Taza caliente, tendencia ardiente
Por MARK GODFREY
El
consumo de café se ha convertido en signo de sofisticación
entre los chinos de clase media. Aunque sólo una pequeña
parte de los chinos ha cambiado su ancestral costumbre
de tomar té por la de consumir café, ello implica que
millones de habitantes del país han transformado su gusto.
Las cafeterías en cadena se expanden rápidamente en China
y los productores de café de varias procedencias geográficas
se encuentran enfrascados en una intensa competencia por
obtener el máximo de ganancias de esta tendencia.
Las corporaciones internacionales y empresas a riesgo compartido colocan
sus esperanzas en los bebedores de infusiones de China,
para lo cual promueven sus productos. En cuanto al valor
en efectivo, el café es el segundo producto de mayor demanda
en el mercado mundial tras el petróleo. Recientemente,
los cultivadores de café han sufrido por las agudas caídas
en las cotizaciones del grano, que cayeron a cifras récord.
Esta rebaja de precios, empero, no afectó al mercado beijinés,
donde, por el contrario, los mismos han subido en muchas
tiendas de la ciudad.
Hasta la fecha China no ha trascendido como productora de café. Esta carencia
no es lógica si se considera el clima templado que tiene
el vasto territorio sureño y oriental del país. Viet Nam,
país colindante con China, se ha convertido en el segundo
mayor productor de café del mundo, después de Brasil,
y muchos culpan a los países del Sudeste de Asia de inundar
el mercado cafetero para hacer bajar el precio. La mayoría
de la tierra cultivada con café en China se encuentra
en la provincia de Yunnan, cerca de la frontera con Viet
Nam. La primera fábrica china de café se fundó en Shanghai,
en 1935, la cual se mantuvo
activa hasta mediados de la década de los 80, momento en que los chinos pudieron
comprar café de marca como Kraft y Maxwell House. Hoy
día, Maxwell House ha perdido su monopolio y dominio del
mercado chino, cetro que ha pasado a manos de Nescafé,
de la Nestlé. Ambos gigantes cafeteros importan materia
prima de Yunnan.
La venta global de café en China superó los 90 millones de dólares de
EE.UU. en el 2002, pero ocupa nada más el uno por ciento
del consumo mundial. Los minoristas de café pronostican
alzas en la venta local a un ritmo de 50 a 100 por ciento
anualmente.
No es fácil atraer a los chinos al consumo de café,
en una tierra donde ha predominado por miles de años la
cultura del té. A pesar de ello, los jóvenes y los habitantes
urbanos de clase media se sienten tentados a probar. Según
estadísticas de la Base de Datos Mercantiles de China,
los chinos de educación más elevada gustan más de tomar
café. Alrededor del 36 por ciento de los bebedores chinos
de esta infusión ha recibido educación universitaria,
mientras que sólo el ocho por ciento es de educación primaria.
Al visitar una escuela secundaria de la provincia de Fujian
en el sur de China, el reportero detectó que los alumnos
llevan a la escuela cada día varios paquetes de café instantáneo.
La mayor parte del café instantáneo se vende en paquetes
“listos para el consumo”, acompañado con polvo de azúcar
y crema. Debido a la conveniencia y sabor dulce de este
preparado, los jóvenes de Fujian suelen tomar como promedio
una taza de café al día. Estos alumnos han cultivado el
gusto por el café desde la infancia, cuando visitaban
las cafeterías con sus padres.
Guangdong, que limita con Fujian, es una de las provincias chinas más
abiertas e influenciadas por la cultura occidental. Los
bebedores de café en Shenzhen, zona de economía especial
de la provincia, tienen a su disposición más de una docena
de marcas comerciales de café. La cadena honkonesa Kosmo,
menos conocida, también ha saltado la frontera, para sumarse
a la competencia por el mercado chino con Starbucks, de
EE.UU. Kosmo, que comercializa asimismo jugos y emparedados,
todavía no constituye rival de consideración para Starbucks, que hasta el momento sólo ha abierto
una tienda en esta ciudad de más de diez millones de habitantes.
