Danillo: un amigo que pone todo el corazón
en la amistad chino-brasileña
Por Tang Mingxin
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Autor Tang Mingxin |
En noviembre del 2003 recibí un e-mail que me envió el Sr. Danillo Santos
desde Río de Janeiro, Brasil. En él me informaba que la
Asociación de Amistad Chino—Latinoamericana enviaría una
delegación a Brasil, encabezada por el Sr. Cheng Siwei,
Vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular
Nacional de China y presidente de dicha Asociación, a
fin de hacerle entrega de la Medalla de la Amistad Chino—Latinoamericana.
No pude contener mi emoción al conocer tan grata noticia,
porque Danillo merecía ese honor. Es un viejo amigo del
pueblo chino, pues ha compartido nuestras penas y alegrías
a lo largo de los últimos 40 años. Lo llamamos, con cariño
y respeto, “el amigo de todos los tiempos”.
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Cheng Siwei otorgando la Medalla a Danillo |
Danillo nació en 1934 en Recife y culminó sus estudios en la Facultad
de Derecho de la Universidad Federal de Río en 1959. A partir de entonces, y hasta 1966, ejerció su profesión de abogado
en el GRUPO BUNGER & BORN en Río de Janeiro. Su primer contacto con China aconteció cuando
una misión del Consejo Chino por el Fomento del Comercio
Internacional llegó a Río de Janeiro con motivo de la
participación de nuestro país en la Feria Internacional
del Estado de Nitroi, que en ese momento se estaba organizando.
En aquel entonces, aún no existían relaciones diplomáticas
entre las dos naciones y la Nueva China era poco conocida
entre el pueblo brasileño. Además, las fuerzas hostiles
a la República Popular China difundían informaciones tergiversadas
sobre la realidad del país.
Sin embargo, Danillo, un joven con ideas progresistas
y un defensor de la justicia, sentía admiración por la
causa de la liberación del pueblo chino. Por esa razón,
mostró un gran placer al conocer de la llegada de la primera
misión proveniente de China y aceptó sin vacilación el
encargo de ayudarla en las gestiones legales, a efectos
de emprender una serie de preparativos para la Feria y
garantizar su participación.
Alrededor de ese período comenzó a producirse una mejoría en las relaciones
chino—brasileñas. En 1961, el entonces Vicepresidente
brasileño Joao Goulart realizó una visita a nuestro país
-la primera de una alta figura política latinoamericana
a la República Popular China. En 1962 Joao Goulart asumió la presidencia
de Brasil, y las relaciones entre los dos países adquirieron
mayor impulso. Prueba de ello fueron los acercamientos
bilaterales que se produjeron, incluyendo sucesivos intercambios
de visitas de personalidades de diferentes sectores y
los primeros contactos comerciales. Como hechos destacados,
podemos mencionar el envío del periodista Wang Weizhen
de la agencia de noticias Xin Hua de China para abrir
una oficina permanente en Río de Janeiro y el establecimiento
de una representación en Brasil del Consejo Chino por
el Fomento del Comercio Internacional, en junio de 1963.
Mientras tanto, se efectuaban visitas recíprocas de estudiantes,
profesores universitarios, arquitectos, abogados y profesionales
de los sectores de la cultura y el deporte. En el contexto
de esas primeras actividades de intercambio amistoso entre
China y Brasil siempre estuvo presente la figura de Danillo.
Acudía frecuentemente al aeropuerto o al hotel apenas
llegaban las delegaciones chinas, a fin de ayudar en la
coordinación de los programas y ofrecer oportunas consultas
jurídicas para el desarrollo de sus actividades.
Sin embargo, no todo marchaba viento en popa. De repente ocurrió un brusco
cambio en la situación política de Brasil. El 31 de marzo
de 1964 se produjo un golpe de Estado, urdido por el grupo
militar Los Gorilas. El periodista Wang Weizhen y los
tres ayudantes de la Oficina de la agencia de noticias
Xin Hua, así como el Delegado Adjunto de la Representación
del Consejo Chino por el Fomento del Comercio Internacional,
Wang Yaoting, y sus cuatro ayudantes, fueron arrestados
por el supuesto delito de subversión. La noticia
del arresto de los 9 funcionarios chinos conmovió al mundo.
