JUNIO
2004


Mujeres con alas

No hay nada más reconfortante como el trabajo duro, ni nada más gratificante como los éxitos que les han dado a estas mujeres la libertad para echar a volar.

Por Feng Jing

Se les conoce como las "bellezas urbanas" y representan la nueva imagen de la elite china moderna. Señaladas como mujeres de carrera, poseen viviendas de lujo y flamantes automóviles extranjeros. Gastan alegremente en restaurantes y bares de moda y son socias de los clubes deportivos y de los salones de belleza más afamados de la ciudad. Son los ídolos de muchas jovencitas, que desean una vida similar cuando sean mayores.

Sin embargo, para mucha gente, las llamadas "bellezas urbanas" no son más que un clan de mujeres misteriosas que se pavonean alegremente en las grandes ciudades chinas, aunque, en el fondo, todas ellas, como cualquier otra persona, tienen sus propios ideales, sus personalidades definidas y sus frustraciones diarias.

Liu Hongying, Caballo Libre

Liu Hongying es la directora general de la compañía Caballo Libre de Hongying, dedicada a la confección y a los complementos, y fundada por ella misma hace ocho años.

En la universidad, Liu se especializó en química industrial, materia que, obviamente, no tiene nada que ver con su profesión actual. Nos confesó que la había elegido porque su vecino la cursó. Este hizo un órgano con sus propias manos, impresionando tanto a Liu, entonces aún una niña, que pensó que esa carrera le permitiría hacer cualquier cosa que se le antojara.

A finales de la década de 1980, Liu se graduó de la universidad y vino a Beijing a trabajar en un famoso instituto de diseño e investigación. Al igual que otros jóvenes, trabajaba de día y de noche compartía un dormitorio con tres o cuatro chicas más. Llevaba una vida tranquila aunque un tanto aburrida, circunstancia considerada natural antes de los años 90, ya que, por lo general, la gente se conformaba con tener un trabajo fijo, un “tazón de hierro” por así decirlo. Pero, poco a poco, Liu se sintió frustrada y se preguntó si había algo más en la vida que la monótona rutina diaria.

Seis años más tarde, su hermana sufrió un accidente de tráfico y las circunstancias obligaron a Liu a dejar su trabajo. Aquélla fue atropellada por un autobús y herida en una pierna, lo que resultó en una cuenta médica de 3.000 yuanes (unos 362 dólares estadounidenses). Esta cantidad era una suma enorme para las dos jóvenes, pues en esos momentos, el sueldo mensual de Liu apenas superaba los cien yuanes ( unos 12,08 dólares). Así que pidieron un préstamo a la entidad empleadora de la hermana. Pasados seis meses, tras pagar la deuda, ambas se despidieron del trabajo.

Para sobrevivir, las dos tuvieron que trabajar durante más de un año como guías de turismo y diseñadoras para compañías pequeñas, lo que resultó en una ganancia importante de dinero. Con lo que ganaron alquilaron un cuarto y compraron un televisor a color, una nevera y una lavadora, objetos caros en aquel entonces.

Sin embargo, tras solucionar el problema de la subsistencia, Liu se volvió menos entusiasta por hacer dinero y empezó a pensar más en su carrera profesional.

Después de reflexionar mucho, optó por confeccionar bolsos de moda. "Quizá hice esta elección porque no tenía sosiego. La vida es un viaje y, en cierto sentido, un bolso es una pequeña casa para la persona que viaja", comentó Liu.

Bajo la marca Caballo Libre, sus bolsos se hacían con lona de colores y se adornaban con botones de cobre y otros ornamentos menudos. Eran prácticos y modernos, y gustaban mucho a los jóvenes, por lo que la marca pronto se hizo famosa en Beijing.

Dos años después, gracias a su éxito y al crecimiento del negocio, Liu fundó su propia compañía y amplió su oferta a ropa y complementos. Lo mismo que sus bolsos, éstos también buscan un estilo romántico, que cae bien a los jóvenes.

Ahora Liu no sólo tiene tiendas en Beijing, sino también en otras ciudades de China. "Parece que ahora las cosas me van bien, aunque sólo yo sé lo que he sufrido”, dijo Liu.

Las dificultades la han hecho más fuerte. Recuerda que fue engañada en diversas ocasiones, que una vez por culpa del exceso de trabajo se desmayó en plena calle y que en más de una situación, lloró y pensó en dejar el negocio. "Gracias a mi empeño y esfuerzo, he podido salir adelante”, sonrió Liu alegre.

