Conservación
de la salud mediante el uso de alimentos
Por
XI WEN
EN
China existe un dicho que reza que el pueblo considera la
alimentación como el asunto más importante en la vida. También
se cuenta que Shennong, emperador legendario chino, probó
personalmente todo tipo de hierbas y aguas minerales por
el bien de su pueblo, lo cual marcó el inicio de la búsqueda
y el conocimiento de las hierbas medicinales y alimenticias
de nuestros antepasados.
Desde Yi Yin, funcionario de la dinastía Shang (siglos
XVII-XI a.C.), pasando por los médicos dedicados al tratamiento
alimenticio de la dinastía Zhou del Oeste (siglo XI-771
a.C.), hasta los mismos Confucio y Mencio, que pregonaron
el estudio de las propiedades naturales de la comida, así
como los médicos confucianos de diversas dinastías y épocas,
se ha heredado y desarrollado la doctrina de la conservación
de la salud mediante una alimentación sana y equilibrada.
Durante más de 5.000 años y a pesar de las influencias religiosas
y culturales del budismo y del taoísmo, se han ido formando
gradualmente diversos principios confucionistas sobre este
respecto, los cuales se pueden sintetizar en los siguientes
cuatro aspectos:
Primero, inicio temprano de los cuidados de la salud en
la comida. Según la medicina tradicional china, tras el
nacimiento, el bazo y el estómago constituyen la base vital
del organismo. Por lo tanto, hay que empezar a cuidarlos
desde bien joven, o a más tardar a la edad mediana, lo cual
constituye un principio básico de la ley de la conservación
de la salud y la longevidad. Los sabores dulces, suaves
y ligeros pueden nutrir las cinco vísceras -corazón, hígado,
bazo, pulmones y riñones- de la medicina tradicional china,
razón por la cual se aconseja no ingerir muchos alimentos
crudos, fríos, de propiedad seca y caliente, de sabor fuerte,
glutinosos y grasientos, de tal modo que se protejan el
bazo y el estómago de los posibles daños. Si se logra cuidar
y guardar a largo plazo el zhongqi -energía producida
con el correcto funcionamiento del bazo y el estómago-,
se evitarán enfermedades y se alargará la vida.
Segundo, la clave para mantener una buena salud mediante
la ingesta de alimentos reside en la moderación en las comidas,
lo cual se resume en cinco palabras: simplicidad, escasez,
sencillez, moderación y dieta. Se refiere a que es mejor
alimentarse de una forma adecuada y variada y nunca comer hasta sentirse demasiado lleno. No es
aconsejable mezclar diversos tipos de carnes en una misma
comida y hay que mantener una buena costumbre alimenticia
y obedecer las disciplinas de la higiene. Es conveniente
comer cuando se sienta hambre y parar antes de sentirse
lleno. Así mismo, se ha de beber con moderación cuando se
sienta sed y abstenerse de tomar agua bien entrada
la noche. Además, no conviene limitarse a un par
de alimentos, aunque tampoco
convienen las comidas demasiado variadas.
Tercero,
primar la terapia con alimentos en lugar de la terapia con
medicamentos. La primera es más conveniente en la curación
de enfermedades y la recuperación de la salud a largo plazo,
sobre todo en los ancianos, que en su mayoría padecen de
una disfunción en las cinco vísceras, de una pérdida de
energía y sangre, además de debilidad de las funciones del
bazo y del estómago. Los ancianos son en general débiles
y sufren enfermedades crónicas. Por lo tanto, el tratamiento
y la recuperación mediante una alimentación sana resultan
más efectivos que la ingesta continuada de medicamentos,
ya que éstos les producen con mayor facilidad efectos negativos.
Cuarto, cuanto más temprano se desayune, mejor, y cuanto
más tarde se cene, peor, además la cena
bien entrada la noche perjudica la salud. Siempre
se aconseja que la comida se ingiera bien masticada y se
trague suavemente, evitando comer con voracidad. Hay que
aprender a seleccionar los platos y a restringirse en las
comidas. Por ejemplo, siempre son buenos los platos ligeros,
dulces y de sabor suave, evitando la ingesta de alimentos
descompuestos, podridos.grasientos,
la carne y el pescado, los platos salteados y preparados
de sabor muy fuerte. Siempre es conveniente comer platos
tibios, que no sean muy calientes, o sea a una temperatura
que no nos queme la boca. Si se come algo frío, es mejor
que no sea demasiado frío, o sea a un grado que permita
que los dientes no nos duelan. Los alimentos duros, estropajosos
y las carnes poco hechas son difíciles de digerir, y no
convienen a los ancianos.
Estos cuatro principios corresponden a la teoría de la
conservación de la salud de la medicina tradicional china.
Si los lectores logran comprenderlos profundamente y los
practican de manera continuada y a conciencia, obtendrán
buenos resultados.

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