Mujeres
con alas
No hay nada más reconfortante como el trabajo duro, ni nada más gratificante
como los éxitos que les han dado a estas mujeres la libertad
para echar a volar.
Por
Feng Jing
Se les conoce como las "bellezas urbanas" y representan la nueva
imagen de la elite china moderna. Señaladas como mujeres
de carrera, poseen viviendas de lujo y flamantes automóviles
extranjeros. Gastan alegremente en restaurantes y bares
de moda y son socias de los clubes deportivos y de los
salones de belleza más afamados de la ciudad. Son los
ídolos de muchas jovencitas, que desean una vida similar
cuando sean mayores.
Sin embargo, para mucha gente, las llamadas
"bellezas urbanas" no son más que un clan de
mujeres misteriosas que se pavonean alegremente en las
grandes ciudades chinas, aunque, en el fondo, todas ellas,
como cualquier otra persona, tienen sus propios ideales,
sus personalidades definidas y sus frustraciones diarias.
Liu Hongying,
Caballo Libre
Liu
Hongying es la directora general de la compañía Caballo
Libre de Hongying, dedicada a la confección y a los complementos,
y fundada por ella misma hace ocho años.
En la universidad, Liu se especializó en química industrial, materia que,
obviamente, no tiene nada que ver con su profesión actual.
Nos confesó que la había elegido porque su vecino la cursó.
Este hizo un órgano con sus propias manos, impresionando
tanto a Liu, entonces aún una niña, que pensó que esa
carrera le permitiría hacer cualquier cosa que se le antojara.
A finales de la década de 1980, Liu se graduó de la universidad y vino
a Beijing a trabajar en un famoso instituto de diseño
e investigación. Al igual que otros jóvenes, trabajaba
de día y de noche compartía un dormitorio con tres o cuatro
chicas más. Llevaba una vida tranquila aunque un tanto
aburrida, circunstancia considerada natural antes de los
años 90, ya que, por lo general, la gente se conformaba
con tener un trabajo fijo, un “tazón de hierro” por así
decirlo. Pero, poco a poco, Liu se sintió frustrada y
se preguntó si había algo más en la vida que la monótona
rutina diaria.
Seis años más tarde, su hermana sufrió un accidente de tráfico y las circunstancias
obligaron a Liu a dejar su trabajo. Aquélla fue atropellada
por un autobús y herida en una pierna, lo que resultó
en una cuenta médica de 3.000 yuanes (unos 362 dólares
estadounidenses). Esta cantidad era una suma enorme para
las dos jóvenes, pues en esos momentos, el sueldo mensual
de Liu apenas superaba los cien yuanes ( unos 12,08 dólares).
Así que pidieron un préstamo a la entidad empleadora de
la hermana. Pasados seis meses, tras pagar la deuda, ambas
se despidieron del trabajo.
Para sobrevivir, las dos tuvieron que trabajar durante más de un año como
guías de turismo y diseñadoras para compañías pequeñas,
lo que resultó en una ganancia importante de dinero. Con
lo que ganaron alquilaron un cuarto y compraron un televisor
a color, una nevera y una lavadora, objetos caros en aquel
entonces.
Sin embargo, tras solucionar el problema de la subsistencia, Liu se volvió
menos entusiasta por hacer dinero y empezó a pensar más
en su carrera profesional.
Después de reflexionar mucho, optó por confeccionar bolsos de moda. "Quizá
hice esta elección porque no tenía sosiego. La vida es
un viaje y, en cierto sentido, un bolso es una pequeña
casa para la persona que viaja", comentó Liu.
Bajo la marca Caballo Libre, sus bolsos se hacían con lona de colores
y se adornaban con botones de cobre y otros ornamentos
menudos. Eran prácticos y modernos, y gustaban mucho a
los jóvenes, por lo que la marca pronto se hizo famosa
en Beijing.
Dos años después, gracias a su éxito y al crecimiento del negocio, Liu
fundó su propia compañía y amplió su oferta a ropa y complementos.
Lo mismo que sus bolsos, éstos también buscan un estilo
romántico, que cae bien a los jóvenes.
Ahora Liu no sólo tiene tiendas en Beijing, sino también en otras ciudades
de China. "Parece que ahora las cosas me van bien,
aunque sólo yo sé lo que he sufrido”, dijo Liu.
Las dificultades la han hecho más fuerte. Recuerda que fue engañada en
diversas ocasiones, que una vez por culpa del exceso de
trabajo se desmayó en plena calle y que en más de una
situación, lloró y pensó en dejar el negocio. "Gracias
a mi empeño y esfuerzo, he podido salir adelante”, sonrió
Liu alegre.
