MARZO
2005


Fan Guorong, el viejo cigarrero del Presidente Mao

 

 

El señor Fan Guorong, que hoy cuenta con 84 años de edad, empezó a aprender el arte de liar cigarrillos a los 12 años de edad, llegando a    convertirse en el maestro cigarrero más joven en la provincia de Sichuan, a los 15 años. Desde la década de los cuarenta del siglo pasado, se dedicó a la confección de cigarros, habilidad que con el paso del tiempo le ganó el mote de “anciano de los cigarros”.

Fan Guorong atesora hoy una foto en un marco dorado, misma que ha hecho de su sencilla existencia una vida legendaria. En la foto el Presidente Mao lleva uniforme del diario en la tribuna de la Plaza Tian’anmen. Lo más llamativo de la instantánea es un grueso cigarro de color marrón oscuro a punto de soltar las cenizas, pero que no se caen, sostenido entre los dedos del Presidente.

En una tarde espléndida del año 1965, el mariscal He Long elogió el buen sabor del cigarro que estaba fumando. El Presidente Mao, al encender uno y probarlo, se sintió atraído por el sabor puro del  cigarro de la región sichuanesa de Shifang, al cual se aficionó hasta no poder prescindir del mismo. Desde entonces y por espacio de diez años, el señor Fan hizo los cigarros del Presidente Mao y de los altos dirigentes del país.

En 1971, atendiendo a motivos de seguridad y teniendo en cuenta lo complicado de la técnica para la fabricación de los cigarrillos, Fan fue enviado a Beijing, donde continuó atendiendo los apremios tabaquistas de Mao Zedong y otros dirigentes, trabajando en un sencillo taller ubicado en un patio siheyuan típicamente beijinés. La materia prima fundamental provenía de Sichuan. En aquel entonces se producían de 15 a 20 cajas de cigarrillos liados a mano por mes. O sea, que cada obrero sacaba de 20 a 30 unidades diariamente. Estos cigarros eran todos de la misma calidad y el mismo precio (9 yuanes por caja) que los de Sichuan y nada los hacía especiales. Los dirigentes, que a la sazón percibían unos 300 yuanes de salario máximo, también tenían que sacar de ese sueldo para pagar el vicio.

Este anciano experto en técnicas tabacaleras, solía valerse de tabaco tipo mao y liu como materia prima. El liu es puro y ligero, mientras el mao tiene sabor fuerte. Después de encenderse, estas hojas de solanáceas se ponen blancas y no caen. El tabaco deja un leve frescor en la garganta del fumador. Generalmente, de cada 25 kilos de tabaco sólo se aprovechan cinco para la producción, los cuales deben pasar por diez complicados pasos, a saber, vaporización en caldera, remojo en agua fría y caliente, rociado doble con una especia hecha con raíz de regaliz, canela china y aguardiente local. El cigarro hecho por Fan y sus colegas es duro en el exterior y suave en el interior y después de encenderlo nunca se apaga, como bien pudieron comprobar durante varios años Presidente Mao y otros dirigentes.

Con el fallecimiento del Presidente Mao, en 1976, se interrumpió la fabricación de cigarros, por lo que Fan se trasladó a la Fábrica de Tabaco de Beijing. El hoy jubilado maestro Fan regresó a su pueblo natal y con frecuencia se presenta en la fábrica local para enseñar su técnica a los obreros de las nuevas generaciones.

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