Datos relacionados

 


MARZO 2004


Taza caliente, tendencia ardiente

 

Por MARK GODFREY

El consumo de café se ha convertido en signo de sofisticación entre los chinos de clase media. Aunque sólo una pequeña parte de los chinos ha cambiado su ancestral costumbre de tomar té por la de consumir café, ello implica que millones de habitantes del país han transformado su gusto. Las cafeterías en cadena se expanden rápidamente en China y los productores de café de varias procedencias geográficas se encuentran enfrascados en una intensa competencia por obtener el máximo de ganancias de esta tendencia.

Las corporaciones internacionales y empresas a riesgo compartido colocan sus esperanzas en los bebedores de infusiones de China, para lo cual promueven sus productos. En cuanto al valor en efectivo, el café es el segundo producto de mayor demanda en el mercado mundial tras el petróleo. Recientemente, los cultivadores de café han sufrido por las agudas caídas en las cotizaciones del grano, que cayeron a cifras récord. Esta rebaja de precios, empero, no afectó al mercado beijinés, donde, por el contrario, los mismos han subido en muchas tiendas de la ciudad.

Hasta la fecha China no ha trascendido como productora de café. Esta carencia no es lógica si se considera el clima templado que tiene el vasto territorio sureño y oriental del país. Viet Nam, país colindante con China, se ha convertido en el segundo mayor productor de café del mundo, después de Brasil, y muchos culpan a los países del Sudeste de Asia de inundar el mercado cafetero para hacer bajar el precio. La mayoría de la tierra cultivada con café en China se encuentra en la provincia de Yunnan, cerca de la frontera con Viet Nam. La primera fábrica china de café se fundó en Shanghai, en 1935, la cual se  mantuvo activa  hasta mediados de la década de  los 80, momento en que los chinos pudieron comprar café de marca como Kraft y Maxwell House. Hoy día, Maxwell House ha perdido su monopolio y dominio del mercado chino, cetro que ha pasado a manos de Nescafé, de la Nestlé. Ambos gigantes cafeteros importan materia prima de Yunnan.

La venta global de café en China superó los 90 millones de dólares de EE.UU. en el 2002, pero ocupa nada más el uno por ciento del consumo mundial. Los minoristas de café pronostican alzas en la venta local a un ritmo de 50 a 100 por ciento anualmente.

No es fácil atraer a los chinos al consumo de café, en una tierra donde ha predominado por miles de años la cultura del té. A pesar de ello, los jóvenes y los habitantes urbanos de clase media se sienten tentados a probar. Según estadísticas de la Base de Datos Mercantiles de China, los chinos de educación más elevada gustan más de tomar café. Alrededor del 36 por ciento de los bebedores chinos de esta infusión ha recibido educación universitaria, mientras que sólo el ocho por ciento es de educación primaria. Al visitar una escuela secundaria de la provincia de Fujian en el sur de China, el reportero detectó que los alumnos llevan a la escuela cada día varios paquetes de café instantáneo. La mayor parte del café instantáneo se vende en paquetes “listos para el consumo”, acompañado con polvo de azúcar y crema. Debido a la conveniencia y sabor dulce de este preparado, los jóvenes de Fujian suelen tomar como promedio una taza de café al día. Estos alumnos han cultivado el gusto por el café desde la infancia, cuando visitaban las cafeterías con sus padres.

Guangdong, que limita con Fujian, es una de las provincias chinas más abiertas e influenciadas por la cultura occidental. Los bebedores de café en Shenzhen, zona de economía especial de la provincia, tienen a su disposición más de una docena de marcas comerciales de café. La cadena honkonesa Kosmo, menos conocida, también ha saltado la frontera, para sumarse a la competencia por el mercado chino con Starbucks, de EE.UU. Kosmo, que comercializa asimismo jugos y emparedados, todavía no constituye rival de consideración para  Starbucks, que hasta el momento sólo ha abierto una tienda en esta ciudad de más de diez millones de habitantes.

