Antonio Fernández Arce, un sincero amigo peruano

Por TANG MINGXIN*

En el frío invierno de 1960, llegó a la Nueva China un grupo de periodistas latinoamericanos, ansiosos por conocer cuanto acontecía en el país. Entre ellos estaba el joven peruano Antonio Fernández Arce, quien apenas contenía la emoción que le embargaba en su primera visita a la lejana y para él misteriosa nación asiática. Poco podía imaginar entonces que su existencia quedaría indisolublemente ligada a la ciudad de Beijing, que a la sazón le acogía.

Evocación de la gloria Inca junto a Mao Zedong

AL rememorar aquellos días, Fernández Arce, quien hoy reside en la capital china, refresca su encuentro con el Presidente Mao, hecho que le dejó profunda e inolvidable impresión. El líder chino no sólo evidenció gran interés por la situación de América Latina, sino que también demostró estar al tanto de la historia latinoamericana. Poco después de comenzar la reunión, el Presidente Mao admitió que, por diversas razones, China y América Latina carecían de frecuentes contactos mutuos. Pero hoy, acotó, muchos amigos latinoamericanos han venido a China. Ustedes son los mejores profesores que pueden ayudarnos a conocer a América Latina. Volteándose hacia Fernández Arce, le dijo: Usted viene del Perú. En tiempos antiguos su país acogió al Imperio Inca, famoso por su desarrollo agrícola, su soberbia técnica arquitectónica y sus ricos conocimientos astronómicos. Se dice que el Imperio Inca fue una sociedad de estricta moral. Fernández Arce apoyó el comentario del Presidente Mao, recordando que por espacio de generaciones la ética inca se sustentó en los principios de No mientas, no seas holgazán y no robes (Ama llulla, Ama qella, Ama sua, en la lengua quechua). El Jefe de Estado chino encomió las tres reglas de oro incas, mientras repetía cada una de ellas.

Bonhomía de Zhou Enlai

 

Hubo un interesante episodio en esa reunión. Cuando el coche que trasladó a Fernández Arce hasta la puerta del salón de reuniones en Zhongnanhai se detuvo, un gentil y cortés funcionario dio un paso adelante y estrechó las manos de los recién llegados. Después de terminar la reunión con el Presidente Mao, Fernández Arce pidió al intérprete hacer un aparte para saludar en privado al Primer Ministro Zhou Enlai. Cuál no sería su sorpresa cuando el intérprete le dijo que el funcionario que le había estrechado la mano a la entrada no era otro que el Primer Ministro. Ensimismado en lo que debería conversar con el Presidente Mao, Fernández Arce había pasado por alto un tanto la presencia del funcionario que le dio la bienvenida al bajar del vehículo, tomándole por algún funcionario de protocolo que hacía su rutina de atender a los huéspedes. Sintiéndose culpable por lo que veía como seria negligencia, Fernández Arce se disculpó ante Zhou Enlai, quien respondió: “No se preocupe. ¿No estamos juntos ahora y ya nos conocemos? Su pesar por no habernos conocido antes demuestra que somos buenos amigos”. La reacción gentil y magnánima de Zhou despertó gran admiración en Fernández Arce.

Sangre china en las venas de Flor

En febrero de 1970, poco después de su nacimiento, Flor de María Fernández, hija del periodista, contrajo una septicemia, por lo que recibió tratamiento de emergencia en el Hospital Pediátrico de Beijing. En ese entonces, el periodista trabajaba como experto en idioma español en Radio Beijing (actual Radio China Internacional). Aunque profundamente preocupado por su hija, que estaba casi al borde de la muerte, siguió trabajando arduamente. Cuando el Primer Ministro Zhou supo del caso, de inmediato ordenó que los organismos pertinentes “no escatimaran esfuerzos para salvar a la niña peruana”. Flor de María necesitaba de repetidas transfusiones de sangre, pero escaseaba la disponibilidad de plasma sanguíneo de su grupo en el Banco de Sangre del hospital. Las entidades médicas encargadas contactaron sin demora a una unidad militar de Beijing. Muchos oficiales y soldados se ofrecieron para donar su sangre. Hubo que efectuar varias transfusiones de sangre de miembros del Ejercito Popular de Liberación antes de que la pequeña quedara fuera de peligro.

Fernández Arce recuerda lo sucedido y la emoción le transfigura el rostro. “Zhou Enlai, indica, siempre llevó en el corazón el afán de proporcionar bienestar al pueblo.” Aún así, nunca pensó que el primer ministro en persona mostraría tanta dedicación por una niña extranjera, tratándola cual si fuera su propia hija. Flor de María debe su vida a la bondad del Premier chino. Su familia nunca lo olvidará, afirma.

Promotor de lazos diplomáticos

 

A finales de abril de 1971, la primera delegación de la Nueva China, encabezada por Zhou Huamin, entonces viceministro de Comercio Exterior, visitó Perú, acontecimiento que llenó de júbilo a Fernández Arce, quien percibió en lo sucedido un salto impresionante en el desarrollo de las relaciones bilaterales, al punto de ofrecerse como guía voluntario para acompañar a la delegación.

En junio de ese mismo año, una delegación comercial peruana visitó China. Los dos países decidieron establecer oficinas comerciales representativas en cada uno. Fernández Arce fue asesor de la Oficina Comercial Peruana; vino otra vez a China y trabajó en los preparativos para abrir la oficina y promover los vínculos comerciales entre las dos naciones. En su primer año la entidad logró notables resultados. El 2 de noviembre de 1971, ambas partes anunciaron el establecimiento de relaciones diplomáticas.

Pupila insomne sobre China

Después de retornar al Perú, Fernández Arce fue nombrado Director de Información del Diario La Prensa. Durante ese período se mantuvo al tanto de la situación china. Sus variados escritos sobre el país asiático no sólo aparecían en periódicos locales, sino también en medios latinoamericanos y de España. La carga persuasiva de sus artículos le granjeó favorables comentarios en muchas partes. Llegó a ser un famoso columnista sobre asuntos chinos en los círculos de prensa de Latinoamérica.

En abril de 1977 vino de nuevo a China, esta vez junto a Manuel Jesús Orbegozo, presidente del Instituto Cultural Peruano-chino. A seguido, una vez en Perú, compiló sus reportajes en el libro China Después de Mao, muy bien acogido por diversos círculos sociales, especialmente entre los intelectuales.

Días para el recuento

 

Tras laborar en Radio Beijing hasta 1970, Fernández Arce fungió como corrector de español de la Agencia de Noticias Xinhua, de 1983 a 1994. En total ha trabajado por más de 20 años en China. Por ello, fue seleccionado por la Administración Estatal de Asuntos de Expertos Extranjeros como “Experto Extranjero con sobresalientes contribuciones”. Establecido de manera permanente en Beijing en la actualidad, hace poco fue invitado a servir como Alto Asesor del Canal en Español de la Televisión Central de China (CCTV), y sigue contribuyendo con su sapiencia y talento a los intercambios en los sectores periodístico y cultural de China y otros países. No hace mucho me invitó a su nueva residencia beijinesa, donde pasamos revista a sus años en China. En nuestro encuentro, Fernández Arce dio rienda suelta a sus sentimientos por esta nación, de cuyo crecimiento este sincero amigo peruano ha sido testigo de excepción en los pasados 45 años.


*Ex embajador de China en Bolivia y Uruguay. Actualmente es vicepresidente y secretario general de la Asociación de Diplomáticos Veteranos de China.

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