DICIEMBRE
2004


Divorcio a la China

-- la generación china entrada en la madurez encara los embates de la crisis matrimonial

Por LUO PING

EN los últimos años, se ha producido un notable incremento en la cifra de divorcios entre las parejas chinas. ¿Obedece éste acaso a las presiones  derivadas de la apertura a que se ha abocado el país, o más bien a los cambios que hoy jalonan la vida laboral y conyugal de los matrimonios? La novela Divorcio a la China, escrita por Wang Hailing, autora dedicada a los temas matrimoniales, fue adaptada en fecha reciente a una serie de televisión, que tuvo muy buena acogida entre la teleaudiencia nacional.

Un fracaso matrimonial al estilo chino

A continuación traemos este caso de divorcio, causado por las insoportables exigencias de una mujer a su esposo.

En una familia común y corriente, regida por la aspiración a una vida de comodidades, la esposa, Lin, vivía empeñada en que su esposo, Song, un cirujano, lograra cada vez más éxitos y ganara más dinero. No obstante, Song no estaba en ese entonces en capacidad de complacer a su media naranja. Así las cosas, la frustración perenne que sobrecogía a Lin actuaba como tromba marina que arrastraba a su paso la paz conyugal, provocando una serie de contradicciones y malentendidos entre la pareja.

Debido a la situación económica familiar, su único hijo, Dangdang, no podía acudir a una escuela de buen nivel. Sintiéndose comprometido con el futuro académico de su hijo, Song optó por dimitir de su trabajo y consiguió una plaza en un hospital de capital extranjero, en el cual podía ganar más. A Lin le sentó de perillas el cambio laboral de su marido, y asumió con el mayor placer del mundo la carga de faenas domésticas para que su hombre pudiera dedicarse con todas sus energías a la causa del bienestar familiar. Convertida en ama de casa a tiempo completo, Lin perdió su empleo. Mientras tanto,  Song ganaba cada día más prestigio en su nuevo hospital, tal como había  soñado su ambiciosa mujercita. Por otro lado, la situación económica de la familia mejoraba a ojos vistas. Pero justo cuando todo parecía marchar sobre ruedas, según los sueños de Lin, ésta comenzó a preocuparse por el marcado contraste existente entre ella y Song: una mujer de edad mediana sin grandes atractivos y sin trabajo con un esposo de la élite médica. Esta preocupación le hizo sumergirse poco a poco en el nerviosismo y las suspicacias, hasta volverse problemática y malgeniosa sin razón. De ahí a las discusiones y enfrentamientos entre la pareja fue sólo un paso.

Liu, amigo de Song, se dio entonces a la tarea de intentar seducir a Lin por Internet, en un intento porque la mujer desviara su atención de los asuntos familiares, y Song pudiera librarse de sus constantes bravatas. Tal y como Liu esperaba, Lin cayó en la trampa, y accedió a citarse con su amante virtual. Pero cuando acudió a la cita, descubrió que su esposo Song también la esperaba. Invadida de vergüenza, Lin montó en cólera. La guerra se reinició entre la pareja. Song decidió que era hora de irse de casa. Lin descargó su cólera en Dangdang, y lo hirió accidentalmente. Pero durante la etapa de cuidados al hijo, la pareja se reconcilió.

Este regreso fue de hecho un breve alto al fuego, que en realidad precedió batallas más encarnizadas. Juanzi, la novia de Liu, había pasado con él las etapas del casamiento, el embarazo, un aborto y el divorcio. Desandando sus pasos por las escaramuzas que suele tendernos la vida, se enamoró de Song. Lin, demasiado sensible y celosa, no había dejado de sospechar de su esposo. El matrimonio llegó de nuevo al borden de la ruptura.

Sumido en una profunda desilusión, Song decidió divorciarse de Lin. No obstante, durante la disputa, Dangdang se autoagredió con un cuchillo, desesperado por proteger la integridad de su familia. La madre de Lin murió al enterarse de la herida de su nieto. Después de la muerte de la señora, el padre de Lin le confesó que ella no era hija de su supuesta madre, sino de otra mujer, con la que él había tenido relaciones sexuales cuando era joven. La madre de Lin no sólo perdonó a su amor de juventud, sino que también aceptó a la hija, mostrándole todo el afecto de que era capaz. Lin quedó poco menos que traumatizada por el rumbo de los acontecimientos.

Al cabo, el matrimonio de Lin no tuvo salvación, porque la distancia sicológica entre los cónyuges ya era demasiada. No había forma de cerrar la brecha que distanciaba a Lin y Song.

Palabras de Wang Hailing

“La obra debe ser vista por casados y solteros por igual;  por quienes viven momentos felices y por aquellos que sufren los tragos amargos de la vida. La trama les hará analizar las responsabilidades, la confianza y la tolerancia en un matrimonio”, expresa la autora Wang Hailing.

Como mujer, Wang Hailing despliega especial entendimiento hacia las de su mismo sexo, así como el papel que las mismas juegan en el matrimonio. Cree una de las causas principales de los fracasos matrimoniales es la autoomisión a que se someten las féminas. El mensaje implícito en su obra conduce a comprender que las mujeres deben desarrollarse y ser independientes. Si una mujer no cesa de promover sus cualidades e incrementar sus conocimientos mientras envejece, mantendrá incólume su atractivo. Aunque pierda su matrimonio, seguirá contando consigo misma.

El matrimonio es una obra, y la vida consiste en elaborarla y renovarla cada día. Wang Hailing insiste que no existe un método a toda prueba para resolver los problemas matrimoniales. Cualquier vida podrá ser feliz o desgraciada para una misma persona. Lo más importante es el autocontrol, o sea, el manejo de su propio modo de ser.

Palabras de protagonistas

Jiang Wenli,  quien encarnó el papel de Lin, es una mujer muy diferente de su personaje. Por eso le costó mucho entender a esa mujer de edad mediana perdida en su marasmo matrimonial. Jiang es de las que piensa  que en el matrimonio la mujer debe ser independiente y tener su propio espacio.

Chen Daoming, quien hizo el papel de Song, aceptó inmediatamente la invitación a la representación, tres días después de recibir el guión. Se vio atrapado por el personaje, y aún más por el tema, porque refleja el estado real del matrimonio de muchos de edad mediana en el país. Al respecto asevera: “Esta obra no dio una respuesta a los espectadores; más bien planteó una interrogante al público.”

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