AGOSTO
2004


Apagando la sed y disminuyendo la pobreza

Para quien no haya tenido una visión de primera mano, es difícil imaginar cuánta pobreza y esperanzas diferidas se acumulan en la existencia de los habitantes del Oeste de China, por cuenta de la escasez de tierras cultivables y recursos hídricos en la zona. Sin embargo, la acción mancomunada del gobierno, de los propios habitantes del área y de diversos organismos internacionales e individuos, está imprimiendo un vuelco favorable a la lucha contra la pobreza. — La Red.

Depósito de agua de emergencia

Por nuestra reportera WALTZ

Hubo un tiempo en que Huang Mei’e entraba a su cocina a oscuras, encendía una antorcha, cogía una pértiga y un par de cubos y salía de casa sin hacer ruido. A lo lejos divisaba como otras antorchas penetraban en una cueva de los alrededores. Una vez casada, Huang Mei’ e se había trasladado a la aldea de Xiaodong, donde su vida se vio ligada al agua de la cueva en una especie de segundo e indisoluble matrimonio. Su casa queda en el distrito de Donglan, uno de los más afectados por la escasez de agua en la provincia de Guangxi, en el suroeste de China. Hasta hace poco, las aguas de la cueva, a varios kilómetros de distancia, constituían la única fuente de suministro del preciado líquido para los 300 aldeanos y sus respectivos animales.

En cierta ocasión, cuando Huang Mei’e llegó al sitio del pozo, ya había una fila de aldeanas a la espera de llenar sus cubos, encabezadas por una anciana de más de 70 años. La espalda de ésta semejaba una curva a fuerza de cargar agua durante años. En la misma fila había además mujeres con bebés dormidos a la espalda y muchachas en edad escolar, acostumbradas todas a pasar la noche haciendo cola para el agua y cargándola hasta sus hogares. Por fin le llegó el turno a Huang Mei’e. Bajó a la cueva de 50 metros de profundidad por un brocal que sólo permitía la entrada de una persona. Por suerte para ella, había llegado temprano. Todavía quedaba agua. De no haber sido así, hubiera tenido que esperar otras dos horas hasta que el agua volviera a acumularse en el fondo de la cueva.

Para subir, tuvo que colocarse a la espalda los dos cubos, apretando con los dientes la cuerda que los sujetaba, mientras se arrastraba por las paredes resbaladizas, con una mano sujeta a la roca y llevando la antorcha en la otra.

“Cada temporada de sequía, teníamos que ir por el agua de la cueva, que queda a unos dos a tres kilómetros de casa. Entre ida y vuelta se necesitan dos horas. Para una familia de seis personas y sus animales, cada día se precisan de 12 a 14 cubos de agua, por lo que se requiere todo un día para acarrearla”, rememora Huang. Y agrega: “Las mujeres de edad tienen los dientes deformados y desgastados por la cuerda del cubo”.

Los aldeanos de Xiaodong se han visto precisados a usar el agua con meticuloso cálculo: la media palangana de agua en que se lava la cara toda la familia al romper el día se conserva para el aseo de los pies en la noche. Luego se le da a beber a los cerdos. El agua de enjuagar las verduras se conservaba para lavar los tazones. No había agua para bañarse y sólo se podía aspirar a limpiarse el cuerpo con una toalla mojada.

Por un prolongado período, el agua ha regido el destino de los lugareños. Todo sentimiento en la aldea ha sido moldeado por la necesidad del líquido. En la temporada de sequía, todos los mayores iban por el agua y sólo quedaban en casa los niños, llorando de miedo a la oscuridad y por hambre, a lo cual se sumaba la barahúnda de chillidos y ladridos de cerdos y perros. Era un panorama desolador.

La provincia de Guangxi pertenece a la geomorfología cárstica, la cual propicia la filtración subterránea del agua a través de las grietas de las piedras. En tiempos normales el agua no se contiene en la superficie de la tierra, pero en época de lluvia, se producen inundaciones en corto tiempo, arrasando cultivos y casas.

Con la idea de almacenar el agua de lluvia, los aldeanos construyeron un estanque de uso público. Además, cada familia dispone ya de un depósito de agua. Sin embargo, el agua destila poco a poco por las fisuras del barro, sin que se pueda hacer nada cuando falta el cemento para cerrar los poros.

La aguda falta de agua en temporada de sequía solía generar agrias disputas por conseguirla, sin importar la hora del día. Los vecinos no cesaban de arracimarse sobre el estanque, quejándose, criticando y hasta agrediéndose entre ellos.

