MAYO
2005


El Gobierno chino se ha impuesto la meta de ayudar a los campesinos a beneficiarse de la economía de mercado, porque sin la participación de los 900 millones de labriegos será imposible un saludable y armónico desarrollo social.

Abonando sueños en el campo chino

Por nuestra reportera QIAO TIANBI

Temporada de cosecha

Después de la pasada Fiesta de la Primavera, He Jingli y sus tres hijos no regresaron a trabajar en la ciudad, como hacían antes. Estos cuatro campesinos de la provincia de Hubei. Se disponen a pedir que les devuelvan la media hectárea de parcela que habían alquilado mientras trabajaban en la ciudad. Su objetivo es hacer allí un estanque y criar cangrejos y anguilas amarillas. Según He Jingli, se vieron obligados a dejar la familia e ir a trabajar en la ciudad presionados por las pesadas cargas tributarias del pasado. Pero ahora que el campesinado ha sido eximido de todos los impuestos agrícolas, volvieron a casa para la fiesta de la primavera y decidieron quedarse. Cada  centavo que ganen será para su bolsillo.

En la actualidad, excepto las provincias de Shandong, Yunnan, Hebei y Gansu y la región autónoma de Guangxi, las otras 26 provincias, regiones autónomas y municipios de jurisdicción central han declarado a la agricultura exenta de impuestos. En 2005, 730 millones de campesinos quedarán aliviados de una carga tributaria de más de 20.000 millones de yuanes (equivalente a 2.400 millones de dólares). Es la primera vez en la historia china que se exime de impuestos a los campesinos.

En 2003, cuando Wen Jiabao asumió el cargo de primer ministro, al hablar de las dificultades y los retos que enfrente la actual generación de gobernantes, dijo primero que “el desarrollo de la agricultura está atrasado y los ingresos de los campesinos se incrementan lentamente”. En las sesiones anuales de la Asamblea Popular Nacional (APN)  y en la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) en 2004, el premier Wen declaró: “A partir del presente año, se reducirá la tasa de impuestos agrícolas, al ritmo de más de un punto porcentual al año, hasta que se los exima dentro de cinco años”. Obviamente, esta meta se cumple con antelación.

Angustias del gran país agrícola

Li Shutian, campesino de 55 años de edad en Hebei, aprovecha sus vacaciones de la Fiesta de la Primavera para vender provisiones especiales, lo que le rinde más de cien yuanes al día

China alimenta al 20 por ciento de la población mundial con el 7 por ciento de la tierra cultivable del mundo. Al mismo tiempo, la pequeña economía campesina limita la productividad en el campo. El 40 por ciento del campesinado mundial sostiene la vida del 7 por ciento de la población no campesina del mundo. En cierto sentido, el problema de China siempre se ha concentrado en la agricultura, el campo y los campesinos. Fei Xiaotong, famoso sociólogo, describió a China como “un país atado a la tierra” en una de sus obras inglesas de 1945. La estructura social, los preceptos morales y la cultura de China, todos están relacionados con la tierra. Las turbulencias sociales en la historia china siempre han tenido que ver con las crisis en el campo. El Partido Comunista de China, bajo la dirección de Mao Zedong, se hizo poderoso debido en gran medida al profundo conocimiento del campo que tuvo Mao. Entregó la tierra a los campesinos y así ganó su gran apoyo. Más tarde, triunfó su revolución porque aplicó la política de utilizar al campo para cercar las ciudades, y fundó al final un nuevo país.

Después de 1949, año en que se instauró la República Popular China, Mao Zedong se convenció de que el desarrollo nacional debía basarse en la industrialización. Pero la industrialización necesita cierta acumulación, que sólo podía provenir de la agricultura, del sacrificio de los campesinos. Durante 30 años, entre 1953 y 1983, con la política de compra y venta centralizada por el Estado, para los cereales, algodón y otros productos agrícolas, los campesinos chinos contribuyeron a la industrialización con más de 600.000 millones de yuanes (equivalentes a 72.600 millones de dólares). En 1958 se estableció en China el reglamento tributario del campo. Según estadísticas de la Administración Estatal de Impuestos, China recaudó de manera acumulada impuestos agrícolas por 394.600 millones de yuanes (equivalentes a 47.700 millones de dólares) entre los años 1949 y 2003. Este fondo tributario agrícola fue la acumulación inicial para la industria china. Como la acumulación industrial requirió de una excesiva porción del restante por ciento de la agricultura, la inversión en recursos humanos en el campo perdió de estímulo y la economía rural se hizo ineficiente.

