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El
Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas del
Templo del Cielo |
Templo
del Cielo,
sagrado
altar de las ofrendas imperiales
Por
LU RUCAI
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Divirtiéndose
en el Muro de Ecos |
Muy
atraídos por el impresionante paisaje |
Un
espectáculo de la música divina |
El Templo del Cielo se sitúa al suroeste de la Ciudad Prohibida
y estuvo dedicado durante las dinastías Ming (1368-1644)
y Qing (1644-1911) a las ceremonias imperiales de oración
y ofrendas de sacrificios a los Dioses del Cielo y la Tierra.
Desde su construcción en 1420, se personaron en el lugar
22 emperadores para celebrar los solemnes actos rituales.
Al principio, se le bautizó como el Templo del Cielo y la
Tierra. Sin embargo desde el año 1530, cuando se levantó
en el norte de la capital de Beijing otro Templo de la Tierra,
recibió su nombre actual y se convirtió en sitio específico
de ofrendas de sacrificios al Cielo y de rogativas por las
buenas cosechas. Con 2,7 millones de m² de superficie total,
el Templo del Cielo es el mayor de su genero existente en
China y es tres veces más grande que el Palacio Imperial.
Es decir, ni siquiera el monarca – al que se le llamaba
generalmente “hijo del Cielo” – se atrevía a contar con
palacios iguales al del Cielo. De igual forma, y aunque
en los cuatro puntos cardinales de Beijing están ubicados
el Templo de la Tierra (norte), del Cielo (sur), del Sol
(este) y de la Luna (oeste), el Templo del Cielo, sin duda
alguna, descuella como el más majestuoso y espléndido.
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Turistas
entusiastas |
En 1998, la UNESCO incluyó la obra en su
lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad, concediéndole
la siguiente referencia: el templo se construyó en la primera
mitad del siglo XV. Se trata de un jardín imperial rodeado
por antiguos pinos y un conjunto de templos-altares bien
conservado. Tanto en su diseño general como en las construcciones
particulares se ponen de manifiesto la relación entre el
cielo y la tierra, núcleo de la cosmología de la antigua
China, así como la función especial de los emperadores y
su corte en esta relación. Al mismo tiempo, los arqueólogos
y arquitectos chinos lo elogian como una obra maestra sin
par en China y en todo el mundo.
El pensamiento rector de la construcción
Las dos murallas que circundan el templo
lo dividen en dos partes: la interior y la exterior. El
Templo del Cielo a que nos referimos en general se trata
de la primera. Los antiguos chinos creían que el firmamento
era semiesférico y que el mismo cubría la tierra cuadrada,
por eso en su parte norte la muralla se extiende en forma
redonda, simbolizando el cielo, mientras que el muro es
rectangular en el sur, pues el mismo representa la tierra.
Por el oeste y el este las paredes están cortadas en dos
ángulos rectos. Las construcciones principales del templo
se alinean a lo largo de su eje Norte-Sur y cada una es
protegida por el muro. Un puente llamado Escalinata Roja,
de 30 m de ancho y 360 m de largo, conecta los dos grupos
constructivos principales, a saber, el Altar de la Terraza
Circular y el Altar para las Rogativas por las Buenas Cosechas.
El extremo norte del puente es 4,5 m más alto que el extremo
sur, a fin de hacer sentir al visitante la sensación de
que estás subiendo, a la vez que se realza la solemnidad
de las ceremonias.
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El
interior del Pabellón de las Rogativas por las Buenas
Cosechas |
El Altar de la Terraza Circular se sitúa en el sur y cubre
44,66 hectáreas de extensión comprendiendo el altar, la
puerta de Lingxing, Templo de la Bóveda Imperial del Cielo
y los quioscos. Cada solsticio de invierno, el lugar fue
donde tuvieron lugar las ceremonias de ofrecer sacrificios
al Dios del Cielo. En el norte, el Altar de las Rogativas
por las Buenas Cosechas abarca principalmente el pabellón
homónimo, el Pabellón del Cielo Imperial, quioscos y una
larga galería, que ocupan 72,34 hectáreas de terreno. En
primavera, se celebraban aquí las ceremonias para pedir
buen tiempo todo el año y buenas cosechas. Otra construcción
importante es el Pabellón de Ayunos formado por el palacio
principal y el palacio dormitorio, donde el emperador se
sometía a la depuración antes de las ceremonias. En el día
del acto, mientras el emperador abandonaba el Pabellón de
Ayunos, se tocaban campanas para anunciar el inicio de las
ceremonias. Las mismas doblaban hasta que el emperador llegaba
al Altar de la Terraza Circular. Una vez concluida la ceremonia,
se escuchaban de nuevo las campanadas.
