Ciudades
como libros
Por
QIAO TIANBI y LUO YUANJUN
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Reencuentro
de los pilotos de China y Estados Unidos que combatieron
juntos contra la invasión japonesa
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El
28 de junio de 1940 los aviones japoneses bombardearon
Chongqing, causando numerosas víctimas en un
túnel de refugio
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Yan´an
en guerra de resistencia antijaponesa
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A
solicitud del Museo de la Fuerza Aérea de Estados
Unidos, el Gobierno local de Yunnan regaló
la apisonadora de piedra utilizada unos 60 años
atrás para construir un aeropuerto militar
estadounidense en Kumning
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Shanghai: sufrimiento y amor universales
En los años 30 del siglo XX, los japoneses veían
en Shanghai a la más deslumbrante metrópolis
internacional de Asia Oriental, por cuyo conducto podían
tocar la civilización occidental. Allí concentró
el naciente imperio nipón su comercio, navegación
y manufactura, después de la Primera Guerra Mundial,
en momentos en que la populosa urbe china albergaba a unos
50.000 residentes extranjeros, de los que cerca de 30.000
eran japoneses.
El 31 de agosto de 1937 hubo choques armados entre China
y Japón, como parte de la campaña bélica
Songhu, que duró más de dos meses e involucró
a casi un millón de soldados de ambas partes. En
el clímax de los enfrentamientos, China vio sucumbir
a una división (cerca de 1.500 soldados) por día,
según recoge el libro de memorias del General He
Yingqin, quien afirmó: Perdimos 85 divisiones
y tuvimos unos 330.000 bajas. Al final, la parte japonesa
logró ocupar a Shanghai, al precio de unos 50.000
militares de su bando. El famoso periodista Cao Juren escribió
al respecto: Al principio de la batalla, la comunidad
internacional daba por sentada la incapacidad de China para
resistir el ataque militar de Japón. Pero la
campaña de Songhu cambió totalmente los puntos
de vista. Evans Carlson, enviado especial del presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt, le escribió
a éste en los siguientes términos: No
podía concebir que el pueblo chino estuviera más
unido que nunca en momento tan crucial. Durante los casi
diez años que he permanecido en China, nunca había
presenciado tal espíritu de solidaridad entre quienes
luchan por una misma causa.
A pesar del revés, que hacía de los propios
shanghaineses refugiados en su tierra, la urbe no perdió
su glamour ni su hospitalidad. Continuó siendo hasta
1941 refugio para miles de judíos europeos, quienes
desde 1933 escapaban a la represión. Más de
30.000 se concentraron allí. Al recordar ese capítulo,
el judío George Reinisch dijo: En aquel entonces
los refugiados judíos entraban masivamente a Shanghai,
a un ritmo de mil personas por mes. Muchos de ellos no tenían
ni un centavo al llegar a la ciudad. Pero el milagro es
que todos sobrevivimos. Pienso que esto se debe a la benevolencia
y fraternidad del pueblo chino.
Kunming: leyenda de un norteamericano
Kunming, ciudad situada en la zona fronteriza suroeste
del país, ha ganado el apelativo de Ciudad Primaveral
en virtud de su posición geográfica, que le
permite gozar de un clima templado y un florecimiento perenne.
Desde tiempos antiguos, la ciudad ha sido puerta abierta
hacia el sudeste de Asia y Asia meridional. Después
de que Vietnam y las ciudades costeras chinas quedaran ocupadas
por Japón, la carretera Yunnan-Birmania, que partía
de Kunming, se convirtió en la única ruta
segura que conectaba a China con el resto del mundo.
Durante la guerra de resistencia antijaponesa, muchas empresas
y universidades del interior se retiraron a Kunming, ciudad
de retaguardia, donde prosperaron la economía y la
cultura locales. Las tres famosas universidades chinas,
de Beijing, Tsinghua y Nankai, reestructuraron y establecieron
conjuntamente la Universidad Unificada de Xinan, que fue
cuna de talentos y baluarte de democracia durante los nueve
años que se mantuvo activa. Entre los 88 académicos
graduados de ésta, cabe mencionar a Li Zhengdao y
Yang Zhenning, ambos, ganadores de sendos Premios Nobel.
La guerra antijaponesa convirtió a Kunming en una
ciudad legendaria, halo mágico que también
hizo de un norteamericano común y corriente un personaje
de leyenda.
En mayo de 1937, Claire Chenault, de 47 años de
edad y capitán jubilado del ejército estadounidense,
llegó a Shanghai tras cruzar el océano en
barco. Venía invitado por la primera dama Soong Mei
Ling (Sra. Chiang Kaishek) para entrenar a pilotos chinos.
En un principio se proponía permanecer tres meses
en China. Sin embargo, un año después, llegaba
a Kunming para establecer una academia de aviación
en la que enseñaría los métodos al
uso en su país. Para completar el claustro enroló
a unos 200 soldados voluntarios de Estados Unidos. Su esposa
Anna C. Chenault (Chen Xiangmei) recordaba que, aunque entonces
no había guerra entre Estados Unidos y Japón,
los pasaportes de los 200 soldados los identificaban como
músicos, estudiantes, empleados bancarios, etc.
