El
cuidado de los padres
– ¿“Una responsabilidad tan
importante
como
difícil de asumir”?
Por
WEN YAN
Zhao
Ying, de 32 años, trabaja como guía turística
en una agencia de turismo de Beijing. Después de divorciarse
hace dos años, ella y su hija de 3 años
se trasladaron a la casa de sus padres. Éstos,
jubilados, tenían además otro hijo, llamado
Zhao Ang, empleado de alta categoría en una empresa
biotecnológica de EE.UU., apenas regresa a casa
una vez al año.
Lo
cierto es que a Zhao Ying tampoco le ha sobrado el tiempo
para dedicarse a sus progenitores. Más bien ha
resultado al contrario, pues ambos le han ayudado, llevando
a la niña cada día a la guardería
infantil. Zhao Ying deja escapar su frustración
con un suspiro: “Aunque he trabajado como guía
turística por años, nunca tuve tiempo de
llevar a mis padres de viaje”.
La joven madre ha sufrido lo indecible por vivir con
sus padres y, sin embargo, no poder cuidarlos. Hace dos
meses, le sobrevino un golpe descomunal e inesperado:
Su padre murió de repente tras sufrir un derrame
cerebral, mientras ella estaba con un grupo turístico
en Tailandia. Ni su hermano ni ella pudieron dar el último
adiós al anciano.
Hoy, al mencionar lo ocurrido, Zhao Ying no puede contener
el llanto, sintiéndose sobrecogida por un remordimiento
infinito. En cuanto a la madre, Zhao Ang, el hijo, propuso
llevársela a vivir a EE. UU., dado el empeoramiento
de su condición física. Sin embargo, la
anciana rechazó la propuesta, lo que hizo
que Zhao Ying se planteara cambiar de trabajo,
con el fin de dedicar más tiempo a acompañar
a su madre. Pero dar con un puesto laboral no es coser
y cantar. Hasta el día de hoy, la muchacha no ha
tenido éxito en sus frecuentes visitas a diferentes ferias
de contratación.
Otro caso similar es el de Zhang Xiong, de 29 años,
quien empezó a trabajar de reportero en un periódico
de Beijing, tras graduarse en la universidad. Sus padres
viven en un distrito de la provincia de Hubei. Como hijo
único y siguiendo la tradición local, debe
vivir con sus padres, cuyas condiciones físicas
se deterioran con los años. Sobre todo desde que
su madre sufrió un esguince lumbar. Esta situación
ha llevado a Zhang ante un dilema: Por un lado,
se siente indefenso al no poder hacer nada más
por los dos ancianos, y los vecinos comentan de su falta
de piedad filial; por otro lado, duda que sus padres tengan
la voluntad de comenzar una nueva vida en Beijing, un
lugar que les resulta totalmente ajeno.
¿Qué
hacer?
Los casos
de Zhao Ying y Zhang Xiong son apenas dos botones de muestra.
Cada vez hay más jóvenes que se enfrentan
al dilema de asumir el desarrollo profesional, la competencia
por la subsistencia y el cuidado de los padres. Una encuesta
demuestra que la presión de vida de los jóvenes
y adultos de hoy día es 25 veces la de sus semejantes
de la misma edad de los años 50 del siglo XX. En
cuanto al cuidado de los padres, la gente joven no tiene
suficiente tiempo ni energía para ello. Hay parejas
jóvenes que tienen que mantener a cuatro ancianos.
Y si por desgracia los más jóvenes
se quedan en paro, la vida
se hará más difícil para todos. La
señora Xu Qin, directora de la Oficina de Investigación
de Estadísticas Demográficas del Centro
de Investigación sobre Ciencias de la Tercera Edad,
indica que el acelerado e intenso ritmo de trabajo y vida
y el aumento de la movilidad social afectan directamente
el cumplimiento de la piedad filial. Debido a las limitaciones
de tiempo y energía, los hijos adultos se sienten
cada vez más oprimidos por esta carga, que afecta sobre todo a aquellos cuyos padres se
ven obligados a guardar cama.
El famoso economista Schultz sostiene: “No es imposible,
pero sí al menos muy difícil evitar la inestabilidad
económica que viene acompañada de la senilidad,
pues en esa etapa se suelen confrontar los siguientes
problemas: 1. Inseguridad respecto a cuándo se
producirá el fallecimiento. 2. Desconocimiento
sobre las perspectivas económicas. 3. Incertidumbre
respecto a las exigencias básicas que supone la
vejez. 4. Dudas sobre cuánto queda de vida al cónyuge,
los hijos y los parientes. 5. Dificultad para pronosticar
los altibajos de salud. De acuerdo con científicos
occidentales, las principales necesidades de los ancianos
tienen como pilares tres aspectos, a saber, el dinero,
la asistencia médica y la salud mental. El buen cuidado
de los ancianos dependerá de la
satisfacción de los mencionados aspectos.
Según
una reciente investigación, en China el 90 por
ciento de los hijos se preocupa por los ancianos de la
familia. Las mayores preocupaciones se relacionan con
las posibilidades de que los ancianos se encuentren solos
en el momento que si les sobrevenga un desmayo, que se
equivoquen al tomar sus medicamentos o que ingieran dosis
incorrectas. Un 69% de los encuestados espera que la comunidad
residencial proporcione servicios domésticos y establezca
centros para la protección de ancianos.
