AGOSTO
2004


La lucha de China contra la pobreza

Por RON GLUCKMAN

Wei Mingrui, de 45 años y jefe del poblado Nongxiang se sorprende al saber que las colinas cársticas detrás de su casa están consideradas una maravilla del mundo. Para él, las formaciones cónicas rocosas comunes al sur de China forman parte indiscutible del paisaje que le ha acompañado toda su vida.

Estas colinas erosionadas por las inundaciones y resecadas durante las interminables sequías, varían enormemente, completando un paisaje pintoresco desde Guilin hasta Vietnam.

En la actualidad, Wei sigue subiendo las montañas, aunque ahora lo hace cargado con mecedoras confeccionadas por él mismo en lugar de cubos de agua. Las vende en el siguiente pueblo, a más de veinte kilómetros, a unos diez yuanes cada una. Mientras que antes sólo fabricaba dos mecedoras al día, ahora gracias a la sierra eléctrica que ha adquirido puede hacer hasta siete. Además, ahora que ya no tienen problemas de suministro de agua, Wei sólo necesita preocuparse en hacer bien su trabajo, pues el poblado cuenta desde hace poco con varios tanques enormes de agua potable.

Suministro de agua, progreso inimaginable


Lo mismo ocurre en Nongma, una aldea cercana a la región autónoma Zhuang de Guangxi, en el sudoeste de China, cerca de la frontera con Vietnam.

Las casas de piedra de dos plantas y madera tallada sirven como hogar de varias generaciones y como almacén de grano. La planta baja se destina, si la familia se lo puede permitir, para la cría de cerdos.

Hace algunos años, en Nongma no había cerdos, ni electricidad. Aunque a nadie le importaba, pues nunca los habían tenido, al igual que colegios, centros de salud y tiendas. Lo más importante para ellos era el agua, sin la cual, Nongma sufría continuas sequías. La única manera de conseguirla era mediante una caminata de cuatro horas a través de las montañas. Tan Zhi’an, cabeza de aldea de 48 años recuerda realizar ese trayecto hasta dos veces al día, con lo que su espalda se curvaba sin remediarlo por culpa de los 75 kilos de peso de los cubos de agua. Ahora sonríe feliz al poder mostrar los nuevos tanques de agua de la aldea que han mejorado la vida de todos.

“Nongma es todavía un lugar muy pobre, pues los ingresos medios anuales rondan los 250 yuanes (unos 30 dólares estadounidenses)”, dice Tan con cierto orgullo, debido a que antes sólo ganaban 24 dólares al año y dependían de la escasez o abundancia de agua de esa temporada para cultivar el grano. Tan también habla de algo que hasta hace muy poco nadie conocía: los préstamos. Financian los fertilizantes para el campo y las primeras cabezas de ganado de la aldea, por lo que ahora todas las familias del lugar crían cerdos o cabras.

Los residentes necesitan un cambio


Nongma y Nongxiang sienten como si hubieran realizado milagrosos avances en la última década. Y no sólo ellos. Tan, Wei y sus vecinos se encuentran entre los millones de campesinos del sudoeste de China que han salido de la pobreza mediante la implantación de un programa innovador y exhaustivo que ha invertido grandes cantidades de dinero en los poblados financiando aquello que los propios residentes sugerían.

En Nongma se han invertido miles de dólares en la construcción de dos grandes tanques de agua. En Nongxiang los planes de reducción de la pobreza han pagado también pocilgas y sierras mecánicas, y ahora, ambas aldeas, poseen electricidad y televisión, toda una novedad.

Esta no es más que una pequeña consecuencia del impacto del Proyecto para la Reducción de la Pobreza en el Sudoeste (PRPS) de China llevado a cabo entre 1995 y 2001 en las zonas más desfavorecidas de las provincias de Guangxi, Guizhou y Yunnan.

Se han empleado casi 500 millones de dólares en dicho proyecto, variando la cantidad de inversión según las necesidades de la aldea y de los diversos sectores, tales como construcción y mejoras de carreteras, servicios de salud y educación, etc.

