La
lucha de China contra la pobreza
Por RON GLUCKMAN
Wei Mingrui, de 45 años y jefe del poblado Nongxiang
se sorprende al saber que las colinas cársticas detrás
de su casa están consideradas una maravilla del mundo.
Para él, las formaciones cónicas rocosas comunes
al sur de China forman parte indiscutible del paisaje que
le ha acompañado toda su vida.
Estas colinas erosionadas por las inundaciones y resecadas
durante las interminables sequías, varían
enormemente, completando un paisaje pintoresco desde Guilin
hasta Vietnam.
En la actualidad, Wei sigue subiendo las montañas,
aunque ahora lo hace cargado con mecedoras confeccionadas
por él mismo en lugar de cubos de agua. Las vende
en el siguiente pueblo, a más de veinte kilómetros,
a unos diez yuanes cada una. Mientras que antes sólo
fabricaba dos mecedoras al día, ahora gracias a la
sierra eléctrica que ha adquirido puede hacer hasta
siete. Además, ahora que ya no tienen problemas de
suministro de agua, Wei sólo necesita preocuparse
en hacer bien su trabajo, pues el poblado cuenta desde hace
poco con varios tanques enormes de agua potable.
Suministro de agua, progreso inimaginable
Lo mismo ocurre en Nongma, una aldea cercana a la región
autónoma Zhuang de Guangxi, en el sudoeste de China,
cerca de la frontera con Vietnam.
Las casas de piedra de dos plantas y madera tallada sirven
como hogar de varias generaciones y como almacén
de grano. La planta baja se destina, si la familia se lo
puede permitir, para la cría de cerdos.
Hace algunos años, en Nongma no había cerdos,
ni electricidad. Aunque a nadie le importaba, pues nunca
los habían tenido, al igual que colegios, centros
de salud y tiendas. Lo más importante para ellos
era el agua, sin la cual, Nongma sufría continuas
sequías. La única manera de conseguirla era
mediante una caminata de cuatro horas a través de
las montañas. Tan Zhian, cabeza de aldea de
48 años recuerda realizar ese trayecto hasta dos
veces al día, con lo que su espalda se curvaba sin
remediarlo por culpa de los 75 kilos de peso de los cubos
de agua. Ahora sonríe feliz al poder mostrar los
nuevos tanques de agua de la aldea que han mejorado la vida
de todos.
Nongma es todavía un lugar muy pobre, pues
los ingresos medios anuales rondan los 250 yuanes (unos
30 dólares estadounidenses), dice Tan con cierto
orgullo, debido a que antes sólo ganaban 24 dólares
al año y dependían de la escasez o abundancia
de agua de esa temporada para cultivar el grano. Tan también
habla de algo que hasta hace muy poco nadie conocía:
los préstamos. Financian los fertilizantes para el
campo y las primeras cabezas de ganado de la aldea, por
lo que ahora todas las familias del lugar crían cerdos
o cabras.
Los residentes necesitan un cambio
Nongma y Nongxiang sienten como si hubieran realizado milagrosos
avances en la última década. Y no sólo
ellos. Tan, Wei y sus vecinos se encuentran entre los millones
de campesinos del sudoeste de China que han salido de la
pobreza mediante la implantación de un programa innovador
y exhaustivo que ha invertido grandes cantidades de dinero
en los poblados financiando aquello que los propios residentes
sugerían.
En Nongma se han invertido miles de dólares en la
construcción de dos grandes tanques de agua. En Nongxiang
los planes de reducción de la pobreza han pagado
también pocilgas y sierras mecánicas, y ahora,
ambas aldeas, poseen electricidad y televisión, toda
una novedad.
Esta no es más que una pequeña consecuencia
del impacto del Proyecto para la Reducción de la
Pobreza en el Sudoeste (PRPS) de China llevado a cabo entre
1995 y 2001 en las zonas más desfavorecidas de las
provincias de Guangxi, Guizhou y Yunnan.
Se han empleado casi 500 millones de dólares en
dicho proyecto, variando la cantidad de inversión
según las necesidades de la aldea y de los diversos
sectores, tales como construcción y mejoras de carreteras,
servicios de salud y educación, etc.
