De buen humor
A y B estaban
peleando y A mordió la nariz de B. Cuando el oficial quería
resolver el asunto, A declaró que B se había mordido su
propia nariz. Cuando el oficial dijo: “Su nariz es más alta
y su boca es más baja. ¿Cómo podía él morderse a sí mismo?”
A contestó: “El subió a un banco para mordérsela”.
Feng
Dao y He Ning trabajaban todos en la Secretaría Imperial.
Un día He preguntó a Feng: “Compraste unas botas. ¿Cuánto
pagaste por ellas?” Feng levantó su pie izquierdo y dijo:
“Novecientos”. He, quien era bastante susceptible, movió
la cabeza y denostó contra él: “¿Entonces, por qué necesitas
mil ochocientos para mis botas?” Feng levantó su pie derecho
y dijo: “Esta es novecientos también”.
Cierta
vez una persona tenía picazón y pidió tres veces a su hijo
buscar el lugar de la picazón y rascárselo, pero el hijo
no lo encontró. Pidió varias veces lo mismo a su esposa
y ésta tampoco lo encontró. Esta persona se enfadó mucho
y se lamentó: “Mi esposa y mi hijo son mis más íntimas personas,
¿por qué ellos tienen dificultades con mi cuerpo?” Entonces
él sacó su propia mano. Se rascó una vez y la picazón desapareció.
Dos intelectuales venidos
a menos fantaseaban sobre manjares y descanso. Uno de ellos
dijo: Durante toda mi existencia me he visto privado del
alimento y el sueño. Cuando triunfe comeré y dormiré como
Dios manda. Después de dormir volveré a comer". El
otro comentó: "Eso no va conmigo. Yo comeré primero,
y luego seguiré comiendo. ¿A qué viene perder el tiempo
en dormir?"
En cierta ocasión Yu Gong
se emborrachó como una cuba. Luego se acercó a la casa del
consejero Lu y vomitó justo a la puerta. El portero le regañó
en duros términos: ¿Qué clase de animal eres que te vomitas
en la puerta ajena? Esta es una puerta antigua. ¿Acaso no
lo ves? Gong señaló su propia boca diciendo. "Precisamente.
¿No notas lo vieja que se ha puesto mi boca también?"
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