Un
buen asado en el espacio sideral
Por
DA WEI
Nuevas
comodidades, incluido el consumo de carne asada, permitieron
a los tripulantes de la nave espacial china Shenzhou VI
gozar de un viaje más confortable y relajado respecto
a la anterior expedición, en 2003.
SHI Kan, investigador del
departamento psicológico de la Academia de Ciencias
de China, mantiene la mirada muy en alto por estos días.
No podía ser de otro modo. Es su responsabilidad
escoger candidatos a los cosmonautas que viajarán
al espacio a nombre de China. Los dos que lo hicieron recientemente
a bordo de la Shenzhou VI pasaron todas las estrictas pruebas
a que les sometió el departamento de Shi Kan.
El psicólogo se ufana
de que "los 12 cosmonautas finalistas, divididos en
seis grupos, son todos por igual calificados." Después
de una rigurosa selección entre el total de 1.506
candidatos, sobresalieron 14, es decir, uno por cada 100
millones de habitantes de nuestro país.
Otro motivo de orgullo para
el especialista es que la más reciente misión
espacial evidenció notables mejoras en las condiciones
de vida y trabajo de los tripulantes respecto a la nave
anterior, la Shenzhou V. En esta ocasión los cosmonautas
pudieron despojarse de las ropas y comer carne asada en
el espacio, progresos que redundaron en el mantenimiento
de estado mental apacible y la buena salud.
Seres
ejemplares
Para Liu Fang, sicóloga
entrenadora e investigadora adjunta del Instituto de Ingeniería
de Ciencias Médicas Astronáuticas, los cosmonautas
chinos deben reunir los siguientes requisitos: alto nivel
de responsabilidad ante su labor, inteligencia, afán
por aprender los nuevos, estabilidad emocional, carácter
abierto y buen humor, fuerza de voluntad y capacidad para
tomar decisiones en poco tiempo y con resolución,
adaptabilidad a las situaciones difíciles y espíritu
de equipo. Es sabido que las condiciones especiales que
se generan en un viaje al espacio, incluidas la falta de
gravedad, el encierro y el silencio absoluto, suponen una
presión mayúscula para la psiquis. En tales
escenarios adversos pueden producirse con facilidad la ansiedad,
la depresión, la nostalgia y las tensiones entre
colegas.
Al valorar la constitución
psíquica de Yang Liwei, primer cosmonauta chino,
Liu Fang indicó que en las 21 horas que aquél
se mantuvo en el espacio, su corazón latió
entre 75 a 85 veces por minuto. Apenas despegó la
Shenzhou V, su ritmo cardíaco fue de 76 veces por
minuto. En el viaje, durmió tranquilamente. "Es
un astronauta bien calificado; una rareza humana,"
afirma.
A diferencia de Yang, los dos cosmonautas de la Shenzhou
VI trabajaron durante cinco días en la estrecha cápsula.
La cooperación mutua y convivencia armoniosa constituyeron
factor definitivo que les permitió cumplir bien su
tarea.
Al decir del profesor Shi
Kan, la sensación de soledad hace que los dos tripulantes
se apoyen mutuamente.
Ello puede ser resultado asimismo de la relación
íntima que los 14 candidatos establecen en los seis
años que dura el entrenamiento, según lo expone
la investigadora Shen Xianyun. Todo esto se logra, agrega,
superando la lógica competencia que existe entre
los aspirantes.
A partir de 2005, China
ha empezado a entrenar mujeres para esta tarea. Ya hay 35
candidatas con edades comprendidas entre los 17 y los 20
años. Antes de cumplir la misión, deben cursar
asignaturas universitarias por al menos cuatro años,
recibir clases sobre vuelo y ciencia. Se espera que antes
de 2010 podamos enviar a la primera cosmonauta al espacio.
Los
astronautas de la Shenzhou VI
Era la comidilla de todo
el público chino que Nie Haisheng y Zhai Zhigang
serían los escogidos para tripular la Shenzhou VI.
Sin embargo, de "la nada" salió Fei Junlong,
uno de los pocos pilotos con grado especial.
"Durante el entrenamiento del primer grupo, Fei Junlong
se destacó entre los cinco astronautas que recibieron
formación reforzada", expresa Yang Liwei al
hablar de su colega. Fei Junlong tiene un carácter
dinámico, fue profesor de una universidad aeronáutica
y dispone de alta capacidad de coordinación. Por
consiguiente, se le escogió para comandante de la
misión.
