ABRIL
2005


Mi viaje a China

 

Por JONH FREDI

El autor delante del Templo del Cielo

El pasado mes de mayo (2004) tuve la grata oportunidad de visitar ese bello y fantástico país que es la grande y milenaria China. En mi caso no sólo se trataba de mi primer viaje a un país lejano, sino que constituía ante todo mi primera salida fuera de mi nación, Colombia, por lo que no podía menos que dejarme una experiencia imborrable.

Por años he sentido gran aprecio y admiración por la maravillosa China, su pueblo y milenaria cultura. Pero ese sentimiento, que es también cariño, creció cuando por causalidad comencé a escuchar Radio Internacional de China (CRI) y a leer la revista China Hoy, medios que me acercaron a la realidad del pueblo chino y me mostraron las impresionantes bellezas y el desarrollo que la nación china ha alcanzado en lo largo de su historia. Según profundizaba en el conocimiento sobre China, así crecía mi amistad y afecto hacia el país. Lo que nunca imaginé al contactar con estos medios informativos - y a través de ellos con los que serían mis apreciados amigos de la radio -, es que a instancias suyas recibiría la gran felicidad de mi vida: un premio para visitar China. Jamás pensé que este anhelo se hiciera realidad tan pronto, a mis 20 años de vida.

Luego de los trámites necesarios, de recibir los boletos de vuelo y obtener mi visa en la Embajada China en Bogotá, la capital de mi país, llegué a Beijing tras una breve escala área en París, para hacer efectivo mi premio como ganador del concurso Viaje Cultural por el Oeste de China. Este fue promovido año pasado por CRI entre todos sus oyentes. Como premio principal, la emisora otorgó un viaje a China con todos los gastos pagados, incluidos billete aéreo de ida y vuelta, hotel, alimentación, transporte y entradas para diferentes lugares.

Jhon Fredy dejó sus huellas en la Gran Muralha

En Beijing, me recibió una joven locutora del departamento de español de CRI, quien fue mi guía y traductora acompañante particular durante mi estadía en China. Desde ese momento hasta mi último día en tierra china sentí la notable acogida y excelente hospitalidad de estos amigos, y en general de la sociedad china en los diferentes lugares que visitamos, lo cual me hacía sentir aceptado y benvenido como en casa.

Con frecuencia me era imposible contener la emoción y el orgullo. No sólo por ser un invitado especial, sino como único representante en ese momento de los oyentes hispanohablantes de CRI. Los demás nueve ganadores procedían de Australia, Sri Lanka, Vietnam, Benin, Malasia, la India, Nepal, Hungría e Irán.

En Beijing, la brillante capital china, disfruté al máximo visitando preciosos y magníficos lugares que hasta entonces sólo había podido admirar por medio de fotografías publicadas en China Hoy, o escuchando programas de CRI.

Sin temor a equivocarme puedo reiterar las palabras de otro gran amigo de China, el oyente español ganador el año anterior, señor Joaquín Planell Roch, también lector de la revista, quien dijo: “Beijing es una ciudad moderna, enorme, comparable a cualquier gran capital del mundo occidental”. He notado, en efecto, que la ciudad crece a pasos agigantados, y que a pesar de su inmensidad sigue construyendo minuto a minuto, preparándose para los próximos Juegos Olímpicos del 2008, y para convertirse en muy poco tiempo en una de las mayores metrópolis del mundo moderno. Beijing es un contraste ideal entre lo moderno y lo antiguo, sus construcciones conservan estilos clásicos que imprimen un sentimiento cultural e histórico a la ciudad vanguardista. Sus lugares antiguos se conservan intactos en el tiempo, haciendo pensar que no se trata de una ciudad, sino de un amplio museo al aire libre. Todo ello sin mencionar la impresión vivida en los muchos sitios culturales e históricos y patrimonios de China visitados en Beijing, entre los cuales mencionaré el tramo de Badaling de la Gran Muralla, la Plaza y Pórtico de Tian´anmen, el Museo del Palacio Imperial, el Palacio de Verano, el Parque Beihai, el templo de Confucio, el Templo del Cielo y la Mansión del Príncipe Gong.

Para mi sorpresa no sólo pude visitar Beijing; también tuve la grata posibilidad de conocer otra gran ciudad milenaria de China, Xi´an, la capital de la central provincia de Shaanxi. Allí pude notar las diferencias entre ambas ciudades y gozar de las riquezas valiosas y maravillas de esa histórica urbe provincial, que alguna vez fungió como capital de China. Allí visité sitios de alto significado cultural y fama doméstica y mundial al estilo del Museo de los Guerreros de Terracota, el Templo de Famen, la Pagoda Dayan, las Tumbas Imperiales Qianling de Gao Zong y Wu Zetian, el Museo de Historia de Shaanxi, entre otros.

"En Xi´an visité sitios de alto significado cultural y fama doméstica y mundial al estilo del Museo de los Guerreros de Terracota"

Por si fuera poco, también tuve el honor de ser testigo del desarrollo económico, científico, tecnológico e industrial chino, visitando la fábrica de acero de Beijing, y las Zonas de Alta Tecnología y Desarrollo y Agricultural en Xi´an, con lo cual comprobé los avances reales y progresos constantes de China en estos campos. No menos ilustrativos resultaron espectáculos culturales tales como la Opera de Beijing en el Teatro Luyuan, los actos de acrobacia china y ceremonias privadas en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing y en el Centro de Convenciones Internacionales de Xi´an, con los cuales nos agasajaron la radio y el gobierno chinos. Y claro, no podía faltar la exquisita comida china. Degusté numerosos platillos de la amplia gama culinaria china, tanto en Beijing como en Shaanxi. Entre ellos el pato laqueado, los dados de pollo  gongbao, el queso de soja, el cordero asado, camarones picantes, ravioles, tallarines, rollos de primavera, entre otros muchos, tanto dulces como agrios, acompañados siempre de un buen té de crisantemo. La hospitalidad que me ofrecieron los amigos de CRI me hizo pensar que sus oyentes somos algo más que lejanos amigos; nos consideran personas valiosas y amigos reales de China.

Estando en Beijing no podía perder esa oportunidad única de visitar  a otros buenos amigos, los de la revista China Hoy, en cuya redacción  tuve el placer de conocer a Angeles Wang (Wang Yang), amiga redactora de la revista, con quien he sostenido contacto amistoso por Internet, y otra gran persona fue Belén Yao (Yao Bei), que fungió como mi anfitriona y me enseñó algo del edificio donde mes a mes nace esta importante revista, misma que me ha permitido aprender muchísimo sobre China. Ese breve instante y la conversación con Belén en torno a un vaso con agua, resultaron muy significativos y satisfactorios. Fue un momento inolvidable, que espero se repita algún día en que pueda regresar para conversar un poco más.

De China partí con muchas grandes impresiones, tras ser testigo por unos días de su crecimiento y su vida, las que me dejaron recuerdos imborrables y maravillosos, sembrados para siempre en mi corazón junto al abono de la gratitud y la amistad. Al regreso a mi querida Colombia me recibieron mis familiares y amigos, expectantes por saber más de la lejana China escuchando mis experiencias de primera mano. En Beijing dejé, además de un fuerte abrazo, mis mejores deseos de que China prospere aun más, mis agradecimientos profundos a la radio y al gobierno, y mi amistad imperecedera a todo el pueblo chino, esperando tener otra oportunidad de regresar en el futuro.

Mis deseos finales son que muchas otras personas, en especial hispanohablantes como yo, puedan tener esa oportunidad en su vida. He comprobado en persona que nada es imposible y cualquier sueño se puede alcanzar.

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