La
prueba de paternidad, crisis de confianza en las familias
modernas
Por LIANG WEN
En los últimos dos años, en la ciudad de
Nanjing, provincia de Jiangsu, se ha popularizado confirmar
la paternidad de los hijos. Así, en los primeros
días tras la Fiesta de la Primavera de 2003, el Hospital
del Pueblo atendió una veintena de peticiones, cifra
equivalente a la cantidad acumulada durante dos meses.
El periodista que ha difundido esta noticia, visitó
los centros especializados en este tipo de análisis
en Shanghai, Guangzhou, Beijing y Harbin, llegando a la
conclusión de que en esos lugares no existe aún
la enorme demanda generada en Nanjing, aunque las solicitudes
de identificaciones paternales sí aumentan progresivamente
cada año.
El profesor Liu Jingzhong del Hospital Chaoyang de Beijing,
el único organismo autorizado a realizar las pruebas
de paternidad fuera de los departamentos judiciales manifestó
que desde el año 2000, momento en que se abrió
a la sociedad el examen médico para saber si los
hijos son propios, hemos atendido más de 300
solicitudes. El aumento de peticiones se debe también
a la facilidad de realizar consultas vía Internet.
Durante las vacaciones de invierno y verano, recibimos más
casos debido a que los niños están libres.
La facultad forense de la Universidad Sun Yat-sen ha ratificado
las palabras del profesor Liu, pues dicho centro recibió
más de un millar de solicitudes en 2003, es decir,
el grado de la apertura y desarrollo regional es proporcional
a la cantidad de pedidos al respecto.
La sospecha de los padres
Es muy interesante observar a las razones por las cuales
los niños son llevados por sus padres a hacerles
la prueba de identificación. Según Liu Jingzhong,
un 90 por ciento de los casos parte de la sospecha
de los maridos hacia la posible infidelidad de las mujeres.
Wu Changzhen, famosa experta en la ley matrimonial y profesora
de la Universidad de Ciencia Política y Jurídica
de China, nos relató un caso de divorcio que ella
misma atendió. El marido sospechaba que el hijo de
ambos no era suyo, debido a que su mujer trabajaba en un
departamento de asuntos exteriores. A falta de pruebas,
el tribunal rehusó su petición.
Desde que trabaja en el Centro de Transfusiones y Análisis
de Sangre de Shanghai, Zhang Gongliang se ha encontrado
con muchos casos similares. Así, nos relató
un caso en el que un profesor de 70 años sospechaba
que su cuarto y quinto hijo no eran suyos. Pese a las quejas
tanto de su mujer como de sus hijos, se realizaron las pruebas
de paternidad, con el resultado de que ambos eran hijos
naturales suyos.
El profesor Wu Xinyao de la Universidad Sun Yat-sen indicó
que el examen médico al respecto ha mostrado
que el porcentaje de hijos no legítimos no supera
el 20 por ciento. En el departamento pertinente de
la provincia de Heilongjiang, dicho porcentaje se sitúa
alrededor del 10 por ciento, implicando que al menos un
80 por ciento de los niños ha tenido que pasar por
estas pruebas y casi un 100 por ciento de ellos ha sufrido
una crisis de identidad.
Problema social
En los últimos años, la tendencia en aumento
de realizar prácticas sexuales de una sola noche,
cambiar de pareja y mantener relaciones prematrimoniales,
ideas que preconizan la libertad y una personalidad abierta,
hace que la gente no pueda prever ni vea las consecuencias
ocultas a resulta de ese comportamiento, el cual ha conllevado
a un crecimiento de los nacimientos fuera del matrimonio
y a una crisis de confianza conyugal.
Una investigación muestra que en el año 1985,
los jóvenes que mantenían relaciones sexuales
prematrimoniales alcanzaron el 15 por ciento, mientras que
en la actualidad, dicha cifra se sitúa en el 60 por
ciento.
El profesor Wu nos contó que en una ocasión
un padre al enterarse de que su hijo no era legítimo,
se deprimió tanto que no deseó seguir viviendo,
mientras que un anciano de 80 años, después
de recibir el resultado positivo de un examen médico,
lloró de alegría y abrazó emocionado
a su propio hijo.
El concepto tradicional de hueso y sangre y
las costumbres chinas constituyen aún hoy en día
una fusión muy compacta y en vigor. En el sistema
cultural de Confucio, se consideraba a las mujeres como
meros instrumentos de reproducción y a los hijos
como objetos privados del hombre. La autoridad marital y
paterna ocupaba y ocupan aún un puesto supremo. Según
la tradición, la mayor desgracia familiar es no tener
un vástago varón y, si éste es ajeno,
la maldición se multiplica. En realidad, es injusto
que el hombre pueda comprobar la fidelidad de su mujer mediante
un examen médico, mientras que ella no posee ningún
método para verificar la del hombre.
El profesor Zhou Xiaozheng de la Universidad del Pueblo
Chino considera que el tema de la paternidad y la fidelidad
conyugal es un problema social, ya que el desarrollo
económico ha producido una sociedad carente de confianza.
Liu Kai, varón y padre de 36 años, sostiene
que es el resultado inevitable de la época en la
que vivimos y, aunque puede entender esta actitud, yo
no me haré nunca las pruebas de paternidad.
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