Su Guirong es la primera mujer dedicada a la difícil empresa
de entrenar tigres blancos en China. Según propia confesión
de los cuatro años que lleva laborando como domadora en
el Mundo de Animales Salvajes de Guangzhou, se ha sentido
marcada en especial por los dos primeros años, cuando
se dedicó en cuerpo y alma a adaptarse a estos animales.
Nunca olvidará afirma, la primera vez que penetró en la
jaula de hierro y se enfrentó a solas con las fieras,
que no le quitaban los ojos de encima ni un segundo.
Quienes presencian hoy la gracia y aparente
docilidad de esos tigres blancos apenas imaginan cuanto
he debido pasar, procurando algo que no se logra de la
noche a la mañana, advierte Su Guirong.
El mero hecho de alimentarlos requiere de cierto dominio
y conocimiento. Al principio, les daba de comer carne
enganchada en una vara relativamente larga, pero poco
a poco la fui acortando hasta hacerlo con las manos,
indica.
Para evitar que me dañaran las manos al disputarse con
fuerza la carne, optaba por cortarla en tiras, nunca en
grandes trozos, las cuales les daba a lamer y luego masticar.
Todo lo que hacía era para acercarme más a esas criaturas.
Aunque a veces se portaban muy mal, nunca les golpeaba,
ni les tocaba el cuenco de comida cuando se alimentaban.
De tal forma logré evitar muchos problemas y hacer que
sintieran afecto por mí. Esto se nota en las actuaciones,
cuando somos capaces de lograr tan buen acople.