MARZO
2005


El Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas del Templo del Cielo

Templo del Cielo,

sagrado altar de las ofrendas imperiales

Por LU RUCAI

Divirtiéndose en el Muro de Ecos Muy atraídos por el impresionante paisaje Un espectáculo de la música divina

El Templo del Cielo se sitúa al suroeste de la Ciudad Prohibida y estuvo dedicado durante las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911) a las ceremonias imperiales de oración y ofrendas de sacrificios a los Dioses del Cielo y la Tierra. Desde su construcción en 1420, se personaron en el lugar 22 emperadores para celebrar los solemnes actos rituales. Al principio, se le bautizó como el Templo del Cielo y la Tierra. Sin embargo desde el año 1530, cuando se levantó en el norte de la capital de Beijing otro Templo de la Tierra, recibió su nombre actual y se convirtió en sitio específico de ofrendas de sacrificios al Cielo y de rogativas por las  buenas cosechas. Con 2,7 millones de m² de superficie total, el Templo del Cielo es el mayor de su genero existente en China y es tres veces más grande que el Palacio Imperial. Es decir, ni siquiera el monarca – al que se le llamaba generalmente “hijo del Cielo” – se atrevía a contar con palacios iguales al del Cielo. De igual forma, y aunque en los cuatro puntos cardinales de Beijing están ubicados el Templo de la Tierra (norte), del Cielo (sur), del Sol (este) y de la Luna (oeste), el Templo del Cielo, sin duda alguna, descuella como el más majestuoso y espléndido.

Turistas entusiastas

En 1998, la UNESCO incluyó la obra en su lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad, concediéndole la siguiente referencia: el templo se construyó en la primera mitad del siglo XV. Se trata de un jardín imperial rodeado por antiguos pinos y un conjunto de templos-altares bien conservado. Tanto en su diseño general como en las construcciones particulares se ponen de manifiesto la relación entre el cielo y la tierra, núcleo de la cosmología de la antigua China, así como la función especial de los emperadores y su corte en esta relación. Al mismo tiempo, los arqueólogos y arquitectos chinos lo elogian como una obra maestra sin par en China y en todo el mundo.

El pensamiento rector de la construcción

Las dos murallas que circundan el templo lo dividen en dos partes: la interior y la exterior. El Templo del Cielo a que nos referimos en general se trata de la primera. Los antiguos chinos creían que el firmamento era semiesférico y que el mismo cubría la tierra cuadrada, por eso en su parte norte la muralla se extiende en forma redonda, simbolizando el cielo, mientras que el muro es rectangular en el sur, pues el mismo representa la tierra. Por el oeste y el este las paredes están cortadas en dos ángulos rectos. Las construcciones principales del templo se alinean a lo largo de su eje Norte-Sur y cada una es protegida por el muro. Un puente llamado Escalinata Roja, de 30 m de ancho y 360 m de largo, conecta los dos grupos constructivos principales, a saber, el Altar de la Terraza Circular y el Altar para las Rogativas por las Buenas Cosechas. El extremo norte del puente es 4,5 m más alto que el extremo sur, a fin de hacer sentir al visitante la sensación de que estás subiendo, a la vez que se realza la solemnidad de las ceremonias.

El interior del Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas

El Altar de la Terraza Circular se sitúa en el sur y cubre 44,66 hectáreas de extensión comprendiendo el altar, la puerta de Lingxing, Templo de la Bóveda Imperial del Cielo y los quioscos. Cada solsticio de invierno, el lugar fue donde tuvieron lugar las ceremonias de ofrecer sacrificios al Dios del Cielo. En el norte, el Altar de las Rogativas por las Buenas Cosechas abarca principalmente el pabellón homónimo, el Pabellón del Cielo Imperial, quioscos y una larga  galería, que ocupan 72,34 hectáreas de terreno. En primavera, se celebraban aquí las ceremonias para pedir buen tiempo todo el año y  buenas cosechas. Otra construcción importante es el Pabellón de Ayunos formado por el palacio principal y el palacio dormitorio, donde el emperador se sometía a la depuración antes de las ceremonias. En el día del acto, mientras el emperador abandonaba el Pabellón de Ayunos, se tocaban campanas para anunciar el inicio de las ceremonias. Las mismas doblaban hasta que el emperador llegaba al Altar de la Terraza Circular. Una vez concluida la ceremonia, se escuchaban de nuevo las campanadas.

