Solución para huérfanos de pacientes
del SIDA
Por GAO YAOJIE
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Gao
Yaojie (izquierda) explicando conocimientos sobre
el SIDA |
Gao Yaojie,
de 77 años de edad, es especialista en oncología ginecológica
y catedrática retirada del Instituto de Medicina Tradicional
China de Henan. Empezó a dedicarse voluntariamente a la
prevención y tratamiento del SIDA en 1996. Durante los
pasados siete años, ha recorrido más de cien aldeas y
visitado más de mil enfermos de SIDA de la provincia de
Henan. Escribió y publicó por cuenta propia el libro Prevención
y Tratamiento del Sida, del cual se han distribuido
gratuitamente cerca de 300.000 ejemplares. El material
de promoción Conocimientos sobre Prevención
del Sida, redactado por ella misma e impreso por
su cuenta, ha visto hasta ahora la salida de 16 números,
con una tirada global de 610.000 ejemplares. A partir
de 2000, trasladó su atención al auxilio de huérfanos
de los enfermos de SIDA y ha subvencionado a 164 de ellos
sin obtener recompensa. El Consejo Ejecutivo Global de
la Salud le otorgó en 2001 el Premio Jonathan Mann para
la Salud y Derechos Humanos Globales, como reconocimiento
a sus contribuciones al mejoramiento de la salud pública
y la prevención del SIDA; en 2002 fue elegida “Estrella
de Asia” por el Semanario
Comercial, y una de los “25 Héroes de Asia” por
el semanario
TIMES; en 2003 obtuvo el premio Ramon Magsaysay
de Servicio Público. Kofi Annan,
Secretario General de la ONU, alabó su labor como figura
pública en las actividades de educación y propaganda para
la prevención del SIDA en las zonas rurales de China.
Mientras me desempeñaba como médica del departamento
de ginecología, conocí a la primera enferma de SIDA en
abril de 1996, en la consulta de clínica. En sus últimos
estertores, la enferma me suplicaba patéticamente: “Doctora
Gao, lo único que hice fue una transfusión de sangre,
¿podré curarme?
¡No quiero morir! Tengo marido e hijo, no pueden pasar
sin mí......” Sus palabras se quedaron grabadas para siempre
en lo más profundo de mi mente.
Cada enfermo de SIDA que muere suele dejar de
uno a tres huérfanos, en su mayoría en edad escolar. Queda
entonces como asunto pendiente el cómo sobrevivirán los
herederos, o si serán aceptados por el sistema educacional.
Si no van a la escuela ahora, es probable que queden iletrados
y luego ciegos ante la ley, lo que amenazará la seguridad
de la sociedad.
Muchos se preguntan cual es el tema más acuciante
en el panorama de lucha contra el SIDA. Desde mi punto
de vista es el problema de los huérfanos. Todo lo demás
queda subordinado a ello. Si no se le presta atención,
estaremos sembrando la semilla de la catástrofe nacional.
Carencias
más allá del dinero
Hace dos años se creía que los huérfanos de enfermos
de SIDA se quedarían con otros parientes después de la
muerte de sus padres, para lo cual todo cuanto se necesitaba
era un respaldo financiero. Con esto en mente, les
envié por distintas vías un total de más de 80.000
yuanes entre el segundo semestre de 1999 y el primero
del 2002.
Para mi sorpresa y amarga decepción, supe que
la mayor parte de mi dinero nunca llegó a manos de aquellos
huérfanos. En el 2001 remití 1.100 yuanes por correo a
los hermanos Gao Li y Gao Yan, de Henan. Sin embargo,
el tío de ambos
cobró la suma y luego la perdió apostando en una casa
de juegos de azar, mientras que los dos niños llevaban
tres meses sin tener ni siquiera un poco de sal para comer.
El tío se apoderó hasta de la harina y la briqueta que
el gobierno les otorgó como ayuda, además de la lámpara y el
medidor eléctrico. Mandé también a Feng Tuanwei
600 yuanes para sus gastos escolares de tres semestres,
pero descubrí al final que el niño no logró ir a la escuela
ni un día, y que pasó todo el tiempo excavando arena en
un banco del río para ganar el sustento.
Algunos tutores obligan a los niños a trabajar,
o les hacen mendigar dinero. A los 13 ó 14 años de edad,
son obligados a laborar en duras condiciones. Muchos de
ellos cargan y descargan piedras o arena en el lugar de
construcción, o excavan arena en bancos de ríos. La situación
de las niñas es peor. Algunos adultos solteros hacen todo
lo posible para poseerlas. Y otros las engañan diciendo
que quieren reclutarlas como obreras.
