AGOSTO
2004


El cuidado de los padres

– ¿“Una responsabilidad tan  importante

como difícil de asumir”?

Por WEN YAN

Zhao Ying, de 32 años, trabaja como guía turística en una agencia de turismo de Beijing. Después de divorciarse hace dos años, ella y su hija de 3 años se trasladaron a la casa de sus padres. Éstos, jubilados, tenían además otro hijo, llamado Zhao Ang, empleado de alta categoría en una empresa biotecnológica de EE.UU., apenas regresa a casa una vez al año.

Lo cierto es que a Zhao Ying tampoco le ha sobrado el tiempo para dedicarse a sus progenitores. Más bien ha resultado al contrario, pues ambos le han ayudado, llevando a la niña cada día a la guardería infantil. Zhao Ying deja escapar su frustración con un suspiro: “Aunque he trabajado como guía turística por años, nunca tuve tiempo de llevar a mis padres de viaje”.

La joven madre ha sufrido lo indecible por vivir con sus padres y, sin embargo, no poder cuidarlos. Hace dos meses, le sobrevino un golpe descomunal e  inesperado: Su padre murió de repente tras sufrir un derrame cerebral, mientras ella estaba con un grupo turístico en Tailandia. Ni su hermano ni ella pudieron dar el último adiós al anciano.

Hoy, al mencionar lo ocurrido, Zhao Ying no puede contener el llanto, sintiéndose sobrecogida por un remordimiento infinito. En cuanto a la madre, Zhao Ang, el hijo, propuso llevársela a vivir a EE. UU., dado el empeoramiento de su condición física. Sin embargo, la anciana rechazó la propuesta, lo que  hizo que  Zhao Ying se planteara  cambiar de trabajo, con el fin de dedicar más tiempo a acompañar a su madre. Pero dar con un puesto laboral no es coser y cantar. Hasta el día de hoy, la muchacha no ha tenido éxito en sus frecuentes visitas a diferentes ferias de contratación.

Otro caso similar es el de Zhang Xiong, de 29 años, quien empezó a trabajar de reportero en un periódico de Beijing, tras graduarse en la universidad. Sus padres viven en un distrito de la provincia de Hubei. Como hijo único y siguiendo la tradición local, debe vivir con sus padres, cuyas condiciones físicas se deterioran con los años. Sobre todo desde que su madre sufrió un esguince lumbar. Esta situación ha llevado a Zhang  ante un dilema: Por un lado, se siente indefenso al no poder hacer nada más por los dos ancianos, y los vecinos comentan de su falta de piedad filial; por otro lado, duda que sus padres tengan la voluntad de comenzar una nueva vida en Beijing, un lugar que les resulta totalmente ajeno.

¿Qué hacer?

Los casos de Zhao Ying y Zhang Xiong son apenas dos botones de muestra. Cada vez hay más jóvenes que se enfrentan al dilema de asumir el desarrollo profesional, la competencia por la subsistencia y el cuidado de los padres. Una encuesta demuestra que la presión de vida de los jóvenes y adultos de hoy día es 25 veces la de sus semejantes de la misma edad de los años 50 del siglo XX. En cuanto al cuidado de los padres, la gente joven no tiene suficiente tiempo ni energía para ello. Hay parejas jóvenes que tienen que mantener a cuatro ancianos. Y si por desgracia los más jóvenes se quedan en paro, la vida se hará más difícil para todos. La señora Xu Qin, directora de la Oficina de Investigación de Estadísticas Demográficas del Centro de Investigación sobre Ciencias de la Tercera Edad, indica que el acelerado e intenso ritmo de trabajo y vida y el aumento de la movilidad social afectan directamente el cumplimiento de la piedad filial. Debido a las limitaciones de tiempo y energía, los hijos adultos se sienten cada vez más oprimidos por esta carga, que afecta sobre todo a aquellos cuyos padres se ven obligados a guardar cama. 

El famoso economista Schultz sostiene: “No es imposible, pero sí al menos muy difícil evitar la inestabilidad económica que viene acompañada de la senilidad, pues en esa etapa se suelen confrontar  los siguientes problemas: 1. Inseguridad respecto a cuándo se producirá el fallecimiento. 2. Desconocimiento sobre las perspectivas económicas. 3. Incertidumbre respecto a las exigencias básicas que supone la vejez. 4. Dudas sobre cuánto queda de vida al cónyuge, los hijos y los parientes. 5. Dificultad para pronosticar los altibajos de salud. De acuerdo con científicos occidentales, las principales necesidades de los ancianos tienen como pilares tres aspectos, a saber, el dinero, la asistencia médica y la salud mental. El buen cuidado de los ancianos dependerá de la satisfacción de los mencionados aspectos.

Según una reciente investigación, en China el 90 por ciento de los hijos se preocupa por los ancianos de la familia. Las mayores preocupaciones se relacionan con las posibilidades de que los ancianos se encuentren solos en el momento que si les sobrevenga un desmayo, que se equivoquen al tomar sus medicamentos o que ingieran dosis incorrectas. Un 69% de los encuestados espera que la comunidad residencial proporcione servicios domésticos y establezca centros para la protección de ancianos.