Su fama ha venido creciendo
desde que, en enero de 1998, sobresalió entre 1.500
pilotos excelentes y se convirtió en uno más
del equipo de cosmonautas del Ejército Popular de
Liberación de China. Su esmero y firmeza sorprenden
a los entrenadores. Al contestar la pregunta de cuántos
tipos de averías conducen a una crisis y obligan
a la nave a regresar, él enumeró seis, uno
caso más que lo establecido.
Comparada con la primera
misión espacial tripulada en 2003, los astronautas
de la Shenzhou VI debieron asumir, además del proceso
normal, preparación para emergencias y reparación
de averías de diversa índole, lo que supuso
un entrenamiento doble. En el plazo de tres meses, llegaron
a dominar todos los procesos de vuelo y sus regulaciones.
Todos obtuvieron notas excelentes.
Semblanzas de los dos astronautas
Fei Junlong: nació
en mayo de 1965, en Kunshan, provincia de Jiangsu. Entró
en el ejército en junio de 1982. Integró el
primer equipo de entrenamiento de cosmonautas en 1998. Ahora
es coronel y astronauta de 3ª categoría del
Ejército Popular de Liberación de China. Fungió
como revisor técnico de vuelo de un instituto de
aviación. Acumuló 1.790 horas de vuelo sin
contratiempos. Es piloto de grado especial. Ha pasado decenas
de cursos sobre teoría básica, adaptabilidad
al ambiente espacial, tecnología profesional, etc.
Obtuvo notas excelentes en el examen técnico profesional
de los astronautas. En junio de 2005 fue seleccionado para
integrar el contingente de la tripulación de la Shenzhou
VI.
Nie Haisheng: Nació
en septiembre de 1964, en Zaoyang, provincia de Hubei. Entró
al ejército en junio de 1983. Llegó a ser
miembro del Partido Comunista en diciembre de 1986. Es coronel
y cosmonauta de 3ª categoría del del Ejército
Popular de Liberación de China. Acumuló 1.480
horas de vuelo sin contratiempos. Es piloto de 1ª categoría.
A partir de enero de 1998 se convirtió oficialmente
en uno de los primeros astronautas de China. Fue seleccionado
como uno de los candidatos para la primera misión
tripulada. En junio de 2005 pasó al contingente de
la tripulación de la Shenzhou VI.
Los éxitos de la
Shenzhou VI ponen de manifiesto que no hay frontera nacional
para los esfuerzos humanos en la exploración del
espacio. Los logros de cada misión espacial pacífica
son una contribución al ser humano. Kofi Annan.
Algunas
opiniones sobre el vuelo de la Shenzhou VI
Kofi
A. Annan, secretario general de las Naciones Unidas, afirmó
a través de su portavoz que los éxitos de
la Shenzhou VI ponen de manifiesto que no hay frontera nacional
para los esfuerzos humanos en la exploración del
espacio.
Los dirigentes de Francia,
la India, Singapur, Camboya, Myanmar, Bulgaria, entre otros,
enviaron calurosas felicitaciones a nuestro gobierno.
Cloth Hiller, jefe del Centro
de Astronáutica de Europa, valoró altamente
el desarrollo aeronáutico chino. "Al igual que
en su acelerado progreso económico, China desempeña
un papel cada día más importante en el área
de la ciencia y la tecnología. La inversión
actual en ese campo ocupa el 10 por ciento del total mundial,
mientras que los gastos en investigación científica
anuales sobrepasan los 10.000 millones de dólares,
un enorme avance si se compara con la situación de
hace 10 años".
Cronograma
de la cosmonáutica tripulada de China
China emprendió la
cosmonáutica tripulada en 1992. Su programa se divide
en tres fases: la primera consiste en rea-lizar la misión
tripulada, tarea ampliada por la Shenzhou VI, pues se logró
la meta con su predecesora, en 2003. El despe-gue de la
Shenzhou VI ha desarrollado y fomentado los frutos de la
anterior.
La segunda es establecer
el laboratorio espacial, con tripulaciones de corto plazo
y capaz de efectuar vuelos autonómicos por largo
tiempo. Entre las dos fases existen varios pasos: primero,
el paseo espacial que propone ma-yores exigencias a los
cosmonautas y a los equipos aeronáuticos. Se proce-derá
entonces al acoplamiento espacial, primero sin personal,
y luego con tripulación. Según el plan ya
publicado, la Shenzhou VII despegará en 2007 y probará
el paseo espacial.
La tercera fase consiste
en esta-blecer la estación espacial, con personal
destacado por largo plazo, en una estación de autonomía
de corto tiempo. Se caracterizará por su enorme tamaño,
comparado con el laboratorio espacial. Durante su permanencia,
recibirá naves de suministro y materias primas, a
la vez que envía a tierra muestras y resultados de
estudios científicos.
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