En 1941, el presidente Roosevelt promovió en el
congreso la aprobación de una propuesta para proveer
de aviones a China y autorizar a los pilotos del ejército
y la fuerza naval estadounidenses a participar en los cuerpos
de voluntarios en China (Brigada de aviadores voluntarios
norteamericanos de la Fuerza Aérea de China). En
julio, llegó a China el primer grupo, formado por
110 pilotos y 150 mecánicos y médicos, después
de hacer múltiples escalas en el camino. Los pilotos,
con viejos aviones y enfrentando a veces escasez de combustible,
vencieron a los rivales japoneses, mejor equipados. Los
voluntarios se encargaban de transportar material de guerra,
proteger las carreteras y combatir a japoneses en el aire,
empeños en los que se anotaron una victoria tras
otra, para satisfacción de los chinos, quienes llamaban
a los aviones estadounidenses tigres voladores.
De ahí la denominación que recibió
el ejército voluntario como equipo de tigres
voladores. Claire Chenault fue promovido a comandante
de aviación de Estados Unidos en China, en la categoría
de general de brigada.
En aquel entonces los japoneses controlaban los puertos
y el sistema de transporte, con lo cual mantenían
a China virtualmente aislada del exterior. Para transportar
material, los aviones estadounidenses debían sobrepasar
una elevación al sur de los Himalayas, cuya forma
remedaba el lomo de un camello. Durante los tres años
y tres meses, Claire Chenault y sus compañeros transportaron
800.000 toneladas de material militar para el ejército
norteamericano en China.
Hasta el fin de la guerra de resistencia antijaponesa,
el equipo de los tigres voladores dirigido por Chenault
y la décimocuarta división aérea norteamericana
destruyeron 2.600 aviones japoneses, a la vez que hundían
y averiaban barcos enemigos con un total de más de
2,2 millones de toneladas y aniquilaban a unos 66.700 soldados
japoneses. La proporción de bajas entre este equipo
y los japoneses fue increíblemente de 1 por 80.
El primero de agosto de 1945, al regresar a Estados Unidos
desde Chongqing, el automóvil donde viajaba Claire
Chenault (propiedad de Chiang Kaishek) fue rodeado por la
multitud, que lo hizo desviarse por las calles ondulantes
durante horas hasta llegar a la plaza central, donde colgaban
pancartas, banderas de seda y se exponían preciosos
objetos de jade, así como pinturas tradicionales,
obsequios todos de los chinos para el héroe extranjero.
Alguien de la multitud le dijo:Junto a Marco Polo,
usted ha sido el extranjero que más ha ganado el
corazón de los chinos.En 1958, Chenault falleció
en Estados Unidos, a los 67 años de edad. Soong Mei
Ling, a quién el piloto siempre admiró, participó
en su funeral, que tuvo lugar en el cementerio militar de
Washington.
Yan´an: estrella roja sobre China
Localizada en el curso medio del Río Amarillo, en
el noroeste de China, Yan´an está protegida
por tres montañas y a su vera se entrecruzan dos
ríos. Fue un lugar de importancia estratégica
en la historia de China. Durante la guerra de resistencia
contra Japón, fue cuartel general de la comandancia
para la guerra antijaponesa. De 1935 a 1948 fue sede del
Comité Central del Partido Comunista de China. En
la década de los 30 del siglo XX quedó gravemente
destruida. Edgar Snow, primer periodista occidental que
hizo entrevistas en las zonas rojas de China, escribió:
ciudad de regulares dimensiones y destruida por los bombardeos
japoneses, Yan´an atrae como imán a miles de
patriotas jóvenes, intelectuales y campesinos. En
comparación con Chongqing, otro centro de lucha contra
la agresión, Yan'an cuenta con un aire más
limpio y más fresco.
En sus crónicas Snow reveló la flexibilidad
de carácter de los yananeses, y la multiplicidad
de formas con que lograban alejar la monotonía. Durante
la guerra, el Partido Comunista de China fundó gran
cantidad de bases en zonas pobres, otorgando mandatos a
diversas fuerzas políticas, promoviendo de paso la
producción local, disminuyendo impuestos y unificando
a todos los sectores contra la invasión japonesa.
Con gran visión, Mao Zedong consideraba que el Partido
Comunista y el Kuomintang deberían formar un frente
unificado antijaponés y predijo que la guerra antijaponesa
sería una guerra duradera para toda la nación,
y que a la larga China obtendría la victoria.
Según los reportajes de Edgar Snow, cada soldado
tenía una vieja manta, un uniforme y un gorro semirroto.
Fueron ellos los que asestaron los golpes más demoledores
al enemigo japonés, constituyéndose en firme
pilar de la guerra antijaponesa. En agosto de 1940, el Octavo
Ejército del Partido Comunista lanzó ataques
masivos en las principales carreteras de transporte y fortalezas
dominados por japoneses en el norte de China. La campaña,
emprendida por 100 regimientos comunistas, duró tres
meses y medio y forzó la retirada de las tropas japonesas
de Shanxi septentrional. Durante la campaña los ejércitos
regulares y milicianos locales lucharon en 1.800 grandes
y pequeñas batallas, en las cuales aniquilaron a
25.000 enemigos y capturaron a otros 18.000. Esta fue la
mayor campaña dirigida por el Partido Comunista detrás
de las líneas japonesas. Snow consideraba que los
soldados chinos estaban dotados de inagotable energía
y eran la esperanza de la nación china.
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