Resurreción
y Permanencia de los PuntoCom
Por
nuestro reportero LUO
YUANJUN
EL verano de 2004 fue testigo de una cifra pico en la
historia de las inversiones extranjeras en el sector de
Internet de China. El 15 de junio, el archiconocido motor
de búsqueda Google invirtió U$ 10 millones de dólares
en su contraparte china Baidu, poco antes de que la firma
minorista japonesa de Internet Rakuten colocara U$ 110
millones de dólares en una acción al 20,4 por ciento en
Tencent.com, compañía con sede en la sureña urbe de Shenzhen,
con lo cual se convirtió en su segundo mayor accionista.
Al despuntar agosto, el servicio turístico virtual Inter
Active Corp. anunció que destinaría U$ 60 millones de
dólares para la adquisición de Elong, el segundo mayor
proveedor de servicios turísticos en Red de China. Y más
tarde, el 19 del propio mes, Amazon publicó un acuerdo
final para la compra de Joyo.com Limitada, el mayor comercializador
minorista de libros y productos audio visuales por Internet
de China.
Tales muestras de inusual confianza en el mundo empresarial
en línea de China pueden interpretarse como una recuperación
constante de numerosas firmas de Internet, luego de la
llamada explosión de la burbuja informática a principios
del nuevo milenio. En conferencia de prensa en 2002, el
director ejecutivo de la Sohu.com, Zhang Chaoyang, informó
que su empresa se recuperaba de pasadas deudas y comenzaba
a prosperar. Al respecto, resumió la situación diciendo:
“Se acabó el invierno para Internet.”
China se conectó a Internet por primera vez en 1994,
creando las condiciones para el subsiguiente florecimiento
de las firmas puntocom. En su mayoría, éstas operaban
con pérdidas en un principio, pero, confiados en el promisorio
futuro de la Red y su inmenso potencial lucrativo, los
inversionistas continuaron colocando capital en las mismas.
“Quemando dinero” era la frase con que se solía denominar
entonces dicha práctica. “Se gastaba dinero como si éste
saliera de un barril sin fondo,” recuerda Wang Min, ex
director administrativo de una firma de Internet, “Todos
se empeñaban en seguir invirtiendo en la confianza de
que pronto se harían millonarios.”
Sin embargo, en lo que se puede calificar de ironía de
la vida, el exceso de inversiones se trocó en impedimento
para el desarrollo a plena capacidad del negocio de Internet.
Cuantiosas cifras de capital de riesgo se dedicaron a
respaldar ganancias a corto plazo e incursiones eventuales
en la bolsa, en lugar de apoyar la investigación y el
desarrollo. Así las cosas, fueron muchas las puntocom
que se hincharon hasta estallar. A principios de 2000,
Sino.com comenzó a cotizar en el índice NASDAQ, pero pronto
sus acciones se desplomaron por debajo del precio inicial
de oferta pública. Suerte similar corrieron China.com
y Netease, que vieron caer los precios de sus acciones
a cifras inferiores que los precios de oferta del primer
día de cotización en NASDAQ. Según testimonio de un asociado
en Crystal Ventures, los inversores confiaban en el mercado
chino, mas no en empresas cuyo foco de atención se concentraba
más en la modalidad de lucro que en las perspectivas de
ganancias.
Las
sobrevivientes que lograron aferrarse a un madero salvador
en un mar de burbujas reventadas fueron aquellas firmas
que a tiempo comprendieron que la verdadera ganancia está
intrínsecamente vinculada a las operaciones relacionadas
con Internet.
En 2001, 263.com decidió probar suerte instituyendo un
cobro a los usuarios de su correo electrónico. La decisión
no fue bien acogida en general. Como bien admite Zhang
Yuan, estudiante de periodismo en la Universidad de Pekín,
“Se da por descontado que el correo electrónico debe
ser gratuito.” El cobro de 263 conllevaba servicios más
abarcadores y una mayor capacidad de almacenar correo,
pero en 2004, los portales de correo gratuito se aparecieron
con buzones sin cobro y capacidades superiores de almacenamiento
y estabilidad. Al decir de Meng Xiansheng, periodista
de Diario Campesino, “El correo electrónico gratuito
atrae un flujo estable de usuarios y crea las bases para
las ganancias de las puntocom, ya que el masivo acceso
de personas interesadas en búsquedas atraen a los anunciantes.”