 Los emperadores solían bajar de su palanquín en la Puerta Occidental, para luego proceder a pie al Altar de la Terraza Circular. Esta consiste en una plataforma de mármol blanco de tres pisos. En el centro del piso superior hay una losa circular, llamado Piedra de Corazón del Cielo, y a su alrededor se ubican nueve círculos de losas en forma de abanico, en representación de los nueve niveles del cielo, que son, de abajo hacia arriba, el cielo del sol, de la luna, de Venus, de Júpiter, de Mercurio, de Marte, de Saturno, de las 28 constelaciones y del Dios de Cielo. Durante las ceremonias sacrificiales, se colocaba la tabla del Dios del Cielo en la Piedra de Corazón y se levantaba una tienda de seda azul. Según los chinos antiguos, el cielo pertenecía al Yang, así como el número impar, y la tierra al Yin,  así como el número par – el Yin y el Yang son los dos principios que rigen la antigua filosofía china. El Yang es el principio masculino, activo y positivo, y el Yin, su contrario-. El nueve, como mayor número impar, fue utilizado repetidamente aquí para simbolizar el infinito y el carácter supremo del cielo. En total hay 27 círculos de losas en los tres pisos del altar, o sea, 9 círculos para cada piso. En cada círculo la suma de las losas es siempre un múltiplo de nueve. Es decir, el primer círculo se compone de 9 losas, el segundo, de 18, el tercero de 27 y el noveno, de 81. De este modo se usaron en el altar 3.402 losas en forma de abanico.

El Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas es la  construcción predominante en la parte norte del templo, y data del año 1420, el decimoctavo año del reinado del emperador Yongle de la dinastía Ming. Al principio se llamaba el Templo de Da Si (de la Gran Ofrenda). En 1545, por orden del emperador Jia Jing, se desarmó totalmente.  En el lugar se construyó otro pabellón que en la forma actual y se conoce como Templo de Da Xiang (de la Gran Oblación). Durante la dinastía Qing, el mismo sirvió como sede de ceremonias para pedir buenas cosechas. A partir de 1751 recibió su nombre de hoy. En 1889, un rayo lo redujo a cenizas con lo cual el aroma del sándalo, principal material utilizado en edificación, se diseminó en varios kilómetros a la redonda. Al año siguiente se le restauró.

Se trata de una obra circular de 33 metros de altura y 24,2 m de diámetro, con triple tejado cerámico vitrificado. De abajo hacia arriba, el tejado se reduce gradualmente y queda rematado por una bola dorada en la cúpula. En un principio, los tres niveles del tejado, de arriba hacia abajo, estuvieron coloreados, respectivamente, de azul, amarrillo y verde, en representación del cielo, el monarca y el pueblo. En el año 1752, el decimoséptimo del reinado de Qianlong, se pintó del mismo azul oscuro. Esta majestuosa edificación, basada en tres niveles de plataforma de mármol blanco de 6 m de altura, fue  construida totalmente de madera, pero sin las vigas, los clavos, ni las armaduras de acero o cemento, siguiendo pautas arquitectónicas de profunda raigambre china. Todo el techo está sostenido por 28 columnas. Las cuatro centrales, que simbolizan las cuatro estaciones del año, miden 19,2 m de altura. A su alrededor, las restantes 24 columnas dispuestas en dos círculos concéntricos, representan en conjunto los 24 períodos climáticos del año lunar, según el antiguo calendario chino. Además, las 12 interiores representan los 12 meses del año y las 12 del exterior, las 12 divisiones del día en la antigüedad.       

Curiosos fenómenos acústicos

Situado al norte del Altar de la Terraza Circular, el Templo de la Bóveda Imperial cuenta con su palacio principal y salas laterales. Al pasar por delante del templo, si uno se detiene en la tercera losa y habla hacia dentro del palacio, enseguida oirá tres ecos claros. Este fenómeno del sagrado lugar donde se guarda la tabla del Cielo recuerda al público el dicho de que “Incluso los susurros casuales, suenan como truenos a los oídos del Cielo,” de ahí que el sitio se conozca como Losa del Triple Eco, o Losa de Truenos a Oídos del Cielo. En realidad, el efecto se produce debido a que la tercera losa, la puerta y el techo del palacio se sitúan en la misma hipotenusa de un triangulo recto. La voz pasa por la puerta abierta, choca con el techo y la  pared redonda y luego regresa a intervalos  diferentes.

