Tianjin
reverdecido
Por
WU MEILING
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Costanera de
Tianjin |
Costa |
Vista
desde el aire, la ciudad de Tianjin semeja otra Venecia.
Una Venecia oriental, claro. Surcada por los afluentes del
río Haihe, que se entrelazan en una red fluvial por
toda esta urbe al este de la capital china, Tianjin tiene
una historia indisolublemente ligada a las aguas. No hay
exageración en afirmar que sin la presencia del Haihe,
Tianjin no disfrutaría de la espléndida historia,
cultura y prosperidad de las que hoy hace gala.
En consecuencia,
el gobierno depara una atención especial al desarrollo
de la economía local partiendo de los recursos que
ofrece el Haihe, en cuyos alrededores podría erigirse
un futuro complejo económico, cultural y paisajístico.
Se planea asimismo un sistema de terrazas y un malecón
que propicien la cercanía entre el público
y las aguas.
Con
72 kilómetros de longitud y más de 300 ríos
tributarios, el río Haihe constituye uno de los siete
sistemas fluviales más importantes de China.
No se
concibe a Tianjin sin sus puentes, obra ingeniera imprescindible
para una urbe constantemente surcada por vías fluviales.
Según Bai Jiyuan, subdirector de la Oficina Directiva
para el Desarrollo General del Río Haihe (ODDS),
cada puente que se levanta allí está concebido
como una obra de arte. En tiempos recientes se han construido
16 puentes nuevos y se han trasformado seis antiguos. La
distancia entre un puente y otro ha disminuido de 1,68 a
0,68 km.
Los
puentes antiguos de Tianjin son móviles y se levantan
sobre estructuras de acero. Entre los recuperados por la
labor de rescate está el Puente de Jintang, que data
de 1906 y había quedado en desuso por varios años.
El Puente
de Shizilin, famoso por sus numerosos leones, es una construcción
donde se dan la mano el último grito de la moda arquitectónica
y la estructura clásica. Se le puede comparar con
el Puente de Alejandro III en la ciudad de París.
Otro
sito de especial importancia es el barrio de Sanchakou,
al que los lugareños consideran raíz
de Tianjin. Al visitarlo es posible contemplar numerosas
huellas del pasado, sobre todo aparejos marineros.
Y está
el embarcadero Dataijie, que se extiende hasta mismo centro
del río, y para cuya construcción se emplearon
unas tres mil 600 losas gigantescas que quedaron sobrantes
de las Compuertas Erzha, de finales de la dinastía
Qing y principios de la República China.
Orígenes
de un nombre
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Escultura moderna
en una calle de la ciudad |
Residencia de
Yuan Shikai-N°39 de la Avenida Haihe Donglu |
El
nombre de la ciudad de Tianjin tuvo sus orígenes
en los designios del emperador Zhu Di de la dinastía
Ming. Zhu Di, uno de los hijos de Zhu Yuanzhang, primer
emperador Ming, fue rey de Beijing. De manera secreta logró
reunir un considerable contingente de hombres armados, lo
que le permitió hacerse del poder cuando su padre,
el emperador Zhu Yuanzhang, falleció, dejando el
trono en manos de su nieto Zhu Yunwen. En lo más
parecido a un golpe de estado palaciego, el avisado Zhu
Di desplazó a su sobrino.
Tras
salir de Beijing, y después de atravesar el río
Haihe de Zhigu (antiguo nombre de Tianjin), Zhu Di conquistó
ciudades y poblados y llegó hasta la entonces capital
de Ming --Nanjing, derrotando a cuanto rebelde se le interponía.
Zhu Di declaró a Beijing como su capital e inició
la construcción de la Ciudad Prohibida.
Sintiéndose
endeudado con el río Haihe en Zhigu, que tanto le
representó en su victoria final, Zhu Di cambió
el nombre de dicha localidad por el de Tianjin. Tian
(en chino significa cielo) representa a Tianzi, hijo del
cielo (los chinos consideran al emperador como hijo del
cielo). Jin significa embarcadero.
Sin
embargo, el Tianjin de hoy en día ha dejado mucho
tiempo atrás su condición de embarcadero para
convertirse en una ciudad grande y moderna.
Bellos
chalets, amargas memorias
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Museo de Autobuses
Públicos |
Puente Binhai |
Si
Beijing tiene sus siheyuan patios cuadrangulares--
Tianjin se enorgullece de sus vetustos chalets, que constituyen
un paisaje único en el país. Estas construcciones
de estilo occidental, empero, son testigos de una historia
de humillaciones, pues fueron edificados en una de las concesiones
que la naciente rapacidad imperialista arrebató a
China.
