Bocados
de emperador
Por INESA
PLESKACHEUSKAYA*

Todos los chinos siguen una antigua máxima:
Comer es supremo y por lo tanto disfrutan cada comida de
una manera seria y responsable.
Los historiadores coinciden en que el más famoso de todos
los banquetes imperiales se ofreció en ocasión del cumpleaños
80 del Emperador Qianlong, en 1791. Qianlong fue el cuarto
emperador de la Dinastía Qing (1644- 1911) y tenía muchos
atributos y un gran talento. En 1795, el día en que se cumplía
el sexagésimo aniversario de su llegada al poder, Qianlong
se retiró de los asuntos del Estado para dedicarse a lo
que había sido la pasión de toda su vida- las ciencias.
Pero en 1791 todavía era el gran gobernador
del Reino Celestial y el banquete ofrecido en su honor fue
debidamente suntuoso. El cumpleaños del Emperador siempre
era un gran acontecimiento de celebración nacional que duraba
varios días.
Incluso el propio Emperador se tomaba el
día y dejaba a un lado el estudio de los pleitos legales
y decretos oficiales. La Ciudad Prohibida era decorada con
linternas y banderas y varios pabellones, altares y arcos
conmemorativos se construían a lo largo de los 15 kilómetros
del camino entre la mencionada instalación y el Palacio
de Verano (Yuanmingyuan).
Monjes budistas leían textos sánscritos y rezaban por la
salud del Emperador, mientras las concubinas, familiares
y funcionarios vestían sus mejores y más vistosos trajes.
Espectáculos musicales y de ópera aportaban también alegría
durante el día y la noche.
El día que cumplió 90 años, Qianlong recibió en el Salón
de la Armonía Suprema a los familiares y funcionarios que
vinieron a felicitarle y expresarle su respeto. El almuerzo
tuvo lugar en los Salones de La Paz y de la Longevidad.
En la noche, el Salón de la Pureza Celestial acogió el gran
banquete. En el centro se colocó una enorme mesa cubierta
con un mantel amarillo con gemas incrustadas y adornado
con dragones.
El banquete comenzaba justo en el momento
en que Qianlong tomaba su asiento. En total se servían 129
platos, incluidos 40 tipos de vinos, 20 entrantes, cuatro
tipos de sopa, 4 aperitivos, igual cantidad de frutas frescas
y 28 de frutas secas, así como 29 platos farináceos.
La vajilla utilizada por el Emperador era de bronce y se
hacía especialmente para esta ocasión y cada sopera tenía
una tapa dorada. El Emperador comía con una cuchara de palisandro
y palitos de marfil bañados con oro. Esta celebración se denominaba
Banquete Manchú-Han, el
cual era diferente de los comunes al ofrecer 129 platos,
en lugar de los 108 que normalmente se sirven. Este menú
incluía platos de todo el Reino Medio.
Durante la dinastía Yuan
(1279-1368) la creciente influencia de varios grupos
étnicos se hizo evidente en las mesas de los banquetes de
la nobleza del país, las cuales gemían por el peso de los
platos Nuzhen y Hui y de las bandejas con pasteles Gaoli
y especialidades de la cocina Han. Incluso en ese tiempo
se prestaba atención a qué se comía y sus efectos para la
salud. El libro Principios de Una Dieta Saludable
era muy popular.
El plato preferido de la cocina mongola era
cordero asado y el famoso plato de banquete “OchoTesoros”,
que incluía igual número de especies marinas raras y costosas,
también gustaba mucho.
Durante las siguientes dinastías Ming (1368-1644) y Qing
(1644-1911) el banquete imperial alcanzó su cénit. Entonces
se servían platos de todas las regiones del imperio, muchos
de ellos a base de vegetales. Con los viajes a Occidente
del Almirante Zheng He, de la dinastía Ming, la pastelería
de Europa Occidental comenzó a aparecer en la mesa. Al Emperador
Tianqi (1621-1627), de la dinastía Ming, le gustaba organizar
banquetes en botes decorados en un lago. Cuando el Emperador
Yongle (1403-1424) trasladó la capital Ming de Nanjing para
Beijing, los miles de chefs que le acompañaron adaptaron
la cocina del Sur al gusto del Norte y a los alimentos
disponibles. Fue durante la dinastía Ming que la famosa
mesa de los “Ocho Inmortales”, de forma cuadrada y con capacidad
para igual número de personas, apareció. Cada una de sus
plazas tenía un significado especial. La norma era reservar
la silla ubicada en la parte suroeste que miraba al este para el invitado
más importante. Todos los demás se sentaban según su rango
y edad.
Los emperadores de la dinastía Ming eran
famosos glotones. El servicio de diversión
del Emperador empleaba a 3.400 maestros de cocina para la
elaboración de los platos más exquisitos.
En su primer año en el poder, el Emperador
Shunzhi (1644-1661), fundador de la Dinastía Qing,
organizó el primer banquete manchú. Este tipo de cena se convirtió
en la celebración gastronómica típica para ocasiones especiales
como las bodas, la primera etapa en el ciclo agrícola, la
buena cacería y el equinoccio de primavera. Los funcionarios
de las etnias manchú y Han
solían invitarse unos a los otros a cenar y recurrían a
todo su arsenal culinario en un esfuerzo por brindar los
platos más exquisitos y tentadores.
En la actualidad, los banquetes constituyen un lujo. Sin
embargo, varios restaurantes de Beijing están especializados
en esa oferta. Otros sirven platos individuales de la antigua
cocina palacial pero lejos del ambiente del estilo imperial.
Un plato de sopa en el Restaurante Yu Zhuan Tai se hace
a partir de pollo criado en una granja avícola en la provincia
de Hebei y se cocina durante 10 horas. Este exuda un olor
a carne de pato, jamón y concha seca que nos hace la boca
agua.
En la actualidad, no muchos se dan el lujo de un pleno
banquete festivo, pero siempre es un placer comer en cualquier
restaurante chino. Con una variedad tan amplia de platos
deliciosos, ¿cómo puedes equivocarte?
Los chinos hacen tres comidas al día y en el calendario
lunar no hay días de ayuno. Es normal comenzar a hablar
de negocios con una cena, pero se considera incorrecto abordarlos
mientras se come. Por lo tanto, si su socio de negocios
le invita a cenar y Usted está preparado para una conversación
seria, tenga paciencia: hay un lugar y momento para todo.
Los chinos siempre seleccionan los platos
de una manera seria y responsable. A cada persona sentada
a la mesa se le pregunta qué prefiere comer. Sus anfitriones
se mostrarán sorprendidos si Usted no se muestra interesado
en este proceso.
Para los chinos, la alimentación no es simplemente una
necesidad, sino uno de los placeres fundamentales de la
vida. Por ello, comen sin apuro y están dispuestos a probar
todos los platos posibles. En ocasiones festivas, al igual
que en los tiempos antiguos, los platos pueden sumar cientos.
Hoy, como históricamente se ha hecho, las comidas comienzan
con las ocho colaciones frías tradicionales, entre las cuales
figuran pollo, frijoles, huevos asados al horno, camarones
y varios vegetales. Luego siguen ocho tipos de entrantes,
de los que el último suele ser un pescado entero. El arroz
se sirve a mediados de la comida y la sopa al final, para
“precipitarla”, lo que siempre pienso que es excelente para
la digestión. Generalmente las cenas terminan con varios
tipos de dulces y frutas. Pero no se sirve café, todo es
sin café.
*INESA PLESKACHEUSKAYA es la jefa de la oficina
del periódico nacional bielorruso
Belarus de Hoy y del Canal de Televisión ONT en Beijing.
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