MAYO
2004


¡Qué difícil encontrar un buen trabajo!

Por nuestra reportera LU RUCAI

El retrato real de los universitarios próximos a graduarse y que buscan un empleo, es el de un joven con el teléfono móvil encendido todo el día, que cuando suena, lo coge nervioso y después lo cuelga con el gesto desesperado. En las universidades se puede distinguir fácilmente a estos estudiantes, vestidos muy formalmente, van a ferias de contratación,  a entrevistas con compañías, etcétera.

Los universitarios ya no son los favoritos

Durante la feria de contratación, que tuvo lugar en el Museo Militares de la Revolución del Pueblo Chino en Beijing en febrero de 2004, Feng Jun dudaba tras hacer cola durante mucho tiempo. Por fin lo dejó. “En realidad todas las ferias son parecidas, llenas de aspirantes para un mismo puesto del que hay cientos, incluso miles, de aspirantes con sus currículums, los ves por todas partes de la feria, incluso por el suelo”. Señaló Feng Jun. Aunque conscientes de lo sucedido, los universitarios insisten en venir. “No queremos dejar pasar ninguna oportunidad por si acaso encontramos un puesto”. Dicen todos los aspirantes.

Feng Jun ha comprado trajes y corbata especialmente para la búsqueda del trabajo

Feng Jun es un estudiante de la Universidad de Beijing. A los ojos de los universitarios, su universidad es muy famosa cuyos estudiantes nunca tienen que preocuparse a la hora de encontrar empleo. Feng Jun comentó, “Tampoco esperaba que eso que se decía fuese real, si los ‘repatriados’ (estudiantes que han logrado diplomas en el extranjero y regresan al país) tampoco encuentran un puesto fácilmente, mucho menos nosotros, graduados locales”. Según las estadísticas, desde 1978 a 2003, el número de estudiantes en el extranjero fue de 700.200 y el de los repatriados, de 172.800. La segunda cifra del año 2003 representa un aumento del 12,3 por ciento frente a la de 2002. Una encuesta del Laboratorio Mundial HR a los 1.500 repatriados, muestra que más de un 35 por ciento de estos estudiantes no encuentran trabajo y no tienen otro remedio de quedarse en casa esperando oportunidades, de ahí, el nombre de estos estudiantes, “aspirantes”. De los encuestados, un 30 por ciento no ha encontrado empleo en tres meses, y un 15 por ciento, en 5 meses.

La participación de los repatriados deja el mercado con una oferta muy superior a la demanda, siendo cada vez más competitivo. “Los repatriados hablan un inglés fluido y eso supone una mayor presión”, dijo Feng Jun. Afortunadamente recibió un aviso tras el último encuentro de L’OREAL, una compañía anhelada por todos los graduados. “Aunque me llega la última entrevista, no tengo confianza en lograr el puesto. Porque contratan a una o dos personas. En Beijing hay más de 10 candidatos que ya han llegado a la última entrevista”.

El motivo de que exista tanta presión en la búsqueda de empleo reside en la disminución de puestos y en el aumento de universitarios. Esa contradicción tiene relación con la política de ampliación de admisión de estudiantes adoptada desde 1999. “Sería mejor si yo hubiese nacido hace unos años”, se lamenta Feng. Y no le falta razón, ya que el volumen de los universitarios de 1992 sólo representaba 2.180.000 personas, y el de 1998, 7.800.000, cifra que aumentó a 16 millones en 2002. La  población del país era de 1.160 millones, 1.248 y 1.280 millones, respectivamente. Además del aumento de la población, la aplicación de dicha política acarrea problemas para la búsqueda de trabajo. Al principio, los numerosos cargos de alta categoría estaban destinados a los universitarios. Por otro lado, el Estado se encargaba de distribuir el trabajo. Los estudiantes universitarios, que eran poco comunes entonces, se habían convertido en “hijas de los emperadores”: nunca se preocupaban por el trabajo. No obstante, a medida que incrementaba el número de universitarios, cada día había menos cargos de alta categoría. Al mismo tiempo, la selección bilateral ha sustituido a la anterior política de distribución estatal. Ahora, los estudiantes universitarios  se encuentran  de la noche a la mañana en el mercado y tienen que resolverse la situación laboral por sí mismos.

Las grandes ciudades son bien acogidas entre los estudiantes graduados

Los que han entrado no quieren salir, los que están fuera se esfuerzan todo lo posible por entrar. Casi cada estudiante graduado tiene la idea de arraigarse en las grandes ciudades. “De todas maneras, he residido en Beijing durante cuatro años y estoy familiarizado con el ambiente. Tendré una mejor salida si me quedo aquí”, indicó Feng Jun. Los altos  salarios y el amplio espacio para desarrollarse son puntos claves para estos jóvenes como Feng. Por otra parte, los graduados de las ciudades medianas y pequeñas, siempre que tengan oportunidad de formarse en las grandes ciudades, no les importa el precio que haya que pagar. Por lo tanto, se produce una contradicción. Los foráneos no prestan mucha atención al tipo de trabajo, ni al salario. Para ellos ya es suficiente que las compañías les pagan algo.