De inmediato, el gobierno chino se dio a la tarea de rescatarlos
y le encargó al Dr. Pinto, abogado brasileño de gran virtud
y prestigio, la
defensa de los detenidos. Danillo, quien era apenas un
joven abogado de 30 años, actuó como ayudante del Dr.
Pinto, quien ya tenía 72 años, y se presentó (¿) ante
el juez como importante testigo del caso. De esta manera,
participó activamente en el rescate de los nueve camaradas
chinos injustamente recluidos. Lleno de ira, Danillo me
contó cómo, conjuntamente con el Dr. Pinto, salió a defender
a los nueve amigos chinos, mostrando ante el tribunal
gran cantidad de documentos y hechos irrefutables para
comprobar que los nueve chinos llegaron a Brasil con la
autorización del gobierno brasileño, que emprendieron
sus respectivos trabajos de información noticiosa y de
contactos comerciales cumpliendo los trámites legales,
y que en todo momento habían respetado las disposiciones
del estado brasileño. Por lo tanto, estaban facultados
para ejercer sus funciones, y habían obrado legal y abiertamente.
El hecho de que, con las fotos de los cohetes antiguos
de China difundidas por la oficina de Xin Hua para exponer
el desarrollo de las ciencias en la antigua China, las
autoridades brasileñas los acusaran de realizar actividades
subversivas y de espionaje aduciendo que los chinos estaban
estudiando la fabricación de cohetes para destruir a Brasil,
y que mostraran el Mapa-Guía de ese país que los chinos
habían comprado en la librería local como prueba de su
conspiración para desplegar una guerra de guerrillas,
era totalmente absurdo y absolutamente insostenible. Al
cabo de más de un año de ardua lucha, los nueve chinos
finalmente salieron de sus celdas. Cuando fue a despedirlos
al aeropuerto, Danillo declaró ante la prensa que los
nueve chinos no tenían antecedentes (penales?) y que eran
completamente inocentes, y les estrechó fuertemente la
mano uno a uno, repitiendo esta frase: “De seguro volveremos
a vernos algún día”. Ciertamente, desde entonces, esa
afirmación se arraigó profundamente en el corazón de Danillo.
En agosto de 1974, China y Brasil establecieron relaciones diplomáticas.
A partir de esa fecha, las relaciones bilaterales entraron
en una etapa de sano desarrollo. Esto
causó gran satisfacción en Danillo. En
una carta dirigida a la Asociación de Amistad del Pueblo
Chino con el Extranjero expresó con gran emoción: “Por
fin se disiparon los nubarrones y vemos el cielo azul.
Trabajemos conjuntamente con redoblada energía para impulsar
la amistad entre nuestros dos países, entre nuestros pueblos
hermanos”. Esto lo probó Danillo con sus intensas actividades.
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Certificado y medalla de la Amistad Chino-latinoamerica |
Poco después de la llegada a Brasil de los funcionarios de nuestro Ministerio
de Relaciones Exteriores que formaban el Grupo Preparatorio
para la apertura de la embajada, Danillo se reunió con
ellos. Al verlos, su primera frase fue la siguiente: “Hace
nueve años, al despedirme de los nueve amigos chinos injustamente
detenidos, cuando dije que de seguro volveríamos a vernos
algún día, muchos no lo creyeron, y dudaron. Pero, finalmente,
hoy día, los hechos comprueban aquella afirmación. Como
suelen decir los chinos, ‘con la perseverancia todo se
alcanza’”. Acto seguido, Danillo intensificó su labor
de asesoría jurídica y su cooperación con nuestro Grupo
Preparatorio en la búsqueda de terrenos adecuados para
construir la futura sede diplomática china. Después, por
encargo de nuestro gobierno, Danillo firmó, en calidad
de abogado, el Contrato de Construcción de la Embajada
China en Brasil, abriendo de esta manera el camino para
la inmediata ejecución de esta obra. A Danillo le gusta
comparar la causa de la amistad con una constante carrera
de relevos. Por eso, no sabe lo que es el descanso.
De inmediato, encaminó sus esfuerzos a la creación
de lazos de amistad entre ciudades brasileñas y chinas,
sirviendo de mediador para concretar el hermanamiento
entre la ciudad de Río de Janeiro y el Municipio de Beijing
y entre el Estado de Río de Janeiro y el Municipio de
Tianjing. Además, abrió, junto con varios socios, la primera
empresa privada latinoamericana en China, por lo que se
le considera el
Emprendedor.
