Haciendo
negocios a
lomo
de caballo
Por
MARK GODFREY (Irlandés)
 
Las relaciones de los chinos con los caballos
tienen larga historia. Las antiguas figuras funerarias con
figuras de caballos nos permiten evocar las hazañas de los
antepasados de la dinastía Qin; son numerosas las imágenes
de equinos en las cerámicas barnizadas de tres colores de
la dinastía Tang; en el siglo XIII la etnia mongola unificó
las planicies centrales gracias al arrollador avance de
su valiente caballería. Muchos de los fundadores de la Nueva
China evidenciaron asimismo su atracción por el noble bruto.
Pero a pesar de ello, la equitación apenas si comenzó a
mostrarse en China en el siglo pasado. Es en las postrimerías
de la centuria que los chinos ricos empiezan a admirar e
imitar las aficiones de los occidentales, entre ellas el
golf, el tenis y la equitación. Es decir, la mayoría de
los chinos no ha tenido experiencia alguna en la monta
de caballos. No obstante, según crece la presencia de clubes
hípicos en las ciudades chinas más importantes, así aumenta
la cifra de chinos interesados en este deporte.
Clubes hípicos de reciente aparición
Los precios de entrada a los clubes de equitación chinos
son altos en comparación con otros países. Para un asalariado
no es precisamente edificante pagar 200 yuanes por hora
como promedio para ser aceptado en estos sitios. Si tomamos
como ejemplo a un obrero de la construcción, cuyo salario
mensual frisa en los 600 yuanes, debemos dar por descontado
que no lo veremos tratando de convertirse en jinete. Lo
cierto es que ni siquiera en Alemania y Francia son tal
altos los desembolsos por este concepto. En una la zona
conocida como área de equitación del oeste de Irlanda, se
encuentra la Escuela de Hipismo Claremorris, cuyo precio
por hora es de 15 euros, equivalente a 150 yuanes. Un responsable
del Club de Equitación Tianxing de Beijing indicó que en
su club los caballos son importados de Australia, lo cual
supone un alto coste. Por otro lado, “Nuestros entrenadores
del Club han recibido formación en el Harpury College, célebre
instituto del sector de Inglaterra”. Dicha escuela también
se encarga de formar a los funcionarios y empleados de este
deporte para los Juegos Olímpicos de 2008.
Del 19 al 20 de Septiembre de 2003 se celebró el Campeonato
Internacional de Equitación de Beijing en el Centro de Hipismo
Sunny Valley, situado al lado de la Gran Muralla del distrito
Yanqing. Un grupo de 36 concursantes provenientes de Corea
del Sur, Japón, Malasia y Filipinas participaron en la competición.
La celebración del Campeonato realizada bajo la supervisión
de la Alianza de Equitación de Asia, ha certificado que
Beijing tiene las condiciones para organizar la competición
de hipismo en 2008. Los funcionarios de la Asociación Internacional
del Hipismo viajaron especialmente de Ginebra a Beijing
para asistir al proceso de organización. Alrededor de mil
espectadores, seleccionados entre los aficionados, presenciaron
las competiciones. La carrera de obstáculos constituyó el
plato fuerte del evento.
El desarrollo de clubes como el de Tianxing permite avizorar
la prosperidad futura de este deporte en China. Cada fin
de semana los clubes se ven atestados de público, en especial
jinetes profesionales y chicos que recién se inician en
la actividad. También algunos extranjeros que viven en chalets
y departamentos cercanos. La mayoría de los jinetes son
hijos de millonarios. “La cifra de lugareños sobrepasa la
de extranjeros”, señala el gerente del Club, Michelle, advirtiendo
que los aficionados de cerca de 30 años de edad constituyen
el grueso de los jinetes hábiles. “Tenemos buen negocio”,
indica Michelle. El Club Tianxing, al que numerosas compañías
foráneas escogen como sede para sus actividades sociales,
suele organizar competiciones para alumnos de 15 países.
En sus promociones comerciales en revistas de ocio, Tianxing
aparece como un sitio donde pululan coches y jeeps aparcados
en garajes, como símbolo de la época de oro del hipismo
chino.
Los equipos del Club son altamente costosos, a pesar de
que en el presente la mayoría de los jinetes utilizan equipos
fabricados en China. La compañía Troxel, especializada en
artículos de este tipo, ha trasladado su producción a China.
Fundada en 1898, la firma ha proporcionado por largo tiempo
los cascos para los equipos olímpicos de ciclismo y equitación
de EE.UU. En fecha reciente, Troxel elaboró una serie de
gorras Orion, de tipo multifuncional, tras acometer una
serie de renovaciones técnicas, en una base cerca de Shanghai.
Richard Timms, primer director ejecutivo de Troxel destacó
la posibilidad de que dentro de un futuro cercano se vendan
dichas gorras en China.
En la China actual es difícil dar con caballos de buena
raza. La mayoría de los clubes importan las cabalgaduras
de Australia, o traen las que han sido retiradas de las
carreras en Hong Kong y Macao. Si se espera a desarrollar
miles de sementales, como lo hacen en las granjas de Europa
y América, habría que esperar un tiempo demasiado largo
para contar con una reserva de potros. Los caballos de Mongolia
Interior son ligeros y de pequeño esqueleto. En nuestro
país no se ven caballos gigantescos como los occidentales.
