MARZO 2004


Talentos femeninos de la antigüedad

Por HUO JIANYING

Retratos pintados de Wu Zetian y Shangguan Wan’er (izquierda)

Durante la dinastía Song del Norte (960-1127) hubo una muchacha llamada Su Xiaomei, hija del gran letrado Su Xun. Desde niña, se destacó por su inteligencia y adquirió muchos conocimientos, hasta competir con sus dos hermanos mayores, célebres poetas que pasaron el examen imperial. Su padre se lamentaba diciendo: “Lástima que seas una muchacha; si fueras varón, sin duda pasarías los exámenes imperiales”.

El examen imperial de la época feudal era una vía por la que los letrados y estudiantes se hacían funcionarios para participar en los asuntos políticos. Sin embargo, estaba abierta exclusivamente a los hombres. Si se hubiera permitido a las mujeres participar en los exámenes imperiales, la historia de China habría cambiado en gran medida; al menos un número considerable de hombres hubiera perdido su puesto.

Pese a que este injusto sistema supuso el silenciamiento de muchas mujeres de valía, a la que se imposibilitaba demostrar su talento, ha quedado para la posteridad el legado de las mismas. Wu Zetian y Shangguan Wan’er, dos sobresalientes mujeres talentosas de la dinastía Tang (618-907), dejaron  espléndidas páginas para la historia.

Competentes para gobernar el país

En el año 690, la emperatriz Wu Zetian subió al trono, convirtiéndose en la primera soberana en la historia de China. Contaba además con una muy competente ayudante, Shangguan Wan’er, quien se había ganado la confianza de Wu Zetian mucho antes de que ésta subiera al trono. No resulta exagerado afirmar que durante varias decenas de años, el destino de la dinastía Tang estuvo en manos de estas dos mujeres. Hay testimonios sobre los imperecederos aportes que ambas hicieron a la estabilidad y el desarrollo, así como a la prosperidad de la dinastía Tang.

Sin embargo, estas dos mujeres talentosas debieron recorrer un escabroso camino antes de encontrarse, dedicarse confianza mutua y dominar los asuntos políticos de la corte.

Shangguan Wan’er (664-710) nació en una familia de funcionarios y su abuelo fue un gran poeta que ejercía una considerable influencia en la corte de la dinastía Tang. Fue decapitado por haberse involucrado en una disputa de poder en la corte imperial. Su hijo también fue víctima de esta lucha. En aquel entonces, Wan’er sólo tenía un mes y fue llevada al palacio imperial como esclava. Afortunadamente, aprendió a leer y escribir con las sirvientas y leyó muchos libros clásicos e históricos. Pocos años después, la inteligente muchacha ya podía redactar con gran facilidad artículos de mil caracteres de distinto estilo. Cuando Wan’er tenía 14 años, la emperatriz Wu Zetian, tras conocer de su talento, la llamó para que le sirviera de secretaria. Más tarde, le hizo redactar decretos imperiales y dar sugerencias en el trato de los informes. En un principio le hizo leer todos los informes, para luego pasar a redactar los edictos que serían promulgados en todo el país con la aprobación de la emperatriz. Wan’er se convirtió en la mujer de mayor poder en la corte con sólo  19 años.

Con respecto al gobierno imperial, Wan’er sólo recordaba que familiares suyos de dos generaciones habían muerto a manos de la emperatriz. Pero según se incrementaban sus conocimientos sobre la soberana, comprendió que se trataba de una persona talentosa, con ricos conocimientos y valentía extraordinaria, además de una monarca dedicada a los asuntos políticos y ante el pueblo. Wu Zetian, por su lado, conocía muy bien la procedencia de Wan’er, pero apreciaba a las personas de valía y la formaba, depositando toda su confianza en ella, valiéndose de sus talentos y persuadiéndola con acciones.

Más tarde, Wu Zetian hizo que Wan’er se casara con su hijo Li Xian, tras lo cual fue nombrada Zhao Rong. En aquel entonces, Wan’er tenía un poder similar al del Primer Ministro y una posición imperial, empeñada en ayudar a su marido a llevar las riendas del gobierno. Cuando se produjo un intento de golpe de Estado,  persuadió con su inteligencia y serenidad a los guardias para que reprimieran a los rebeldes y sofocaran el motín. Propuso al emperador ampliar  la biblioteca y establecer el puente entre académicos para asimilar a los hombres de talento. Además, Wan’er se encargaba de evaluar los poemas y artículos, lo que la convirtió en centro de todos los estudiosos, devenida promotora en gran medida del desarrollo y la elevación del nivel de la poesía.

