1.300
millones de chinos: ¿Somos demasiados?
Por
nuestra reportera LU RUCAI
El
6 de enero de 2005, Zhang Yichi, quien nació en el Hospital
de Ginecología y Obstetricia de Beijing, se convirtió en el ciudadano N.° 1.300 millones
de China, diez años después de que lo hiciera el N.° 1.200
millones, en 1995.
El
nacimiento de Zhang Yichi ocurrió cuatro años más tarde
que lo pronosticado por los expertos. “Ello indica que
el ritmo del crecimiento demográfico disminuye. Después
de más de 30 años de arduo trabajo, China ha controlado
efectivamente el acelerado crecimiento de su población”,
expresó Yu Xuejun, director del Departamento de Política
y Legislación de la Comisión Estatal de Población y Planificación
Familiar (CEPPF).
De “más gente,
más fuerza” al control de la natalidad
Poco
después de la fundación de la República Popular China,
en 1949, cuando se acometían construcciones a un ritmo
acelerado en diversos
sectores, se decía “más gente, más fuerza”. Este lema
se hizo realidad sobre todo en las zonas rurales, donde
una familia con cuatro o cinco hombres podría ser más
próspera. Estimulado por este concepto, el país vivió
así su primer auge demográfico. En la década del 60 del
siglo XX, la población china aumentó bruscamente y en sólo cinco años, de 1964 a
1969, pasó de 700 millones a 800 millones.
En
1971, ante la presión del crecimiento demográfico, el
gobierno empezó a aplicar una política de planificación
familiar y propuso “estimular el matrimonio y la procreación
tardíos”. Se estimulaba
un intervalo de cuatro años entre los dos hijos
de una pareja. Ello marcó el inicio de la política de
control de la natalidad.
En
1980, cuando la población china llegó a 1.000 millones,
el gobierno estableció entonces la política de “un hijo
por pareja”, y la implementación de la política de planificación
familiar se hizo más rígida. En los últimos 30 años, el
crecimiento demográfico se ha controlado en cierto sentido,
manteniendo un nivel de crecimiento de 100 millones por
cada siete años.
Según
Gu Baochang, subsecretario general de la Asociación de
Planificación Familiar de China (APFCh), esta política
ha tenido como resultado un cambio histórico, de una alta
tasa de nacimiento, baja tasa de
mortalidad y alta tasa de crecimiento, a una baja
en esos tres indicadores. También ha retrasado en cuatro
años la llegada del ciudadano N.º 6.000 millones del mundo.
Después
de más de 30 años de esfuerzos, la tasa de fertilidad
integral del país ha bajado de 5,8 en principios de los
años 70 del siglo pasado a 1,8 en la actualidad. Según
datos de la CEPPF, de no haberse aplicado este control
de natalidad, China tendría hoy 400 millones de habitantes
más, y esto es sólo un cálculo conservador, de acuerdo
con algunos expertos.
Del castigo a
la remuneración
Liang
Xiaowu, de 36 años, es un obrero proveniente de los suburbios
de la ciudad de Zunyi, provincia de Guizhou. Liang es
diferente de sus amigos coetáneos por ser hijo único.
Sus padres, ambos mayores de 60 años, dependen de él para
mantenerse, por lo que la presión sobre quien los sostiene es enorme.
Liang y su esposa tienen un hijo, pero él todavía no está
decidido a tener otro. Una disposición
emitida por la CEPPF alivió un poco su preocupación.
En marzo de 2004, esa comisión anunció que algunos campesinos
de más de 60 años que no han violado la política de planificación
familiar entre los años 1973 a 2001 pueden recibir un
mínimo de 50 yuanes al mes como premio.
Cuatro
meses después, esta medida se aplicó de forma experimental
en 14 provincias, incluidas Sichuan, Yunnan, Gansu, Qinghai
y la ciudad de Zunyi, de la provincia de Guizhou. Ello
significa que los padres de Liang Xiaowu pueden recibir
por lo menos 50 yuanes mensuales hasta su fallecimiento.
Para los de edad avanzada que viven en aldeas remotas,
esta suma puede mejorar en cierto grado su nivel de vida
y a la vez aliviar la carga de Liang Xiaowu. Lo más importante
es que éste ha decidido no tener un segundo hijo.