Los emperadores solían bajar de su palanquín
en la Puerta Occidental, para luego proceder a pie al Altar
de la Terraza Circular. Esta consiste en una plataforma
de mármol blanco de tres pisos. En el centro del piso superior
hay una losa circular, llamado Piedra de Corazón del Cielo,
y a su alrededor se ubican nueve círculos de losas en forma
de abanico, en representación de los nueve niveles del cielo,
que son, de abajo hacia arriba, el cielo del sol, de la
luna, de Venus, de Júpiter, de Mercurio, de Marte, de Saturno,
de las 28 constelaciones y del Dios de Cielo. Durante las
ceremonias sacrificiales, se colocaba la tabla del Dios
del Cielo en la Piedra de Corazón y se levantaba una tienda
de seda azul. Según los chinos antiguos, el cielo pertenecía
al Yang, así como el número impar, y la tierra al
Yin, así como el número par – el Yin y el
Yang son los dos principios que rigen la antigua
filosofía china. El Yang es el principio masculino,
activo y positivo, y el Yin, su contrario-. El nueve,
como mayor número impar, fue utilizado repetidamente aquí
para simbolizar el infinito y el carácter supremo del cielo.
En total hay 27 círculos de losas en los tres pisos del
altar, o sea, 9 círculos para cada piso. En cada círculo
la suma de las losas es siempre un múltiplo de nueve. Es
decir, el primer círculo se compone de 9 losas, el segundo,
de 18, el tercero de 27 y el noveno, de 81. De este modo
se usaron en el altar 3.402 losas en forma de abanico.
El Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas es
la construcción predominante en la parte norte del templo,
y data del año 1420, el decimoctavo año del reinado del
emperador Yongle de la dinastía Ming. Al principio se llamaba
el Templo de Da Si (de la Gran Ofrenda). En 1545, por orden
del emperador Jia Jing, se desarmó totalmente. En el lugar
se construyó otro pabellón que en la forma actual y se conoce
como Templo de Da Xiang (de la Gran Oblación). Durante la
dinastía Qing, el mismo sirvió como sede de ceremonias para
pedir buenas cosechas. A partir de 1751 recibió su nombre
de hoy. En 1889, un rayo lo redujo a cenizas con lo cual
el aroma del sándalo, principal material utilizado en edificación,
se diseminó en varios kilómetros a la redonda. Al año siguiente
se le restauró.
Se trata de una obra circular de 33 metros de altura y
24,2 m de diámetro, con triple tejado cerámico vitrificado.
De abajo hacia arriba, el tejado se reduce gradualmente
y queda rematado por una bola dorada en la cúpula. En un
principio, los tres niveles del tejado, de arriba hacia
abajo, estuvieron coloreados, respectivamente, de azul,
amarrillo y verde, en representación del cielo, el monarca
y el pueblo. En el año 1752, el decimoséptimo del reinado
de Qianlong, se pintó del mismo azul oscuro. Esta majestuosa
edificación, basada en tres niveles de plataforma de mármol
blanco de 6 m de altura, fue construida totalmente de madera,
pero sin las vigas, los clavos, ni las armaduras de acero
o cemento, siguiendo pautas arquitectónicas de profunda
raigambre china. Todo el techo está sostenido por 28 columnas.
Las cuatro centrales, que simbolizan las cuatro estaciones
del año, miden 19,2 m de altura. A su alrededor, las restantes
24 columnas dispuestas en dos círculos concéntricos, representan
en conjunto los 24 períodos climáticos del año lunar, según
el antiguo calendario chino. Además, las 12 interiores representan
los 12 meses del año y las 12 del exterior, las 12 divisiones
del día en la antigüedad.
Curiosos fenómenos acústicos
Situado al norte del Altar de la Terraza Circular, el Templo
de la Bóveda Imperial cuenta con su palacio principal y
salas laterales. Al pasar por delante del templo, si uno
se detiene en la tercera losa y habla hacia dentro del palacio,
enseguida oirá tres ecos claros. Este fenómeno del sagrado
lugar donde se guarda la tabla del Cielo recuerda al público
el dicho de que “Incluso los susurros casuales, suenan como
truenos a los oídos del Cielo,” de ahí que el sitio se conozca
como Losa del Triple Eco, o Losa de Truenos a Oídos del
Cielo. En realidad, el efecto se produce debido a que la
tercera losa, la puerta y el techo del palacio se sitúan
en la misma hipotenusa de un triangulo recto. La voz pasa
por la puerta abierta, choca con el techo y la pared redonda
y luego regresa a intervalos diferentes.