Un problema de proporciones épicas
La pobreza ha sido una plaga para China durante siglos.
Se estima que más de 250 millones de personas, incluyendo
un 30 por ciento de la población se situaban por
debajo del umbral de la pobreza en 1978. A pesar de las
intensas campañas destinadas a erradicar esta lacra,
todavía existían al menos 85 millones de chinos
que vivían en los límites designados por el
Estado como de miseria.
Para combatir esto, China lanzó un nuevo plan en
1994 que se centraba en los 592 distritos y cantones más
pobres del país, hogar del 70 por ciento de la población
pobre. El propósito no era otro que hacer que más
de 80 millones de personas salieran de su precaria situación.
Otro paso decisivo fue la colaboración de las instituciones
chinas con organismos internacionales de ayuda. Así,
Beijing encontró un socio imprescindible en el Banco
Mundial, el cual donó 247,5 millones de dólares
al PRPS.
Este proyecto significó un comienzo decisivo para
hacer que los fondos crecieran, y tomando algunas medidas
arriesgadas, tales como colaborar con el Banco Mundial durante
más de una década, potenciar las capacidades
laborales y dirigir la recolocación de más
de 300.000 trabajadores de las zonas montañosas sin
recursos, equipamientos e infraestructuras y controlando
el flujo de más de cien millones de emigrantes rurales
hacia las grandes ciudades.
Éxito en el distrito de Duan
Un buen ejemplo lo tenemos en el distrito de Duan. En 1969
se fundó el Destiladero Yaoling y hasta que recibió
una ayuda financiera de 650.000 dólares para producción,
empaquetado y almacenamiento, seguían embotellando
el vino a mano. Ahora el mercado ha crecido y los inversionistas
extranjeros se están interesando por esta empresa.
Los beneficios del distrito de Duan sobrepasan la tasa
de empleo o los ingresos de la planta vinícola, pues
ahora Yaoling cultiva todo tipo de uva en una tierra rocosa
y antes yerma. La producción ha supuesto unos ingresos
decisivos en los aldeanos que han podido salir de la pobreza.
Crear puestos de trabajo en lugares como este es todo un
reto. Con una población de 620.000 habitantes, el
distrito de Duan se encuentra a sólo dos horas de
Nanning, ciudad con aeropuerto y conexión ferroviaria.
Posee un 89 por ciento de tierra de formación rocosa
inservible para el cultivo.
La complejidad de la región autónoma Zhuang
de Guangxi, con sus numerosos grupos étnicos, idiomas,
cultura y costumbres contribuye al reto de reducir la pobreza
en estas zonas. La experiencia nos ha demostrado que lo
mejor es adaptar el proyecto de erradicación de la
pobreza a las características de cada terreno y aldea.
En la actualidad, China y el Banco Mundial han extendido
su colaboración con una aportación de 185
millones de dólares destinados a la región
autónoma de la etnia hui de Ningxia y las provincias
de Sichuan y Shaanxi. También se llevan a cabo otros
proyectos similares en Gansu y en Mongolia Interior, mientras
que la última partida de 130 millones de dólares
se destinará a las provincias de Guangxi, Yunnan
y Sichuan.
Proyecto para la Reducción de la Pobreza en el
Sudoeste (PRPS)
Duración: 1995-2001
Aportación del Banco Mundial: 47,5 millones en préstamos
y 200 millones de dólares en créditos IDA
Coste total del proyecto: 485 millones de dólares
Cobertura: 35 distritos pobres con más de 600.000
viviendas.
Tasa de pobreza: del 31,5 por ciento en 1995 al 12,9 por
ciento en 2001
Tasa enseñanza primaria: 46 por ciento en 1995 al
78 por ciento en 2001
Construcción: 2.349 kilómetros de carreteras
rurales, 1.398 kilómetros de líneas eléctricas
Agua potable: recursos limpios para 830.000 personas
Atención médica: 232 hospitales municipales
y 1.648 centros de salud construidos o renovados.
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