ABRIL
2005


¿Qué piensan los estudiantes chinos repatriados?

Por XIAO QIAO

 
Los repatriados traen al país muchos proyectos de alta tecnología

Desde los últimos años de la década de los 70 del siglo pasado, unos 700.000 chinos han salido a estudiar al extranjero. Hasta finales de 2003, unos 172.800 de ellos habían regresado a la patria en busca de oportunidades de desarrollo. En la jerga popular se les ha endilgado el mote de “tortuga”, porque en chino repatriado tiene la misma pronunciación que el nombre del quelonio.

En la China actual, no sólo se incrementa la cifra de aquellos que salen a estudiar en el extranjero, sino también de quienes vuelven a casa a trabajar.

¿Cómo asumen los chinos a los “tortugas”? ¿Cómo viven éstos en su patria? La Federación Nacional de la Juventud de China realizó una encuesta sobre la situación de los que salen al extranjero y los repatriados, en lo que ha constituido la primera investigación de esa envergadura por medio de internet. El estudio tomó en total un mes y abarcó a 49 países y regiones del mundo. Unas 3.097 personas se registraron para participar en la encuesta. De este total, el 95,1 por ciento pasó por la experiencia de estudiar en el extranjero. La edad media de los participantes, varones en su mayoría, fue 29 años.

La encuesta se divide en ocho partes: opinión pública sobre estudios en el extranjero, vida estudiantil en el extranjero, ambiente sentimental de los estudiantes en el extranjero, expectativas sobre regreso a la patria, críticas que encaran los repatriados, políticas relativas a los estudios en el extranjero, problemas para el desarrollo profesional en la patria y situación actual de los repatriados. La encuesta consta de 60.000 caracteres chinos.

Estudios por cuenta propia, modo principal de estudiar en el extranjero

Un 39 por ciento de los chinos desean vehementemente estudiar en otro país, mientras que el 48 por ciento tiene deseos más moderados en ese sentido. La mayor atracción de estudiar en otra nación se vincula con la calidad de la enseñanza, un mejor ambiente de vida y más oportunidades para desarrollarse. Sólo el uno por ciento de los investigados sale a estudiar en el extranjero por ganar dinero con más facilidad.

La encuesta muestra que, además de EE.UU. y Japón, los estudiantes en el extranjero se están ampliamente distribuidos por 49 países y regiones del mundo. El 96 por ciento de los estudiantes chinos seleccionan a Europa, América del Norte, Oceanía y el Este de Asia.

Los estudiantes chinos suelen preferir como destino a Reino Unido, Estados Unidos, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Canadá, Alemania, Singapur, Francia y Holanda. En la encuesta, el Reino Unido se convierte por primera vez en el primer país de destino, superando a Estados Unidos.

Con una proporción del 79 por ciento, la opción de salida por cuenta propia ha devenido  el modo más común de estudiar en el extranjero para los chinos. El siguiente es la solicitud de beca. Los que se acogen a la selección gubernamental ocupan solamente el 5,5 por ciento. Sin importar si viajan por cuenta propia o a cargo del Estado, los que seleccionan al Reino Unido y a Estados Unidos son mayoría, con una proporción del 38,3 por ciento. En cuanto a becas, la mayor parte del estudiantado se decanta por Estados Unidos.

Los repatriados no se sienten disminuidos por que les llamen “tortugas”. Más de la mitad de ellos sienten que sus compatriotas los consideran superiores, pero prefieren que el público les vea como gente ordinaria. El señor Wang, que estudió en Alemania, dijo al respecto: “Siempre me siento rodeado de una aureola invisible, ya sea cuando busco empleo o cuando hago de amigos, por lo que se trata por partes iguales de un estímulo y una carga para mí”.

Forja espiritual, mayor logro del estudio en el extranjero

Empresas e instituciones nacionales salen al extranjero para anunciar puestos de empleo vacantes

Al hablar de los dividendos que dejan los estudios en el extranjero, el 36,5 por ciento de los encuestados selecciona la “forja del espíritu”, el 31,5 por ciento cree que los mismos estriban en “un mejor conocimiento de la comunidad internacional”, y el 24 por ciento cree que se trata del “enriquecimiento intelectual y el perfeccionamiento de la capacidad profesional”.

Liu es estudiante de tercer año de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda. Afirma: “En el extranjero, tengo que encarar por mí misma todos los asuntos complicados como solicitar visa, cambiar de facultad, preparar exámenes, alquilar apartamento y abordar autobuses. No pocos compañeros míos alquilan habitaciones en casas de familias locales. A veces, no logran conseguir la convivencia adecuada con el dueño de la casa hasta tanto se someten a juicio. Tales situaciones constituyen un dolor de cabeza, pero contribuyen a forjar un carácter firme”.

Para los que estudian en el extranjero, la mayor desventaja estriba en la soledad emocional. Las diferencias lingüísticas y culturales les provocan ocasionales molestias y a menudo caen bajo el peso de la presión económica.

Más del 20 por ciento de los que estudian en el extranjero no tienen pareja sentimental. Algunos, a pesar de tenerlas, o estar casados, viven separados o distanciados de sus medias naranjas. El 60 por ciento de éstos escoge soportar esta nostalgia, mientras que el 16 por ciento escoge despedirse de su amor o divorciarse. Algunos concilian la soledad buscando amantes, ante lo cual la mayoría de los estudiantes en el extranjero adoptan una actitud tolerante.