En diciembre de 1985 visité Brasil como miembro de la Delegación de la
Asociación de Amistad del Pueblo Chino con el Extranjero
y fuimos calurosamente recibidos por Danillo y un grupo
de amigos brasileños. Cuando Danillo fue al aeropuerto
tenía fiebre y llevaba los medicamentos en el bolsillo.
En una cena de despedida hice uso de la palabra, y señalé
que los habitantes de Río tenían mucha razón cuando decían
que el que no conociera a Río, no conocía Brasil. Verdaderamente,
los atractivos sitios y bellos paisajes de la ciudad nos
causaron muy buena impresión, pero más nos impresionó
el calor humano de los amigos de esta encantadora urbe.
Luego expresé que nos sentíamos incómodos porque la fecha
de nuestra visita había coincidido con la celebración
de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, y que estábamos
desviando a los amigos brasileños de sus encuentros
familiares. Inesperadamente, Danillo rompió a reír, diciéndonos que
nos habíamos olvidado de las palabras de Confucio, el
gran pensador chino, cuando dijo: “La llegada de los amigos
que vienen de lejos siempre trae una inmensa alegría”.
Es mayor el motivo de complacencia, agregó, si la visita
coincide con la celebración de alguna fiesta, para conocer
mejor las tradiciones y costumbres del lugar. Precisamente
por esa razón, dijo, estoy planeando mi próxima visita
a China para la Fiesta de la Primavera -el comienzo del
Año Nuevo lunar, a fin de disfrutar junto con los amigos
chinos de la alegría de las fiestas, disparar petardos
y fuegos artificiales, saborear los deliciosos ravioles,
y caminar por las calles para ver los multicolores puestos
de venta de las ferias.
Poco después de nuestra visita, Danillo se reunió con un grupo de amigos
entusiasmados con la formación de una asociación de amistad
Brasil—China, y en junio de 1986, cuando volvió a visitar
nuestro país, nos trajo la grata noticia: “Ya está constituida
formalmente la Asociación de Amistad Chino-Brasileña”.
La Asociación, con un comité directivo compuesto de cinco
miembros, estaba presidida por él. Nos dijo que ahora,
contando con la fuerza colectiva de esa sociedad, las
actividades amistosas se desarrollarían con mayor ímpetu.
Entonces, organizó una serie de programas, como la Semana
de Cine Chino, la Exposición Cultural y Fotográfica de
China, charlas y conferencias sobre la realidad china,
etc. Mención especial merece el acto de bienvenida de
gran magnitud organizado por la Asociación junto con distintos
sectores sociales de Río, en ocasión de la importante
visita de altos funcionarios del Gobierno chino. Danillo, con su talento
para ampliar los horizontes de trabajo y conocedor de
la popularidad del fútbol en China., les sugirió a las
autoridades deportivas
de nuestro país el envío de jóvenes a Brasil para que
recibieran capacitación técnica y entrenamiento en esta
disciplina. De ahí nació la primera
cooperación entre China y Brasil en este terreno,
lo que, según se conoce, obtuvo buenos resultados. Mientras
tanto, Danillo continuaba trabajando para impulsar el
intercambio de visitas de representantes de los tres poderes,
(ejecutivo, legislativo y judicial), personalidades del
sector de la cultura, empresarios y comerciantes entre
los dos países. Por todo lo anterior, cada vez que se
habla de los vínculos amistosos entre China y Brasil,
son muchas las personas que elogian a Danillo por sus
contribuciones.