Lo mismo se aplica a los sitios web de información y de
servicios.
Las compañías de Internet han comprendido en fecha reciente
la existencia de otro filón dorado en el servicio de mensajes
cortos por teléfonos móviles – un mercado colosal si se
toman en cuenta los 300 millones de chinos que poseen
estos aparatos. Se informa que portales como Sino, Sohu
y Netease aseguran ganancias mensuales de no menos de
20 millones de yuanes por concepto de servicios de mensajes
de texto. Desde la víspera del séptimo día del Festival
de Primavera de 2004, los suscriptores generaron 7.800
millones de mensajes cortos. El valor del mercado de mensajes
cortos de China en 2004 ya se sitúa en los 34.500 millones
de yuanes.
A
principios de 2002, Sino y Sohu lanzaron de manera simultánea
sendos sitios web para proporcionar información y servicios
a las empresas. Siguiendo el ejemplo de la compañía estadounidense
American Online, a seguido introdujeron servicios en línea.
Lucro a un lado, tales decisiones indican que las compañías
chinas del puntocom se están desarrollando según un programa
comercial pragmático.
De las múltiples formas de ganancia de la actualidad,
la de juegos en línea se erige como la de más acelerado
desarrollo hoy. Según el Centro de Información Sobre
la Red de Internet de China, esta forma es una de las
tres mayores generadoras de ganancias entre las firmas
de Internet. Las otras dos corresponden a las finanzas
y la educación en línea.
El 11 de mayo de 2004, el mayor operador de juegos en
línea de China, Sanad, comenzó a cotizar en el índice
de NASDAQ. Previamente, la compañía había anunciado que
invertiría sus reservas en efectivo ascendentes a U$ 100
millones de dólares en una serie de adquisiciones que
redondearían su transformación estratégica, de suministradora
de juegos en línea a negocio de entretenimiento interactivo.
Ni los medios ni los círculos de Internet profirieron
palabra sobre la posibilidad de que en esta ocasión se
estuviera “quemando dinero”.
Al
decir del presidente de Chemnet.com.cn, Sun Deliang, desde
los años de las burbujas, los servicios en Red se han
ido diversificando y cada vez penetran más en las industrias
tradicionales.
Si bien es cierto que se ha producido la recuperación
de grandes portales como Netease, Sino, Sohu y TOM, que
han ingresado cuantiosas ganancias desde 2003, no resulta
ocioso preguntarse hasta qué punto está realmente progresando
la economía de la industria china de Internet. Li Huan,
estudiante de historia de la Universidad Tsinghua, cree
que no hay tal progreso. “Puede que las compañías de Internet
estén generando ganancias, pero solo por concepto de juegos
en línea y entretenimiento. El verdadero potencial de
este fabuloso invento, que radica ante todo en las aplicaciones
en Red tales como el comercio electrónico, están todavía
por alcanzarse. Es ahí donde las compañías deberían concentrarse.”
Ante
la pregunta de qué hace que los mensajes cortos, la publicidad
virtual y los juegos en línea prevalezcan sobre el comercio
electrónico, cabría acudir al argumento de que el crédito,
los pagos y las entregas siguen siendo relativamente inexplorados
en la economía de Internet de China, lo cual trasluce
hasta dónde se precisa llegar si se desea explotar a su
máxima capacidad las aplicaciones en la Red.
Con
todo, las compañías de Internet que atraviesan por un
período de bonanza económica andan a la caza de nuevas
formas de crecimiento. Se argumenta que todo cuanto necesitan
éstas es tiempo para comenzar a ampliar sus horizontes.
Tras pasar de hacer malabares con los conceptos a dejar
sentir su peso específico en los predios de la economía,
los negocios chinos de Internet están convirtiéndose gradualmente
en una presencia comercial concreta.