yang Yong, una de las más famosas entre los ambiciosos artistas nacidos en la década de los 70, ya presentó
cartas credenciales en la 50ª Bienal de Arte de Venecia, además de exponer en Londres. De acuerdo con el catálogo de su muestra en la capital británica, las fotografías de Yang Yong son expresiones sencillas y frescas de la quintaesencia de la nueva China, cuya sociedad, afirma la nota, se ha visto sumida en la
trivialidad aleatoria, atiborrada y carente de norte de la prosperidad repentina e inesperada.
En otra gran ciudad, Nueva York, decenas de pintores chinos instalan sus delicados caballetes cada tarde en Times Square, con la esperanza de ganarse treinta dólares pintando el retrato de algún turista al paso. Se trata por lo general de estudiantes y pintores buscavidas que procuran algo de plata, a la vez que persiguen el éxito en la Gran Manzana, uno de los mayores centros de creatividad artística del orbe. Los que tengan suerte, podrán entrar a una de las miles de galerías neoyorquinas, mientras para la crema y nata queda reservada la galería de Ethan Cohen, ubicada en la frondosa calle Walker de Manhattan. En ella se exponen las obras pictóricas y fotográficas de los más dinámicos artistas contemporáneos de China. Los nombres que recogen los libros de Cohen bien pudieran considerarse parte de un catálogo retrospectivo futuro sobre lo mejor de la etapa de madurez del arte contemporáneo chino, a saber, Zhou Xiaohu, Lin Tianmiao, Pan Xinglei están allí. Tampoco faltan Lin Yilin, Song Dong y Gu Dexin.
Por tradición, los pintores chinos en Occidente han sido patrocinados por orientalistas aficionados a la caligrafía china o a los pergaminos con escenas de ciruelos. Los artistas de Ethan Cohen, sin embargo, representan una visión más moderna y desalmidonada de China. Nueva York los "ha acogido con frenesí" dice Cohen. Sus obras ya se presentan en salas de reunión y azoteas de la ciudad. El joven promotor artístico exhibe, junto a pinturas, dibujos y esculturas realistas, trabajos fotográficos, de vídeo e instalaciones. "El arte chino contemporáneo fue bien acogido por los centros artísticos occidentales a principios de los años noventa, aunque ha sido en los últimos cinco años, considera, que dichas obras han alcanzado elevadas cotizaciones". Como era de esperar, su galería fue la sede el pasado verano de la exposición denominada Al filo del abismo, una colección de fotografía y videos contemporáneos chinos que llegó a Nueva York en junio de 2004, después de presentarse por primera vez en Beijing, el año anterior. Varios de los trabajos fueron vendidos en subastas previas a la apertura de la exposición.
La muestra, que incluyó a 24 artistas, constituyó una amplia panorámica del quehacer fotográfico y de video contemporáneo de China. "La más joven generación de artistas que trabaja dentro y fuera del país está capturando los crecientes desafíos que comporta el actual desarrollo nacional," indica Cohen. "Los cambios operados en China han dado pie a una notable cuota de creatividad, mientras que las nuevas tecnologías se han traducido en notables oportunidades de trasladar lo que sucede en el país, que a ojos vistas se desa-rrolla de la noche a la mañana."
Cohen comenzó su carrera como promotor artístico en 1981, después de licenciarse en estudios sobre Asia Oriental por la Universidad de Harvard. Sus viajes frecuentes a China le ayudaron a desarrollar relaciones con muchos de los principales artistas vanguardistas del país, que entonces pugnaban por reconocimiento y la posibilidad de exponer en su patria. Decidido a promover sus obras, en 1987 Cohen abrió la primera galería de Nueva York especializada en arte contemporáneo chino. Como uno de los primeros en reconocer y explotar el potencial creativo y comercial del arte chino, el entusiasta curador ha conseguido éxitos totales de venta para los artistas de su catálogo, si bien hoy tiene que vérselas con nuevos competidores. Después de dos décadas coleccionando arte asiático en Londres, Michael Goedhuis, dueño de la galería de Londres, inauguró en 2001 en Nueva York la galería de arte contemporáneo Goedhuis. Este promotor actúa como representante, entre otros muchos artistas chinos, de la fotógrafa Yang Yong, asentada en Shenzhen. Por otra parte, en la 11.° avenida de Nueva York, la Cámara de Bellas Artes despliega muebles y arte contemporáneo chinos. La cámara es el resultado de una asociación entre los chino-ame-ricanos Christophe W. Mao y Jerry Chen, y comercializa obras de arte chinas de estilo tradicional, junto a las creaciones de la nueva genera-ción de artistas.
Pero en tiempos en que los coleccionistas de Nueva York se desviven por adquirir todo lo que huela a arte contemporáneo de China, en Beijing la tajada del león se la siguen llevando las obras de corte tradicional. Un paisaje de Wang Jian se vendió por 12,6 millones de yuanes, mientras que una pintura de flores de Yun Shouping alcanzó 6,9 millones. Un óleo del afamado Wu Guanzhong, ti-tulado Nieve en Beijing, fue adquirido por 3,63 millones de yuanes, durante el otoño pasado, en Guardian de China, la principal casa de subastas local. La misma tarde, la obra Apostadores en el Río Amarillo, de Shang Yang, se alzó con 1,87 mi-llones de yuanes. Pero el récord de la Guardian para 2004 fue para el pintor del siglo XX Lu Yanshao, por cuya serie de caligrafías sobre palabras del poeta antiguo Du Fu, se obtuvo la friolera de 69,3 millones de yuanes en la subasta de octubre.
Como contraste, los trabajos de artistas bien conocidos, pero mucho más jóvenes como Zhang Huan, de 39 años de edad, se han elevado a la modesta suma de 50.000 dólares en la galería de Ethan Cohen. Zhang, que vive en Nueva York, utiliza su propio cuerpo como lienzo y vende a menudo las fotografías de su trabajo. Los artistas prometedores que todavía aspiran al estrellato alcanzan sumas menos deslumbrantes. Las escenas callejeras impresionistas de Zhao Bo, con residencia en Chongqing, se han vendido bien en EE.UU., con una cotización máxima de 9.000 dólares. Zhao, de 30 años, es re-presentado en Londres por Julia Colman, copropietaria de la Galería Contemporánea China, que también representa al pintor y fotógrafo de 41 años Zhang Dali, quien se especializa en la temática de la modernización social de su país, y que puede ganar 6.000 dólares por lienzo.
Aún se requerirá de mucho tiempo antes de que las obras chinas puedan competir en los mercados con, digamos, lo que se ofrece por un Picasso, una de cuyas pinturas alcanzó en la pasada primavera 104 millones de dólares.


*MARK GODFREY es un periodista irlandés actualmente radicado en China.
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