La fiebre
del
tabaco
Por MARK GODFREY*

China
analiza el costo de su apetencia por el cigarrillo mientras
los fabricantes tratan de que más mujeres enciendan uno.
Los nombres e imágenes en las cajetillas de cigarrillo
en China suelen ser irónicamente crueles. La popular marca
Doble Felicidad muestra una pequeña advertencia sobre los
efectos en la salud en uno de sus lados. Muchos dependientes
venden solamente cigarrillos, con las tarjetas de teléfonos
y agua embotellada como diversiones temporales. Muy coloridos
y ubicados en calles secundarias, estos pequeños establecimientos
casi siempre se atienden desde la ventana de una habitación.
Muchos usan sus mercancías para crear finas muestras ornamentales.
Los fumadores irlandeses pueden encontrar 10 marcas de cigarrillos para
escoger en un estanquillo, en el caso de los chinos, éstas
suman cientos. La calidad varía pero una caja de 10 cigarrillos
de la popular Chungcheng se vende a tres yuanes (29
centavos de dólar) en la red minorista. Producida por la
Fábrica de Cigarrillos de Kunming, en la sureña provincia
de Yunnan, su rica envoltura color carmesí combina bien
con el rojo, azul y verde de las imitaciones de otras marcas
en el local de un vendedor en China. Algunas cajetillas
muestran dibujos tradicionales chinos, otras muñequitos
educativos y en otras se leen
máximas en caligrafía tradicional. Sus
nombres, perversamente evocadores, merecen que los transeúntes
les dediquen 10 minutos de su tiempo.
En noviembre del 2003, China firmó la Convención Marco
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control
del Tabaco, pero aún no ha ratificado ese acuerdo porque
ello implicaría introducir medidas más estrictas sobre la
venta a menores así como mayores impuestos a los cigarrillos.
Los enormes ingresos del gobierno provenientes de los impuestos
a las ventas de cigarrillos hacen que éste se muestre renuente
a modificar la política sobre este hábito. China es el mayor
productor de tabaco del mundo y tiene 350 millones de fumadores,
mientras cientos de millones de personas están empleadas
en la agro-industria tabacalera.
Según el Buró Nacional de Estadísticas, los ingresos
del gobierno por concepto de impuestos a los cigarrillos
equivalen a casi 6.000 millones de euros, pero estudios
de la OMS estiman en más de 5.000 millones de euros el costo
anual para el país en términos de salud y días laborales
perdidos.
Considerado en un tiempo un hábito inculto e inapropiado para las mujeres,
cada vez se hace menos inusual ver a una mujer china fumar.
Hoy se ejerce una presión constante sobre la
población posiblemente con el mayor potencial para los vendedores
de cigarrillos en el mundo.
Aunque la publicidad que estimula el consumo de cigarrillos
está oficialmente prohibida, atractivas revistas femeninas
con frecuencia muestran artículos con modelos y personalidades
entrevistadas que de una forma seductora exhalan el humo
de un cigarrillo hacia la cámara. Las heroínas en películas
chinas muy populares suelen encender un cigarrillo mientras
caminan entre las grandes tiendas y su local de trabajo
en rascacielos de cristal y mármol.
Un número creciente de ciudadanos chinos que regresan luego
de cursar estudios o trabajar en el extranjero también han
traído costumbres occidentales al país, lo cual hace que
el hábito de fumar entre las mujeres sea más aceptado por
la sociedad. Sólo el 4 por ciento de las mujeres chinas
fuma, en tanto en los hombres la cifra se estima en 64 por
ciento, de acuerdo con recientes estadísticas de la OMS.
“Probé un cigarrillo por primera vez hace poco y fue terrible”, afirma
la profesora universitaria Guan Yuanyuan, de 28 años de
edad. “Sin embargo, muchas películas y fotos muestran a
mujeres fumando, me parece algo que al menos debes probar.
Creo que una mujer fumando luce bien para los hombres”.
La mayoría de los fumadores chinos son jóvenes de provincias
que gastan en cigarrillos una buena parte de sus salarios,
los cuales suelen ser bajos. Feng Xuezhen, de 19 años de
edad, y Li Meng, de 23, trabajadores provenientes de la
central provincia de Hunan, se fuman como promedio 20 cigarrillos
al día.
Integrantes de un contingente de 2.000 obreros que trabajan en un proyecto
inmobiliario en el norte de Beijing, ambos laboran seis
días a la semana y reciben como salario mensual 550 yuanes.
“Gasto unos 150 yuanes de mi salario en cigarrillos”, explica Feng,
“Hace unos años que fumo. Es lo más natural que hiciera,
pues mi padre fuma y no le molestó cuando empecé a hacerlo”.
Un aumento de precio en sus marcas favoritas afectaría su bolsillo, reconoce
Li, pero “probablemente” no le impediría seguir fumando.
Como los fumadores son rechazados socialmente cada vez más en los países
occidentales, los fabricantes de cigarrillos concentran
sus esfuerzos en China, donde la legislación sobre el consumo
y las advertencias de salud son menos restrictivas. Marlboro
y Camel son grandes vendedores en el mercado local, aún
cuando una prohibición sobre la publicidad para los cigarrillos
desplazó a la primera como el gran patrocinador del nuevo
Gran Premio de Fórmula Uno de Shanghai. Su lugar lo ocupó
la compañía petrolera Sinopec.
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Un número creciente de defensores del medio
ambiente convencen a los fumadores para que dejen el
tabaquismo |
La protección de los jóvenes constituye la gran prioridad de los activistas
contra el tabaquismo.
El actor Jackie Chan y la gimnasta olímpica Liu Xuan fueron
contratados por la Asociación China contra el Hábito de
Fumar y por la Salud, una organización no-gubernamental
que trata de desestimular ese hábito entre la juventud.
Grandes carteles en blanco y negro muestran a un Chan sonriente
desbaratando enormes cigarrillos con sus característicos
golpes de artes marciales. “El joven común en China no tiene
mucho dinero para gastar, si los cigarrillos fueran más
caros, no los podrían comprar”, afirma el vicepresidente
de la citada organización no-gubernamental, Shen Erli, quien
defiende impuestos mayores sobre esos productos.
A los fumadores chinos les gusta comprar los cigarrillos
en paquetes de 20 cajetillas. Uno de esos paquetes es una
popular opción para un regalo y una perfecta muestra de
agradecimiento a policías y funcionarios en bares y restaurantes
que abren en barrios de la ciudad. China está muy lejos
de prohibir fumar en lugares públicos: Este reportero vio
recientemente a médicos unirse a sus probables pacientes
para encender un cigarrillo en un salón de espera de un
hospital público.
Dos de los fumadores sostenían firme la linda muchacha con un traje
típico que adorna la cajetilla de Ashima. Esta marca procede
de la Fábrica de Cigarrillos Yuxi, un grupo estatal de la
provincia de Yunnan, donde las ventas de tabaco representan
el 70 por ciento de los ingresos totales de esa provincia.
Es posible que los golpes y patadas de Jackie Chan no se
equiparen con esas cifras.
*MARK GODFREY es un periodista irlandés actualmente radicado en China.
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