MARZO
2005


Puros en China

Por nuestro reportero HUA SHAJUN

Robaina, cultivador de tabaco (veguero) de Cuba, observa una escultura que reproduce su figura, la cual ha sido realizada con hojas de tabaco.

El húmedo clima del caribe y Centro América, así como su frondosa vegetación, crean las condiciones ambientales para producir varias supermarcas mundiales de cigarros. Desde hace más de 500 años, en atención a lo complicado de su manufactura y estricto ritual de uso, el puro ha quedado como artículo de lujo, que ha devenido sinónimo de poder e identidad. En China, país cada día más abierto al exterior, el cigarro comienza a atraer la atención de cada vez más ciudadanos.

Los magnates del puro penetran en China

Hoy día, aunque la mayor parte de los puros se consumen en países de Europa y las Américas, la parte continental de China es percibida como el mayor mercado futuro por parte de  las compañías tabacaleras transnacionales. Se trata de un mercado de 350 millones de fumadores, mucho más que la población total de EE.UU.

Una torcedora cubana demuestra la técnica de enrollado de la hoja de tabaco en el mercado.

Eric Piras, vicepresidente del departamento de desarrollo comercial de la quinta compañía de tabacos del mundo, Altadis, confía en que los fumadores chinos llegarán a gustar de los puros. En los últimos años Piras ha introducido en Asia el cigarro Don Diego, de la República Dominicana, y la Flor de Honduras. A su entender, el acelerado desarrollo económico de la región ha dado origen a una nueva clase de millonarios. Así las cosas, China será el próximo país consumidor de puros.

Piras tiene por objetivo asimismo importar cigarros desde Cuba, la República Dominicana y Honduras. El problema consiste en que el cigarro resulta un tanto fuerte para los fumadores chinos, acostumbrados por años al cigarrillo.

Para Altidas uno de los medios de llegar al mercado chino es promover puro con aroma artificial de precio económico. Aunque el sabor de éste no es el mismo que el del puro manufacturado a mano, es probable que tenga una buena acogida entre fumadores de los países y regiones asiáticos.

Este puro, que entre otros olores, destila el de la vainilla y el coñac, ha tenido muy buenas ventas en los dos años pasados. En Taiwan la venta aumenta a razón de dos dígitos, mientras que los miembros de clubes honkoneses, con edades que oscilan entre 20 y 30 años,  empiezan a aficionarse a la magia del puro.

Un empresario cubano hace una demostración de la elaboración manual de puros en la VIII Feria de Inversión y Comercio de China

Un 96 por ciento de los puros que hoy se comercializan en el  mundo son fabricados por máquinas, mientras que sólo un 4 por ciento son hechos a mano. Estos últimos son considerados de alta categoría. Sus ventas actuales frisan los 400 millones de unidades al año. Es precisamente el cigarro arrollado a mano el que Piras quiere vender en el mercado chino, no sólo por su símbolo como artículo de  lujo sino por sus fabulosos beneficios. Con tal fin, abrió salones de puro de alta categoría en los hoteles Corad  y Sheraton de Hong Kong, donde se proporcionan muestras con el fin de desarrollar la cultura del tabaco y ampliar los negocios. “Al igual que suceden con las comidas y bebidas, una vez que la gente lo pruebe se sentirá atraída”, dijo Piras.

La compañía Habanos ha conseguido la autorización del gobierno cubano para desarrollar negocios con todas las marcas cubanas de habanos. El vicepresidente de la firma, García, manifestó que ellos se han percatado del gran potencial de mercado chino. “El acelerado desarrollo económico de China atrae cada día a más extranjeros. Entre ellos figuran inversionistas con un fuerte poder adquisitivo, y empresarios que quieren explotar el mercado chino. Los exportadores cubanos de habanos pertenecen a los últimos”. Y agrega: “Históricamente China ha tenido una población numerosa. Los fumadores se encuentran por todas partes. Nuestra compañía ha fijado sus esperanzas en la recién surgida clase millonaria de China y queremos empezar por ellos”.

En noviembre de 2004 Habanos abrió su primera sucursal en Beijing. Cohibas, rey del habano, se vende a 25 dólares por unidad, precio equivalente a una cuarta parte del salario promedio mensual del obrero chino.

“A la clase nueva millonaria china le gusta ostentar su fortuna. Sabemos que es imposible vender 1.300 millones de cigarros por año en China, pero tenemos confianza en la gran potencialidad de este mercado. Si los puros, con sus altos precios, no consiguen acaparar la atención de los chinos, al menos, podremos contar con los consumidores extranjeros ricos que trabajan en China”, señala García.

Davidoff, otra marca famosa de habanos tampoco quiere quedarse atrás. En junio de 2004, aspirando a la perfección, Davidoff abrió su primera tienda en el Hotel Gran Hyatt de Beijing, la tienda número  48 de esa marca en el mundo. El doctor Reto Cina, quien antes no prestaba atención al mercado asiático, se presentó en la inauguración de la tienda y se entrevistó con los millonarios chinos. Al mismo tiempo Davidoff abrió sucursales en Shanghai y Guangzhou.

En el presente en grandes urbes como Beijing y Shanghai se puede comprar puros de marca mundiales. Aunque no hay gran variedad todavía, el cigarro ha comenzado su avance en la sociedad china, como emblema de alta calidad de vida.

¿Quién lo fuma?