Con la ayuda de un grupo de profesionales de talento, la compañía de Liu
ha tomado el camino correcto. Ahora que no necesita cuidar
de los detalles de la administración, como solía hacer
en el pasado, tiene más tiempo para pensar en sus aficiones
y en enriquecer su vida. Le gusta ir a conciertos, viajar
dentro y fuera del país, jugar al tenis y nadar. Hace
dos años, le dio por montar a caballo, y ahora es miembro
de un importante club de equitación.
“Consigo relajarme en estas actividades, aunque lo más maravilloso es
que me inspiro en ellas para continuar mi vida y mejorar
mi trabajo”, añadió Liu.
Al salir de la tienda Caballo Libre de Hongying,
junto a los grandes almacenes Shuang'an del distrito de
Haidian de Beijing, Liu dijo que estaba muy agradecida
a todas sus experiencias, buenas o malas, dulces o amargas.
Zhao Zhao, escritora
por cuenta propia
Zhao
Zhao es una escritora joven. Un día de hace un año, cuando
fue a pagar la cuenta del restaurante después de una cena
con un amigo, le dijo el camarero que un lector suyo ya
la había pagado. Zhao se sorprendió y exclamó, "¡no
sabía que fuera tan popular!"
Desde 1997, Zhao ha sido columnista para más de una veintena de periódicos
y revistas de todo el país. En los últimos dos años ha
publicado libros a una velocidad asombrosa, tres en 2002
y otros dos en 2003. Ahora acaba de terminar el guión
de una película y, por si fuera poco, está produciendo
una novela.
Zhao ha acumulado una rica experiencia y rebosa de un gran talento en
muchos aspectos. A partir de 1990, ha sido secretaria
de una compañía de publicidad, planificadora de una compañía
de bienes raíces y reportera de una revista. Durante los
dos años que trabajó con una compañía discográfica, fue
además directora de diversos programas televisivos y escribió
canciones para cantantes y bandas de música. En junio
de 2003 se despidió de todos los empleos y se convirtió
en una profesional independiente.
Las
obras de Zhao abarcan ensayos y ficciones. Sus ensayos
lucen un estilo peculiar y muchos lectores afirman que
pueden reconocerlos sin leer el nombre de la autora. La
mayor parte de sus ensayos están inspirados en su propia
vida o en lo que ve y escucha. Zhao incluso es capaz de
narrar un asunto ordinario de manera vívida e interesante.
Sus trabajos, salteados con palabras del dialecto de Beijing,
son humorísticos y tienen un poder de convocatoria especial.
Diferentes de sus ensayos, con un estilo más humorístico y abierto, sus
novelas, a menudo, dan al lector una sensación de tristeza
y absurdidad. Por ejemplo, en Hierbas
acuáticas, Zhao describe el amor fatal entre un hombre
y una mujer. Cuando éste la abandonó, la otra se quitó
la vida tirándose a un lago, tras lo cual se convirtió
en una hierba de agua. Un día, cuando el hombre fue a
nadar al lago, las hierbas lo atraparon y lo ahogaron.
La personalidad de Zhao es una combinación de los estilos de sus ensayos
y de sus novelas. Cuando conversa con amigos, es divertida
y animada, y con frecuencia lanza comentarios ingeniosos.
Pero cuando está sola y distraída, parece indolente, fría
y lejana.
Aunque no le faltan admiradores, Zhao sigue estando soltera, lo cual le
permite planificar su vida a su antojo. Su horario es
diferente al de la mayoría de la gente. Se levanta a la
una de la tarde y después trabaja o navega por Internet.
Por la noche realiza la única comida fuerte del día, generalmente
con amigos de círculos variados, antes de salir a tomar
una copa con ellos, momento que aprovechan para conversar
hasta la medianoche. A partir de esa hora hasta el amanecer,
se dedica a escribir. Así, se acuesta cuando la mayoría
de la gente se levanta.
Zhao dice que el mueble más importante de su casa es su enorme cama, pues
en ella duerme más de diez horas diarias, ya que si no
descansa lo suficiente, sufre dolor de cabeza, y realiza
otras actividades, tales como leer, escribir, navegar
por Internet, hablar por teléfono, beber agua, merendar
o soñar despierta. Zhao no está interesada en deporte
alguno, aunque sí está preocupada por el aumento de peso.
Si cree que está engordando mucho, tomará enseguida cualquier
medicina para adelgazar, sin importar demasiado en si
daña su salud o no.
Aunque le gusta pasar la mayor parte de su tiempo en la cama, Zhao no
es una persona perezosa. El gran tablero que cuelga de
su pared es la mejor evidencia de su diligencia y seriedad
en el trabajo. A la izquierda apunta los nombres de los
medios informativos y a la derecha, los plazos de entrega
de los artículos. Nunca finaliza tarde el trabajo y siempre
lo hace con una buena calidad, lo que le ha valido una
merecida reputación en las editoriales y en la prensa.
Como columnista escribe a diario entre mil y diez mil
caracteres y en una ocasión, escribió un libro de cerca
de cien mil caracteres en sólo una semana.
