MARZO 2004


Después de la aplicación de la política de reforma y apertura en China, la economía ha prosperado en gran medida y las condiciones de vida del pueblo han mejorado notablemente en comparación con  20 años atrás. Pero a la vez que se beneficia con lo bueno de esta política, la sociedad también sufre de algunos males, entre ellos la drogadicción y diversas modalidades de delincuencia. Al ir quedando obsoleto el viejo sistema de control sobre la población, o registro de residencia, que coartaba el libre desplazamiento de la ciudadanía por el país, a favor de sistemas más flexibles, algunos salen de su tierra natal, o se marchan de su centro de trabajo para dedicarse a actividades comerciales por cuenta propia, gracias a lo cual se han enriquecido. Otros, empero, se quedan sin trabajo por los cambios ocurridos tanto en las empresas estatales como en las zonas rurales. Estos últimos procuran prosperar, pero su falta de calificación laboral y académica se los impide. Entonces optan por el robo o la estafa; hay incluso quienes se juegan la vida en asaltos armados, o hiriendo y hasta asesinando  a los ricos. En fin, que la delincuencia es resultado de una suma de factores sumamente  complicados.

La reeducación de los reclusos en las cárceles es una tarea harto difícil. Antes, en China se empleaba la transformación mediante el trabajo. Esta puede ser una de las formas de reeducación. Para que el delincuente se reintegre a la vida social lo más importante es analizar el motivo que lo condujo a delinquir. Sólo así se da en el clavo al buscar la reorientación y encauzamiento del delincuente. En la actualidad, un buen número de policías se prepara en el análisis psicológico, para lograr éxitos en la reeducación. Penetrar los entresijos psicológicos de la actitud delincuencial es una labor harto compleja, que requiere alto grado de educación, gran afecto y paciencia. En la actualidad, se están haciendo experimentos para cambiar las prácticas habituales y conceder un trato más humanitario a los presos, permitiéndoles, por ejemplo, pasar vacaciones en casa, concediendo la reunión de presos de una misma familia, celebrando nupcias en la cárcel, todo con el fin de persuadir a los reclusos y ayudar en su reeducación.

Los centros penitenciarios organizan cursos de alguna disciplina científica para elevar el nivel académico de los internados, permitiéndoles participar en estudios por correspondencia, para que así adquieran cierta habilidad para ganarse la vida tras cumplir sus condenas. Una sociedad próspera y estable necesita transformar eficazmente a los delincuentes. De lo contrario, la sociedad no estará integralmente desarrollada ni contará con seguridad. El día que se logre reincorporar a la sociedad a todos los delincuentes, estaremos en condiciones de decir que nuestra la misma es sana y realmente desarrollada.

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