Los
chinos acogen a San Valentín
Por
LI WUZHOU
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El Día de los Enamorados
no es solamente para los jóvenes |
Según se diversifica el
modo de vida de los chinos, éstos asimilan cada vez más
costumbres festivas occidentales. El Día de los Enamorados
y la Navidad se han convertido en dos fiestas preferidas
importadas de Occidente. Los jóvenes se divierten a plenitud
y gastan dinero a manos llenas en esos días.
Complot
de comerciantes y medios informativos
“¡El Día de los Enamorados
es un complot urdido por los medios informativos y los
comerciantes! Los medios necesitan noticias frescas para
atraer la atención pública y los comerciantes buscan promover
la venta de sus mercancías”. Así se expresa el señor Yu,
periodista experimentado, quien señala que “el Día de
los Enamorados es más una fiesta de medios y comerciantes que de
los mismos enamorados”.
Un mes antes de la fiesta,
ya los periódicos, revistas y sitios de Internet despliegan
un bombardeo publicitario. Algunos abren nuevas columnas
sobre cómo pasar el día con más creatividad, mientras
otros publican anuncios en los que se solicitan colaboraciones...
Los comerciantes también aprovechan la oportunidad para
promover destinos turísticos, compras y restaurantes.
Ante esta avalancha, ¿quién
puede quedar indiferente?
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Las marcas de chocolate
pugnan por imponerse en el gusto de los enamorados |
Ni siquiera los más escépticos
se mantienen al margen. “Busque su naranja media” es una
página abierta especialmente para los solteros en un sitio
web. El mismo organiza una fiesta para que los solitarios
puedan conocerse y divertirse para ahuyentar la soledad
o el aburrimiento en el día festivo. El organizador cobra
a cada participante de 100 a 200 yuanes.
Este servicio es muy bien
acogido, de lo que da fe el agotamiento de las entradas
en apenas medio día.
Las flores son imprescindibles
en el Día de los Enamorados. Los precios de las rosas,
consideradas las más apropiadas para la ocasión, suben
como la espuma, hasta alcanzar dos o tres veces la cotización
de días ordinarios, e incluso cinco o seis veces más.
El año pasado las rosas azules se vendieron hasta en 180
yuanes.
Los grandes almacenes preparan
estantes especiales para exhibir y promover regalos convoyados.
Los restaurantes de comida occidental dejan de preocuparse
por la marcha del negocio. El 14 de febrero será imposible
encontrar una mesa vacía si no se ha reservado días antes.
Y los hoteles de estrellas también cubren más del 95 por
ciento de sus capacidades habitacionales.
Si por una parte, la ciencia
y la tecnología traen más novedades al Día de los Enamorados
en China, las mismas son asimismo nuevo instrumento que
sirve a las ansias de ganar dinero de los comerciantes.
Los más importantes sitios web de China, www.sina.com
y www.sohu.com diseñan
anuncios especiales para su página principal. Los mismos
promueven entre su clientela un paquete de regalo llamado
“estrategia del amor romántico”, para sorprender al ser
amado en la Navidad, la Fiesta de la Primavera y el Día
de los enamorados, respectivamente.
Sed
del romance
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Las
rosas azules gozan de buena acogida entre los enamorados |
A pesar del fuerte tufillo
comercial que despide, no cabe duda de que el Día de los
Enamorados satisface la sed romántica de los chinos, sobre
todo los jóvenes.
La señorita Wang Li, empleada
de una empresa extranjera, desea recibir un ramo de 99
rosas en la fiesta. Dice sobre el tema: “Para nosotros
los jóvenes, el Día de los Enamorados representa una atmósfera
romántica. Sé claramente que mi novio me ama, pero deseo aprobarlo una vez más cuando me regale un ramo de rosas”.
Liu Ping, ingeniero de
computación, piensa obsequiar a su esposa nueve rosas.
“Aunque el nombre de esta fiesta significa en chino
‘día de los amantes,’ y mi esposa sostiene que
la palabra ‘amante’ es
sinónimo de “tercera persona” (alguien que destruye
la familia ajena), creo que los esposos deben ser tanto
amigos como amantes; ser familia y propiciar un nido cálido
y romántico”.
“La atención que se depara
al Día de los Enamorados muestra que los chinos, cuya
cultura tradicional tiende a ser conservadora, ya
tienen una mente más abierta y empiezan a perseguir
el amor romántico con más audacia, afirma un famoso crítico
en Internet, “Antes de la reforma y la apertura, la gente
consideraba peligrosa hasta la palabra ´enamorarse´ y
el protagonista de las películas y obras de teatro siempre
era soltero. Pero ahora es totalmente diferente”.
El dueño de una florería
nos informó que los ingresos de ese día
suelen superar la mitad de la renta global anual.
No importa cuán caras sean las rosas para la ocasión,
los enamorados comprarán ramos para su pareja.
Los adeptos más consecuentes
del Día de los Enamorados son aquellos jóvenes aficionados
a la cultura occidental. A semejanza de la música Rock
y la Navidad, esta fiesta también se puso de moda en los
recintos universitarios a principios de la década de los
años 90. Sus seguidores adoptan nombres en inglés, van
todos los años a la iglesia en Noche Buena y compran máscaras
para el Carnaval. Para los adolescentes es una buena oportunidad
de divertirse y dar rienda suelta a sus ansias de romance.
El mero nombre de la festividad basta para embriagar de
ensueños a muchos jóvenes.
Como confirmación del aire
juvenil de Día de San Valentín se ve a numerosos jóvenes
entregando ramos de rosas a chicas que no suelen superar
25 años de edad. A las mujeres de edad mediana les cuesta,
quizás por rubor, andar con un ramo de flores en la mano.