El Muro del Eco es el que rodea el Templo
de la Bóveda Imperial. Mide 3,72 m de altura, 0,9 m de grueso,
61,5m de diámetro y 193,2 m de perímetro. Fue construido
con ladrillos de fina confección y alta categoría. Cuando
uno habla frente a la pared, la lisa superficie refleja
la voz de varios modos diversos, y ello explica el por qué
se captan los sonidos claramente en el extremo opuesto del
muro como si se hablara por teléfono, a pesar de una distancia
de 60 m y las construcciones en medio. En la antigüedad
se solía asociar el fenómeno a la idea de una comunicación
entre el Cielo y el ser humano.
Asimismo, cuando alguien habla en voz baja
ante la Piedra del Corazón del Cielo, se oirán ecos en voz
alta, como respuestas provenientes de todas partes. Los
emperadores lo explicaban diciendo que se trataba de órdenes
sagradas provenientes del mismo cielo. Lo cierto, sin embargo,
es que las balaustradas alrededor del altar detienen el
sonido y lo devuelven de inmediato y con fuerza. El sonido
sólo demora 0,07 segundos desde que es emitido hasta que
lo devuelve el eco.
Todos estos ingeniosos diseños acústicos
aumentaron el misterio del Templo del Cielo, realzando su
carácter de sitio para ofrecer ofrendas ante el Dios del
Cielo.
Armoniosa relación entre la Naturaleza
y el ser humano
El diseño y el arte constructivo del Templo
del Cielo constituyen tesoros de la historia arquitectónica
mundial. Su armoniosa relación con el entorno natural, por
otra parte, encarna el antiguo concepto chino de promover
una relación cercana entre la Naturaleza y el ser humano.
El templo está rodeado por pinos y cipreses que durante
todo el año ostentan un atractivo color verde oscuro, color
que significaban respeto, memoria y rogativas en la antigua
china. Ello explica las amplias plantaciones de ambos árboles
en los altares, templos y mausoleos. “Al valorar el Templo
del Cielo, no podemos dejar a un lado su bosque”, afirma
Yang Zhenduo, ex-subdirector del parque del Templo del Cielo.
Sus 168 hectáreas forestales, con más de sesenta mil árboles,
de ellos más de 3.500 árboles antiguos, constituyen una
zona más repoblada de Beijing, y el templo desempeña un
papel muy importante en el mejoramiento del entorno ecológico,
la depuración del aire y la disminución del ruido.
El Templo del Cielo coadyuva a mantener una
mejor calidad del aire en toda la zona, una temperatura
inferior en cinco o seis grados a la del centro de la ciudad
en el verano y un 10% más en el nivel de humedad, con lo
cual se consiguen verdaderamente los principios de “la armoniosa
relación entre la Naturaleza y el ser humano” y “suprema
limpieza y suprema vastedad” que enarbolaban los antiguos
chinos. Al terminar su visita al lugar, el ex secretario
del Estado de EE.UU., Henry Kissinger dijo: “Para Estados
Unidos, no supone ninguna dificultad reproducir un Pabellón
de las Rogativas por las Buenas Cosechas, incluso varios,
pero estos antiguos cipreses no tienen igual.”
Recuperando la apariencia original
Hoy en día, el sitio ha pasado de ser un conjunto de templos-altares
a convertirse en uno de los mayores parques públicos de
la ciudad. A partir de 1971, se han aplicado los planes
del municipio de Beijing, que conllevaron varias reparaciones
y arreglos de gran magnitud en el Pabellón de las Rogativas
por las Buenas Cosechas, el Templo de la Bóveda Imperial
y sus construcciones adjuntas, así como las murallas en
fuera del Altar de la Terraza Circular. Conscientes de los
problemas surgidos con el tiempo, tales como deformaciones
en la base, el deterioro de las pinturas decorativas y los
daños en las tejas, el 21 de octubre de 2004 se acometió
otra reparación en el Pabellón de las Rogativas por las
Buenas Cosechas, así como en el Pabellón del Cielo Imperial
y los palacios a ambos lados del mismo, cubriendo 6.438
m² de superficie. Esta ha sido la obra de recuperación de
mayor inversión de la ciudad, la cual se incluyó en el Proyecto
de la Olimpiada Humanista. La sección del Pabellón de las
Rogativas por las Buenas Cosechas se concluirá en julio
del año siguiente, y el resto, el primero de septiembre
de 2006.
Otro punto de interés que se abrió al público el 20 de
septiembre del año pasado, fue el Museo de la Música Antigua
de China, otrora Departamento de Música Divina. En el pasado
fue un órgano gubernamental permanente con centenares de
músicos y bailarines, que se encargaban de interpretar música
durante las ceremonias rituales. Hasta la fecha, se ha abierto
al público más del 90 por ciento de la superficie del sagrado
altar antiguo.
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