A partir
de 1860, Inglaterra, EE.UU., Francia, Alemania, Japón,
Rusia, Italia, Bélgica y Austria empezaron a construir
edificaciones que remedaban el estilo arquitectónico
de cada país.
A la
orilla del río Haihe se encuentra la Plaza de Marco
Polo, rodeada por un bloque arquitectónico de estilo
italiano, construido en los primeros años del siglo
XX. Gracias a los esfuerzos conjuntos del gobierno municipal
de Lombardía, en Italia, y de Tianjin, esta plaza
se ha convertido en un lugar de diversión rebosante
de sabor italiano.
Cabe
señalar que este complejo constructivo, dotado de
la gran diversidad que caracterizó a la arquitectura
decimonónica italiana, es el mejor de su tipo conservado
fuera de Italia.
Una
pausa obligada en la Plaza es la Antigua Residencia de Liang
Qichao, renombrado ideólogo moderno chino. En esa
vivienda, el señor Liang pasó 14 años,
participando en acontecimientos históricos y escribiendo
obras de notable trascendencia.
En uno
de esos chalets vivió Pu Yi, el último emperador
de la dinastía Qing, (16161911) después
de ser destronado.
El Palacio
del Príncipe Qing, en la calle de Chongqing, es una
construcción donde armonizan elementos chinos y occidentales.
El mismo sirvió de residencia privada a De Zhang,
eunuco jefe de la emperatriz madre Long yu, de la dinastía
Qing. El propio De Zhang diseñó y supervisó
la construcción. Más tarde, la vendió
al príncipe Qing. El edificio acoge hoy a la oficina
de Asuntos Exteriores de Tianjin.
En la
calle de la Liberación, otrora centro de las concesiones,
pululan las instituciones administrativas, financieras,
comerciales y periodísticas de las diversas metrópolis
que ocuparon la ciudad. No es de extrañar por tanto
la presencia de casi todos los estilos arquitectónicos,
como el gótico, el griego y el romántico.
Dada la actual presencia de muchos bancos en el sitio, lo
más recomendable es visitarla al atardecer, sin la
perturbación de las muchedumbres.
En el
sitio es posible visitar asimismo el Gran Hotel de Lishunde,
que recibió al entonces presidente de EE.UU. Edgar
Hoover y su esposa, el señor Sun Yat-sén,
Yuan Shikai, Mei Lanfang y otros personajes conocidos.
Calles
de Tianjin, otra forma de vivir
El forastero
suele tener la primera visión de una ciudad a través
de sus calles. Con ese convencimiento, llegué a esta
urbe en ferrocarril desde Beijing. Supe que ya entraba en
Tianjin por el evidente cambio en el aspecto de las calles
y el tráfico. Tianjin sonreía con nuevos dientes,
en contraste con la multiplicidad de viviendas sucias y
mal construidas, muchas veces levantadas en flagrante violación
de los reglamentos del país, que salpicaban parte
del trayecto entre ambas urbes. Al arribar a Tianjin, por
suerte, todo cambió. Allí reinaba el verde
y los lugareños paseaban por plazas embellecidas.
Luego
supimos, de boca del director del Comité de Fisonomía
Municipal, que desde principios de 2004 se comenzó
una campaña de reordenamiento ambiental a lo largo
de la vía férrea, gracias a la cual se han
removido 660.000 metros cuadrados de casas mal construidas,
se han limpiado 300.000 toneladas de desechos y se han reacondicionado
15 centros de adquisión de basura. A ambos lados
de las vías se han plantado árboles y se ha
tendido una zona de césped de 32 m. de ancho.
Mejores
vías para una sociedad moderna
Hace
20 años, Tianjin tenía menos de 300.000 vehículos
motorizados, pero ahora este número supera el millón,
por lo que la red vial ha quedado poco menos que obsoleta.
En marzo de 2003, el gobierno municipal decidió incluir
entre sus 10 obras mayores la construcción de carreteras
rápidas, procurando el equilibrio entre sentido práctico
y protección ambiental.
Con
la nueva carretera rápida, el tiempo para ir al barrio
costero se reduce de una hora y media a 40 minutos. Y con
un recorrido rodeado de paisajes pintorescos.
Desde
los años 60 del siglo XIX a principios del siglo
XX, Tianjin fue primera en varios frentes. Por
ejemplo, fue la primera ciudad china en usar la telegrafía,
el teléfono, el sello postal, el servicio de correos
y la vía férrea. No en balde acostumbran a
decir los chinos que uno debe ir a Xi´an para conocer
la China de hace cinco mil años; a Beijing para conocer
el país de mil años atrás y a Tianjin
para conocer la China de los últimos cien años.
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