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Representación
de cantos y danzas del Taller de Música de la dinastía
Tang |
Conjunto
Musical
de las 12 Muchachas en Hong Kong
2 Figurillas musicales de alfarería
pintada, del siglo VII
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Instrumentos
musicales chinos
Por HUO JIANYING
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Una
orquesta de la dinastía Tang, en el mural de Dunhuang |
Increíble
como puede parecer, el fenomenal éxito obtenido por la gira
artística del Conjunto Musical de las 12 Muchachas ha tenido
efectos adversos para la industria artesanal musical del
país, haciendo que se endurezcan los reglamentos aduaneros
para la exportación de dichos artículos.
El
repertorio de las 12 muchachas
incluye música clásica china, piezas de Bach y de otros
compositores occidentales, e incluso música latina, todas
tocadas en erhu —violín chino de dos cuerdas— y otros
11 instrumentos musicales tradicionales chinos. Las representaciones
de erhu del grupo gustaron tanto a los espectadores
japoneses que éstos se han empeñado en comprar cuanto violín
chino les queda a mano. Cada vez son más los turistas nipones
que visitan China y regresan a casa con varios erhu
entre un cúmulo de otras adquisiciones en el mercado local.
Al estar revestida la caja de resonancia del instrumento
con cuero de pitón o serpiente, el acelerado incremento
en las ventas de erhu ha llamado la atención de la
Administración Estatal de Importación y Exportación de Especies
en Peligro de Extinción. En julio de 2004, el organismo
gubernamental redujo de cinco a dos el número de erhu
que se pueden exportar a título individual.
Taller
musical antiguo
El
nombre en chino del Conjunto Musical de las 12 Muchachas
es yuefang, que significa taller de música. Por eso,
su traducción literal debe ser Taller Musical de las 12
Muchachas. Este nombre fue adoptado para este tipo de orquestas
en la corte de la dinastía Tang (618-907). También conocido
como jiaofang (taller de instrucción), yuefang
fue una institución especial establecida en la dinastía
Tang para preparar a mujeres con capacidades para la música
y la danza y que actuaran en la corte imperial.
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Pipa
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Según
documentos históricos, a principios de la dinastía Tang,
en cada una de las dos capitales del país, Chang’an, la
occidental, y Luoyang, la oriental, se establecieron dos
jiaofang: uno para preparar bailarinas y otro para
cantantes. Ambos grupos de estudiantes debían estudiar instrumentos
musicales en el curso básico, incluyendo la pipa
(instrumento pulsado de cuatro cuerdas con diapasón incorporado),
la konghou (harpa china, con cinco a 25 cuerdas,
dependiendo de su tamaño) y el sanxian (instrumento
de tres cuerdas para pulsar).
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Flautas
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Las
estudiantes jóvenes tenían que vivir enclaustradas dentro
de los recintos del jiaofang. Sólo podían recibir
visitas de familiares el primero y el 15 de cada mes y su
día de cumpleaños. Las sobresalientes, que ocuparan los
primeros diez puestos, podían ser premiadas con una casa
propia. Según registros de jiaofang de la dinastía
Tang, el repertorio de jiafang incluía más de 300
piezas, las cuales se podían solicitar en cualquier momento.
Este adiestramiento y vigilancia estrictos
produjeron numerosas músicas de talento. Entre ellas la
cantante Xu Hezi. Nacida en una familia musical en el distrito
de Yongxin, provincia de Jiangxi, fue aficionada al canto
desde pequeña. Tras entrar al jiaofang, adoptó el
nombre artístico Yongxin, por su pueblo natal. Según datos
históricos, su voz era dueña de una sonoridad mágica, melodiosa,
clara y fuerte, y cuando cantaba, se le oía en más de nueve
barrios a la redonda. Además, también era compositora. Sus
obras combinaban la fuerza descriptiva de las canciones
folclóricas del sur del río Yangtsé y el estilo elegante
de la música de la corte imperial. Súmese a ello que descollaba
como mujer hermosa, inteligente y virtuosa.
En una ocasión, el emperador Xuanzong organizó
un banquete con funcionarios. Decidió entretener a sus huéspedes
con danzas, cantos y representaciones teatrales. Además
de los parientes imperiales y funcionarios civiles y militares,
también concurrió al local de representaciones artísticas
una muchedumbre plebeya. El ambiente bullicioso que rodeaba
el área de funciones molestó al emperador quien, decepcionado,
estaba a punto de cancelar el programa. En ese momento su
asistente Gao Lishi le sugirió: “Yongxin puede calmar al
público con sus canciones”. Entonces pidieron a Xu hezi
que cantara. La elegancia del porte y la voz hermosa de
la muchacha conmovieron a cada uno de los presentes. De
inmediato se hizo un silencio profundo en el salón, pues
el público quedó alelado con sus cantos. Cuando Xu terminó
la primera pieza, los espectadores prorrumpieron en atronadores
aplausos y vítores. En honor a esta gran cantante, sus canciones
se compilaron más tarde en una colección musical estatal
titulada Dama Yongxin.