Chen Yuanyuan, maestra de escuela secundaria, en una cafetería de Beijing

Este gigante expendedor de café planea ampliarse con cautela, tras el  éxito obtenido en Beijing y Shanghai. De acuerdo con Tiger Li, gerente general local de Starbucks en China, el secreto del éxito de Starbucks  reside en el ambiente que ofrece y las estratégicas ubicaciones de sus cadenas de cafeterías. “Starbucks creó una experiencia muy peculiar que no se puede imitar”, dice Li, “Muchos han querido copiarla, pero todos terminaron en fracaso. Al escoger la ubicación del expendio, procuramos situarlas en los barrios comerciales prósperos, en edificios oficiales, supermercados y lugares de turismo.

Actualmente hay 40 puntos de venta de Starbucks en Beijing, ciudad de más de 14 millones de habitantes. En Seattle, sede de las oficinas centrales de la cadena, la compañía tiene más de 400 cafeterías, compitiendo con centenares de otros cafés en esa ciudad de sólo dos millones de habitantes. Desde el ángulo de la población, el mercado de Beijing es enorme, pero si se calculan las tazas de café consumidas  per cápita al día, todavía queda mucho potencial para el crecimiento”, afirma Li. El precio de venta limita el incremento del número de consumidores de café en Beijing. La mayoría de los beijineses no puede permitirse pagar 12 yuanes por la taza más barata de café de Starbucks. “Yo voy a Starbucks a lo sumo una vez al mes”, dijo Chen Yuanyuan, maestra de una escuela secundaria, “El atmósfera de allí es muy especial, pero todavía no me acostumbro a tomar café y, además, el precio me parece demasiado alto”. Súmese a ello que las cadenas de comida rápida también ofrecen café, con precios más asequibles. Tales son los casos de McDonald´s y Kentucky Fried Chicken (KFC), la expendedora de emparedados Subway, la japonesa Yoshinoya y almacenes regionales como Dicos y Chinese Burger’s Home. Por supuesto, las calidades varían según los puntos de venta.

En China ya hay abundancia de buenas cafeterías. En el noroeste del distrito de Haidian, en Beijing, se encuentra Sculpting in Time (Esculpiendo el tiempo) que entre especialidades culinarias ofrece café en un atmósfera relajada que permite charlar, leer y hasta estudiar. Recientemente, el dueño del café ha abierto dos nuevos puntos de venta. No muy lejos del barrio de bares de Houhai hay una pequeña cafetería con paredes cubiertas de fotografías, donde se sirve café de buena calidad, con cómodas butacas y estantes de libros en inglés.

Cada vez son más las cafeterías que se establecen en las ciudades de China. Tras perder el mercado de Asia sudoriental, en competencia con las compañías locales de bajo costo, los cafeteros brasileños se han  atrincherado en Viet Nam para vender café directamente a China. La Asociación de Exportadores de Café Verde de Brasil, en estrecha colaboración con el Ministerio de Agricultura, intenta penetrar este mercado potencial e importante. Al mismo tiempo, el trío taiwanés formado por KoHiKan, UBC y Dante, ha colocado su atención  comercial en las provincias del sur de China, y ya pone los ojos en el norte. Los recién llegados, como Barista de Taiwan y Manabe de Japón han tenido un gran impacto con sus puntos de venta en Beijing y en las ciudades del sur.

El cómodo interior del Buque de Blenz en Beijing, de la cadena  canadiense de cafeterías, que entró al mercado chino en el 2003

Aparte de disfrutar la estancia en las cafeterías, los consumidores chinos de café empiezan a trasladar su interés del mero consumo al disfrute de elaborarlo ellos mismos con aparatos para ese uso. La cafetera hecha en Italia se vende en la mayoría de los grandes almacenes. Por otra parte, en los supermercados de las principales ciudades de China se puede encontrar toda clase de cafeteras de categoría.

Según Lu Lian, profesor de la Facultad de Cultura Occidental de la Universidad Fudan, “Los chinos ahora cuentan con conocimientos fundamentales sobre el café, que muchos han aceptado como parte de su vida diaria”. Una encuesta del 2002, publicada en el Diario de Guangzhou indica que el 24 por ciento de las personas de 41 a 50 años de edad, y el 18 por ciento de los que cuentan con 20 a 30 años, toman café con frecuencia. La competencia mercantil se hará más intensa según se incremente la cifra de chinos que beben café”.

 

n