Año 2005, otro punto de partida

Por QIAO TIANBI


El 2005 ha sido bautizado como "Año de la reforma" por un alto funcionario chino. Para el corriente se augura una conjunción entre el acelerado desarrollo del país y la atención a las necesidades más apremiantes de la sociedad, con vistas a impulsar la igualdad, la justicia y la armonía.

Por una educación para todos

Deng Ying, profesora de Bellas Artes de la Escuela Secundaria N.º 13 de la ciudad de Xuzhou, fue enviada provisionalmente a otro centro educacional del poblado más pobre de la ciudad, a menos de 100 km de la zona urbana. Lo que vio en su nuevo trabajo rural le estremeció el corazón: en una sala se aglomeraban en ocasiones hasta 94 alumnos. Por la noche, el aula se transformaba en dormitorio, en el cual dormían 80 personas, a razón de cuatro por cada litera. Como parte de un proyecto educativo denominado Escuelas de la Amistad, la secundaria de Deng Ying otorga ayuda en personal y material a esa escuela menos afortunada. Este año el

Ministerio de Educación ha confirmado la continuación de esta variante asistencial, incluida en su proyecto de educación para todos, el cual persigue una distribución más justa y razonable de los recursos educativos.

En los últimos cinco años, China se ha anotado importantes logros en la promoción de la educación obligatoria. En 2004, la tasa de analfabetismo entre los adultos menores de 50 años bajó al 4 por ciento, lo que implica la transición de China de una potencia demográfica a otra dotada de recursos humanos. Al mismo tiempo, la enseñanza superior ya puede asimilar a 20 millones de estudiantes universitarios, ocupando el primer lugar mundial. En los pasados seis 6 años, los graduados de la enseñanza secundaria han visto duplicarse sus oportunidades de entrar a los centros docentes superiores.

Sin embargo, en 2005 la educación comparte con los servicios médicos y la vivienda, el dudoso privilegio de ser centro de las agudas críticas de la población. Al despuntar el siglo, el presupuesto destinado al sector debió representar el 4 por ciento del PIB; pero actualmente es de sólo el 3 por ciento. Un solo punto porcentual de diferencia supone 130 mil millones de yuanes menos. Además, la inversión en la educación se dedica de manera excesiva a las materias opcionales. Por otra parte, el período obligatorio de la actual educación no es totalmente gratuito, pues los gastos en libros, accesorios escolares y alojamiento en las escuelas internas corren por cuenta de los padres, resultando en una carga pesada para las familias empobrecidas. En la enseñanza superior, los altos costos se hacen más obvios, sobre todo para los estudiantes provenientes de las familias desposeídas. Según el Ministerio de Educación, los estudiantes con problemas económicos ocupan el 20 por ciento de todos los universitarios, o sea, unos 2,7 millones de jóvenes.

La educación suele ser la escalera que permite a los de las capas sociales menos privilegiadas subir a las alturas de la sociedad, de ahí la importancia de que dicho sistema se caracterice por su justeza, para beneficio de progreso social. Alcanzarla es el gran desafío del gobierno chino.

A inicios del año, el Primer Ministro Wen Jiabao prometió que para 2007 todos los niños de las zonas pobres disfrutarán de educación obligatoria gratuita. Para hacer cierta la promesa, el Ministerio de Educación está impulsando proyectos de ayuda en las zonas pobres del oeste, destinando fondos especiales para renovar los recintos escolares. Ya hace cinco años que China estableció su mecanismo de préstamos educativos, de los cuales se han beneficiado hasta hoy 1,15 millones de estudiantes universitarios, que han recibido 6.980 millones de yuanes. En agosto pasado, los Ministerios de Educación y Hacienda cofundaron la Beca Nacional, con el fin de financiar a 530.000 universitarios provenientes de familias empobrecidas, que recibirán una asistencia mensual de 150 yuanes por persona. Del total de educandos, 50.000 estudiantes con resultados notables en su rendimiento académico y conducta recibirán 4.000 yuanes anuales. Para los próximos cinco años, China se propone de difundir la educación obligatoria, profundizar la reforma del mecanismo educativo, promover a escala nacional la educación de calidad e implantar la justicia e igualdad social en la educación.