Cerca de una mitad de los estudiantes en el extranjero consideran casi nulas las posibilidades de mantener el noviazgo o matrimonio a menos que sus parejas salgan junto a ellos al extranjero. La vida en el extranjero, consideran, provoca tantos cambios en la persona que ésta no vuelve la misma de antes, aunque haya vuelto al país, algo muy difícil de comprender para los que no han salido. Sólo el 20 por ciento tiene fe en que el amor verdadero será capaz de superar la prueba de fuego de la distancia física entre dos personas.

Más de la mitad de los estudiantes encuestados opinan que, “la experiencia de vivir en el extranjero supera al estudio mismo” y que “nunca se han arrepentido de la decisión de salir al extranjero”. Cerca del 30 por ciento dijeron que habían vacilado frente a la pregunta, pero confirmaron su decisión al final. El 2,9 por ciento de los investigados se arrepintieron de su decisión de salir fuera de la patria.

Todos los investigados reconocen los cambios que se operaron en ellos por esta salida. El 71,2 por ciento creen que ha cambiado su modo de actuar, el 70,7 por ciento creen que su escala de valores se ha modificado. Al respecto, la mayoría creen haber experimentado más ventajas que desventajas, mientras que el 2,5 por ciento opinan al revés.

Cerca del 90 por ciento quiere regresar a la patria

La brecha en las condiciones de vida en China y el extranjero, se está reduciendo

En la encuesta, más de la mitad de los investigados creen que la tendencia general es  volverse a la patria después de terminar los estudios. El 90 por ciento de los que están estudiando en el extranjero expresan su deseo de regresar a China. Cerca de un tercio de ellos dijeron que regresarían de inmediato tras graduarse, y más de la mitad se pronunciaron por regresar después de acumular unos años de experiencia laboral.

Por lo regular, los graduados escogen regresar a la patria por consideraciones prácticas más que por patriotismo. “El ritmo de desarrollo de la economía nacional permite vislumbrar un porvenir brillante y más oportunidades”, afirman los que ven en esta particularidad su mayor impulso para el regreso. Súmese a ello que las relaciones de parentesco y la cultura también tienen un peso considerable. El aumento sostenido de la economía nacional y las condiciones preferenciales ofrecidas a los repatriados por el gobierno son otro motivo para la vuelta a casa.

Por otro lado, los principales obstáculos para reasentarse en China vienen dados por el omnipresente nepotismo que permea a la sociedad china, donde aún sobresalen carencias en el sistema jurídico y el ambiente de vida urbana que evidencia desventajas  comparativas.

Presión de empleo y expectativas familiares

Más de un tercio de los repatriados optan por Beijing y Shanghai como sus primeras selecciones para trabajar. Shanghai ostenta cinco puntos porcentuales más que Beijing.

La encuesta muestra que en lo tocante a empleo existe una notable distancia entre la expectativa y la realidad. Cerca de la mitad de los estudiantes en el exterior tiene su primera opción en las empresas de capital extranjero, seguidas por los  centros de enseñanza superior y los de investigación científica y tecnológica. En tercer lugar se deciden a iniciar sus propias empresas o emplearse en organizaciones internacionales o no gubernamentales. Los que quieren trabajar como funcionarios del gobierno, o para empresas estatales, sólo ocupan el 3,5 y 3,2 por ciento, respectivamente. Sin embargo, la investigación muestra que sólo un tercio de ellos pueden emplearse en empresas extranjeras, además de empresas civiles, centros de enseñanza superior o de investigación científica y tecnológica y empresas estatales. Cerca de la mitad de los repatriados se sienten “muy satisfechos” y “comparativamente satisfechos” por su trabajo.

Después de ver cómo caían en oídos sordos sus innumerables cartas de solicitud de empleo, Li Dai comenzó a darse cuenta de que la aureola de “tortuga” ya no brilla lo suficiente como para iluminarle el camino laboral. Su sueño es trabajar en una empresa extranjera. “Pero”, dice, “las empresas extranjeras en China no se han instalado para nosotros. Prestan atención a la experiencia de la ´tortuga´, pero sobre todo a su capacidad”. Al final, Li Dai se empleó en el departamento internacional de una institución civil docente.

Más del 20 por ciento de los repatriados escogieron iniciar sus propias empresas,  principalmente en la industria de alta tecnología, consultiva o educativa y cultural. La falta de experiencias administrativas es el mayor obstáculo para desarrollar su causa. El desconocimiento de “las reglas del juego” del mercado nacional y la transformación del intelectual en empresario constituyen otros dos retos. Creen que para mejorar el ambiente nacional en la creación de empresas privadas hay que resolver dos problemas peliagudos: el nepotismo y las imperfecciones del sistema jurídico.

A medida que disminuyen las exigencias para salir a estudiar al extranjero, así se incrementan las dificultades de los repatriados para conseguir trabajo. El 71,3 por ciento de ellos logra encontrar trabajo en un término de seis meses, pero el 10,2 por ciento no lo consigue hasta pasado un año. El motivo de esta dificultad se refleja en “la exagerada petición de pago” y las “incapacidades”. El 40 por ciento de ellos desean que su sueldo mensual supere los diez mil yuanes, equivalente a 1.200 dólares estadounidenses. La gran distancia entre la esperanza y la realidad se traduce en presiones.

(Datos tomados del periódico Diario de la Juventud de China)

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