Las mujeres talentosas de la antigüedad, más que especializarse en algún aspecto, solían desarrollar múltiples habilidades.

Durante un golpe palaciego del año 710, Wan’er fue sentenciada a muerte, víctima de calumnias infundadas que divulgó Li Longji, nieto de Wuzetian, que subió al trono dos años después. Como forma de lavar su conciencia por lo hecho a Wan’er, Li Longji ordenó recolectar artículos escritos por ella, los cuales quedaron recopilados en 20 tomos. El Primer Ministro Zhang Yue escribió un prefacio en el cual apreció en gran medida los éxitos de la gestión política de Wan’er. El prefacio dice: “En la antigüedad hubo mujeres meritorias incluidas en los registros históricos; hoy surge una ministra competente. Wan’er desempeña el cargo durante dos dinastías, atendiendo miles de asuntos cada día y proponiendo útiles sugerencias a los asuntos. Aunque no difiere en lo tocante a la redacción de artículos si se le compara con la historiadora Ban Zhao, de la dinastía Han, y la literata Zuo Wen, de la dinastía Jin, sí se destaca mucho por su desempeño como asistente en los asuntos oficiales de la emperatriz”. En la antología de Poemas de la Dinastía Tang que circula en la actualidad se incluyen 32 poemas de Wan’er.

Mujer heredera de la causa paterna

Banzhao (49-120), referida por Zhang Yue, fue una renombrada historiadora. Nació en una familia de nobles que contaba con una amplia colección de  libros y suficientes recursos económicos. Su padre, Ban Biao, y su hermano mayor, Ban Gu, fueron también famosos historiadores.

Ban Biao redactó 65 Biografías Posteriores a la Historia, llenando así vacíos en el estudio del devenir histórico. Después de la muerte de Ban Biao, Ban Gu siguió la causa de su padre y empezó a redactar la Historia de la Dinastía Han, empeño cuyo grueso le tomó más de 20 años. Desafortunadamente, en el año 92 murió en la cárcel, involucrado en una disputa por el Poder entre los nobles. Los borradores de la Historia de la Dinastía Han estuvieron a punto de perderse. Entonces, Ban Zhao se ofreció para asumir la clasificación y redacción. Para escribir los documentos se exigían los caracteres antiguos, difíciles de leer y escribir, por lo que Ban Zhao dictaba clases en la biblioteca real, a la que acudía mucha gente para aprender de ella.

Ban Zhao fue llevada al teatro varios cientos de años atrás. La foto muestra a Ban Zhao en la ópera Kunqu

El emperador Hedi le apreciaba mucho por sus conocimientos y recurría a su presencia con frecuencia para que sirviera de maestra a la emperatriz y las concubinas imperiales en las conferencias clásicas confucianas. Más tarde, cuando la emperatriz madre Deng gobernó, Ban Zhao participó en los asuntos estatales en calidad de maestra. Después de la muerte de Ban Zhao, la emperatriz madre se vistió de luto para expresar su pésame y ordenó que se  le hiciera un funeral estatal.

Además de sus contribuciones a la historia, logró gran éxito en la literatura. Escribió muchos poemas, cantos y artículos, que fueron recopilados en tres tomos por su nuera.

Cai Wenji en un drama (centro en primera fila)

Transcurridos cien años de la muerte de Ban Zhao, nació otra mujer de valía: Cai Wenji, quien también heredó la causa de su padre. Pasó penalidades similares a las de Ban Zhao, y sufrió más que ella. Su legendaria obra Dieciocho Compases de la Flauta Hu es un poema narrativo autográfico muy conmovedor.

Cai Wenji era hija de Cai Yi, renombrado letrado de la dinastía Han del Este (25-220). Era muy inteligente y tenía amplios conocimientos académicos además de su capacidad para la música. Nació en tiempos tumultuosos que le forzaron a vivir una vida de conflictos. Su padre murió en la cárcel en medio de la lucha de los caudillos militares. Wenji fue capturada por soldados de la etnia del Norte. La obligaron a casarse con el Rey Zuoxian de la etnia Xiongnu y tuvo dos hijos. Doce años después, Cao Cao, déspota que había conquistado la mitad del país, la rescató, ofreciendo a cambio fabulosos recursos, por la amistad que le había unido a su padre. Para Cai Wenji este suceso representó un dilema que le colmó tanto de alegría como de desespero: por una parte podía volver a la tierra natal que tanto añoraba; por la otra, suponía la desgarradora alternativa de alejarse para siempre de sus hijos.