Eliminación de impuestos agrícolas por el bien común

Zheng Chanzi, un campesino de la provincia de Hebei no cesa de hacer cálculos: "Antes pagábamos 110 yuanes de impuestos por cada mu (15 mu es una hectárea) de tierra; ahora sólo 60. Además, el gobierno nos da 24 yuanes de subvención. Si compramos tractores, hay más subsidios." En la primera mitad del año 2005, el ingreso per cápita de los campesinos fue de 1.586 yuanes, lo que evidencia un crecimiento de 3 puntos porcentuales más alto que el de los habitantes urbanos. Hasta hoy, 28 provincias y regiones autónomas de China han eliminado totalmente los impuestos agrícolas; otras provincias, como Hebei, Shandong y Yunnan, los han rebajado a menos del 2 por ciento y tienen planeado abolirlos en 2006. Se trata de una política reformadora nunca antes vista en China.

La agricultura impulsó y respaldó la acumulación primitiva de la industria china. Según registros, durante los 30 años que median entre 1953 y 1983, los campesinos contribuyeron con más de 600.000 millones de yuanes a la industrialización del país. Desde finales de la década de los 80 del siglo pasado, la aplicación de la política de reforma y apertura hacia el exterior favoreció a las zonas urbanas, lo que hizo que se ampliara la brecha de ingresos entre los habitantes urbanos y los rurales. En 2001, el ingreso de las familias urbanas fue 2,9 veces mayor que el de las campesinas; en 2004, la relación fue 3,2 veces mayor.

Los líderes políticos de esta generación se han empeñado en resolver los problemas sociales surgidos al calor del veloz desarrollo económico del país, haciendo hincapié en borrar la desigualdad de ingresos. A partir del año 2003, se adoptó una serie de medidas a favor del fomento de la reforma de las zonas rurales y el aumento del ingreso de los campesinos. En 2004, el Estado invirtió 262.600 millones de yuanes en proyectos relacionados con la agricultura, las zonas rurales y los campesinos, 22,5 por ciento más en comparación con el mismo período del año anterior. En 2005, el Primer Ministro Wen Jiabao planteó apoyar a los campesinos que no se beneficiaban lo suficiente de la economía de mercado, por medio de políticas favorables, y eliminar a escala nacional en 2006 los impuestos agrícolas. En la V Sesión Plenaria del XVI Comité Central del Partido Comunista de China decidió elevar por todos los medios el ingreso de los campesinos, como parte de su política de retomar al campo como plataforma para la modernización nacional.

Una encuesta que comprendió a 68.000 familias rurales, realizada por el Buró Estatal de Estadísticas, arrojó que en la primera mitad de 2005 el impuesto agrícola registró menos de un yuan por persona. A la par, en 11 provincias se ha emprendido la reforma del registro civil, con el fin de unificar el actual modo dual de registro, y que cada ciudadano, sea del campo o de las ciudades, posea registros iguales. Los reglamentos limitativos y las barreras económicas que obstaculizan la emigración de los trabajadores rurales a las ciudades fueron revisados y eliminados. Sin embargo, la subida del precio del combustible y de materiales de producción como los abonos químicos, han conspirado para impedir la meta de aumentar el ingreso de los campesinos.

Desarrollo sostenible: pacto de paz con el medio ambiente

Desde su entrada a China en el año 2002, Bentley, famosa marca de automóviles lujosos, ha implantado tres récords en este mercado: el primer lugar de ventas en la región de Asia y el Pacífica, el más acelerado crecimiento de ventas, y los vehículos más vendidos - su línea 728, a razón de 11,88 millones de yuanes por unidad-. La reciente alza en los precios del petróleo, empero, se ha constituido en impedimento para el entusiasmo de los compradores chinos de autos, que optan ahora por modelos ahorradores.

A pesar de ello, en 84 municipios de 22 provincias y regiones autónomas chinas existen todavía reglamentos limitativos para los coches de tipo ahorrativo. A los cuales se considera culpables de causar desorden y atasco en el tráfico. Mientras los chinos comunes reflexionan sobre sus alternativas de vida, el país debe decidir qué camino seguirá para asegurar su desarrollo. Los expertos advierten que China se convertirá en "agujero negro" de recursos y energía si no cambia su modo extensivo de consumo de energía, algo que, afirman, puede incluso amenazar en algún momento la seguridad política del país. De acuerdo con medios de prensa extranjeros, en el siglo XIX, los ingleses enseñaron al mundo cómo producir; en el XX, los estadounidenses enseñaron cómo consumir, y en el XXI, los chinos tienen que enseñar cómo desarrollarse sosteniblemente.