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Chen Yuanyuan, maestra de escuela secundaria, en una
cafetería de Beijing |
Este gigante expendedor de café planea ampliarse con cautela, tras el
éxito obtenido en Beijing y Shanghai. De acuerdo
con Tiger Li, gerente general local de Starbucks en China,
el secreto del éxito de Starbucks
reside en el ambiente que ofrece y las estratégicas
ubicaciones de sus cadenas de cafeterías. “Starbucks creó
una experiencia muy peculiar que no se puede imitar”,
dice Li, “Muchos han querido copiarla, pero todos terminaron
en fracaso. Al escoger la ubicación del expendio, procuramos
situarlas en los barrios comerciales prósperos, en edificios
oficiales, supermercados y lugares de turismo.
Actualmente hay 40 puntos de venta de Starbucks en Beijing, ciudad de
más de 14 millones de habitantes. En Seattle, sede de
las oficinas centrales de la cadena, la compañía tiene
más de 400 cafeterías, compitiendo con centenares de otros
cafés en esa ciudad de sólo dos millones de habitantes.
Desde el ángulo de la población, el mercado de Beijing
es enorme, pero si se calculan las tazas de café consumidas
per cápita al día, todavía queda mucho potencial
para el crecimiento”, afirma Li. El precio de venta limita
el incremento del número de consumidores de café en Beijing.
La mayoría de los beijineses no puede permitirse pagar
12 yuanes por la taza más barata de café de Starbucks.
“Yo voy a Starbucks a lo sumo una vez al mes”, dijo Chen
Yuanyuan, maestra de una escuela secundaria, “El atmósfera
de allí es muy especial, pero todavía no me acostumbro
a tomar café y, además, el precio me parece demasiado
alto”. Súmese a ello que las cadenas de comida rápida
también ofrecen café, con precios más asequibles. Tales
son los casos de McDonald´s y Kentucky Fried Chicken (KFC),
la expendedora de emparedados Subway, la japonesa Yoshinoya
y almacenes regionales como Dicos y Chinese Burger’s Home.
Por supuesto, las calidades varían según los puntos de
venta.
En China ya hay abundancia de buenas cafeterías. En el noroeste del distrito
de Haidian, en Beijing, se encuentra Sculpting in Time
(Esculpiendo el tiempo) que entre especialidades culinarias
ofrece café en un atmósfera relajada que permite charlar,
leer y hasta estudiar. Recientemente, el dueño del café
ha abierto dos nuevos puntos de venta. No muy lejos del
barrio de bares de Houhai hay una pequeña cafetería con
paredes cubiertas de fotografías, donde se sirve café
de buena calidad, con cómodas butacas y estantes de libros
en inglés.
Cada vez son más las cafeterías que se establecen en las ciudades de China.
Tras perder el mercado de Asia sudoriental, en competencia
con las compañías locales de bajo costo, los cafeteros
brasileños se han atrincherado en Viet Nam para vender café directamente
a China. La Asociación de Exportadores de Café Verde de
Brasil, en estrecha colaboración con el Ministerio de
Agricultura, intenta penetrar este mercado potencial e
importante. Al mismo tiempo, el trío taiwanés formado
por KoHiKan, UBC y Dante, ha colocado su atención comercial en las provincias del sur de China, y ya pone los ojos
en el norte. Los recién llegados, como Barista de Taiwan
y Manabe de Japón han tenido un gran impacto con sus puntos
de venta en Beijing y en las ciudades del sur.
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El cómodo interior del Buque de Blenz en Beijing, de
la cadena canadiense de cafeterías, que entró al mercado
chino en el 2003 |
Aparte de disfrutar la estancia en las cafeterías, los consumidores chinos
de café empiezan a trasladar su interés del mero consumo
al disfrute de elaborarlo ellos mismos con aparatos para
ese uso. La cafetera hecha en Italia se vende en la mayoría
de los grandes almacenes. Por otra parte, en los supermercados
de las principales ciudades de China se puede encontrar
toda clase de cafeteras de categoría.
Según Lu Lian, profesor de la Facultad de Cultura Occidental de la Universidad
Fudan, “Los chinos ahora cuentan con conocimientos fundamentales
sobre el café, que muchos han aceptado como parte de su
vida diaria”. Una encuesta del 2002, publicada en el Diario
de Guangzhou indica que el 24 por ciento de las personas
de 41 a 50 años de edad, y el 18 por ciento de los que
cuentan con 20 a 30 años, toman café con frecuencia. La
competencia mercantil se hará más intensa según se incremente
la cifra de chinos que beben café”.