Un problema de proporciones épicas


La pobreza ha sido una plaga para China durante siglos. Se estima que más de 250 millones de personas, incluyendo un 30 por ciento de la población se situaban por debajo del umbral de la pobreza en 1978. A pesar de las intensas campañas destinadas a erradicar esta lacra, todavía existían al menos 85 millones de chinos que vivían en los límites designados por el Estado como de miseria.

Para combatir esto, China lanzó un nuevo plan en 1994 que se centraba en los 592 distritos y cantones más pobres del país, hogar del 70 por ciento de la población pobre. El propósito no era otro que hacer que más de 80 millones de personas salieran de su precaria situación.

Otro paso decisivo fue la colaboración de las instituciones chinas con organismos internacionales de ayuda. Así, Beijing encontró un socio imprescindible en el Banco Mundial, el cual donó 247,5 millones de dólares al PRPS.

Este proyecto significó un comienzo decisivo para hacer que los fondos crecieran, y tomando algunas medidas arriesgadas, tales como colaborar con el Banco Mundial durante más de una década, potenciar las capacidades laborales y dirigir la recolocación de más de 300.000 trabajadores de las zonas montañosas sin recursos, equipamientos e infraestructuras y controlando el flujo de más de cien millones de emigrantes rurales hacia las grandes ciudades.

Éxito en el distrito de Duan


Un buen ejemplo lo tenemos en el distrito de Duan. En 1969 se fundó el Destiladero Yaoling y hasta que recibió una ayuda financiera de 650.000 dólares para producción, empaquetado y almacenamiento, seguían embotellando el vino a mano. Ahora el mercado ha crecido y los inversionistas extranjeros se están interesando por esta empresa.

Los beneficios del distrito de Duan sobrepasan la tasa de empleo o los ingresos de la planta vinícola, pues ahora Yaoling cultiva todo tipo de uva en una tierra rocosa y antes yerma. La producción ha supuesto unos ingresos decisivos en los aldeanos que han podido salir de la pobreza.

Crear puestos de trabajo en lugares como este es todo un reto. Con una población de 620.000 habitantes, el distrito de Duan se encuentra a sólo dos horas de Nanning, ciudad con aeropuerto y conexión ferroviaria. Posee un 89 por ciento de tierra de formación rocosa inservible para el cultivo.

La complejidad de la región autónoma Zhuang de Guangxi, con sus numerosos grupos étnicos, idiomas, cultura y costumbres contribuye al reto de reducir la pobreza en estas zonas. La experiencia nos ha demostrado que lo mejor es adaptar el proyecto de erradicación de la pobreza a las características de cada terreno y aldea.

En la actualidad, China y el Banco Mundial han extendido su colaboración con una aportación de 185 millones de dólares destinados a la región autónoma de la etnia hui de Ningxia y las provincias de Sichuan y Shaanxi. También se llevan a cabo otros proyectos similares en Gansu y en Mongolia Interior, mientras que la última partida de 130 millones de dólares se destinará a las provincias de Guangxi, Yunnan y Sichuan.

Proyecto para la Reducción de la Pobreza en el Sudoeste (PRPS)

Duración: 1995-2001

Aportación del Banco Mundial: 47,5 millones en préstamos y 200 millones de dólares en créditos IDA

Coste total del proyecto: 485 millones de dólares

Cobertura: 35 distritos pobres con más de 600.000 viviendas.

Tasa de pobreza: del 31,5 por ciento en 1995 al 12,9 por ciento en 2001

Tasa enseñanza primaria: 46 por ciento en 1995 al 78 por ciento en 2001

Construcción: 2.349 kilómetros de carreteras rurales, 1.398 kilómetros de líneas eléctricas

Agua potable: recursos limpios para 830.000 personas

Atención médica: 232 hospitales municipales y 1.648 centros de salud construidos o renovados.

n