Con la ayuda de un grupo de profesionales de talento, la compañía de Liu ha tomado el camino correcto. Ahora que no necesita cuidar de los detalles de la administración, como solía hacer en el pasado, tiene más tiempo para pensar en sus aficiones y en enriquecer su vida. Le gusta ir a conciertos, viajar dentro y fuera del país, jugar al tenis y nadar. Hace dos años, le dio por montar a caballo, y ahora es miembro de un importante club de equitación.

“Consigo relajarme en estas actividades, aunque lo más maravilloso es que me inspiro en ellas para continuar mi vida y mejorar mi trabajo”, añadió Liu.

Al salir de la tienda Caballo Libre de Hongying, junto a los grandes almacenes Shuang'an del distrito de Haidian de Beijing, Liu dijo que estaba muy agradecida a todas sus experiencias, buenas o malas, dulces o amargas.

Zhao Zhao, escritora por cuenta propia

Zhao Zhao es una escritora joven. Un día de hace un año, cuando fue a pagar la cuenta del restaurante después de una cena con un amigo, le dijo el camarero que un lector suyo ya la había pagado. Zhao se sorprendió y exclamó, "¡no sabía que fuera tan popular!"

Desde 1997, Zhao ha sido columnista para más de una veintena de periódicos y revistas de todo el país. En los últimos dos años ha publicado libros a una velocidad asombrosa, tres en 2002 y otros dos en 2003. Ahora acaba de terminar el guión de una película y, por si fuera poco, está produciendo una novela.

Zhao ha acumulado una rica experiencia y rebosa de un gran talento en muchos aspectos. A partir de 1990, ha sido secretaria de una compañía de publicidad, planificadora de una compañía de bienes raíces y reportera de una revista. Durante los dos años que trabajó con una compañía discográfica, fue además directora de diversos programas televisivos y escribió canciones para cantantes y bandas de música. En junio de 2003 se despidió de todos los empleos y se convirtió en una profesional independiente.

Las obras de Zhao abarcan ensayos y ficciones. Sus ensayos lucen un estilo peculiar y muchos lectores afirman que pueden reconocerlos sin leer el nombre de la autora. La mayor parte de sus ensayos están inspirados en su propia vida o en lo que ve y escucha. Zhao incluso es capaz de narrar un asunto ordinario de manera vívida e interesante. Sus trabajos, salteados con palabras del dialecto de Beijing, son humorísticos y tienen un poder de convocatoria especial.

Diferentes de sus ensayos, con un estilo más humorístico y abierto, sus novelas, a menudo, dan al lector una sensación de tristeza y absurdidad. Por ejemplo, en Hierbas acuáticas, Zhao describe el amor fatal entre un hombre y una mujer. Cuando éste la abandonó, la otra se quitó la vida tirándose a un lago, tras lo cual se convirtió en una hierba de agua. Un día, cuando el hombre fue a nadar al lago, las hierbas lo atraparon y lo ahogaron.

La personalidad de Zhao es una combinación de los estilos de sus ensayos y de sus novelas. Cuando conversa con amigos, es divertida y animada, y con frecuencia lanza comentarios ingeniosos. Pero cuando está sola y distraída, parece indolente, fría y lejana.

Aunque no le faltan admiradores, Zhao sigue estando soltera, lo cual le permite planificar su vida a su antojo. Su horario es diferente al de la mayoría de la gente. Se levanta a la una de la tarde y después trabaja o navega por Internet. Por la noche realiza la única comida fuerte del día, generalmente con amigos de círculos variados, antes de salir a tomar una copa con ellos, momento que aprovechan para conversar hasta la medianoche. A partir de esa hora hasta el amanecer, se dedica a escribir. Así, se acuesta cuando la mayoría de la gente se levanta.

Zhao dice que el mueble más importante de su casa es su enorme cama, pues en ella duerme más de diez horas diarias, ya que si no descansa lo suficiente, sufre dolor de cabeza, y realiza otras actividades, tales como leer, escribir, navegar por Internet, hablar por teléfono, beber agua, merendar o soñar despierta. Zhao no está interesada en deporte alguno, aunque sí está preocupada por el aumento de peso. Si cree que está engordando mucho, tomará enseguida cualquier medicina para adelgazar, sin importar demasiado en si daña su salud o no.

Aunque le gusta pasar la mayor parte de su tiempo en la cama, Zhao no es una persona perezosa. El gran tablero que cuelga de su pared es la mejor evidencia de su diligencia y seriedad en el trabajo. A la izquierda apunta los nombres de los medios informativos y a la derecha, los plazos de entrega de los artículos. Nunca finaliza tarde el trabajo y siempre lo hace con una buena calidad, lo que le ha valido una merecida reputación en las editoriales y en la prensa. Como columnista escribe a diario entre mil y diez mil caracteres y en una ocasión, escribió un libro de cerca de cien mil caracteres en sólo una semana.

