Asia y América Latina, espejo frente al espejo

Por ZHANG WEN

Expertos chinos debatieron en Zhengzhou las similitudes entre los procesos de modernización de Asia y América Latina. De esta última región, coincidieron, debemos tomar lecciones para evitar cometer los mismos errores.

LA modernización es uno de los enormes desafíos que encaran hoy las sociedades en vías de desarrollo. Así lo señala-ron estudiosos chinos que, reunidos en la Universidad de Zhengzhou, del 23 al 24 de octubre, pasaron revista a los modelos que pueden conducir a dicha meta.

Uno de los puntos de consenso del medio centenar de especialistas asistentes fue situar los empeños modernizadores de Asia y América Latina dentro de una misma unidad, dadas las similitudes que los expertos identifican entre ambas regiones, por encima de separación geográfica, matices culturales y momentos históricos.

Bajo el título de "Modelo para la modernización de los países en desarrollo," la cita anual fue auspiciada por la Asociación de Investigación de la Historia de América Latina, en consuno con el Centro de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Nankai y la Academia de Historia de la Universidad de Zhengzhou.

La modernización, afirmaron, es una corriente mundial, a la cual se están acogiendo casi todos los países, empeñados en dar con su propio modelo en un mundo signado por la competencia. En comparación con los países desarrollados, precursores de la modernización, aquéllos encuentran más problemas que los precursores. Analizar dichos tropiezos deviene clave para alcanzar la modernización de los países en desarrollo. De ahí la trascendencia que investigar el tema tiene para China, actualmente sumida en una etapa crucial en su proceso de mo-dernización.

Los países subdesarrollados se distribuyen sobre todo en Asia, América Latina y África. Debido a la similitud entre Asia y América Latina, afirmaron los expertos, podemos tomar como referencia las experiencias de la segunda, sobre todo para evitar caer en los mismos errores.

América Latina, añadieron, empezó su curso de modernización muy temprano, desde la segunda mitad del siglo XIX y terminó la primera etapa en 1916, durante un período caracterizado por la gran expansión de exportaciones, la edificación de un modelo orientado hacia el exterior, y la sedimentación, en algunos casos, del camino hacia una inci-piente industrialización. Esta última estrategia, concebida para sustituir importaciones, rigió por casi medio siglo y promovió en cierta medida la economía de los años 50, pero a los ojos de algunos expertos dio pie de manera indirecta a la crisis de endeudamiento externo y recesión del sector manufacturero que estalló en la década de los 80.

En los 90 la zona entró en un período de plena reforma de la economía y modificación de estructura industrial, durante la cual los gobiernos pusieron más énfasis en la apertura al exterior y la mercantilización. A lo largo de más de cien años, el camino latinoamericano hacia la modernización ha estado lleno de altibajos, incluidos fenómenos inesperados como la caída en el nivel de industrialización, la alza en la tasa de pobreza, que ha subido pareja al crecimiento económico y la urbanización prematura.

Los expertos chinos concuerdan en destacar el éxito de la moder-nización de América Latina, pero no olvidan que la misma se ha cocinado en el mismo fuego donde han ardido las mejoras económicas, sociales y políticas. El señor Zeng Guangyao, investigador del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales, señaló que la estabilidad política es la base para el desarrollo social. El profesor del Centro de la Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Nankai, Hanqi, indicó que la modernización de América Latina denota una peculiar mezcla de homogeneidad y heterogeneidad.

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