FEBRERO
2005


La hermandad entre chinos y venezolanos

Por CHEN CHULAN
El presidente Hugo Chávez conversando con Chen Chulan

La reciente visita del presidente Hugo Chávez a China me hace recordar mi encuentro con él en la Embajada de Venezuela durante su primera visita a Beijing y la breve conversación que mantuvo conmigo. Al enterarse de que yo era catedrática de castellano y que había sido profesora de embajadores, diplomáticos y traductores acreditados en Venezuela y otros países hispanohablantes, el presidente me expresó su agradecimiento estrechándome la mano fraternalmente. Su sinceridad y sencillez me dejó una impresión imborrable.

Al año siguiente fui invitada por la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) a impartir cursos de formación de español a ingenieros y empleados chinos en Caracas donde me colmaban de atenciones los amigos venezolanos.

En la Residencia ESAMID de CNPC donde nos alojábamos una treintena de empleados chinos tenía tres vigilantes y tres asistentas de nacionalidad venezolana. Todos ellos sentían afecto por China y apreciaban los rápidos progresos de nuestro país. El vigilante Don José me expresaba a menudo su admiración por China, afirmando que en el mundo actual él depositaba toda su esperanza en China. El otro, Martín, elogiaba la laboriosidad y la inteligencia de los ingenieros chinos. Ellos no se limitaban a cumplir con sus deberes sino que también ayudaban a barrer los patios, bañar a los perros y acarrear alimentos, etc. Violeta y María, las señoras de la limpieza, cuidaban con esmero nuestra vida cotidiana. Ellos agradecían las ayudas que había brindado China a Venezuela en construcción de viviendas, cultivo de cereales y reparación de ferrocarriles, etc.

La mayoría de ellos votaban a favor del presidente Chávez porque gracias a su política en bien del pueblo, su vida había mejorado, sus hijos podían ir a la escuela y sus familiares tenían casas, comidas y hospitales populares.

Nuestros vecinos, descendientes del fallecido ex ministro de defensa también nos trataban amistosamente. El Sr. Carlos Vivas y su señora doña Mireya tuvieron la amabilidad de revisar y corregir mi manual práctico de español redactado en Caracas y me invitaban a las fiestas celebradas en su residencia.

El doctor Sawaya, presidente de la Asociación Venezolana de Acupuntura, que había hecho sus estudios de medicina china en Beijing en los años 60, sentía verdadero amor por China. Mantenía estrecha relación con nuestra Embajada. Me aplicaba la acupuntura para curarme el insomnio y la alergia negándose a cobrarme. Ha escrito una obra sobre la acupuntura, ha impartido cursos de homeopatía y ha organizado viajes de estudios de sus discípulos a China.

El 21 de julio de 2001 fue un día conmovedor. Millares de chinos de Valencia y Caracas salieron a las calles para celebrar la solicitud exitosa de la organización de la Olimpiada de 2008 en Beijing. Hubo un animado desfile de carros y taxis con banderas, tambores y petardos, fuegos artificiales y un gran mitin, culminando con un delicioso banquete. Muchos venezolanos participaron en los festejos, compartiendo nuestra alegría.

La tercera visita del presidente Hugo Chávez se coronó con grandes éxitos. Sin duda alguna la fraternidad y la cooperación entre China y Venezuela se incrementarán aún más.

La autora es catedrática de español de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing

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