La
dinastía Tang constituyó la época de oro de la música y
la danza chinas, gracias a su prosperidad económica y el
poderío nacional. Poco después del establecimiento de la
dinastía, algunos funcionarios sugirieron al emperador abolir
la promoción de composiciones musicales que describían la
vida lujosa y sensual de la corte de la dinastía anterior,
la Sui (581-618), por considerar que las mismas propiciaban
la “decadencia de la nación”. Sin embargo, el emperador
Taizong no consintió, diciendo que el entendimiento y la
interpretación de la música estaban relacionados con las
emociones internas del oyente, independientemente de la
intención del compositor de la misma.
Instrumentos
musicales tradicionales
Cuando
les preguntan en qué se basan sus representaciones, las muchachas del Conjunto contestan: en la música china. A pesar
de lo abarcador de su repertorio y la gran variedad de formas
musicales que asumen, los instrumentos musicales chinos
han sido el único factor que las chicas han mantenido inalterable
en su camino al éxito: la antigua cítara zheng, pipa,
erhu, xiao (flauta vertical de bambú) y flauta de bambú.
Aunque el Conjunto emplea teclados electrónicos e instrumentos
de viento y cuerda para crear una atmósfera, o recurren
a ellos para el acompañamiento, estos instrumentos tradicionales
constituyen el alma de su música. Algunos instrumentos,
tales como zheng y xiao, son originarios de
China. Otros, incluidos erhu y pipa, se introdujeron
desde el exterior y se fusionaron con instrumentos tradicionales.
Según datos registrados de la dinastía Han del Este (25-220),
la pipa llegó a las planicies centrales del país
de la mano de un grupo étnico nómada, alrededor del siglo III antes
de Cristo, procedente de las regiones del Oeste. En aquel
entonces, este instrumento se le solía tocar a caballo.
El mismo alcanzó su apogeo en la dinastía Tang, cuando empezó
a ser tocado verticalmente en lugar de horizontalmente,
y las cuerdas se tocaban con los dedos y no con el habitual
plectro. También se registraron una serie de cambios en
cuando al tamaño y los tonos, los cuales permitieron aumentar
la esfera expresiva del instrumento.
Shimian Maifu
(emboscada en todas direcciones) es una pieza antigua de
solo de pipa. Su gran fama obedece a que es la mejor
representación del instrumento, porque despliega a plenitud
la cualidad artística del mismo. Desde épocas remotas constituyó
la síntesis de todas las descripciones de escenas bélicas
de mayor envergadura con sólo un instrumento. La obra describe
la batalla de Gaixia, un enfrentamiento final y decisivo
entre dos agrupaciones de tropas de campesinos rebeldes
a finales de la dinastía Qin (221-206 a.n.e.). La emboscada
en todas las direcciones se refiere a la táctica militar
y psicológica empleada por los vencedores para destruir
a sus enemigos.
La
pieza se divide en 13 secciones, cada una de las cuales
se puede representar como una pieza independiente, pero
también forman un conjunto, pues las historias que cuenta
cada una están
interrelacionadas. Los excelsos intérpretes de pipa
pueden usar diversas técnicas para imitar el percutir de
tambores, el soplido de los cuernos militares y los tonos
melancólicos del xiao. El ritmo rápido y cambiante
representa el entrechocar de las armas y las escenas sangrientas
con bajas de soldados y caballos en la batalla. La pieza
es imponente y emocionante.
Mucha
gente considera que debido a sus restricciones de diapasón,
volumen y tono, los instrumentos musicales tradicionales
son más convenientes para evocar sentimientos bucólicos,
y que las piezas tocadas en estos instrumentos siempre destilan
fuerte tinte poético y literario. Pero Shimian Maifu
es una excepción. Su gran éxito demuestra que los instrumentos
nacionales son capaces de expresar un ámbito más amplio
de temas.
Otra
pieza muy famosa que vale la pena mencionar es Guangling
San, que se toca con guqin (instrumento de siete
cuerdas). La misma se relaciona estrechamente con Ji Kang
(223-263), pensador y escritor muy conocido del Período
de los Tres Reinos. Este intelectual fue genial en la música
y en especial en la interpretación de guqin. Pero
su carácter obstinado, indisciplinado, franco e inflexible
le granjearon múltiples enemigos, y por las calumnias sin
fundamentos de éstos, le sentenciaron a muerte. Su última
petición antes de la ejecución fue tocar su guqin.
Los presentes enmudecieron, entre apenados e indignados,
ante la melodía conmovedora de Guangling San que
resonaba en el campo de ejecución. Al terminar de tocar,
Ji Kang anunció transido por la pena: “Guangling San
no se escuchará nunca más”.
La fama de la obra se atribuye a Ji Kang,
pero hasta hoy se sigue debatiendo si con su muerte se perdió
la melodía original. La versión contemporánea de Guangling
San es conocida como una de las 10 mejores piezas antiguas,
y se le interpreta frecuentemente en las funciones y se
le incluye en antologías para coleccionistas. Algunos consideran
que esta versión no es la original que tocó Ji Kang. Otros
están convencidos de que la pieza maestra no se ha perdido,
sino que fue conservada, y más tarde editada e impresa
en 1425 por Zhu Quan, de la dinastía Ming, en su Shenqi
Mipu (Notas secretas de Guqin). De cualquier
modo, se considera que la pieza, por la forma única en que
expresa la fiereza y los desafíos de la contienda, ha devenido
hasta cierto punto una obra irrepetible, que hasta hoy permanece
insuperada por otras.
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