"Si usted piensa que ser columnista es un modo de vida extremadamente libre, está muy equivocado. Al contrario, ello precisa de un nivel más alto de autodisciplina, sin la cual, una no llegaría nunca a nada”, comentó Zhao.

Aunque posee un apartamento y dos coches en una ciudad tan cara como Beijing, siempre se considera "pobre", porque los ha comprado mediante préstamos bancarios. Su mayor ambición es hacerse rica algún día, para así poder "comprar una casa junto al mar y no hacer nada más que comer y dormir”.

Zhao es feliz cuando conduce por las calles de Beijing y asegura con cierto orgullo que se ha ganado cada ladrillo de su casa y cada pieza de sus coches con su esfuerzo y escribiendo con su estilo propio.

Zhang Lehua, haciendo el sueño posible

Cuando era niña, Zhang Lehua presenció los acontecimientos acaecidos en el país durante la Revolución Cultural y, como la mayoría de la gente de su edad, accedió a la sociedad antes de terminar los estudios en la escuela primaria. A finales de la década de 1970, cuando China reanudó el examen de admisión universitaria, gracias a su esfuerzo e inteligencia, Zhang pudo realizar su sueño de estudiar en la Universidad de Medicina de la Capital.

Zhang tuvo la posibilidad de establecerse en un hospital de Beijing como una doctora respetable. Sin embargo, renunció a la vida cómoda que le esperaba para cursar estudios avanzados en el extranjero. Con ese fin, estudió inglés con frenesí y aprobó el examen de nivel unos meses después, lo que le permitió ampliar sus conocimientos en los Estados Unidos. En 1984 realizó un máster en biología en la Universidad de Luisiana del Nordeste; en 1986 se doctoró por la Escuela Médica de Nueva Jersey; y en 1993 empezó a trabajar en el laboratorio de un hospital privado de Nueva York.

"Siempre trato de ir más lejos para alcanzar y rebasar mi objetivo una vez que es fijado”, dijo Zhang, agregando que el mayor milagro en su vida es el resultado de su capacidad extraordinaria de trabajar duro.

“Cuando acababa de llegar a los Estados Unidos, no podía ni siquiera entender las clases de mis profesores. La barrera idiomática también me molestaba en mi vida diaria y tenía que pedir disculpas en todo momento cuando hablaba con alguna persona. Por eso, mis compañeros de estudio me apodaron cariñosamente con el mote de ‘Doña Perdón’”, recordó Zhang. Claro que se quitó este sobrenombre muy pronto, a expensas de dormir la mitad del tiempo que los demás y de abstenerse en las diversiones.

Tras vivir doce años en los Estados Unidos, Zhang creía haber logrado su objetivo cuando viajó de regreso a China. Pero, una vez más, se sintió insatisfecha y desasosegada. "Tengo que volver a Beijing para hacer algo", se dijo a sí misma.

Durante los últimos años que pasó en los Estados Unidos, Zhang estuvo muy involucrada en el desarrollo y la coordinación de diversos proyectos internacionales, además de en varias actividades académicas. Así, ayudó a recolectar millones de dólares para celebrar diversas actividades tales como los Juegos de Minusválidos del Lejano Oriente y del Pacífico del Sur, el Torneo Internacional de Bridge de China y el Maratón Internacional de China. El ex presidente estadounidense Bill Clinton escribió una carta elogiando su contribución en el intercambio entre estudiantes universitarios de ambos países.

En 1996, de regreso a China, Zhang fundó la compañía de información internacional Xinbin y la revista Medicina Contemporánea. En cooperación con varias instituciones médicas y de investigación, llevó a cabo muchos estudios sobre la atención médica y la administración farmacéutica en otros países, y organizó un buen número de simposios sobre la investigación médica.

Cuando todo parecía haberse estabilizado y alcanzado el éxito deseado, Zhang traspasó sus negocios y decidió dedicarse a otra actividad completamente distinta a lo que había realizado en los últimos veinte años. De este modo, en 2002 fundó en Beijing el Club de Mujeres Youlan, donde se imparten cursos sobre modales, protocolo y etiqueta para mujeres.

Al hablar del propósito del club, Zhang explicó que aspira a hacer a las mujeres “más hermosas, no sólo en la apariencia exterior, sino también en la interior". En su opinión, la cualidad de una mujer determina la de su familia y la de sus niños. Así, una madre respetable podrá criar y sacar adelante niños preciosos. Hasta cierto punto, la cualidad de las mujeres determina la de una nación entera y, por ende, la de su futuro.

"Pensaba que debía hacer algo para mejorar la sociedad y aquí es donde he encontrado mi lugar", añadió Zhang satisfecha.

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