ABRIL
2005


Bocados de emperador

 

Por INESA PLESKACHEUSKAYA*

Todos los chinos siguen una antigua máxima: Comer es supremo y por lo tanto disfrutan cada comida de una manera seria y responsable.

Los historiadores coinciden en que el más famoso de todos los banquetes imperiales se ofreció en ocasión del cumpleaños 80 del Emperador Qianlong, en 1791. Qianlong fue el cuarto emperador de la Dinastía Qing (1644- 1911)  y tenía muchos atributos y un gran talento. En 1795, el día en que se cumplía el sexagésimo aniversario de su llegada al poder, Qianlong se retiró de los asuntos del Estado  para dedicarse a lo que había sido la pasión de toda su vida- las ciencias.

Pero en 1791 todavía era el gran gobernador del Reino Celestial y el banquete ofrecido en su honor fue debidamente suntuoso. El cumpleaños del Emperador siempre era un gran acontecimiento de celebración nacional que duraba varios días.

Incluso el propio Emperador se tomaba el día y dejaba a un lado el estudio de los pleitos legales y decretos oficiales. La Ciudad Prohibida era decorada con linternas y banderas y varios pabellones, altares y arcos conmemorativos se construían a lo largo de los 15 kilómetros del camino entre la mencionada instalación y el Palacio de Verano (Yuanmingyuan).

Monjes budistas leían textos sánscritos y rezaban por la salud del Emperador, mientras las concubinas, familiares y funcionarios vestían sus mejores y más vistosos trajes. Espectáculos musicales y de ópera  aportaban también alegría durante el día y la noche.

El día que cumplió 90 años, Qianlong recibió en el Salón de la Armonía Suprema a los familiares y funcionarios que vinieron a felicitarle y expresarle su respeto. El almuerzo tuvo lugar en los Salones de La Paz y de la Longevidad. En la noche, el Salón de la Pureza Celestial acogió el gran banquete. En el centro se colocó una enorme mesa cubierta con un mantel amarillo con gemas incrustadas y adornado con dragones. 

El banquete comenzaba justo en el momento en que Qianlong tomaba su asiento. En total se servían 129 platos, incluidos 40 tipos de vinos, 20 entrantes, cuatro tipos de sopa, 4 aperitivos, igual cantidad de frutas frescas y 28 de frutas secas, así como 29 platos farináceos.

La vajilla utilizada por el Emperador era de bronce y se hacía especialmente para esta ocasión y cada sopera tenía una tapa dorada. El Emperador comía con una cuchara de palisandro y palitos de marfil bañados con oro. Esta celebración se denominaba Banquete Manchú-Han, el cual era diferente de los comunes al ofrecer 129 platos, en lugar de los 108 que normalmente se sirven. Este menú incluía platos de todo el Reino Medio.  

Durante la dinastía Yuan (1279-1368)  la creciente influencia de varios grupos étnicos se hizo evidente en las mesas de los banquetes de la nobleza del país, las cuales gemían por el peso de los platos Nuzhen y Hui y de las bandejas con pasteles Gaoli y especialidades de la cocina Han. Incluso en ese tiempo se prestaba atención a qué se comía y sus efectos para la salud. El libro Principios de Una Dieta Saludable era muy popular.

El plato preferido de la cocina mongola era cordero asado y el famoso plato de banquete “OchoTesoros”, que incluía igual número de especies marinas raras y costosas, también gustaba mucho.

Durante las siguientes dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911) el banquete imperial alcanzó su cénit. Entonces se servían platos de todas las regiones del imperio, muchos de ellos a base de vegetales. Con los viajes a Occidente del Almirante Zheng He, de la dinastía Ming, la pastelería de Europa Occidental comenzó a aparecer en la mesa. Al Emperador Tianqi (1621-1627), de la dinastía Ming, le gustaba organizar banquetes en botes decorados en un lago. Cuando el Emperador Yongle (1403-1424) trasladó la capital Ming de Nanjing para Beijing, los miles de chefs que le acompañaron adaptaron la cocina del Sur  al gusto del Norte y a los alimentos disponibles. Fue durante la dinastía Ming que la famosa mesa de los “Ocho Inmortales”, de forma cuadrada y con capacidad para igual número de personas, apareció. Cada una de sus plazas tenía un significado especial. La norma era reservar la silla ubicada en la parte suroeste que miraba al este para el invitado más importante. Todos los demás se sentaban según su rango y edad.

Los emperadores de la dinastía Ming eran famosos glotones. El servicio de diversión del Emperador empleaba a 3.400 maestros de cocina para la elaboración de los platos más exquisitos.

En su primer año en el poder, el Emperador Shunzhi (1644-1661), fundador de la Dinastía Qing, organizó el primer banquete manchú. Este tipo de cena se convirtió en la celebración gastronómica típica para ocasiones especiales como las bodas, la primera etapa en el ciclo agrícola, la buena cacería y el equinoccio de primavera. Los funcionarios de las etnias manchú y Han  solían invitarse unos a los otros a cenar y recurrían a todo su arsenal culinario en un esfuerzo por brindar los platos más exquisitos y tentadores. 

En la actualidad, los banquetes constituyen un lujo. Sin embargo, varios restaurantes de Beijing están especializados en esa oferta. Otros sirven platos individuales de la antigua cocina palacial pero lejos del  ambiente del estilo imperial. Un plato de sopa en el Restaurante Yu Zhuan Tai se hace a partir de pollo criado en una granja avícola en la provincia de Hebei y se cocina durante 10 horas. Este exuda un olor a carne de pato, jamón y concha seca que nos hace  la boca agua.

En la actualidad, no  muchos se dan el lujo de un pleno banquete festivo, pero siempre es un placer comer en cualquier restaurante chino. Con una  variedad tan amplia de platos deliciosos, ¿cómo puedes equivocarte?

Los chinos hacen tres comidas al día y  en el calendario lunar no hay días de ayuno. Es normal comenzar a hablar de negocios con una cena, pero se considera incorrecto abordarlos mientras se come. Por lo tanto, si su socio de negocios le invita a cenar y Usted está preparado para  una conversación seria, tenga paciencia: hay un lugar y momento para todo.                                         

Los chinos siempre seleccionan los platos de una manera seria y responsable. A cada persona sentada a la mesa se le pregunta qué prefiere comer. Sus anfitriones se mostrarán sorprendidos si Usted no se muestra interesado en este proceso.

Para los chinos, la alimentación no es simplemente una necesidad, sino uno de los placeres fundamentales de la vida. Por ello, comen sin apuro y están dispuestos a probar todos los platos posibles. En ocasiones festivas, al igual que en los tiempos antiguos, los platos pueden sumar cientos. Hoy, como históricamente se ha hecho, las comidas comienzan con las ocho colaciones frías tradicionales, entre las cuales figuran pollo, frijoles, huevos asados al horno, camarones y varios vegetales. Luego siguen ocho tipos de entrantes, de los que el último suele ser un pescado entero. El arroz se sirve a mediados de la comida  y la sopa al final, para “precipitarla”, lo que siempre pienso que es excelente para la digestión. Generalmente las cenas terminan con varios tipos de dulces y frutas. Pero no se sirve café, todo es sin café.

*INESA PLESKACHEUSKAYA es la jefa de la oficina del periódico nacional bielorruso Belarus de Hoy y del Canal de Televisión ONT en Beijing.

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