Es por ello que considero que el apoyo económico
no es suficiente para ayudar a los huérfanos del SIDA.
Falta sobre todo más preocupación y amor de la sociedad,
la ternura de la familia y la oportunidad de recibir educación.
Adopción
Los estrechos vínculos que se han creado entre
SIDA y sexo y muerte, la pandemia ha dejado de ser un
problema simplemente médico para situarse en el centro
mismo de la intríngulis social, al punto de aproximarse
a la sociología, la ética y la ciencia médica. Frente
al SIDA, que causa mayores estragos que otras patologías,
muchos se sienten nerviosos y adoptan una actitud discriminatoria
y humillante hacia los enfermos y sus parientes. Lo cierto
es que el SIDA también es una enfermedad, y el enfermo
de SIDA también es un ser humano, especialmente la mayoría
de los enfermos del centro de China, que no han tenido
responsabilidad en su contagio. Estos se infectaron con
transfusiones de sangre contaminada, pero sus niños son
saludables e inocentes. Entre más de 160 huérfanos que
he apoyado, ninguno fue contagiado, aunque todos sus padres
murieron de SIDA. Esto demuestra con creces que no existe
una propagación obligatoria del SIDA en la familia.
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Al ver
los huérfanos de los pacientes del SIDA, Gao Yaojie
no puede contener sus lágrimas |
Muchos proponen que el Gobierno abra un orfanato
para ellos. Pero a mí no me parece bien. En primer lugar,
nuestro país todavía no es suficientemente
rico. Es difícil ayudar a todos los niños con los
medios del Gobierno. Además, tras sufrir una vida de hambre
y frío, y pasar los días vegetando, muchos huérfanos han
adoptado una actitud hostil hacia la sociedad. Si se les
concentra en un mismo lugar, pueden producirse consecuencias
negativas imprevisibles. Los contras avasallan a los pros.
Un pariente mío de la provincia de Shandong vino
a visitarme y expresó el deseo de adoptar a Gao Chuang.
En junio de 2002, a Gao Chuang se le cambió el nombre
por el de Chen Xianghe y se convirtió en alumno de la
Escuela Primaria Baiji del Distrito de Caoxian, Shandong.
De esta manera, seis huérfanos del SIDA de Henan fueron
adoptados sucesivamente por familias de Shandong. Para
ellos comenzó una vida normal.
Creo que el mejor método para resolver el problema
de los huérfanos del SIDA es estimular la adopción. Cuidados
por una familia normal, estos huérfanos pueden tener la
oportunidad de comunicarse normalmente con sus amiguitos
y compañeros de estudio. Con el paso del tiempo, olvidarán
el dolor histórico y se concentrarán en los estudios.
Por supuesto, hay que escoger cuidadosamente la familia
adoptiva. En este sentido me he anotado tres exquisitos:
los miembros de la familia son de buen corazón y dignos
de confianza; la familia cuenta con unas condiciones económicas
aceptables; quieren subvencionarle al menos los estudios
secundarios del segundo ciclo, o sea, amor, comida y educación.
Dificultades
pendientes
Muchas dificultades surgen en el proceso de adopción.
Hay rumores que se erigen como serias impedimentas a la
adopción y se propagan como reguero de pólvora. Se dice
que algunos venden los huérfanos a traficantes de seres
humanos para ganar intereses. Estos comentarios son sumamente
lesivos para las familias adoptivas y las entidades de
gobierno de los lugares donde residen estas familias.
Es una senda cubierta de espinos.
Algunos padres enfermos me escribieron pidiendo
que cuidara a sus hijos. Pero lo más lamentable es que
estos niños suelen negarse a admitir el hecho de que sus
padres se han contagiado. Todo por miedo a ser discriminado
por sus compañeros de estudios. Todos estos prejuicios
incrementan las dificultades para llevar a cabo nuestro
trabajo de apoyo. Hace poco, me entrevisté con la Vice
Primera Ministra Wu Yi, quien me preguntó por las dificultades
en la ayuda a los huérfanos del SIDA. Contesté que el
primer problema es eliminar las mentiras. Si se dice la
verdad, el problema se resolverá radicalmente.
Estoy consciente de que no puedo ayudar a todos
los huérfanos del SIDA, pero si tan siquiera logro ayudar
a uno ya vale la pena.