Mujeres
de Derung con rostro tatuado
Por SHEN XINGSHI
Derung
es una de las más pequeñas minorías étnicas de China.
La mayoría de sus 5.000 integrantes vive en la aislada
región del valle del río Derung (provincia de Yunnan)
que se encuentra a 1.000 kilómetros de Kunming, cercada
por la montaña Gaoligong en el este, la montaña Dandanglika
en el sur, la frontera de Myanmar por el oeste, y el Tíbet
en el norte. La densa nieve deja aislada a la comarca
por seis meses cada año.
Los deruneses creen que todo lo que está
sobre la Tierra tiene su alma. Son hospitalarios con los
visitantes, y se avergüenzan cuando no tienen regalos
para entregarles. Todavía cultivan la tierra talando los
árboles y quemando el suelo, pues las máquinas agrícolas
modernas son inaplicables en esta tierra. Algunas familias,
con la ayuda del gobierno, han empezado a dedicarse a
la cría de animales.
Hasta hace 50 años, las mujeres de Derung
tenían la tradición de utilizar tatuajes faciales. Hay
varias teorías para explicar los motivos originales de
esta práctica antigua. Una afirma que los tatuajes son
puramente decorativos; otra que los tatuajes posibilitan
a las mujeres encontrar su alma después de la muerte;
y otro más afirma que así las mujeres evitan ser raptadas.
Hay incluso un argumento de que es la mejor manera de
distinguirse de los hombres.
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Zimu tejiendo una alfombra
tan bonita como una arco iris |
Aunque provengan de diferentes clanes
o familias, las mujeres del curso superior y medio del
río Derung llevan similares tatuajes. Hoy
sólo 64 mujeres de Derung tienen esos tatuajes.
De ellas la mayor tiene 108 años y la menor 50. Cuando
tenían 12 o 13 años, las tatuaron como señal de que habían
comenzado la edad adulta.
Para iniciar el proceso de tatuaje una
mujer mayor comienza por pintar con hollín la cara de
la chica con una brizna de bambú, y luego pincha la piel
con un espino y embadurna las heridas con hollín o un
tipo de extracto herbáceo. La hinchazón roja desaparece
después de una semana, dejando un dibujo permanente de
color azul oscuro en la piel.
Kaiyuan, una de las 64 restantes mujeres
tatuadas en la cara, abriga un deseo: que se exhiban las
imágenes fotográficas suyas y de su hermandad en un distinguido
museo donde personas de todas partes del mundo puede verlas
y compartir los rasgos distintivos de la cultura de Derung.