Cuatro
factores para el mantenimiento de la salud psicológica
Por
XI WEN
La
humanidad está cada vez más apercibida de que el concepto
de salud no sólo abarca el estado corporal, sino también
el psicológico, y que la medicina moderna no puede solucionar
los problemas fundamentales de la salud. El mantenimiento
de la salud psicológica devendrá el tema principal en este
campo en el siglo XXI, y el tratamiento respectivo constituirá
otra revolución médica, de la envergadura de la intervención
quirúrgica y el descubrimiento de los antibióticos.
Según
la Organización Mundial de Salud, a mediados del siglo XIX,
de cada 500 personas una padecía de problemas psicológicos.
A finales del mismo siglo, se daba un caso por cada 200
personas. A principios del siglo XX, la proporción aumentó
a 1:100; a mediados del siglo XX, la misma fue de 1:50;
en la década de los 70, 1:25; y en los 90, la cifra llegó
a 1:10. Además, el porcentaje es más alto en las ciudades
que en el campo, y tiene mayor incidencia en las zonas avanzadas
que en las atrasadas. También pasa lo mismo si se compara
a los países desarrollados con aquellos en vías de desarrollo.
De este cálculo se parte para pronosticar que las enfermedades
psicológicas serán en lo inmediato la amenaza principal
para la vida y la salud de la humanidad.
Desde la antigüedad, los médicos chinos, así como especialistas
en conservación de la salud y filósofos de diversas épocas,
han prestado mucha atención a los cuidados espirituales,
sobre lo cual han legado numerosos argumentos analógicos.
Por ejemplo, Zhuang Zi, gran filósofo taoísta del siglo
IV antes de Cristo, dijo en una frase muy famosa: Si la
gente logra poner a un lado los asuntos mundanales, su
cuerpo no se cansará, y cuando deje de preocuparse incluso
de la muerte, el alma no decaerá. Así se conseguirá la buena
salud. “El hombre virtuoso y bondadoso es longevo”, famosa
máxima de Confucio, constituye la esencia de la teoría de
la conservación de la salud psicológica de la filosofía
china.
La
psiquis humana se relaciona estrechamente con las funciones
fisiológicas del organismo. El buen estado de ánimo permite
el óptimo funcionamiento fisiológico, y viceversa. La salud
psicológica se refiere a un estado espiritual de equilibrio,
como parte del cual se garantizan las funciones normales
de los órganos, de manera que se eviten las enfermedades
y se consiga la longevidad. He aquí los cuatro factores
que se deben observar para el mantenimiento de la salud
psicológica.
La bondad es el nutriente imprescindible
de la salud psicológica. Al ser bueno con los demás,
podemos sentirnos alegres; y al ayudar a los demás, nos
embarga la satisfacción. Cuando somos bondadosos, pretendemos
tratar con amabilidad a los demás, y así nos podemos sentir
complacidos. La bondad nos permite ser más abiertos, sinceros
y francos, con lo que podemos vivir más aliviados. En fin
de cuentas, la bondad nos permite vivir tranquilos, y este
estado de ánimo regula la circulación sanguínea y la excitación
de las células nerviosas hasta un grado óptimo, elevando
la capacidad del organismo para resistir enfermedades.
La indulgencia es el regulador de la salud
psicológica. En la vida diaria, es inevitable
sufrir pérdidas, ser mal entendidos, y sentir la injusticia.
La opción más sabia y sensata frente a estas cosas es aprender
a dominar el arte de la indulgencia. Se trata de una cualidad
psicológica, que abarca el entendimiento y el perdón, y
que también muestra la grandeza del espíritu, la amplitud
de miras, la firmeza y la fuerza de una persona. Si no sabemos
tolerar y perdonar, seremos muy exigentes, y por tanto nos
sumergiremos con facilidad en un estado de tensión espiritual,
lo cual causará la excitación excesiva de los nervios, la
convulsión de las venas sanguíneas, la elevación de la presión
sanguínea, y como consecuencia, se producirá un círculo
vicioso fisiológico y psicológico. Una vez que dominemos
la indulgencia, sabremos ser exigentes con nosotros mismos
y magnánimos con los demás, a la vez que disfrutamos de
una salud psicológica regulada.
El optimismo constituye el elíxir para
la salud psicológica. Es un estado positivo y
un activador del carácter. El mismo incita el vigor y el
potencial del organismo, lo que se traduce en la adquisición
de un espíritu emprendedor para resolver problemas y sobrepasar
las dificultades. Como contrapartida, el pesimismo es negativo
y decadente, entristece, causa molestias y penas, deja al
ser humano vulnerable a las dificultades. En fin, afecta
la salud física y psicológica.
La indiferencia sirve de la inmunidad
de la salud psicológica. La indiferencia se refiere
a la tranquilidad ante la fama o la fortuna, y a pasar por
alto los deseos, como expresa Bing Xin, famosa escritora
contemporánea. A su juicio, cuando uno logra obviar la búsqueda
de la fama y la fortuna tendrá una moral elevada. Se trata
de un estado de ánimo ideal y un alto nivel del concepto
de la vida. Imbuidos de este estado de ánimo, no permitimos
que la corriente nos arrastre, ni salimos en desesperada
persecución de posiciones sociales y posesiones materiales;
no dejamos arrastrar por alegrías excesivas ante las grandes
ganancias, que son aparte de la vida, ni nos sumergimos
en la tristeza por su pérdida; tampoco nos quejamos de los
demás, ni expresamos celos al compararnos con otros. La
indiferencia nos da la paz y la tranquilidad, a la vez que
nos protege de cualquier elemento dañino.
En
resumen, la salud psicológica es la base de la salud física.
Ninguna fortuna, sabiduría, felicidad y éxito es real si
se carece de cualidades espirituales sanas. De tal suerte,
nos asiste la convicción de que la salud psicológica devendrá
importante forma positiva de asumir la vida y el desarrollo
de la humanidad.
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