Paisajes
en la Ruta de la Seda
Por
QIAO TIANBI
Punto
de unión entre el interior de China y Asia central,
Xinjiang fue por muchos siglos paso obligado de caravanas
comerciales, que atravesaban las planicies y montañas
centroasiáticas hasta llegar al corazón mismo
de Europa. Su camino era la Ruta de la Seda.
CUENTAN
que en cierta ocasión, el escritor japonés
Daisaku Ikeda preguntó al eminente historiador británico
Arnold J. Toynbee (1889-1975), sobre el lugar y época
en que le hubiera gustado vivir, de tener en sus manos esa
elección. En el Xinjiang del siglo I, cuando
el budismo se instaló allí, respondió
con su habitual agilidad el pensador, quien de inmediato
recordó que en Xinjiang convergieron las culturas
india, griega, persa y china.
La observación
de Toynbee no pudo ser más acertada. Como paso obligado
de la Ruta de la Seda, Xinjiang tuvo por fuerza que quedar
marcado por las huellas de cuanta civilización se
sumó a este singular trasiego, concebido en sus orígenes
para mercancías, pero que sirvió por igual,
y quizás con más fuerza, para el intercambio
entre culturas, etnias, escuelas filosóficas y religiones.
En el
siglo V antes de Jesucristo, la seda de China se había
convertido en el tejido de los nobles griegos. Los helenos
denominaban a China como Seres, que significa
país de la seda. Hasta la dinastía
Han del Oeste (206 a.C.23), la Ruta de la Seda se
extendió directamente de la capital Chang´an
(actual Xi´an) a la remota Europa, por los que el
gobierno central envió tropas para garantizar la
seguridad de las caravanas. El nombre de este recorrido
se debe al geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen
(18331905), quien dedicó buena parte de su
vida a estudiar a China. Su discípulo Sven Hedin
(1865-1952), famoso arqueólogo sueco y explorador
de Xinjiang, describió así la ruta: mide
4.200 millas, y si añaden los recodos, suma 6.000
millas, equivalente a una cuarta parte de la longitud del
Ecuador. Se puede decir sin ninguna exageración que
es el camino más largo del mundo antiguo, y el puente
más importante entre los pueblos y continentes desde
el punto de vista histórico y cultural.
Gracias
a la Ruta de la Seda, la porcelana y el té - bebida
que hoy se consume en todo el planeta -, salieron de su
natal China, como lo hicieron en su momento otros aportes
chinos a la civilización mundial como la pólvora,
la técnica de elaboración del papel y la cría
de gusanos de seda.
Tan
prolongado trayecto tuvo por necesidad que dar origen a
poblaciones a su vera. Algunas de ellas se mantienen hasta
hoy en día, pero otras muchas fueron quedando sepultadas
por las arenas del desierto y el olvido de la civilización.
Su excavación ha sido uno de los descubrimientos
arqueológicos más importantes del siglo XX.
Tanto las que sobrevivieron al paso del tiempo, y las antiguas
que comienzan a desenterrarse, son por igual paisajes inolvidables
de la Ruda de la Seda.
Loulan:
tierra del silencio
Antes
del siglo IV, Loulan fue el lugar más próspero
de Xinjiang. Según datos históricos, tuvo
una población de 14.000 habitantes en la dinastía
Han (206 a.C220). Los análisis de los arqueólogos
arrojan que el cambio de curso de su río y el deterioro
medioambiental fueron las causas fundamentales de su desaparición.
En 1901,
Sven Hedin descubrió las ruinas de la antigua ciudad
de Loulan, que desde entonces devino foco de atención
para los aficionados a la arqueología. Entre miles
y miles de hallazgos de Loulan en fecha reciente destaca
la momia llamada belleza de Loulan, de 3.800
años de antigüedad y exhumada en 1980, cuyos
atractivos rasgos sorprenden por lo bien conservados.
En sus
tierras desérticas la temperatura puede variar de
30 a 40°C al medio día, y bajar hasta 0°C
en la madrugada.
Kuqa:
grutas de Budas y mezquita
Kuqa
fue una ciudad importante de la Ruta de la Seda que hoy
queda en la jurisdicción administrativa de la prefectura
de Aksu, donde las numerosas grutas de budas constituyen
el paisaje cultural más representativo del lugar.
