La
sagrada fiesta del fuego
--La Fiesta de las Antorchas de
los yi
Por Hu Xiaoping
La prefectura autónoma de Liangshan, de la minoría
étnica yi, está ubicada en el suroeste de
la provincia de Sichuan. Limita con los ríos Jinsha
y Dadu al sur y al norte, respectivamente, y linda con la
cuenca Sichuan al este, y con las cordilleras Hengduan al
oeste. Es una región relativamente cerrada, por eso
conserva todavía su cultura original y costumbres
antiguas. Los yi, que viven en esta zona de más de
60.000 kilómetros cuadrados adoran el fuego, y se
consideran sus descendientes. Para ellos, el fuego proveniente
del sol, y simboliza el valor, la pasión y la luz,
encarna el inicio y fin de la vida. Desde hace mucho tiempo,
el fuego ha iluminando la esperanza y el amor en la vida
de los yi.
El Carnaval (Fiesta) de las Antorchas es un gran festival
tradicional y sagrado que se celebra cada año,desde
hace ya más de mil años. La famosa épica
Leeteyi de esta región cuenta que el fuego
viene del cielo y resucita todas las cosas del mundo. He
ahí el origen de esta fiesta.
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Existen muchas leyendas relacionadas con el surgimiento
de esta celebración. Una de ellas cuenta que en la
antigüedad, Siyeapi, el dios Titán del cielo
combatió con Etilapa, el dios Titán de la
tierra. Siyeapi fue derrotado. Incapaz de asimilar el resultado,
Siyeapi se dio a sembrar la discordia entre los dioses en
el cielo y los humanos en la tierra. Muy enfadados, los
dioses decidieron llenar la tierra de innumerables insectos
nocivos. A consecuencia, los humanos quedaron sin cosechas
y estaban al borde de la inanición. En este momento,
el héroe Etilapa con una antorcha en la mano, guió
al género humano en el combate contra las plagas.
La lucha comandada por Etilapa concluyó con la derrota
de los dioses celestiales. Según la leyenda, el triunfo
se produjo el 24 de junio del calendario lunar. De ahí
que cada año los yi enciendan antorchas el 24 de
junio para recordar a su héroe Etilapa y su triunfo
sobre los inmortales.
El carnaval dura tres días. El primer día,
los niños sacan sus gallos con mucho orgullo; las
mujeres preparan ricos platillos para sus familiares; los
hombres se reúnen en la playa del río a sacrificar
cerdos, bueyes y ovejas, cuyas carenes reparten más
tarde entre todos. Los ancianos acarician a su toro favorito
y se entusiasman apostando por su competidor predilecto
en las lidias de toros.
Ese día es una ceremonia obligada que cada familia
mate un gallo para adivinar la suerte del año siguiente.
Para ello auscultan con minuciosidad la lengua, el ano y
la vesícula biliar del ave. Después lo incineran
ofreciéndolo a los antepasados.
El segundo día equivale al clímax de la fiesta.
Al amanecer, los yi afluyen a la plaza del carnaval, que
acoge maravillosas competencias, incluidos el combate de
lucha, la lidia de toros, la pelea de gallos, el concurso
de belleza, el de canciones, de bailes, de tiro al blanco
con armas de fuego, etc. Al caer la noche, los lugareños
prenden sus antorchas y entonan la Canción a la Antorcha,
que dice: Quema, quema, quema todos los insectos;
quema, quema, quema todas las plagas
Bajo la
luna, se cogen de la mano para bailar, mientras las llamas
iluminan la felicidad reflejada en sus rostros.
El tercer día da continuidad a las actividades iniciadas
el segundo.
Para los jóvenes, el carnaval no sólo significa
la alegría, sino también el amor. Es una oportunidad
romántica para conocer al ser soñado. Por
eso, todas las chicas llevan sus mejores ropas y joyas,
y los chicos no cesan de mostrar su fuerza y su inteligencia,
tratando de ganar el afecto de las chicas. Los yi dicen:
la Fiesta de Primavera es una fiesta para la boca
(comen muchos platos exquisitos) y el Carnaval de las Antorchas
es para los ojos.
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