ABRIL
2005


 
Fuhai, oasis fascinante

 

Por XU JING y XIA MINGQUN

Grandes extensiones de la región autónoma uigur de Xinjiang, en  China, están cubiertas por el desierto. Al contrario de este paisaje estéril, el distrito de Fuhai, una zona verde, se encuentra entre las montañas Altai, en el norte, y las llanuras y desiertos, en el sur. Dos ríos, el Ulungur y el Ertix, atraviesan esta zona fértil, formando millas de pasto verde. Fuhai es también el lugar donde se ubica la Reserva Natural Alashan, famosa por sus fuentes termales, el valle de las mariposas y el extenso lago Ulungur.

Con un área de 1.035 kilómetros cuadrados, Ulungur es uno de los 10 lagos de agua dulce más grandes de China y está dividido en dos: el Gran Lago Buluntuo y el pequeño Lago Jili. Desde el aire,  esta reserva de agua se parece a una calabaza. La costa dorada de 10 kilómetros se extiende al sureste del lago, que como lugar  turístico, ofrece todo tipo de actividades acuáticas, incluidas la natación, navegación y paseos en lancha rápida. Es una maravilla disfrutar el ambiente que aporta el agua en Xinjiang.

Jili está situado a 14 kilómetros al sur del distrito. Densas parcelas de ácoro y carrizo se extienden a lo largo de este lago, formando un corredor verde. En el lado este, por donde le llegan las aguas del río Ulungur, se encuentran los Nueve Valles de Yardang. La naturaleza ha utilizado una fuerza milenaria para cavar las rocas en formas espectaculares.

Un gran acontecimiento en el lago Ulungur es el día de pesca de invierno. En un día particular del año, los lugareños se reúnen sobre el lago congelado y cavan un gran hueco en el hielo, que puede tener más de un metro de espesor. Allí dejan redes. Cuando se piensa que es el momento de sacarlas, más de 30 personas  trabajan juntas para tirar las recadas sobre el hielo con la ayuda de máquinas de carretes.

Los lugareños dicen que el récord de pesca es de 83 toneladas,  y decenas de jóvenes trabajaron un día y una noche para extraer la captura del lugar. En el lago viven 23 diferentes tipos de peces. Cuando termina el día de trabajo, toda la comunidad prepara un  gran banquete de pescado.  

El cordero criado en la localidad es otra cosa que el visitante no se puede perder en Fuhai. Suave y sabroso, el cordero era ofrecido a los emperadores de la dinastía Tang. Documentos históricos indican  que “En Xinjiang, el cordero es grande como el buey, con una cola tan grande como una jofaina”. Al explicar por qué el cordero es tan excelente, los lugareños dicen que éste come ricas hierbas y toma agua mineral pura.

El Valle Alashan es otra zona atractiva de Fuhai. Su nombre, derivado del mongol, significa “valle de fuentes termales”. Para visitar este tranquilo lugar, los turistas pueden partir desde la sede del distrito, atravesar el pastizal Sarbulak, caminar a lo largo del río Zhuoerte y cruzar el Valle Jinshan. A lo largo del camino se ven piedras raras de diversas formas, caballos galopando, osos durmiendo, camellos extendiendo el cuello hacia el cielo, entre otras escenas. El Valle Alashan tiene 24 fuentes termales, con temperaturas entre 30 y 60 grados centígrados y a las cuales los lugareños han bautizado con nombres fascinantes, según sus características.

La Fuente Penquan derrama una corriente de agua caliente cada pocos segundos. Un baño en la Fuente del Estómago puede curar enfermedades del sistema digestivo. De la Fuente del Corazón emana el agua como las palpitaciones del órgano que la identifica. La población local piensa que las fuentes son divinas. Muchos atan  cintas blancas en los árboles cercanos y dejan monedas entre las piedras próximas a ellas para honrar a Buda.

En junio y julio, decenas de miles de mariposas llegan a esta zona especial. Nadie sabe de dónde vienen estas bellezas y por qué se reúnen aquí.

Al norte del Valle Alashan se encuentra la estación fronteriza Hongshanzui. Situada en el punto más alto de la montaña, unos 2.418 metros sobre el nivel del mar, la estación ha sido apodada la “isla solitaria en el mar de nieve”. A esta altura, los visitantes pueden ver las fronteras entre China y Mongolia.

El distrito de Fuhai, con un paisaje natural fenomenal formado por montañas, aguas, nubes, pastizales, bellas mariposas y mucha  tranquilidad, está muy apartado del bullicio de las ciudades. Esta localidad fronteriza demuestra claramente cómo el ser humano puede vivir en armonía con la naturaleza y conservar intacta su belleza. 

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