La construcción de las Grutas Kizil se inició
en las postrimerías del siglo III y duró más
de 500 años. Hay 236 cuevas con más de 10.000
metros cuadrados de murales aún intactos. Además
del tema budista, éstos reflejan la vida social de
entonces.
La Gran
Mezquita de Kuqa es el monumento representativo de la cultura
islámica, popularizada a raíz de la decadencia
del culto budista en Xinjiang. Se construyó en el
siglo XVI. Puede acoger a 3.000 personas para ceremonias
religiosas. El único tribunal religioso de Xinjiang
sigue funcionando en la mezquita.
Hotan:
pueblo de jade
En el
sur de la cuenca de Tarim se encuentra Hotan, la ciudad
de jade nacionalmente conocida en la historia como Yutian.
Yutian fue antiguo reducto del budismo. Según3
registros
históricos, hubo allí cerca de cien templos
y 5.000 monjes en la dinastía Tang. A diferencia
de los templos grutas que se popularizaron en el norte de
Tarim, los de Yutian se construyeron sobre la tierra, y
se adornaron con frescos y estatuas, de obvia influencia
india y persa.
En Hotan
abunda jade, de coloración blanca y apariencia tan
húmeda que parece frotado con grasa de oveja. El
sello de los emperadores feudales de China solía
ser de jade de Hotan.
Hami:
pueblo de melones
El melón
más dulce y más famoso de Xinjiang tiene su
origen en Hami, considerada puerta este de Xinjiang e importante
ciudad en la parte norte de la Ruta de la Seda. En ella
abundan los lugares turísticos, a saber, la antigua
muralla de la ciudad, antiguas tumbas, viejas estelas y
lápidas, frescos en rocas y atalayas de almenas.
Estas últimas, junto con la Gran Muralla, formaban
un sistema de defensa militar completo. Las atalayas de
Xinjiang se distribuyen al sur y al norte de la montaña
Tianshan, en dirección a las rutas norte y central
de la Ruta de la Seda. A Hami se llega por carretera y ferrocarril.
Changji:
orígenes de la cultura han
La ruta
norte de la Ruta de la Seda pasa por la prefectura autónoma
de la etnia hui de Changji. Fue cuna de las primeras manifestaciones
de la cultura interior china (han), como se nota en sus
reliquias.
Los
frescos sobre roca de Changji se distinguen por su gran
cantidad, temas abundantes y exquisitas técnicas
artísticas. Tan sólo en la zona montañosa
del sur de Changji hay 19 lugares con más de 20.000
obras. El gigantesco fresco que exalta la primitiva adoración
a los órganos genitales en Shimenzi es único
en el mundo.
Turpan:
monte en llamas
Turpan
es una ciudad importante en el norte de la Ruta de la Seda
que en tiempos idos se llamó Gaochang. Es el lugar
más caliente, bajo, seco y dulce de China. El lago
Aiding queda a 154 m por debajo del nivel del mar, sólo
un poco más alto que el nivel del Mar Muerto de Jordania.
La temperatura más alta del año llega a 50°C,
mientras que la precipitación promedio es sólo
de 16 mm., de ahí el dulce típico de sus uvas.
El Monte
en Llamas es conocido nacionalmente por aparecer en la novela
Peregrinación al oeste, una de las cuatros novelas
clásicas de China. Se cuenta que esta montaña
interfiere en el camino del monje Xuan Zang, quien quiere
ir a la India en busca de sutras budistas. Uno de sus discípulos,
el rey Mono, apaga las llamas con un abanico mágico.
En realidad, las llamas no son otra cosa que el reflejo
bajo el sol de verano de piedras areniscas, amoladeras y
lutita litificada de color rojo.
Urumqi:
Xinjiang moderna
Urumqi
es la capital de Xinjiang. Era la única ciudad en
el trayecto norte de la Ruta de la Seda donde se cobraban
impuestos, se ofrecían servicios administrativos
y se suministraban materiales. Aunque aquí tampoco
faltan lugares históricos y pintorescos, lo más
atractivo es atmósfera moderna.
Urumqi
es escala obligada para el que viaje por Xinjiang. Cuenta
con el mayor aeropuerto del noroeste de China y es el nudo
de comunicación ferroviario entre Europa y Asia.
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