"Si usted piensa que ser columnista es un modo de vida extremadamente
libre, está muy equivocado. Al contrario, ello precisa
de un nivel más alto de autodisciplina, sin la cual, una
no llegaría nunca a nada”, comentó Zhao.
Aunque posee un apartamento y dos coches en una ciudad tan cara como Beijing,
siempre se considera "pobre", porque los ha
comprado mediante préstamos bancarios. Su mayor ambición
es hacerse rica algún día, para así poder "comprar
una casa junto al mar y no hacer nada más que comer y
dormir”.
Zhao es feliz cuando conduce por las calles
de Beijing y asegura con cierto orgullo que se ha ganado
cada ladrillo de su casa y cada pieza de sus coches con
su esfuerzo y escribiendo con su estilo propio.
Zhang Lehua, haciendo
el sueño posible
Cuando
era niña, Zhang Lehua presenció los acontecimientos acaecidos
en el país durante la Revolución Cultural y, como la mayoría
de la gente de su edad, accedió a la sociedad antes de
terminar los estudios en la escuela primaria. A finales
de la década de 1970, cuando China reanudó el examen de
admisión universitaria, gracias a su esfuerzo e inteligencia,
Zhang pudo realizar su sueño de estudiar en la Universidad
de Medicina de la Capital.
Zhang
tuvo la posibilidad de establecerse en un hospital de
Beijing como una doctora respetable. Sin embargo, renunció
a la vida cómoda que le esperaba para cursar estudios
avanzados en el extranjero. Con ese fin, estudió inglés
con frenesí y aprobó el examen de nivel unos meses después,
lo que le permitió ampliar sus conocimientos en los Estados
Unidos. En 1984 realizó un máster en biología en la Universidad
de Luisiana del Nordeste; en 1986 se doctoró por la Escuela
Médica de Nueva Jersey; y en 1993 empezó a trabajar en
el laboratorio de un hospital privado de Nueva York.
"Siempre
trato de ir más lejos para alcanzar y rebasar mi objetivo
una vez que es fijado”, dijo Zhang, agregando que el mayor
milagro en su vida es el resultado de su capacidad extraordinaria
de trabajar duro.
“Cuando
acababa de llegar a los Estados Unidos, no podía ni siquiera
entender las clases de mis profesores. La barrera idiomática
también me molestaba en mi vida diaria y tenía que pedir
disculpas en todo momento cuando hablaba con alguna persona.
Por eso, mis compañeros de estudio me apodaron cariñosamente
con el mote de ‘Doña Perdón’”, recordó Zhang. Claro que
se quitó este sobrenombre muy pronto, a expensas de dormir
la mitad del tiempo que los demás y de abstenerse en las
diversiones.
Tras
vivir doce años en los Estados Unidos, Zhang creía haber
logrado su objetivo cuando viajó de regreso a China. Pero,
una vez más, se sintió insatisfecha y desasosegada. "Tengo
que volver a Beijing para hacer algo", se dijo a
sí misma.
Durante
los últimos años que pasó en los Estados Unidos, Zhang
estuvo muy involucrada en el desarrollo y la coordinación
de diversos proyectos internacionales, además de en varias
actividades académicas. Así, ayudó a recolectar millones
de dólares para celebrar diversas actividades tales como
los Juegos de Minusválidos del Lejano Oriente y del Pacífico
del Sur, el Torneo Internacional de Bridge de China y
el Maratón Internacional de China. El ex presidente estadounidense
Bill Clinton escribió una carta elogiando su contribución
en el intercambio entre estudiantes universitarios de
ambos países.
En
1996, de regreso a China, Zhang fundó la compañía de información
internacional Xinbin y la revista Medicina
Contemporánea. En cooperación con varias instituciones
médicas y de investigación, llevó a cabo muchos estudios
sobre la atención médica y la administración farmacéutica
en otros países, y organizó un buen número de simposios
sobre la investigación médica.
Cuando
todo parecía haberse estabilizado y alcanzado el éxito
deseado, Zhang traspasó sus negocios y decidió dedicarse
a otra actividad completamente distinta a lo que había
realizado en los últimos veinte años. De este modo, en
2002 fundó en Beijing el Club de Mujeres Youlan, donde
se imparten cursos sobre modales, protocolo y etiqueta
para mujeres.
Al
hablar del propósito del club, Zhang explicó que aspira
a hacer a las mujeres “más hermosas, no sólo en la apariencia
exterior, sino también en la interior". En su opinión,
la cualidad de una mujer determina la de su familia y
la de sus niños. Así, una madre respetable podrá criar
y sacar adelante niños preciosos. Hasta cierto punto,
la cualidad de las mujeres determina la de una nación
entera y, por ende, la de su futuro.
"Pensaba
que debía hacer algo para mejorar la sociedad y aquí es
donde he encontrado mi lugar", añadió Zhang satisfecha.