Así hasta 2001, cuando la Fundación para el Desarrollo de las Mujeres de China decidió ejecutar un proyecto de asistencia en Guangxi. Por otro lado, la Compañía de Películas Fotográficas Lucky donó 200.000 yuanes a los distritos de Donglan y Long’an para resolverles el problema del agua a 388 familias, que incluían a 2.000 personas. Gracias a este proyecto, la vida de Huang Mei’e y los aldeanos experimentaron enormes cambios. Tras cinco meses de ardua labor, cada familia construyó un depósito de agua de 60 metros cúbicos, al costo de 1.000 yuanes cada uno, invertidos en la compra de materiales de construcción. Al abrir el grifo, y viendo derramarse el agua, Huang Mei’e no pudo contener las lágrimas. “Ahora sí que toda mi familia y los animales tienen agua potable suficiente”, dijo.

Construido el depósito de agua, Huang ha ganado paz espiritual y ha comenzado a planificar el futuro. Ella y su marido compartían la misma idea: procesar requesón de soja. Con ello en mente, compraron instrumentos y se pusieron en acción: maceraron la soja, la molieron y presionaron el requesón.

La buena calidad del producto final trajo fama a la familia. “Ahora todo el mundo compra el requesón de soja de nuestra familia por que usamos agua limpia. Además, podemos cultivar verduras con suficiente agua”, expresó el marido de Huang.

Según ésta, ya han comprado televisor y lavadora con el dinero obtenido por la venta de requesón de soja. Por si fuera poco, están criando seis cerdos más y varias decenas de gallinas. Los residuos del requesón de soja sirven de pienso para los cerdos. Fuera del corral, construyen un estanque de metano. Todo ello forma una pequeña cadena de producción familiar.

Detrás del patio de la familia de Huang hay una huerta de verduras, donde los miembros del núcleo cultivan berenjenas. Según Huang, hay planes de construir un invernadero de 1.000 yuanes y contratar la tierra de la montaña detrás de la casa para cultivar mandarinas. Más tarde, añade, se levantará un edificio de dos pisos.

Anexo: Datos 1.

Situación actual de la lucha contra la pobreza

Según estadísticas de la Oficina del Consejo de Estado para la Disminución de la Pobreza, la población absolutamente pobre con un ingreso anual per cápita inferior a 637 yuanes ha disminuido de los 250 millones de personas de 1978 a 29 millones en 2003. La tasa de generación de pobreza se redujo del 30,7 por ciento al 3,1 por ciento. Además, la población con un ingreso anual per cápita inferior a 882 yuanes, línea de garantía mínima de supervivencia distrital, es de 56,17 millones de personas. Los dos grupos poblacionales arriba mencionados totalizan 85 millones de personas, quienes constituyen el principal objetivo de la ayuda a los pobres en la actualidad.

Guizhou es la provincia con mayor población pobre y mayor extensión territorial en estado de depauperación económica. En 1985, toda la provincia tenía una población rural pobre de 15 millones de personas, que representaban el 57,5 por ciento de la población campesina de la provincia. A fines de 2003, la población pobre se redujo a 2,9 millones de personas.

Desde 1996, las entidades del Gobierno Central responsabilizadas con brindar asistencia a una localidad carenciada asignaron 380 millones de yuanes a Guizhou. Con esa suma se ejecutaron 570 proyectos de ayuda a los pobres. Los lugares desprovistos de esa provincia recibieron 200 millones de yuanes en concepto de donación. Por medio de ayudas se establecieron 110 escuelas primarias y secundarias y se financiaron los estudios de 13.000 estudiantes pobres.

Datos 2.

La Fundación para el Desarrollo de las Mujeres de China (FDMCh) ejecuta el proyecto de ayuda a los pobres denominado “Depósito de agua”

La parte occidental de China es una de las principales zonas de sequía en el planeta, donde sólo ocurren precipitaciones anuales de entre 300 a 400 mm, mientras la evaporación es tan alta que llega de 1.500 a 2.000 mm. Los habitantes de esa zona suelen valerse de agua de lluvia acumulada en el depósito. Por falta de fondos para impermeabilizarlos, los depósitos rústicos no pueden conservar el agua.

Además, las difíciles condiciones de vida y el atraso educativo dejan sumidas a las mujeres en altas tasas de enfermedad, natalidad y mortalidad infantil.

En 2001, la FDMCh ejecutó un proyecto destinado a la construcción de depósitos de agua para las zonas noroeste carentes de agua, usando donaciones sociales.

A fines de 2003, se construyeron 90.000 depósitos de agua en 15 provincias, 1.070 obras de suministro de agua, con lo que 900.000 personas fueron beneficiadas. De esta cifra, el 70 por ciento son mujeres y niños.

Dirección de la FDMCh: Jianguomennei Dajie 15, Beijing, Fundación para el Desarrollo de las Mujeres de China

Teléfono de donación: 0086-10-65263572, -10-65140471


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