El
sello chino
Pero cabe admitir que el
exitoso filón comercial que acompaña esta celebración
occidental no significa necesariamente que la misma sea
bienvenida por todos los chinos.
El señor Li Jianguo, empleado
de un departamento administrativo del gobierno municipal,
fue uno de los graduados universitarios de la primera
promoción que siguió a la década de la Revolución Cultural.
No supo nada de esta fiesta hasta 1993, cuando vio a los
muchachos vendedores de rosas y promotores de ventas de
chocolate en los grandes almacenes. Aficionado a las cosas
nuevas, y presionado por su amante, celebró la fecha en varias ocasiones.
Como parte del ágape, debió regalar flores, cenar a la
luz de las velas y pasar la noche en un hotel. Tales consideraciones,
sin embargo, nunca las ha tenido con su esposa. A su juicio,
la esposa y la amante son dos cosas diferentes. Hace poco,
su mujer le planteó indirectamente el deseo de pasar juntos
la fecha, propuesta que Li rechazó, so pretexto de no interesarle las fiestas occidentales.
Muchos optan por pasar
la fiesta a la manera china. Los hombres maduros desechan
en las rosas y chocolates en favor de las joyas. Interrogadas
sobre qué regalos querían recibir, una rosa o una alhaja,
la mayoría de las mujeres casadas se decantaron por la
segunda. Aunque la rosa no es cara, muy pocas contestaron
que las dos cosas.
El señor Wang, de 65 años
de edad, había planeado por largo tiempo
comprar un ramo de rosas para su esposa—su pareja
de más de 40 años— en el Día de los Enamorados. A su entender,
con la tercera edad llega una nueva forma de saborear
el romance. Su proyecto para la noche de San Valentín
resulta un tanto sorprendente: el señor Wang piensa invitar
a la familia de su vecino a cenar juntos, para fomentar
la amistad y el conocimiento mutuo entre las dos familias.
Vale la pena mencionar
que esta fiesta sólo tiene influencia entre la
población urbana china, no así en el campo, donde
la mayoría ni se entera de la fecha.
Día
de los enamorados de China
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Colocación de faroles
en forma de flor de loto en el río, actividad típica
del Día de los Enamorados de China, el día siete del
séptimo mes del calendario lunar |
Luego de decenas de años
bajo la égida del Día de Enamorados a la manera occidental,
China salió de repente con su propia versión local: la
noche del día 7 del séptimo mes del calendario lunar.
Tal práctica se inició
entre los estudiosos que abogan por la teoría de la “conquista
cultural”. Al dar prioridad a las modas celebratorias
occidentales, los chinos van abandonando en un estado
de crisis sin precedentes sus propias tradiciones. Según
opinión de un maestro en Internet, “Con el fin de proteger
la pluralidad cultural del mundo, los chinos deben crearse
la conciencia de conservar sus tradiciones”.
Una empresa de la provincia
de Jiangsu sostuvo un foro, en el cual los estudiosos
plantearon usar el “guisante del amor”, que desde tiempos
pretéritos se consideraba símbolo de amor, con vistas
a dar forma a un día de los enamorados al estilo chino.
Esta propuesta recibió
calurosa acogida entre la prensa y los comerciantes, quienes
andan a la búsqueda de lo novedoso. ¡Lástima que, según
encuestas sobre el mercado, la mayoría de los chinos muestra
poco interés por esa fiesta local! En Sanlitun, la más
famosa calle de bares de Beijing, nadie se preparaba para
celebrarla, y gran cantidad de flores se marchitaron en
los estantes.
Nadie en China quiere ser
luz del vecino y oscuridad de su casa, pero
la verdad es que el Día de los Enamorados a la
occidental tiene mejor acogida en China que su versión
local.
Un estudioso de la historia
y de las costumbres folklóricas considera el Día de los
Enamorados chino como una interpretación forzada, sin
bases reales que lo sustenten. La noche del día 7 del
séptimo mes del calendario lunar no solía dedicarse a
alabar el amor romántico, sino que fue ocasión en la cual las muchachas rezaban
para obtener la sabiduría del hada tejedora, por eso también
se llamaba “día de la inteligencia”.
“Las fiestas tradicionales
de China suelen dedicarse a unir la familia, a rendir
homenaje a los antepasados, a dioses o a demonios, todos
de una connotación demasiado solemne y pesada. Los occidentales
suelen dedicar
sus fechas principalmente los seres queridos que les rodean.
Por ejemplo, el Día de los Enamorados, el Día de los Padres,
el Día de las Madres, etc. Los jóvenes quieren romance
y diversión, más que el
serio sentido religioso e histórico detrás de dichas
fechas. Las costumbres festivas de Occidente se ajustan
como guante a la mano a las necesidades juveniles”, opina
una posgraduada de Historia.
Chen Lianshan, catedrática
en folklore de la Universidad de Beijing, obsrva: “La
introducción de la Navidad y del Día de los Enamorados
es inevitable en el proceso de desarrollo social. Si a
los chinos les gustan, los incluirán en su horizonte,
convirtiéndolos en nuevas tradiciones”.
Otra opinión optimista:
“No importa si los chinos se visten a la usanza extranjera
y celebran fiestas occidentales, o si los extranjeros
llevan trajes tradicionales chinos y se desviven por los
festivales chinos. Todo ello es muestra de la grandeza
del alma china, capaz de asumir la pluralidad cultural
mundial. No hay necesidad de extrañarse o alarmarse, porque
la tendencia que hoy predomina es la de la fusión de las
diversas culturas del mundo”. Tal opinión no carece de
sustento social.