El Muro del Eco es el que rodea el Templo de la Bóveda Imperial. Mide 3,72 m de altura, 0,9 m de grueso, 61,5m de diámetro y 193,2 m de perímetro. Fue construido con ladrillos de fina confección y alta categoría. Cuando uno habla frente a la pared, la lisa superficie refleja la voz de varios modos diversos, y ello explica el por qué se captan los sonidos claramente en el extremo opuesto del muro como si se hablara por teléfono, a pesar de una distancia de 60 m y las construcciones en medio. En la antigüedad se solía asociar el fenómeno a la idea de una comunicación entre el Cielo y el ser humano.

Asimismo, cuando alguien habla en voz baja ante la Piedra del Corazón del Cielo, se oirán ecos en voz alta, como respuestas provenientes de todas partes. Los emperadores lo explicaban diciendo que se trataba de órdenes sagradas provenientes del mismo cielo. Lo cierto, sin embargo, es que las balaustradas alrededor del altar detienen el sonido y lo devuelven de inmediato y con fuerza. El sonido sólo demora 0,07 segundos desde que es emitido hasta que lo devuelve el eco.

Todos estos ingeniosos diseños acústicos aumentaron el misterio del Templo del Cielo, realzando su carácter de sitio para ofrecer ofrendas ante el Dios del Cielo.

Armoniosa relación entre la Naturaleza y el ser humano

El diseño y el arte constructivo del Templo del Cielo constituyen tesoros de la historia arquitectónica mundial. Su armoniosa relación con el entorno natural, por otra parte, encarna el antiguo concepto chino de promover una relación cercana entre la Naturaleza y el ser humano.

El templo está rodeado por pinos y cipreses que durante todo el año ostentan un atractivo color verde oscuro, color que significaban  respeto, memoria y rogativas en la antigua china. Ello explica las amplias plantaciones de ambos árboles en los altares, templos y mausoleos. “Al valorar el Templo del Cielo, no podemos dejar a un lado su bosque”, afirma Yang Zhenduo, ex-subdirector del parque del Templo del Cielo. Sus 168 hectáreas forestales, con más de sesenta mil árboles, de ellos más de 3.500 árboles antiguos, constituyen una zona más repoblada de Beijing, y el templo desempeña un papel muy importante en el mejoramiento del entorno ecológico, la depuración del aire y la disminución del ruido.

El Templo del Cielo coadyuva a mantener una mejor calidad del aire en toda la zona, una temperatura inferior en cinco o seis grados a la del centro de la ciudad en el verano y un 10% más en el nivel de humedad, con lo cual se consiguen verdaderamente los principios de “la armoniosa relación entre la Naturaleza y el ser humano” y “suprema limpieza y suprema vastedad” que enarbolaban los antiguos chinos. Al terminar su visita al lugar, el ex secretario del Estado de EE.UU., Henry Kissinger dijo: “Para Estados Unidos, no supone ninguna dificultad reproducir un Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas, incluso varios, pero estos antiguos cipreses no tienen igual.”

Recuperando la apariencia original

Hoy en día, el sitio ha pasado de ser un conjunto de templos-altares a convertirse en uno de los mayores parques públicos de la ciudad. A partir de 1971, se han aplicado los planes del municipio de Beijing, que conllevaron varias reparaciones y arreglos de gran magnitud en el Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas, el Templo de la Bóveda Imperial y sus construcciones adjuntas, así como las murallas en fuera del Altar de la Terraza Circular. Conscientes de los problemas surgidos con el tiempo, tales como deformaciones en la base, el deterioro de las pinturas decorativas y los daños en las tejas, el 21 de octubre de 2004 se acometió otra reparación en el Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas, así como en el Pabellón del Cielo Imperial y los palacios a ambos lados del mismo, cubriendo 6.438 m² de superficie. Esta ha sido la obra de recuperación de mayor inversión de la ciudad, la cual se incluyó en el Proyecto de la Olimpiada Humanista. La sección del Pabellón de las Rogativas por las Buenas Cosechas se concluirá en  julio del año siguiente, y el resto, el primero de septiembre de 2006. 

Otro punto de interés que se abrió al público el 20 de septiembre del año pasado, fue el Museo de la Música Antigua de China, otrora  Departamento de Música Divina. En el pasado fue un órgano gubernamental permanente con centenares de músicos y bailarines, que se encargaban de interpretar música durante las ceremonias rituales. Hasta la fecha, se ha abierto al público más del 90 por ciento de la superficie del sagrado altar antiguo.

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