Mi viaje a China
Por JONH FREDI
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El autor delante
del Templo del Cielo |
El pasado
mes de mayo (2004) tuve la grata oportunidad de visitar
ese bello y fantástico país que es la grande y milenaria
China. En mi caso no sólo se trataba de mi primer viaje
a un país lejano, sino que constituía ante todo mi primera
salida fuera de mi nación, Colombia, por lo que no podía
menos que dejarme una experiencia imborrable.
Por años he
sentido gran aprecio y admiración por la maravillosa China,
su pueblo y milenaria cultura. Pero ese sentimiento, que
es también cariño, creció cuando por causalidad comencé
a escuchar Radio Internacional de China (CRI) y a leer
la revista China Hoy, medios que me acercaron a
la realidad del pueblo chino y me mostraron las impresionantes
bellezas y el desarrollo que la nación china ha alcanzado
en lo largo de su historia. Según profundizaba en el conocimiento
sobre China, así crecía mi amistad y afecto hacia el país.
Lo que nunca imaginé al contactar con estos medios informativos
- y a través de ellos con los que serían mis apreciados
amigos de la radio -, es que a instancias suyas recibiría
la gran felicidad de mi vida: un premio para visitar China.
Jamás pensé que este anhelo se hiciera realidad tan pronto,
a mis 20 años de vida.
Luego de los
trámites necesarios, de recibir los boletos de vuelo y
obtener mi visa en la Embajada China en Bogotá, la capital
de mi país, llegué a Beijing tras una breve escala área
en París, para hacer efectivo mi premio como ganador del
concurso Viaje Cultural por el Oeste de China. Este fue
promovido año pasado por CRI entre todos sus oyentes.
Como premio principal, la emisora otorgó un viaje a China
con todos los gastos pagados, incluidos billete aéreo
de ida y vuelta, hotel, alimentación, transporte y entradas
para diferentes lugares.
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Jhon Fredy dejó
sus huellas en la Gran Muralha |
En Beijing,
me recibió una joven locutora del departamento de español
de CRI, quien fue mi guía y traductora acompañante particular
durante mi estadía en China. Desde ese momento hasta mi
último día en tierra china sentí la notable acogida y
excelente hospitalidad de estos amigos, y en general de
la sociedad china en los diferentes lugares que visitamos,
lo cual me hacía sentir aceptado y benvenido como en casa.
Con frecuencia
me era imposible contener la emoción y el orgullo. No
sólo por ser un invitado especial, sino como único representante
en ese momento de los oyentes hispanohablantes de CRI.
Los demás nueve ganadores procedían de Australia, Sri
Lanka, Vietnam, Benin, Malasia, la India, Nepal, Hungría
e Irán.
En Beijing,
la brillante capital china, disfruté al máximo visitando
preciosos y magníficos lugares que hasta entonces sólo
había podido admirar por medio de fotografías publicadas
en China Hoy, o escuchando programas de CRI.
Sin temor
a equivocarme puedo reiterar las palabras de otro gran
amigo de China, el oyente español ganador el año anterior,
señor Joaquín Planell Roch, también lector de la revista,
quien dijo: “Beijing es una ciudad moderna, enorme, comparable
a cualquier gran capital del mundo occidental”. He notado,
en efecto, que la ciudad crece a pasos agigantados, y
que a pesar de su inmensidad sigue construyendo minuto
a minuto, preparándose para los próximos Juegos Olímpicos
del 2008, y para convertirse en muy poco tiempo en una
de las mayores metrópolis del mundo moderno. Beijing es
un contraste ideal entre lo moderno y lo antiguo, sus
construcciones conservan estilos clásicos que imprimen
un sentimiento cultural e histórico a la ciudad vanguardista.
Sus lugares antiguos se conservan intactos en el tiempo,
haciendo pensar que no se trata de una ciudad, sino de
un amplio museo al aire libre. Todo ello sin mencionar
la impresión vivida en los muchos sitios culturales e
históricos y patrimonios de China visitados en Beijing,
entre los cuales mencionaré el tramo de Badaling de la
Gran Muralla, la Plaza y Pórtico de Tian´anmen, el Museo
del Palacio Imperial, el Palacio de Verano, el Parque
Beihai, el templo de Confucio, el Templo del Cielo y la
Mansión del Príncipe Gong.