Crianza de caballos de carrera en ciernes
Del desempeño de los jinetes chinos en
las carreras mundiales dependerá en buena medida el futuro
de la actividad hípica en China, para lo cual el país
ha dedicados ingentes recursos, en la esperanza de que diversas
actividades se desarrollen a la sombra de este deporte.
En la parte continental de China, están prohibidas las apuestas
a las patas de un caballo. No obstante, en Hong Kong y Europa
se obtienen fabulosos beneficios con las mismas. Hace tres
años que el Hipódromo Tongshun de Beijing (Beijing Jockey
Club) abrió sus puertas. Hoy es el mayor hipódromo de China,
con la mayor cantidad de caballos (mil potros de raza).
Kevin Connolly es su primer domador e instructor. Bajo su
dirección hay más de 900 personas, de ellas, seis domadores
extranjeros. El Hipódromo, ubicado en el distrito de Tongzhou,
en el este de Beijing, dispone de 160 hectáreas y tres rutas
de carrera (la más larga es de 2,5 kilómetros). Los caballos
sementales provienen principalmente de Australia y algunos
de Irlanda, Inglaterra y EE.UU. La principal inversionista
del Hipódromo es una empresa hongkonesa. Kevin, un hombre
rubio de baja estatura y fornido, nos dice: “este podría
ser el mayor hipódromo del mundo. A los chinos les seducen
las apuestas de todo tipo. Esperamos que en algún momento
se revoque la ley que hoy las veta. La cuantiosa inversión
que hemos hecho aquí es una manera de adelantarnos a los
acontecimientos”.
Al visitar al Hipódromo a finales del verano de 2004, este
redactor reparó en el verdor del césped en las vías de carrera,
gracias a la abundante irrigación. Quienes asisten a las
carreras pueden comprar billetes que contienen un número
según el caballo que cada cual considera será el ganador.
Si el caballo seleccionado triunfa, se cambia el billete
en efectivo. Desde la ciudad al Hipódromo hay un tramo
de apenas media hora, que algunos cubren en auto y otros
en bicicleta. En el sitio pude ver a varios ancianos estudiando
detalladamente las carreras y discutiendo sobre la compra
del billete de 20 yuanes cada uno.
Como prueba de que los chinos mantienen
la tradición del deporte hípico, los jinetes profesionales
chinos han ido sustituyendo a los extranjeros invitados.
Kevin Connolly señala que los jinetes chinos aprenden con
mucha rapidez y afán. En su mayoría provienen de la región
autónoma de Mongolia Interior y de la provincia de Zhejiang,
dos lugares famosos por la cultura hípica. Connolly afirma
que tras conseguir el permiso oficial han logrado desarrollar
una industria hípica completa, que va desde la crianza y
la venta de caballos hasta la participación en competencias,
lo que les otorga ventaja sobre otros hipódromos menos dotados.
Los éxitos logrados en la primera etapa llenan a Kevin de
plena confianza en su causa.
También en Guangzhou y Wuhan se han establecido
las nuevas rutas de carrera. Las de la linda ciudad costera
de Dalian se ubican en una zona turística donde el precio
del suelo es considerablemente caro. Allí la construcción
costó más de 500 millones de dólares.
Según los historiadores, el deporte hípico
de nuestro país se remonta a la dinastía Han (hace más de
dos mil años) y mantuvo su desarrollo hasta la dinastía
Qing (1644—1911). Las actividades comerciales aparecieron
a mediados del siglo X en Shanghai promovidas por los diplomáticos
extranjeros, que las llevaron a Beijing y Tianjin, donde
numerosos interesados asistieron a las actividades. En los
cinco años que restan hasta 2010, el hipismo se deberá desarrollar
a un ritmo impetuoso.
Situada
dentro del zoo de animales salvajes de Beijing, la Arena
Wanguo de Beijing cubre una superficie de 20.000 m2.
Es la única arena de gran escala en China. La Compañía Limitada
Lüyeqingchuan y la Compañía Limitada Yangxin de Hong Kong
invirtieron en total 200 millones de yuanes. La doma de
potros salvajes es una de las atracciones de dicha arena.
Quien permanezca sobre el lomo durante 10 segundos, logra
la nota máxima. Los concursantes deciden su cabalgadura
por sorteo. Todos los caballos son salvajes. Los jugadores
tienen que montarse sobre la silla, pisar el estribo y agarrar
las riendas. Cuando suena el silbato la puerta de la valla
abre y los caballos son liberados de las trabas. Los jinetes
menos diestros caen del lomo dentro en 3 ó 4 segundos. Este
espectáculo tiene lugar cada tarde.
Datos
Normas para distinguir
los buenos caballos:
El uso determina las normas.
En primer lugar, en la carrera de caballos
se parte de la velocidad, la capacidad para superar
obstáculos, la altura del salto. Para la equitación
en el hipódromo, se analizan los ademanes; para cabalgar
por ocio, se miden la alzada, el además y el grado
de control.
En segundo lugar, se debe analizar la
raza, edad, la proporción de la estructura corporal,
situación de salud, temperamento, etc. No se aconseja
montar a los que resulten reacios al control humano.
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