Un profesor de la Universidad del Pueblo de China hizo
un comentario muy realista: “En el presente, es muy difícil
materializar la piedad filial. Es imposible que los hijos
cuiden de sus mayores de día y de noche cuando
éstos están enfermos. Con lo reñida que
se ha hecho la competencia, el tiempo ha devenido
un recurso muy escaso”. Las palabras del doctor
Chen Gong, investigador sobre temas de la población
senil de Beijing, son más alarmantes: “Cuanto más
se acelera el desarrollo de la sociedad, más se
profundiza la crisis de la población senil. Los
mayores suelen ser las víctimas, porque la sociedad,
al tener que garantizar su desarrollo general, queda incapacitada
de atender a sus ancianos.
Surgimiento
de la sociedad envejecida
En
el envejecimiento de la sociedad contemporánea
china está la raíz de las dificultades que
encuentran los jóvenes para cuidar a los ancianos.
Hace poco, en un informe sobre la protección de
los derechos e intereses de la población de la
tercera edad, Li Xueju, ministro de Asuntos Civiles, indicó:
la población anciana está creciendo rápidamente
en China. Según estándares internacionales,
la estructura demográfica china está comenzando
a acusar rasgos de sociedad envejecida. La ONU establece
que todo país donde la población de 60 años
de edad, o mayor, representa un 10% del número
total, o donde la población de 65, o más,
representa un 7%, se considera como sociedad envejecida.
En la actualidad, la población de 60 años
o mayor, y la población de 65 o mayor de China,
abarcan 134 y 94 millones de habitantes, respectivamente,
cifras que representan en cada caso más del 10%
y 7% de la población total; y la población
mayor de 80 años ha llegado a 13 millones. Se calcula
que la proporción de los ancianos mayores de 65
llegará a ser de aproximadamente un 12.1 % en 2025,
y 20.4 % en 2050. En el presente, la población
mundial mayor de 60 años es de 550 millones. China
se ha convertido en el país de más población
senil del planeta, con una quinta parte de la población
anciana mundial y una segunda parte de la de Asia.
La
sociedad senil es un fenómeno sin precedentes en
la historia de la humanidad y constituye un gran desafío
social. A medida que se extiende la urbanización
en China, así crece el flujo poblacional, a la
par que cambian el concepto de cuidado de la vejez y el
modo de mostrar el amor filial. Detrás de “la Ola
de las cabelleras blancas” hay cada vez más “hogares
vacíos”. Los expertos sostienen que la senilización
causará una serie de problemas sociales. Por una
parte, la misma ejerce presión sobre la distribución
de recursos estatales. Al igual que el alto índice
de natalidad afecta al desarrollo social, se debe ahora
asignar parte de los recursos nacionales a los ancianos.
Por la otra, la senilización aumenta la carga sobre
la población no senil. El Estado y la sociedad
no han tenido suficiente tiempo de prepararse para
cuidar a tantos ancianos, lo que afecta la calidad de
vida y los derechos e intereses que deben gozar éstos.
Algunos expertos creen que estamos atravesando por una
época de transición económica y gran cambio
del concepto moral. “El sistema de cuidado de la vejez
en China es un caos total en el presente. El viejo sistema
se ha desintegrado, y el nuevo marco sigue pendiente de
establecerse. El cuidado de los ancianos, un componente
importante de la seguridad social, desempeña un
trascendental papel”.
¿Qué
nos impide cuidar a los ancianos?
En
las antiguas inscripciones sobre huesos que hoy se guardan
en China se puede leer el término “piedad filial”. En
el lenguaje chino, la “piedad filial” significa la relación
entre ancianos e hijos. Desde tiempos muy remotos, la
gente estaba consciente de que la bondad de los padres
es tan inmensa como el cielo, por lo que el concepto de
“familia” ha estado arraigando en la mente de los chinos
por largo tiempo. Durante toda la vida de un ser humano,
éste vive una relación familiar interdependiente
y de ayuda mutua. La familia asume la función de
mantener a los niños y sustentar a los ancianos.
Los padres mantienen a los hijos de menor edad, y cuando
los padres se convierten en viejos, los hijos adultos
los mantienen. Esta forma de sustento de ancianos por
los hijos constituye factor igualador entre diferentes
familias.
Sin
embargo, cada día más eruditos sostienen
que la vejez sustentada por los hijos y la piedad filial
en el sentido tradicional - con cimientos asentados en
la economía de pequeño agricultor -, no
se corresponden con la sociedad moderna. El profesor Jiang
Sheng, de la Universidad de Shandong, indica en su informe:
Primero, dicho concepto reprime la creatividad individual.
Se produce una carga excesivamente grande que restringe
el desarrollo del individuo. Segundo, esta tradición
afecta el desarrollo económico. El Banco Central
redujo repetidamente los intereses de depósito,
pero no logró reducir el depósito popular.
El porqué reside en que la gente ahorra el dinero para
la educación de los hijos y el sustento de su vejez.
Tercero, ha disminuido el rango de credibilidad
de los valores éticos. La credibilidad de la ética tradicional
se limita al círculo familiar. Al traspasarse este
límite, la moral enfrentará un reto.
El
famoso sociólogo Fei Xiaotong señaló
hace diez años que el modelo que proclama el sustento
filial a la vejez se diferencia en gran medida de modelo
occidental llamado de “relevo”.
En
la sociedad occidental, los padres crían a los
hijos hasta cierta edad, cumpliendo sus obligaciones.
Los hijos se separan de ellos y forman independientemente
su propia familia y crían sus hijos. En el curso
del establecimiento de la familia, la crianza de los hijos
es precisamente como un proceso de relevo, que pasa de
los padres a los hijos. La diferencia esencial viene dada
por el hecho de que en los países occidentales,
los organismos sociales ya asumen una parte de la función
de sustento familiar. China, sin embargo, es un país
que está “en transformación”, por lo cual
aún tiene pendiente la maduración tanto
del modo de sustento de la vejez por los hijos como el
modo de “relevo”.