Yuli,
una ciudad en medio del desierto
Por
YI FAN
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Aldea
de los Luobu |
Buena
cosecha de algodón |
Mientras
observa las blancas motas de algodón dispersas en
el suelo, Amuti, un campesino de Yuli, en la región
autónoma uigur de Xinjiang, da rienda suelta a su
contento. En su parcela de 60 mu (15 mu equivalen a una
hectárea) ha cosechado más de 280 kilogramos
del cultivo por cada mu, para un incremento de 10 kg en
comparación con el año anterior.
El distrito
de Yuli, situado en el centro de Xinjiang, a 502 kilómetros
de Urümqi (capital de Xinjiang), es famoso por la alta
calidad de su algodón, a lo que coadyuvan buenas
condiciones naturales como las altas temperaturas y la escasa
lluvia. Hoy por hoy, Yuli es el algodonero por excelencia
del país. En los últimos años, este
rubro se ha situado a la cabeza de la agricultura local.
En 2004, el PIB del distrito alcanzó 1.273 millones
de yuanes, mientras que el ingreso per cápita de
los lugareños llegaba a 4.132 yuanes por año,
cifra que supera incluso los niveles de algunas zonas costeras
orientales.
Al amanecer
de un día de verano, partimos de Kuerle, ciudad más
cercana a Yuli, tras lo cual recorremos unos 50 km a través
de Takla Makan, el segundo mayor desierto del mundo. Al
cabo divisamos una ciudad rodeada de espeso verdor en medio
del desierto.
Yuli,
con unos vastos 59.700 km² de superficie, acoge a 111.000
habitantes y un amplio espectro de recursos naturales, que
comprenden la mayor zona de protección de álamo
de hojas diversiformes de China, en un área de un
millón de mu; la segunda mina de vermiculita a escala
mundial, con un yacimiento de 14.800 millones de toneladas,
o 93 por ciento del total nacional verificado. Abundan asimismo
los recursos de petróleo y gas, cuya existencias
rondan los mil millones de toneladas.
Pero
al igual que en otras ciudades ubicadas a la vera del desierto,
su gran problema es el agua o, para ser más precisos,
la carencia de la misma. Dicha falta se erige en serio escollo
para el desarrollo de la economía local. Departamentos
gubernamentales concernientes han logrado que en los últimos
dos años han reducido los desvíos en el curso
superior del río Tarim, lo que ha redundado en un
mayor número de cauces de agua para los cursos inferiores
de la vía acuática.
Según
registros históricos, este sitio fue cuna de un oasis,
así como centro político, económico
y cultural del oeste de China. Numerosos ríos lo
atravesaban. En él se ubicaba el lago Luobupo, entonces
segundo mayor lago interior del país, cuya área
alcanzó 5.350 km² en 1958, pero se agotó
misteriosamente 14 años después.
Además
del lago se perdió la brillante civilización
que por largo tiempo caracterizó a esta región.
Según registros históricos, 4.000 años
atrás, un grupo de nómadas europeos primitivos
merodearon por los alrededores hasta su desaparición
gradual. Los arqueólogos no encontraron más
que sus sepulcros. Pasados 2.000 años apareció
Loulan, urbe famosa por su alto nivel demográfico
y notable actividad comercial. Fue la ciudad más
próspera y más abierta en la ruta de la seda,
a pesar de lo cual evidenció un progresivo declive
que al cabo la dejó en ruinas, denominadas Pompeya
oriental por los arqueólogos.
Los
contratiempos de la historia no han impedido empero el arraigo
de la cultura autóctono, que hoy se refleja en un
modo de vida algo primitivo, considerado fósil cultural
viviente.
La aldea
Luobu, 35 km al suroeste del distrito cabecera, está
habitada por apenas 20 familias, que mantienen vivas las
costumbres de sus antepasados: habitan al lado de río;
se valen de utensilios hechos con la madera del álamo
de hojas diversiformes; pescan colectivamente en la canoa
llamada kapen y dejan los pescados colgados
a la entrada de aldea para que lo tome quien lo necesite;
no hay límite de edad para casarse, por lo que no
resulta extraño que un anciano centenario, incluso
carente de riquezas, selle su unión con una jovencita.
Un aldeano
nos dijo que un anciano fallecido el año pasado,
a los 108 años de edad, se había casado cinco
veces y que su hija menor sólo contaba con unos diez
años de edad. La comida principal del lugar es el
pescado asado. Nunca consumen verduras y sólo sazonan
con sal.
Cada
día aumenta la cifra de turistas provenientes del
país y del extranjero, quienes ansían contemplar
este milagro cultural en medio del desierto. El turismo
ha inyectado nueva vitalidad al desarrollo económico
del lugar. En 2004 200.000 visitantes se albergaron en el
lugar, generando ingresos por 11 millones de yuanes.
Por
lo pronto, el gobierno local se empeña en aumentar
el contenido tecnológico del cultivo de algodón,
introduciendo la irrigación de bajo consumo de agua
e impartiendo cursos de capacitación para campesinos
locales.
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