En 1978, fue la reforma económica en el campo la que inició la etapa de reforma y apertura de China. De 1982 a 1986, el “Documento No.1” expedido por el Gobierno Central durante cinco años consecutivos, fue dirigido a la agricultura. El ingreso de los campesinos chinos se incrementó sostenidamente durante siete años. Desde el inicio de la reforma estructural urbana en 1986, la política estatal se inclinó más a la ciudad, y el campo tuvo que volver a sacrificarse en bien del desarrollo nacional. La economía china registró un veloz crecimiento. El PIB per cápita alcanzó los 1.000 dólares en 2004. Sin embargo, el ingreso de los campesinos no aumentó con el mismo ritmo. Los ingresos en la ciudad y el campo se diferencian cada día más. Los especialistas calculan que esta diferencia se ha ahondado hasta en seis o siete veces. La gente siempre usa la frase “difíciles son los campesinos, pobre es el campo y peligrosa es la agricultura” al describir el estado del campo.

Ha llegado el momento de atender a la agricultura

Los campesinos de Shanghai cuentan con tarjeta de seguridad social

Además de velar por el incremento rápido y estable de la economía china, Hu Jintao, Wen Jiabao y otros líderes de la nueva generación de gobernantes de China, desde que asumieron el poder se han dedicado a resolver problemas y contradicciones sociales surgidos durante la reforma y apertura. Prestan más atención al sector débil, sobre todo a los campesinos, que suman el 70 por ciento de la población nacional. Desde el 2003, el Gobierno ha adoptado sucesivamente una serie de medidas de reforma en beneficio del desarrollo rural.

En 2005, el Gobierno Central planteó la meta de construir una sociedad armónica. La sociedad armoniosa se caracteriza por la justicia social. Hacer que los campesinos compartan los frutos de la industrialización, la urbanización y la modernización, es una condición insoslayable para el desarrollo estable y armónico de toda la sociedad y también es la clave para resolver problemas concernientes a la agricultura, el campo y los campesinos. En el Informe sobre la Labor del Gobierno, el premier Wen Jiabao señaló que se iba a aplicar la política de apoyar a los campesinos que no se han beneficiado suficientemente de la economía de mercado, y que se había decidido suprimir completamente los impuestos agrícolas desde el año 2006.

El presidente Hu Jintao cree que en la etapa inicial de la industrialización, la agricultura brinda un apoyo clave ofreciendo la acumulación a la industria. La industria beneficia a la agricultura cuando aquella se ha desarrollado hasta cierto punto, haciendo realidad un desarrollo armonioso entre la industria y la agricultura, la ciudad y el campo. En estos años, a medida que se desarrollan rápidamente la industria primaria y la terciaria, los impuestos agrícolas ocupan una proporción de las finanzas nacionales cada día menor. La proporción de los impuestos agrícolas en el ingreso financiero nacional se redujo de 41 por ciento en 1950 hasta el 1 por ciento en el 2004, con una suma de menos de 20 mil millones de yuanes (equivalentes a 2.400 millones de dólares), mientras que el ingreso nacional es de más de 2 billones 600 mil millones de yuanes (equivalentes a 314.000 millones de dólares).

El “Documento No.1” emitido por el Gobierno Central en 2005 también trata de la agricultura. Plantea la idea de ampliar la exoneración de impuestos agrícolas y aumentar la subvención a los campesinos; apoyar con más fuerza la construcción de obras de infraestructura y el progreso científico y tecnológico en el campo; aumentar la subvención financiera a los distritos de producción de cereales; aumentar la inversión en la lucha contra la pobreza y desarrollar programas sociales en el campo.

Zhang Guangzhi, director de la Oficina de Agricultura de Henan, gran provincia productora de cereales en el centro de China, cree que la eliminación completa de los impuestos agrícolas no sólo reducirá la carga de los campesinos sino también removerá las añejas culturas e ideologías económicas y políticas en el campo. Hay que aprovechar esta oportunidad para impulsar la reforma en todos los aspectos en el campo, sentando bases sólidas para la futura reforma estructural en el campo y contribuyendo al gran desarrollo agrícola.

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