Un profesor de la Universidad del Pueblo de China hizo un comentario muy realista: “En el presente, es muy difícil materializar la piedad filial. Es imposible que los hijos cuiden de sus mayores de día y de noche cuando éstos están enfermos. Con lo reñida que se ha hecho  la competencia, el tiempo ha devenido un  recurso muy escaso”. Las palabras del doctor Chen Gong, investigador sobre temas de la población senil de Beijing, son más alarmantes: “Cuanto más se acelera el desarrollo de la sociedad, más se profundiza la crisis de la población senil. Los mayores suelen ser las víctimas, porque la sociedad, al tener que garantizar su desarrollo general, queda incapacitada de atender a sus ancianos.

Surgimiento de la sociedad envejecida

En el envejecimiento de la sociedad contemporánea china está la raíz de las dificultades que encuentran los jóvenes para cuidar a los ancianos. Hace poco, en un informe sobre la protección de los derechos e intereses de la población de la tercera edad, Li Xueju, ministro de Asuntos Civiles, indicó: la población anciana está creciendo rápidamente en China. Según estándares internacionales, la estructura demográfica china está comenzando a acusar rasgos de sociedad envejecida. La ONU establece que todo país donde la población de 60 años de edad, o mayor, representa un 10% del número total, o donde la población de 65, o más, representa un 7%, se considera como sociedad envejecida.

En la actualidad, la población de 60 años o mayor, y la población de 65 o mayor de China, abarcan 134 y 94 millones de habitantes, respectivamente,  cifras que representan en cada caso más del 10% y 7% de la población total; y la población mayor de 80 años ha llegado a 13 millones. Se calcula que la proporción de los ancianos mayores de 65 llegará a ser de aproximadamente un 12.1 % en 2025, y  20.4 % en 2050. En el presente, la población mundial mayor de 60 años es de 550 millones. China se ha convertido en el país de más población senil del planeta, con una quinta parte de la población anciana mundial y una segunda parte de la de Asia.

La sociedad senil es un fenómeno sin precedentes en la historia de la humanidad y constituye un gran desafío social. A medida que se extiende la urbanización en China, así crece el flujo poblacional, a la par que cambian el concepto de cuidado de la vejez y el modo de mostrar el amor filial. Detrás de “la Ola de las cabelleras blancas” hay cada vez más “hogares vacíos”. Los expertos sostienen que la senilización causará una serie de problemas sociales. Por una parte, la misma ejerce presión sobre la distribución de recursos estatales. Al igual que el alto índice de natalidad afecta al desarrollo social, se debe ahora asignar parte de los recursos nacionales a los ancianos. Por la otra, la senilización aumenta la carga sobre la población no senil. El Estado y la sociedad no han tenido suficiente tiempo de prepararse  para cuidar a tantos ancianos, lo que afecta la calidad de vida y los derechos e intereses que deben gozar éstos. Algunos expertos creen que estamos atravesando por una época de transición económica y gran cambio del concepto moral. “El sistema de cuidado de la vejez en China es un caos total en el presente. El viejo sistema se ha desintegrado, y el nuevo marco sigue pendiente de establecerse. El cuidado de los ancianos, un componente importante de la seguridad social, desempeña un trascendental papel”.

¿Qué nos impide cuidar a los ancianos?

En las antiguas inscripciones sobre huesos que hoy se guardan en China se puede leer el término “piedad filial”. En el lenguaje chino, la “piedad filial” significa la relación entre ancianos e hijos. Desde tiempos muy remotos, la gente estaba consciente de que la bondad de los padres es tan inmensa como el cielo, por lo que el concepto de “familia” ha estado arraigando en la mente de los chinos por largo tiempo. Durante toda la vida de un ser humano, éste vive una relación familiar interdependiente y de ayuda mutua. La familia asume la función de mantener a los niños y sustentar a los ancianos. Los padres mantienen a los hijos de menor edad, y cuando los padres se convierten en viejos, los hijos adultos  los mantienen. Esta forma de sustento de ancianos por los hijos constituye factor igualador entre  diferentes familias.

Sin embargo, cada día más eruditos sostienen que la vejez sustentada por los hijos y la piedad filial en el sentido tradicional - con cimientos asentados en la economía de pequeño agricultor -, no se corresponden con la sociedad moderna. El profesor Jiang Sheng, de la Universidad de Shandong, indica en su informe: Primero, dicho concepto reprime la creatividad individual. Se produce  una carga excesivamente grande que restringe el desarrollo del individuo. Segundo, esta tradición afecta el desarrollo económico. El Banco Central redujo repetidamente los intereses de depósito, pero no logró reducir el depósito popular. El porqué reside en que la gente ahorra el dinero para la educación de los hijos y el sustento de su vejez. Tercero, ha  disminuido el rango de credibilidad de los valores éticos. La credibilidad de la ética tradicional se limita al círculo familiar. Al traspasarse este límite, la moral enfrentará un reto.

El famoso sociólogo Fei Xiaotong señaló hace diez años que el modelo que proclama el sustento filial a la vejez se diferencia en gran medida de modelo occidental llamado de “relevo”.

En la sociedad occidental, los padres crían a los hijos hasta cierta edad, cumpliendo sus obligaciones. Los hijos se separan de ellos y forman independientemente su propia familia y crían sus hijos. En el curso del establecimiento de la familia, la crianza de los hijos es precisamente como un proceso de relevo, que pasa de los padres a los hijos. La diferencia esencial viene dada por el hecho de que en los países occidentales, los organismos sociales ya asumen una parte de la función de sustento familiar. China, sin embargo, es un país que está “en transformación”, por lo cual aún tiene pendiente la maduración tanto del modo de sustento de la vejez por los hijos como el modo de “relevo”.    

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