A
nuestros lectores:
Hace
20 años, la bicicleta era el único medio de transporte
para la abrumadora mayoría de los chinos carentes de otra
opción. Hoy día, con el vertiginoso aumento en el número
de coches privados, los ciclistas se sienten incómodos
cuando, en el camino hacia o desde el trabajo, los vehículos
automotores les disputan las vías que otrora se destinaban
de forma exclusiva a las bicicletas. Hay veces que estas
últimas ni siquiera pueden pasar, debido a los atascos
de coches que les cierran el paso. Ante la arrogancia
que demuestran quienes viajan en cuatro ruedas, muchos
ciclistas optan por comprar también un automóvil, para
vengar el ultraje cotidiano a que se ven sometidos por
la avalancha automotriz de la China actual.
Pero con todo, muchas personas
desdeñan la comodidad de los coches y persisten en tomar
la bicicleta como medio de transporte, considerándola
una forma de ejercitar el cuerpo mientras recorren el
trayecto hacia el centro laboral. Estas personas son más sensatas que los conductores,
porque la bicicleta no agrede el entorno ecológico, es
económica y beneficiosa para la salud. Por otra parte,
el precio de adquirir un coche supone varios centenares
de veces lo que se requiere para tener una bicicleta.
Súmese a ello que el auto no es un medio de transporte
ideal en momentos que están al día los atascos de tráfico
en las urbes, amén del mal estado de las carreteras del
país.
Además de ser medio de transporte,
las bicicletas se han metamorfoseado con el desarrollo
de la tecnología, llegando a ser incluso aerodinámicos
efectos deportivos. Muchos jubilados viajan en bicicletas
de corte tradicional, juntándose en grupos para ir a lugares
no muy lejanos de su residencia. Los jóvenes, especialmente
los estudiantes secundarios, siguen la moda de Occidente,
divirtiéndose con sus bicis durante todo el tiempo que
les deja libre el intenso estudio. Es sobre este sector
de consumidores que han colocado sus ojos ávidos los vendedores
de bicicletas lujosas. Esta separación generacional ha
dejado establecida una marcada diferencia: Los mayores
usan bicicletas viejas, feas y pesadas, mientras que los
jóvenes pasan volando por las calles en bicis nuevas,
coloridas y con los diseños más aerodinámicos y ligeros.
Según se acentúa el flujo
de inmigrantes del campo hacia las ciudades, así crece
también el robo de bicicletas. Cuanto más nueva sea la
bicicleta, mayor será el riesgo de que la sustraigan.
Es difícil dar con alguna persona que no ha perdido una
o más bicicletas. Las denuncias por esta causa constituyen
un rompecabezas para la policía, pues no se trata de un
delito grave, pero sí afecta en gran medida la vida coditiana
de la gente común. Después de todo, y a pesar de la invasión
automotriz, la bicicleta sigue siendo el medio de transporte
más práctico y usual en China.