Gong Yujie es agente de Davidoff y coordinadora de mercado de la Compañía Limitada de Comercios de Piezas de Tabaco y Puros. Según sus palabras, los consumidores en China se clasifican en los siguientes tipos: 1. Extranjeros, sobre todo europeos y norteamericanos, acostumbrados a fumar puros en su país y a lidiar con toda la parafernalia tabacalera; 2. Los directores y patrones ricos de las empresas; 3. Las personas calificadas y talentosas que suelen  probar puros por necesidad de comunicación y de trabajo, y que  tienen algún conocimiento al respecto; 4. Los jóvenes deseosos de experimentar los nuevos conceptos y cosas y son capaces de consumir.

Según la Sra. Gong, la clase media de China todavía no tiene la disposición  de fumar puros todo el año. “Definimos la clase media partiendo de que sus ingresos anuales varían entre 100.000 y 150.000 yuanes. Es un grupo de personas con vida modestamente acomodada, pero no constituyen el ideal de consumidores de puros. En la actual China la gente capaz de fumar puros todo el año pertenece a la clase rica y poderosa”. Se considera que el ingreso anual de la persona rica y poderosa debe sobrepasar un millón de yuanes, nivel salarial equivalente al ingreso de la clase media de EE.UU. Una encuesta realizada por la Compañía Internacional de EE.UU. entre sus clientes muestra que los principales consumidores son hombres de entre 35 y 55 años, con un ingreso familiar promedio de 110.000 dólares.

“Normalmente ellos consumen puros en bares de alta categoría y tienen su propio círculo social”, indica Sra. Gong.

Shao Donglai, primer vicepresidente de PricewaterhouseCopper de Francia en Asia, es uno de éstos últimos. Para no afectar a los niños, el Sr. Shao nunca fuma en casa; tampoco tiene colección de puros. En su tiempo libre va a los bares a fumar con los ricos.

Shao lleva más de 20 años dedicándose a la industria hostelera. Según sus palabras, el puro es el símbolo de la vida de alta calidad. Cuando un fumador convierte su gusto por los cigarros en una afición, significa que su nivel de vida se ha elevado al menos a medio  grado por encima. En China un empleado de “cuello blanco” o de “cuello azul” no es capaz de consumirlo por mucho que le atraiga. Un habano Davidoff vale entre 200 y 300 yuanes, equivalente a los gastos de una noche de alojamiento en un hotel. Si cada día consume 3 ó 4 Davidoffs, el gasto diario en puros será de mil yuanes, a lo que se suma un juego de piezas de más de 100.000 yuanes; es imposible para la clase salarial normal.

Lo que más sorprende a Shao es que muchos chinos recién enriquecidos han hecho el tránsito de la noche a la mañana. Para ostentar ante otros que “tengo dinero”, fuman puros de alta categoría y bebe vinos carísimos. “Les he visto pedir botellas de vino de más de 10.000 yuanes. Pero la forma de beber me hace dudar que estén disfrutando realmente”, estima Shao. Y nota: “En Europa, el vino de alta calidad se vende por copas. Sólo algunos chinos lo beben  opíparamente. Lo más probable es que sólo deseen ostentar”.

Shao considera que el acelerado desarrollo económico y el gran progreso en la vida material y la aspiración a una vida abundante constituyen en motivos detrás de este fenómeno. Los chinos tienen sobre sí una gran presión social. Para la próxima generación quedará alcanzar la racionalidad, cuando los que pueden hoy se hayan hartado de consumir.

El sistema de monopolio de tabaco multiplica el contrabando

Antes, en la populosa calle de los bares de Sanlitun en Beijing solía verse a algunas chicas promoviendo bebidas  extranjeras. A ellas se han sumado ahora las promotoras de cigarros. Una chica ataviada adecuadamente con una caja de metal en la mano pregunta con voz baja: “Sr. ¿quiere un habano?” Entre los puros figuran el Villige, el N.º 1 y el N.º 2 de Cuba. La chica explica con lujo de detalles: “Este se llama Romeo y Julieta, importado desde Cuba, a  260 yuanes por unidad.” Aquí usted puede comprar puros por precios mucho más bajos que en los hoteles o tiendas de monopolio.

En otras ciudades chinas como Shenzhen y Chendu también existe este problema. En dicho sector el contrabando es un tema que nadie quiere abordar. “En Beijing, Shenzhen, Guangzhou y Zhuhai, el contrabando ocupa un 90 por ciento del total. En Shanghai, ese porcentaje es poco bajo”, según un experto. “Vete a un bar de puros. Si el camarero te dice que cuentan con toda la variedad, hay un 80 a 90 por ciento de posibilidades de que se trate de contrabando”. El precio de un puro es de 100 yuanes. Tras pasar por Aduanas y varios canales, sube a 250 yuanes cuando llega a la mano de los consumidores. “El precio de contrabando es una tercera parte más barato que el impuesto por el canal oficial”, manifiesta otro experto. “Además del factor del precio, aduce, el sistema de monopolio de tabaco también crea espacios para el contrabando”.

El experto explica: según las reglas, en China, la venta de puro necesita la licencia del monopolio del tabaco. Ahí está el ejemplo de Shanghai, el mayor mercado de consumidores de puros, donde  sólo se emiten 25.000 licencias. Y aquí está el problema: los supermercados y las pequeñas tabaquerías que lograron licencia han dejado de ser desde hace tiempo el sitio que frecuentan los fumadores de puros; y por  otra parte, los bares recién abiertos donde acuden los fumadores no consiguen licencia.

De tal suerte, dichos bares devienen expendios de contrabando, donde se vende la mercancía a precios bajos entre jóvenes de “cuello blanco” y artistas que no tienen capacidad para gastarse una fortuna por el placer de una fumada.

n