Los habitantes de las ciudades medianas y pequeñas se van a las grandes ciudades y los nacionales a los países extranjeros. Es la corriente actual. Feng Jun también está preparando para salir del país. “En realidad son mis padres los que quieren enviarme al extranjero. A su parecer, los estudiantes que han cursado clases en el extranjero poseen más ventajas y capacidades que los locales”. Entonces Feng Jun hizo el examen TOEFL y GRE. “Mis padres no conocen la situación actual. Ahora es más difícil lograr la visa de EE.UU. Tengo unos compañeros que han recibido notificación de las universidades, pero no pueden ir porque no han logrado la visa. Si mis padres supieran que los repatriados también se quedaran en casa sin trabajo, seguramente no me enviarían al extranjero”, explicó Feng Jun.

Los cargos de baja categoría y el trato frío de las ciudades pequeñas han fomentado que se compare con la buena acogida de las grandes. En la sociedad surgen sin cesar cargos del tipo de vendedor y obrero técnico de los que nadie se interesa. Porque para los chinos, estos cargos son humildes. Aunque en 2004 en Nanchang, capital provincial de Jiangxi, ha subido en gran medida el salario de los técnicos, entre 30.000 y 60.000 yuanes, pocas personas tienen interés. Así se produce la falta de estudiantes en las escuelas vocacionales. Lo normal es que los padres envíen a sus hijos a las escuelas vocacionales como última opción. En las ciudades pequeñas, pese a las numerosas oportunidades, cuesta encontrar a las personas adecuadas para algunos cargos; mientras que en las grandes, a pesar de los pocos cargos, los universitarios prefieren esforzarse todo lo posible para ocupar un puesto. Porque quieren encontrar un empleo digno.

¿Cuál es más atractiva, las empresas estatales, las extranjeras o las privadas?

A diferencia de lo que piensan otros, Feng Jun tiene su propio plan: “Ser  estudiante de la carrera de ciencias de la información, no es suficiente, y por eso no hace falta encontrar un empleo que coincida con mi profesión, sino un puesto que me ofrezca retos. Así en el futuro será fácil cambiar de profesión, por si acaso”. Con este principio, Feng Jun ha sometido sus currículums a las empresas extranjeras en China, sobre todo a las transnacionales.

Estudiantes aspirantes de trabajo frente al personal contratante

Las compañías de inversión extranjera son bien acogidas entre los universitarios graduados. “Mi tía trabaja como administradora en una empresa extranjera. Ella me aconseja que busque una empresa como la suya después de graduarme, porque estas compañías tienen una administración moderna. Por otro lado, las empresas extranjeras siempre ofrecen a los graduados oportunidades de formación, lo que es muy valioso para nosotros”, comentó Feng.“Durante la entrevista con el gerente general de L’OREAL, éste me dijo con sinceridad: ‘Lo que quiero ver es pedidos’ ”. Pero los padres de Feng esperan que pueda trabajar en una entidad estatal que le ofrezca mayor estabilidad. No obstante, el frío trato que recibió de éstas en la feria de contrataciones obligó a Feng Jun a diferir de la idea de sus padres. Ya que, cuando veían que era  graduado de la Universidad de Beijing, las empresas estatales le rechazaron de inmediato por la idea de que los estudiantes de las universidades más prestigiosas no se quedan mucho tiempo, y tarde o temprano se van a las empresas extranjeras para cobrar más. De ahí, que la decisión de Feng Jun sea entrar en una compañía extranjera.

Al principio, Feng Jun no fijó su atención en las empresas privadas. “Pese a que éstas tengan  una administración moderna, a lo que aspiran estas compañías es al beneficio. En realidad ellos prefieren a las personas que ya tienen abundante experiencia laboral y disponen de amplias relaciones sociales. No muchas empresas privadas quieren invertir dinero en formar a sus empleados”, señaló Feng Jun. Para los jóvenes como él, la proyección laboral es sumamente importante.

Se prevé que este año se graduarán tres millones de estudiantes universitarios. Feng Jun no es nada más que un número que engrosa la estadística. Circula por todas partes un dicho que describe el orden de la búsqueda de empleo según el grado de dificultad: los hombres estudiantes locales, los de otras provincias, las mujeres locales y las de otras provincias. Feng Jun, alumno de otras provincias, cuenta con más oportunidades que las chicas.  Y él sigue yendo y viniendo entre las ferias y los encuentros. Aunque tiene una oferta de una compañía pequeña, nunca cesa de buscar nuevas oportunidades.

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