Durante nuestra visita a Brasil en 1985, le pedimos a Danillo que coordinara
una entrevista con la famosa actriz brasileña Roselia
Santos, quien representó el papel de Izula (ISAURA), la
protagonista de la telenovela La Esclava. Al ser transmitida
por la televisión china fue bien acogida por el público,
que elogió a Roselia por su magnífica actuación. Lamentablemente,
no pudimos entrevistarla, debido a que Roselia tuvo que
viajar a otra ciudad para una filmación urgente. Sin embargo,
nos dejó unas líneas con un caluroso saludo. En abril
de 1986, Roselia visitó nuestro país, invitada por el
Comité para el Otorgamiento de Premios de la Televisión
China, pues había ganado el máximo premio que ésta concede:
el Águila Dorada. Durante estancia, Roselia fue muy bien
acogida en todos los lugares que visitó. Esta noticia
se difundió ampliamente por todo Brasil. Danillo me escribió
para decirme que el fenómeno de Roselia constituía un
símbolo del creciente acercamiento y mejor entendimiento
entre nuestros dos pueblos y que era un magnífico fruto
del intercambio cultural bilateral.
El 22 de noviembre del 2003 tuvo lugar en el Jockey Club Brasileño de
Río de Janeiro un acto solemne con motivo de la entrega
de la Medalla de la Amistad Chino-Latinoamericana y Certificado
al Sr. Danillo Santos. Como justamente señaló en la ceremonia
el Sr. Wang Hongqiang, Secretario General de la Asociación
de Amistad Chino-Latinoamericana, esta medalla se confiere
a personalidades que se han dedicado durante años al desarrollo
de la amistad con China, por sus sobresalientes contribuciones
a la causa de la amistad entre los pueblos de América
Latina y China y por haber desempeñado cargos de dirección
en instituciones que tienen lazos de amistad con nuestro
país. El Sr. Danillo Santos es un viejo amigo que abriga
profundos sentimientos de amistad hacia el pueblo chino
y ha hecho destacados aportes al fomento del entendimiento
mutuo y la amistad entre los dos pueblos. Ahora desempeña
el cargo de Presidente del Centro Comercial, Cultural
y de Amistad Brasil-China y sigue empeñándose en el desarrollo
de la causa de la amistad chino-brasileña, de modo que
merece este honor. Obviamente emocionado por el otorgamiento
de la medalla, Danillo respondió con frases impactantes:
A lo largo de más de cuatro décadas, hemos aprendido a
tocar el piano, moviendo los diez dedos para interpretar
una melodía de paz, amor y hermandad. Ya hemos cosechado
los frutos de esa melodía, pues 15 ciudades de Brasil
y China se han hermanado. Nuestra experiencia de estos
años de relaciones amistosas comenzó en 1963 cuando conocí
a hombres de valor extraordinario dirigidos por un gran
amigo de Brasil, el Sr. Wang Yaoting. A pesar de los incidentes
que ocurrieron seguimos firmes en nuestra convicción,
tal como hicieron las Nueve Estrellas de China. Aprendimos
el espíritu del lema planteado por el Presidente Mao Zedong
en su famosa obra “Servir Al Pueblo”, es decir, trabajar
sin interés personal y con total dedicación al beneficio
del pueblo. Así logramos avanzar paso a paso, siguiendo
el ejemplo del viejo tonto que removió las montañas. No
importaba que las montañas nos impidieran el paso. Si
trabajábamos generación tras generación, alcanzaríamos
nuestro gran objetivo: construir un gigantesco e indestructible
edificio de amistad chino-brasileña, porque después de
mi muerte, seguirían los hijos, y después de los hijos,
los nietos, y así sucesivamente. Hoy, tenemos por delante
un brillante futuro. China avanza a pasos agigantados.
Siento gran admiración y respeto por los dirigentes chinos
como Mao Zedong, Zhou Enlai y Deng Xiaoping, quienes hicieron
cambiar radicalmente la fisonomía de atraso y miseria
de la vieja China. Ahora, China dedica sus esfuerzos a
la profundización de las reformas económicas y sociales
en la construcción de una sociedad moderna. Vemos con
todo placer que el futuro de las relaciones chino-brasileñas
será más resplandeciente.
Al meditar en casa sobre este discurso de Danillo, mis ojos tropezaron
con la maceta de una planta de pau
brasil que me trajo Danillo como regalo, después de
un largo viaje de 20,000 kilómetros. Cuando me la dio,
me dijo que esa planta típica de Brasil, siempre verde
y llena de vigor, era el símbolo de nuestra amistad. Ciertamente,
esa hermosa planta, que se ha arraigado en la tierra y
ha ido creciendo poco a poco, es como la amistad chino-brasileña,
que avanza cada día con nuevos esplendores gracias a los
esfuerzos de nuestros pueblos.