FEBRERO 2004


A nuestros lectores:

Hace 20 años, la bicicleta era el único medio de transporte para la abrumadora mayoría de los chinos carentes de otra opción. Hoy día, con el vertiginoso aumento en el número de coches privados, los ciclistas se sienten incómodos cuando, en el camino hacia o desde el trabajo, los vehículos automotores les disputan las vías que otrora se destinaban de forma exclusiva a las bicicletas. Hay veces que estas últimas ni siquiera pueden pasar, debido a los atascos de coches que les cierran el paso. Ante la arrogancia que demuestran quienes viajan en cuatro ruedas, muchos ciclistas optan por comprar también un automóvil, para vengar el ultraje cotidiano a que se ven sometidos por la avalancha automotriz de la China actual.

Pero con todo, muchas personas desdeñan la comodidad de los coches y persisten en tomar la bicicleta como medio de transporte, considerándola una forma de ejercitar el cuerpo mientras recorren el trayecto hacia el centro laboral. Estas  personas son más sensatas que los conductores, porque la bicicleta no agrede el entorno ecológico, es económica y beneficiosa para la salud. Por otra parte, el precio de adquirir un coche supone varios centenares de veces lo que se requiere para tener una bicicleta. Súmese a ello que el auto no es un medio de transporte ideal en momentos que están al día los atascos de tráfico en las urbes, amén del mal estado de las carreteras del país.

Además de ser medio de transporte, las bicicletas se han metamorfoseado con el desarrollo de la tecnología, llegando a ser incluso aerodinámicos efectos deportivos. Muchos jubilados viajan en bicicletas de corte tradicional, juntándose en grupos para ir a lugares no muy lejanos de su residencia. Los jóvenes, especialmente los estudiantes secundarios, siguen la moda de Occidente, divirtiéndose con sus bicis durante todo el tiempo que les deja libre el intenso estudio. Es sobre este sector de consumidores que han colocado sus ojos ávidos los vendedores de bicicletas lujosas. Esta separación generacional ha dejado establecida una marcada diferencia: Los mayores usan bicicletas viejas, feas y pesadas, mientras que los jóvenes pasan volando por las calles en bicis nuevas, coloridas y con los diseños más aerodinámicos y ligeros.

Según se acentúa el flujo de inmigrantes del campo hacia las ciudades, así crece también el robo de bicicletas. Cuanto más nueva sea la bicicleta, mayor será el riesgo de que la sustraigan. Es difícil dar con alguna persona que no ha perdido una o más bicicletas. Las denuncias por esta causa constituyen un rompecabezas para la policía, pues no se trata de un delito grave, pero sí afecta en gran medida la vida coditiana de la gente común. Después de todo, y a pesar de la invasión automotriz, la bicicleta sigue siendo el medio de transporte más práctico y usual en China.

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