Su poema Dieciocho Compases de la Flauta Hu fue escrito en medio de estas circunstancias. El poema describe las penalidades de la gente común en tiempos de guerra y su propia vida en cautiverio. Reproduce detalladamente los sufrimientos físicos y mentales durante 12 años en tierras de los Xiongnu, así como la nostalgia por la tierra natal y los antiguos amigos. La última parte es dedicada al dolor que le significó la despedida de sus hijos.

Sin embargo, los sufrimientos de Cai Wenji no terminaron. Después de volver a la tierra natal se casó con Dong Si, general de cuerpos de roturación. Poco después de su casamiento, Dong infringió la ley y fue sentenciado a la pena capital. Wenji, a despecho del gélido frío, acudió con los pies descalzos a la oficina de Cao Cao, a rogar por su marido. Cao Cao y los funcionarios presentes, conmovidos por los sufrimientos de la mujer, perdonaron a Dong Si.

La casa de Cai Yi había conservado más de 4000 rollos escritos, los cuales se perdieron en su mayoría durante la guerra. Al enterarse de esto, Cao Cao se sintió muy dolido.

Pero Wenji le pidió papel y pincel y escribió más de 400 artículos que había  memorizado. Gracias a esta hazaña sobrehumana, la posteridad heredó un precioso patrimonio cultural de la antigüedad.

Mansión de Li Qingzhao en Jinan, Shandong

Sin embargo, cuando se trata de aportes a la conservación de los patrimonios culturales y el talento en la poesía y el ci (un tipo de poema con reglas establecidas según la melodía), Li Qingzhao clasifica en el primer lugar entre las mujeres talentosas de la antigüedad.

Gran maestra del ci

Li Qingzhao (1084-1151?), nació en una familia de letrados. Influenciada por la familia, creció en un medio matizado por la inspiración lírica, al punto que era capaz de recitar más de cien poemas cuando siendo una niña. En su juventud fue asimismo versada en la interpretación con la lira, en el ajedrez, la caligrafía y la pintura y podía componer un poema en un abrir y cerrar de ojos.

A los 18 años se casó con Zhao Mingcheng, hijo del Primer Ministro. Su marido  era muy estudioso y empedernido coleccionista de objetos arqueológicos, entre los que conocía muy profundamente los grabados en bronce y piedra.

Los dos cónyuges se apoyaban mutuamente y economizaban el dinero para adquirir reliquias culturales. Qingzhao tenía una memoria mucho mejor que la de su marido para la historia. En las narraciones de Qingzhao se explica que, a manera de diversión, la pareja, sentada en el cuarto de estar luego de la comida, se hacían apuestas sobre quién sería el primero en beber el té, apostando en qué página de cuál tomo se encontraba tal artículo.

En medio de este ambiente armonioso, Zhao Mingcheng terminó el borrador de los Registros de los Grabados en Bronce y Piedra en 1117. Sin embargo, esta vida pacífica fue destruida por la invasión de los soldados de Jin, tras lo cual les sobrevino una retahíla de desgracias. En medio de la guerra sus reliquias culturales y su mansión fueron reducidas a cenizas. En 1129 murió de enfermedad Zhao Mingcheng. Li Qingzhao llegó por fin a Hangzhou con algunos objetos salvados y parte de los borradores de su marido.

Dedicó varios años a reordenar estos borradores e hizo algunas adiciones, publicando finalmente una voluminosa obra sobre grabados en bronce y piedra. Toda obra está compuesta por 30 tomos, que registran 2000 copias de grabados en bronce y piedra con 500 artículos.

Li Qingzhao escribió muchos ci en su vida y asentó su posición en su peculiar estilo, caracterizado por la sencillez del lenguaje y lo real del sentimiento, que destilan elegancia y gracia.

Al echar la vista atrás, los contemporáneos no podemos dejar de sentir cierto remordimiento por las tribulaciones que vivieron las mujeres talentosas de la antigüedad. Sus capacidades intelectuales las hicieron famosas para la historia, pero a la par les acarrearon múltiples penalidades. Lo único que nos consuela es saber que tanta desgracia ha quedado sepultada en el pasado.

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