Divorcio
a la China
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la generación china entrada en la madurez encara los embates
de la crisis matrimonial
Por
LUO PING
EN los últimos años, se ha producido un notable incremento
en la cifra de divorcios entre las parejas chinas. ¿Obedece
éste acaso a las presiones derivadas de la apertura a
que se ha abocado el país, o más bien a los cambios que
hoy jalonan la vida laboral y conyugal de los matrimonios?
La novela Divorcio a la China, escrita por Wang
Hailing, autora dedicada a los temas matrimoniales, fue
adaptada en fecha reciente a una serie de televisión,
que tuvo muy buena acogida entre la teleaudiencia nacional.
Un fracaso matrimonial al estilo chino
A
continuación traemos este caso de divorcio, causado por
las insoportables exigencias de una mujer a su esposo.
En
una familia común y corriente, regida por la aspiración
a una vida de comodidades, la esposa, Lin, vivía empeñada
en que su esposo, Song, un cirujano, lograra cada vez
más éxitos y ganara más dinero. No obstante, Song no estaba
en ese entonces en capacidad de complacer a su media naranja.
Así las cosas, la frustración perenne que sobrecogía a
Lin actuaba como tromba marina que arrastraba a su paso
la paz conyugal, provocando una serie de contradicciones
y malentendidos entre la pareja.
Debido a la situación económica familiar, su único hijo,
Dangdang, no podía acudir a una escuela de buen nivel.
Sintiéndose comprometido con el futuro académico de su
hijo, Song optó por dimitir de su trabajo y consiguió
una plaza en un hospital de capital extranjero, en el
cual podía ganar más. A Lin le sentó de perillas el cambio
laboral de su marido, y asumió con el mayor placer del
mundo la carga de faenas domésticas para que su hombre
pudiera dedicarse con todas sus energías a la causa del
bienestar familiar. Convertida en ama de casa a tiempo
completo, Lin perdió su empleo. Mientras tanto, Song
ganaba cada día más prestigio en su nuevo hospital, tal
como había soñado su ambiciosa mujercita. Por otro lado,
la situación económica de la familia mejoraba a ojos vistas.
Pero justo cuando todo parecía marchar sobre ruedas, según
los sueños de Lin, ésta comenzó a preocuparse por el marcado
contraste existente entre ella y Song: una mujer de edad
mediana sin grandes atractivos y sin trabajo con un esposo
de la élite médica. Esta preocupación le hizo sumergirse
poco a poco en el nerviosismo y las suspicacias, hasta
volverse problemática y malgeniosa sin razón. De ahí a
las discusiones y enfrentamientos entre la pareja fue
sólo un paso.
Liu,
amigo de Song, se dio entonces a la tarea de intentar
seducir a Lin por Internet, en un intento porque la mujer
desviara su atención de los asuntos familiares, y Song
pudiera librarse de sus constantes bravatas. Tal y como
Liu esperaba, Lin cayó en la trampa, y accedió a citarse
con su amante virtual. Pero cuando acudió a la cita, descubrió
que su esposo Song también la esperaba. Invadida de vergüenza,
Lin montó en cólera. La guerra se reinició entre la pareja.
Song decidió que era hora de irse de casa. Lin descargó
su cólera en Dangdang, y lo hirió accidentalmente. Pero
durante la etapa de cuidados al hijo, la pareja se reconcilió.
Este
regreso fue de hecho un breve alto al fuego, que en realidad
precedió batallas más encarnizadas. Juanzi, la novia de
Liu, había pasado con él las etapas del casamiento, el
embarazo, un aborto y el divorcio. Desandando sus pasos
por las escaramuzas que suele tendernos la vida, se enamoró
de Song. Lin, demasiado sensible y celosa, no había dejado
de sospechar de su esposo. El matrimonio llegó de nuevo
al borden de la ruptura.
Sumido
en una profunda desilusión, Song decidió divorciarse de
Lin. No obstante, durante la disputa, Dangdang se autoagredió
con un cuchillo, desesperado por proteger la integridad
de su familia. La madre de Lin murió al enterarse de la
herida de su nieto. Después de la muerte de la señora,
el padre de Lin le confesó que ella no era hija de su
supuesta madre, sino de otra mujer, con la que él había
tenido relaciones sexuales cuando era joven. La madre
de Lin no sólo perdonó a su amor de juventud, sino que
también aceptó a la hija, mostrándole todo el afecto de
que era capaz. Lin quedó poco menos que traumatizada por
el rumbo de los acontecimientos.
Al
cabo, el matrimonio de Lin no tuvo salvación, porque la
distancia sicológica entre los cónyuges ya era demasiada.
No había forma de cerrar la brecha que distanciaba a Lin
y Song.
Palabras de Wang Hailing
“La obra debe ser vista por casados y solteros por igual;
por quienes viven momentos felices y por aquellos que
sufren los tragos amargos de la vida. La trama les hará
analizar las responsabilidades, la confianza y la tolerancia
en un matrimonio”, expresa la autora Wang Hailing.
Como
mujer, Wang Hailing despliega especial entendimiento hacia
las de su mismo sexo, así como el papel que las mismas
juegan en el matrimonio. Cree una de las causas principales
de los fracasos matrimoniales es la autoomisión a que
se someten las féminas. El mensaje implícito en su obra
conduce a comprender que las mujeres deben desarrollarse
y ser independientes. Si una mujer no cesa de promover
sus cualidades e incrementar sus conocimientos mientras
envejece, mantendrá incólume su atractivo. Aunque pierda
su matrimonio, seguirá contando consigo misma.
El
matrimonio es una obra, y la vida consiste en elaborarla
y renovarla cada día. Wang Hailing insiste que no existe
un método a toda prueba para resolver los problemas matrimoniales.
Cualquier vida podrá ser feliz o desgraciada para una
misma persona. Lo más importante es el autocontrol, o
sea, el manejo de su propio modo de ser.
Palabras de protagonistas
Jiang Wenli, quien encarnó el papel de Lin, es una mujer
muy diferente de su personaje. Por eso le costó mucho
entender a esa mujer de edad mediana perdida en su marasmo
matrimonial. Jiang es de las que piensa que en el matrimonio
la mujer debe ser independiente y tener su propio espacio.
Chen
Daoming, quien hizo el papel de Song, aceptó inmediatamente
la invitación a la representación, tres días después de
recibir el guión. Se vio atrapado por el personaje, y
aún más por el tema, porque refleja el estado real del
matrimonio de muchos de edad mediana en el país. Al respecto
asevera: “Esta obra no dio una respuesta a los espectadores;
más bien planteó una interrogante al público.”