En comparación con 2000, los contaminantes expelidos en 2005 deben disminuir en un 10 por ciento, lo cual redunda en un notable mejoramiento de las condiciones atmosféricas en las grandes ciudades. Tal acierto obedece a la enorme disminución de residuos sólidos industriales, si bien no se produjo rebaja sensible en la presencia de otros contaminantes. Actualmente, por cada cien dólares de valor productivo, las fábricas chinas consumen de 2 a 3 veces más energía que sus similares europeas o estadounidenses; a veces casi 20 veces la cifra de las japonesas. Según cálculos de 2003, la contaminación y el empeoramiento del medio ambiente causaron las pérdidas equivalentes al 15 por ciento del PIB de ese año.

En consecuencia, y si desea hacer realidad su meta de duplicar el PIB per capita para 2010 y mantener la actual calidad ambiental, China necesita elevar de 4 a 5 veces su eficiencia en el uso de la energía. El ahorro de recursos y cuidado de la ecología son imprescindibles para el desarrollo sostenible.

A principios de año, la Administración Estatal para la Protección del Medio Ambiente puso en la picota pública a 30 proyectos económicos, a los cuales calificó de ilegales. Varios de los mismos son patrocinados por empresas estatales de gran magnitud. La administración aseveró que en lo adelante evaluará positivamente los proyectos tomando en cuenta su impacto sobre el medio ambiente. En agosto, 17 empresas estatales firmaron un compromiso para alcanzar los niveles internacionales de ahorro de energía en tres a cinco años.

Para los próximos cinco años, China espera rebajar en un 20 por ciento la actual tasa del consumo de energía, impulsar fuertemente la economía de reciclaje, proteger en mayor medida el medio ambiente y abogar por un modo sano y sensato de consumir.

De "plan" a "programa": cambios en la administración estatal

A partir de 1953, calcando el modelo de la Unión Soviética, China empezó a formular los Planes Quinquenales de Desarrollo Socio-económico, a fin de llevar a cabo la industrialización del entonces atrasado país agrícola. Por medio de tales planes, pero sobre todo después de aplicar la política de reforma y apertura hacia el exterior (1979), China creó su milagro de desarrollo económico. En la reciente V Sesión Plenaria del XVI Comité Central del Partido, sin embargo, se produjeron modificaciones a esta tradición de 50 años: no se expuso lo planificado para el desarrollo nacional de los venideros cinco años en el XI Plan Quinquenal, sino en el XI Programa Quinquenal (2006-2010).

Según expertos se trata de un punto de viraje, o de partida. Las autoridades gubernamentales van a enfatizar el cumplimiento de su tarea de reajuste y control macroscópicos y la función fundamental del mercado en la distribución de recursos. Tampoco evitarán su deber de tomar las riendas macroeconómicas ni intervendrán en exceso.

Además, en lo adelante, los altos funcionarios serán juzgados por sus avances en el desarrollo social, la educación, la protección del medio ambiente y el empleo, poniendo tal consideración por encima de sus éxitos en el crecimiento económico, que deja de ser la única tabla de medición.

La hacienda y los capitales públicos se invertirán principalmente en los sectores del servicio y las producciones públicas y se retirarán progresivamente de las actividades de inversión comercial, mercantil y de riesgo.

Los expertos suelen afirmar que en 2003, cuando el PIB per cápita de China sobrepasó por primera vez los 1.000 dólares, comienza un período lleno de oportunidades y desafíos, y al mismo tiempo de contradicciones sociales. Tang Min, economista de la Oficina de Beijing del Banco de Asia, agrega: "En los próximos cinco años, China deberá resolver temas esenciales como los desequilibrios en el desarrollo social, incluidos los problemas de la educación, de la sanidad y la bipolarización entre ricos y pobres; cómo hacer que la mayor parte de la gente se beneficie del crecimiento económico y cómo rebajar el costo de desarrollo."

 

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