
Fan
Guorong, el viejo cigarrero del Presidente Mao
 
El señor Fan Guorong, que hoy cuenta con 84 años de edad,
empezó a aprender el arte de liar cigarrillos a los 12 años
de edad, llegando a convertirse en el maestro cigarrero
más joven en la provincia de Sichuan, a los 15 años. Desde
la década de los cuarenta del siglo pasado, se dedicó a
la confección de cigarros, habilidad que con el paso del
tiempo le ganó el mote de “anciano de los cigarros”.
Fan
Guorong atesora hoy una foto en un marco dorado, misma que
ha hecho de su sencilla existencia una vida legendaria.
En la foto el Presidente Mao lleva uniforme del diario en
la tribuna de la Plaza Tian’anmen. Lo más llamativo de la
instantánea es un grueso cigarro de color marrón oscuro
a punto de soltar las cenizas, pero que no se caen, sostenido
entre los dedos del Presidente.
 
En una tarde espléndida del año 1965, el mariscal He Long
elogió el buen sabor del cigarro que estaba fumando. El
Presidente Mao, al encender uno y probarlo, se sintió atraído
por el sabor puro del cigarro de la región sichuanesa de
Shifang, al cual se aficionó hasta no poder prescindir del
mismo. Desde entonces y por espacio de diez años, el señor
Fan hizo los cigarros del Presidente Mao y de los altos
dirigentes del país.
En
1971, atendiendo a motivos de seguridad y teniendo en cuenta
lo complicado de la técnica para la fabricación de los cigarrillos,
Fan fue enviado a Beijing, donde continuó atendiendo los
apremios tabaquistas de Mao Zedong y otros dirigentes, trabajando
en un sencillo taller ubicado en un patio siheyuan
típicamente beijinés. La materia prima fundamental provenía
de Sichuan. En aquel entonces se producían de 15 a 20 cajas
de cigarrillos liados a mano por mes. O sea, que cada obrero
sacaba de 20 a 30 unidades diariamente. Estos cigarros eran
todos de la misma calidad y el mismo precio (9 yuanes por
caja) que los de Sichuan y nada los hacía especiales. Los
dirigentes, que a la sazón percibían unos 300 yuanes de
salario máximo, también tenían que sacar de ese sueldo para
pagar el vicio.
Este
anciano experto en técnicas tabacaleras, solía valerse de
tabaco tipo mao y liu como materia prima.
El liu es puro y ligero, mientras el mao tiene
sabor fuerte. Después de encenderse, estas hojas de solanáceas
se ponen blancas y no caen. El tabaco deja un leve frescor
en la garganta del fumador. Generalmente, de cada 25 kilos
de tabaco sólo se aprovechan cinco para la producción, los
cuales deben pasar por diez complicados pasos, a saber,
vaporización en caldera, remojo en agua fría y caliente,
rociado doble con una especia hecha con raíz de regaliz,
canela china y aguardiente local. El cigarro hecho por Fan
y sus colegas es duro en el exterior y suave en el interior
y después de encenderlo nunca se apaga, como bien pudieron
comprobar durante varios años Presidente Mao y otros dirigentes.
Con
el fallecimiento del Presidente Mao, en 1976, se interrumpió
la fabricación de cigarros, por lo que Fan se trasladó a
la Fábrica de Tabaco de Beijing. El hoy jubilado maestro
Fan regresó a su pueblo natal y con frecuencia se presenta
en la fábrica local para enseñar su técnica a los obreros
de las nuevas generaciones.
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