Fuhai,
oasis fascinante
Por
XU JING y XIA MINGQUN
Grandes
extensiones de la región autónoma uigur de Xinjiang, en
China, están cubiertas por el desierto. Al contrario de
este paisaje estéril, el distrito de Fuhai, una zona verde,
se encuentra entre las montañas Altai, en el norte, y las
llanuras y desiertos, en el sur. Dos ríos, el Ulungur y
el Ertix, atraviesan esta zona fértil, formando millas de
pasto verde. Fuhai es también el lugar donde se ubica la
Reserva Natural Alashan, famosa por sus fuentes termales,
el valle de las mariposas y el extenso lago Ulungur.
Con un área de 1.035 kilómetros cuadrados, Ulungur es uno
de los 10 lagos de agua dulce más grandes de China y está
dividido en dos: el Gran Lago Buluntuo y el pequeño Lago
Jili. Desde el aire, esta reserva de agua se parece a una
calabaza. La costa dorada de 10 kilómetros se extiende al
sureste del lago, que como lugar turístico, ofrece todo
tipo de actividades acuáticas, incluidas la natación, navegación
y paseos en lancha rápida. Es una maravilla disfrutar el
ambiente que aporta el agua en Xinjiang.
Jili está situado a 14 kilómetros al sur
del distrito. Densas parcelas de ácoro y carrizo se extienden
a lo largo de este lago, formando un corredor verde. En
el lado este, por donde le llegan las aguas del río Ulungur,
se encuentran los Nueve Valles de Yardang. La naturaleza
ha utilizado una fuerza milenaria para cavar las rocas en
formas espectaculares.
Un gran acontecimiento en el lago Ulungur es el día de
pesca de invierno. En un día particular del año, los lugareños
se reúnen sobre el lago congelado y cavan un gran hueco
en el hielo, que puede tener más de un metro de espesor.
Allí dejan redes. Cuando se piensa que es el momento de
sacarlas, más de 30 personas trabajan juntas para tirar
las recadas sobre el hielo con la ayuda de máquinas de carretes.
Los
lugareños dicen que el récord de pesca es de 83 toneladas,
y decenas de jóvenes trabajaron un día y una noche para
extraer la captura del lugar. En el lago viven 23 diferentes
tipos de peces. Cuando termina el día de trabajo, toda la
comunidad prepara un gran banquete de pescado.
El cordero criado en la localidad es otra cosa que el visitante
no se puede perder en Fuhai. Suave y sabroso, el cordero
era ofrecido a los emperadores de la dinastía Tang. Documentos
históricos indican que “En Xinjiang, el cordero es grande
como el buey, con una cola tan grande como una jofaina”.
Al explicar por qué el cordero es tan excelente, los lugareños
dicen que éste come ricas hierbas y toma agua mineral pura.
El Valle Alashan es otra zona atractiva
de Fuhai. Su nombre, derivado del mongol, significa “valle
de fuentes termales”. Para visitar este tranquilo lugar,
los turistas pueden partir desde la sede del distrito, atravesar
el pastizal Sarbulak, caminar a lo largo del río Zhuoerte
y cruzar el Valle Jinshan. A lo largo del camino se ven
piedras raras de diversas formas, caballos galopando, osos
durmiendo, camellos extendiendo el cuello hacia el cielo,
entre otras escenas. El Valle Alashan tiene 24 fuentes termales,
con temperaturas entre 30 y 60 grados centígrados y a las
cuales los lugareños han bautizado con nombres fascinantes,
según sus características.
La
Fuente Penquan derrama una corriente de agua caliente cada
pocos segundos. Un baño en la Fuente del Estómago puede
curar enfermedades del sistema digestivo. De la Fuente del
Corazón emana el agua como las palpitaciones del órgano
que la identifica. La población local piensa que las fuentes
son divinas. Muchos atan cintas blancas en los árboles
cercanos y dejan monedas entre las piedras próximas a ellas
para honrar a Buda.
En junio y julio, decenas de miles de
mariposas llegan a esta zona especial. Nadie sabe de dónde
vienen estas bellezas y por qué se reúnen aquí.
Al norte del Valle Alashan se encuentra
la estación fronteriza Hongshanzui. Situada en el punto
más alto de la montaña, unos 2.418 metros sobre el nivel
del mar, la estación ha sido apodada la “isla solitaria
en el mar de nieve”. A esta altura, los visitantes pueden
ver las fronteras entre China y Mongolia.
El distrito de Fuhai, con un paisaje natural fenomenal
formado por montañas, aguas, nubes, pastizales, bellas mariposas
y mucha tranquilidad, está muy apartado del bullicio de
las ciudades. Esta localidad fronteriza demuestra claramente
cómo el ser humano puede vivir en armonía con la naturaleza
y conservar intacta su belleza.
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