La
experimentación de esta política en las zonas rurales
tiene un significado
especial. De los 1.300 millones de chinos, 900 millones
viven en el campo, donde predomina la economía del pequeño-agricultor
y el bienestar de la población senil no es tan bueno como
en las ciudades.
De
este forma, según el criterio de la mayoría de los campesinos,
tener hijos varones es muy importante para cuando se llega
a la vejez. En algunas zonas remotas donde predomina este
concepto, las familias sin hijos varones incluso son menospreciadas.
Por lo tanto, al principio de la implementación de la
planificación familiar, el mayor obstáculo provenía de
los campesinos.
En
ciertas áreas, los departamentos de planificación familiar
tuvieron que multar a las familias que violaron esta política.
Este fenómeno ya no existe. Más y más campesinos marchan
a trabajar a las ciudades y las zonas rurales se urbanizan
cada vez más, de forma tal que un número creciente de
campesinos jóvenes prefieren tener sólo un hijo. La mencionada
política de remuneración también ha tenido un cierto efecto
en el concepto de procreación de la población rural.
¿Se
pondrá fin a la política de planificación familiar?
Es
innegable que el ritmo del crecimiento poblacional de
China ha disminuido. Ante esta realidad, existen dos puntos
de vista totalmente opuestos en cuanto a la política demográfica
del país.
Uno
sostiene que la presión demográfica de China es exagerada.
Con el fin de evitar un temprano envejecimiento poblacional,
el país debe flexibilizar el control de la natalidad,
y muchos expertos abogan por una política que permita
tener dos hijos por pareja.
El
otro punto de vista se refiere a que aunque la tasa de
fertilidad integral del país ha bajado a 1,8, el nivel
de la de natalidad no es estable. Una vez que se flexibilice
el control, la población crecerá de forma rápida.
A
fines de 2002, unos 60 millones de mujeres de edad fecunda
obtuvieron certificados de hijo único. Si se relaja el
control, cada año habría un gran número de nacimientos
de carácter compensatorio. Ello constituiría un gran desafío
para la situación demográfica del país. En la actualidad,
el último punto de vista ha ganado mayor reconocimiento,
incluso de quienes promueven las citadas políticas. Qiao
Xiaochun, profesor del Instituto de Investigación Demográfica de la Universidad del Pueblo de China, señaló
que si la tasa de fertilidad integral es exacta, la población
nacional no sobrepasará
los 1.500 millones, muchos menos los 1.600 millones.
Tian
Xueyuan, vicepresidente de la Sociedad de Población de
China, expresó que en los próximos años, el problema demográfico
será más complicado, y la calidad y la estructura poblacional
merecen más atención. Este punto de vista ha ganado el
reconocimiento de numerosos expertos y funcionarios gubernamentales.
El
Foro Estatal sobre la Estrategia de Desarrollo de la Población
de China, realizado en febrero de 2004, se dedicó a estudiar
el cambio de la estrategia demográfica del Estado. Hua
Jianmin, consejero de Estado y secretario general del
Consejo de Estado, enfatizó en esa ocasión que deberíamos
hacer un análisis profundo de las cifras y los criterios
científicos sobre los principales problemas, como cuánta
tierra cultivable, cereales, agua dulce y energía se necesitarían
cuando el país alcance el tope de población, con el fin
de proporcionar bases científicas al gobierno para elaborar
políticas adecuadas. La investigación de la estrategia
del desarrollo demográfico, en la que participan más de 120 académicos y especialistas de la Academia
de Ciencias Sociales de China y la Universidad de Beijing,
se emprendió oficialmente.
Qiao
Xiaochun enfatizó que con el desarrollo científico y tecnológico,
las contradicciones entre la población y los recursos
disponibles siempre existirán, sin embargo, estas no se
agravarán, especialmente cuando comencemos a prestarles
atención.
Nota:
Según una encuesta por muestreo sobre el cambio poblacional
en 2004 realizada por el Buró Estatal de Estadísticas,
para fines de ese año la población total de la parte continental
del país fue de 1.299.880.000, de lo cual se calcula que
el incremento neto diario fue de 20.800 personas. De esta
forma, el 6 de enero de 2005 la población de China (sin
incluir la de Hong Kong, Macao y Taiwan) llegó a los 1.300
millones.