Para mi sorpresa
no sólo pude visitar Beijing; también tuve la grata posibilidad
de conocer otra gran ciudad milenaria de China, Xi´an,
la capital de la central provincia de Shaanxi. Allí pude
notar las diferencias entre ambas ciudades y gozar de
las riquezas valiosas y maravillas de esa histórica urbe
provincial, que alguna vez fungió como capital de China.
Allí visité sitios de alto significado cultural y fama
doméstica y mundial al estilo del Museo de los Guerreros
de Terracota, el Templo de Famen, la Pagoda Dayan, las
Tumbas Imperiales Qianling de Gao Zong y Wu Zetian, el
Museo de Historia de Shaanxi, entre otros.
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"En Xi´an
visité sitios de alto significado cultural
y fama doméstica y mundial al estilo del Museo
de los Guerreros de Terracota" |
Por si fuera poco, también tuve el honor de ser testigo
del desarrollo económico, científico, tecnológico e industrial
chino, visitando la fábrica de acero de Beijing, y las
Zonas de Alta Tecnología y Desarrollo y Agricultural en
Xi´an, con lo cual comprobé los avances reales y progresos
constantes de China en estos campos. No menos ilustrativos
resultaron espectáculos culturales tales como la Opera
de Beijing en el Teatro Luyuan, los actos de acrobacia
china y ceremonias privadas en el Gran Palacio del Pueblo
de Beijing y en el Centro de Convenciones Internacionales
de Xi´an, con los cuales nos agasajaron la radio y el
gobierno chinos. Y claro, no podía faltar la exquisita
comida china. Degusté numerosos platillos de la amplia
gama culinaria china, tanto en Beijing como en Shaanxi.
Entre ellos el pato laqueado, los dados de pollo gongbao,
el queso de soja, el cordero asado, camarones picantes,
ravioles, tallarines, rollos de primavera, entre otros
muchos, tanto dulces como agrios, acompañados siempre
de un buen té de crisantemo. La hospitalidad que me ofrecieron
los amigos de CRI me hizo pensar que sus oyentes somos
algo más que lejanos amigos; nos consideran personas valiosas y amigos reales
de China.
Estando en Beijing no podía perder esa oportunidad única
de visitar a otros buenos amigos, los de la revista China
Hoy, en cuya redacción tuve el placer de conocer
a Angeles Wang (Wang Yang), amiga redactora de la revista,
con quien he sostenido contacto amistoso por Internet,
y otra gran persona fue Belén Yao (Yao Bei), que fungió
como mi anfitriona y me enseñó algo del edificio donde
mes a mes nace esta importante revista, misma que me ha
permitido aprender muchísimo sobre China. Ese breve instante
y la conversación con Belén en torno a un vaso con agua,
resultaron muy significativos y satisfactorios. Fue un
momento inolvidable, que espero se repita algún día en
que pueda regresar para conversar un poco más.
De China partí
con muchas grandes impresiones, tras ser testigo por unos
días de su crecimiento y su vida, las que me dejaron recuerdos
imborrables y maravillosos, sembrados para siempre en
mi corazón junto al abono de la gratitud y la amistad.
Al regreso a mi querida Colombia me recibieron mis familiares
y amigos, expectantes por saber más de la lejana China
escuchando mis experiencias de primera mano. En Beijing
dejé, además de un fuerte abrazo, mis mejores deseos de
que China prospere aun más, mis agradecimientos profundos
a la radio y al gobierno, y mi amistad imperecedera a
todo el pueblo chino, esperando tener otra oportunidad
de regresar en el futuro.
Mis deseos
finales son que muchas otras personas, en especial hispanohablantes
como yo, puedan tener esa oportunidad en su vida. He comprobado
en persona que nada es imposible y cualquier sueño se
puede alcanzar.