Después de la aplicación de la política de reforma
y apertura en China, la economía ha prosperado en gran
medida y las condiciones de vida del pueblo han mejorado
notablemente en comparación con 20 años atrás. Pero a la vez que se beneficia
con lo bueno de esta política, la sociedad también sufre
de algunos males, entre ellos la drogadicción y diversas
modalidades de delincuencia. Al ir quedando obsoleto el
viejo sistema de control sobre la población, o registro
de residencia, que coartaba el libre desplazamiento de
la ciudadanía por el país, a favor de sistemas más flexibles,
algunos salen de su tierra natal, o se marchan de su centro
de trabajo para dedicarse a actividades comerciales por
cuenta propia, gracias a lo cual se han enriquecido. Otros,
empero, se quedan sin trabajo por los cambios ocurridos
tanto en las empresas estatales como en las zonas rurales.
Estos últimos procuran prosperar, pero su falta de calificación
laboral y académica se los impide. Entonces optan por
el robo o la estafa; hay incluso quienes se juegan la
vida en asaltos armados, o hiriendo y hasta asesinando
a los ricos. En fin, que la delincuencia es resultado
de una suma de factores sumamente complicados.
La reeducación de los reclusos en las cárceles es
una tarea harto difícil. Antes, en China se empleaba la
transformación mediante el trabajo. Esta puede ser una
de las formas de reeducación. Para que el delincuente
se reintegre a la vida social lo más importante es analizar
el motivo que lo condujo a delinquir. Sólo así se da en
el clavo al buscar la reorientación y encauzamiento del
delincuente. En la actualidad, un buen número de policías
se prepara en el análisis psicológico, para lograr éxitos
en la reeducación. Penetrar los entresijos psicológicos
de la actitud delincuencial es una labor harto compleja,
que requiere alto grado de educación, gran afecto y paciencia.
En la actualidad, se están haciendo experimentos para
cambiar las prácticas habituales y conceder un trato más
humanitario a los presos, permitiéndoles, por ejemplo,
pasar vacaciones en casa, concediendo la reunión de presos
de una misma familia, celebrando nupcias en la cárcel,
todo con el fin de persuadir a los reclusos y ayudar en
su reeducación.
Los centros penitenciarios organizan cursos de alguna
disciplina científica para elevar el nivel académico de
los internados, permitiéndoles participar en estudios
por correspondencia, para que así adquieran cierta habilidad
para ganarse la vida tras cumplir sus condenas. Una sociedad
próspera y estable necesita transformar eficazmente a
los delincuentes. De lo contrario, la sociedad no estará
integralmente desarrollada ni contará con seguridad. El
día que se logre reincorporar a la sociedad a todos los
delincuentes, estaremos en condiciones de decir que nuestra
la misma es sana y realmente desarrollada.