ZHU Yuming ríe ante una broma y Beijing en
pleno parece reír con ella. Contagiosa y espontánea, su
risa de deportista empedernida es bálsamo ideal para esta
bochornosa tarde de julio. En su acogedor apartamento de
la Universidad de Educación Física de la capital china,
la profesora Zhu olvida que la ciudad capitula ante una
confabulación de termómetros disparados por la canícula.
Fresca como té de crisantemo, mantiene que la alegría de
vivir, y 43 de sus 50 años de vida dedicados al Wushu –
antiquísima forma de arte marcial chino -, siguen siendo
su mejor parapeto contra las embestidas de la existencia.

Acaba de regresar de Cuba,
adonde viajó invitada por el Grupo Promotor del Barrio
Chino de La Habana, el Instituto de Deportes (INDER) y
la Asociación Cubana de Wushu. Allí recorrió provincias,
donde los adeptos a las artes marciales chinas se reproducen
como verdolaga. Ofreció clases magistrales, impartió seminarios,
recibió homenajes- incluida una medalla al mérito deportivo
del INDER -, y multiplicó amigos y seguidores. También
confirmó viejos afectos. Entre estos últimos, Roberto
Vargas Lee, quien de 1994 al 95 fuera su alumno en Pekín,
junto a Raúl López, es la figura más visible del ya pujante
movimiento cubano de Wushu.
A
Vargas Lee corresponde un lugar protagónico en la aún
en ciernes escuela cubana de esa disciplina ancestral,
pero como su preceptora, Zhu merece el título de progenitora
indirecta, hoy devenida madrina en la distancia.
“En
10 de las 14 provincias cubanas, añade, se practica Wushu.
Para mí resultó impresionante ver a los cubanos viajar
desde sitios lejanos hasta La Habana sólo para verme,
y aprender algo de mí. Es digno de elogiar y apoyar que
en la isla las actividades de artes marciales chinas no
tengan fines lucrativos. Los cerca de 3.000 cubanos que
se dedican a ellas, lo hacen por puro amor al deporte.”
Tan marcada ha quedado Zhu Yuming por su
estancia cubana, que no bien puso los pies en Beijing,
lanzó al ruedo un ambicioso proyecto: ubicar en la isla
un centro de referencia latinoamericano sobre Wushu, con
el fin de nuclear todas las asociaciones regionales pertenecientes
a la Federación Internacional China (FICW) de esa especialidad.
Así lo ha planteado a la Comisión Estatal de Deportes
de su país.
“Nunca
imaginé, nos comenta, que el pueblo cubano amara tanto
la cultura china. Como profesora de Wushu, me siento estimulada
e impulsada por la responsabilidad de desarrollar esta
manifestación. Creo que Cuba cuenta con las mejores condiciones
en cuanto a participación popular, efecto que podría multiplicarse
si se suman las asociaciones de Perú, Venezuela y México.
Cuba está vetada de un mayor desarrollo porque la actual
asociación latinoamericana tiene sede en EE.UU. y éste
prohíbe la participación cubana. Ello significa una pérdida
de oportunidades de intercambio cultural y técnico para
la isla. Estoy segura que con el centro ubicado allí,
el Wushu ganará un lugar definitivo en el concierto latinoamericano.”
A
tenor de su propuesta, en dicho centro regional se impartirían
seminarios de arbitraje y técnicas de competencias, entre otras acciones. Con tal fin, Zhu
propugna un incremento del apoyo chino a Cuba, incluido
el envío de más profesores y expertos.
De
vuelta en China, ¿cómo percibe las perspectivas concretas
de que su proyecto se haga realidad?
-
Admito que de inmediato no pasa de ser una idea, pero
ya está en manos de los directores de la FICW. Su implementación
requiere de decisiones superiores. Aún queda mucho que
hacer para que el Wushu chino sea parte de los juegos
olímpicos. He cumplido con mi responsabilidad de proponerlo.
Su puesta en práctica depende de muchos factores, como
son el reconocimiento de la Comisión Estatal de Deportes
y el apoyo del gobierno, entre otros sectores.
¿Qué sabía de Cuba antes de conocer a Roberto y Raúl?
- Cuando era niña, oía con frecuencia la
canción china Hermosa Habana (Meilide Havana).
Con los años supe que era un sitio de playas y paisajes
bonitos. Luego vino la impresión de que era un país pujante
en el deporte. Cuando ya era profesora vi en la televisión
los partidos de voleibol entre los equipos femeninos de
los dos países en el campeonato mundial.
¿Y cómo la ve después de entrenar a sus alumnos cubanos?
- Los cubanos son amistosos, hospitalarios,
corteses, y aman a China. Estudian con mucho afán, y viven
sencillamente por las dificultades económicas. Roberto
me decía que quería estudiar mucho y muy bien Wushu para
poder llevarlo a su país. Ya lo logró. Estoy orgullosa
de tener estudiantes como él. En 2001, el equipo de la
asociación cubana participó en el campeonato mundial de
Wushu. El año pasado, ganó el cuarto y quinto puestos
en lid colectiva del campeonato mundial de Macao. También
se alzaron con medallas en Taijiquan de 24 y 42 movimientos
en la justa mundial de Wushu en Sanya, isla de Hainan.
Los éxitos del desarrollo de este deporte en Cuba en los
últimos nueve años han sido sobresalientes. Por sus enormes
aportes en este sentido, el presidente Castro otorgó una
medalla de reconocimiento a Roberto, quien también debe
mucho al apoyo de su esposa y suegro chinos en la difusión
del Wushu en Cuba.
De acuerdo con una extendida creencia
popular, los latinoamericanos, incluidos los cubanos,
suelen ser indisciplinados y hasta perezosos, comparados
con los asiáticos. Por otro lado, el propio Vargas Lee
afirma que sus alumnos de ascendencia china son los que
obtienen mejores resultados en el Wushu. ¿Comparte usted
esas definiciones?
- No creo. Los cubanos son muy buenos.
Practican asiduamente los movimientos. Para eso se exige
un espíritu emprendedor, y firmeza de espíritu ante las
penalidades. Su desventaja estriba en que suelen comenzar
ya mayores. Por eso, lo más difícil es lograr la flexibilidad
corporal. Aquí los niños empiezan a aprender Wushu desde
muy pequeños. Pero los cubanos también tienen sus ventajas.
Por ejemplo, casi todos son de sangre mixta, con herencia
de Asia, Europa, África y América. Tienen muy buenos y
flexibles los músculos y son muy sensibles a la música,
que los hace contonearse al instante de escucharla, lo
cual es muy positivo para entender el significado del
Wushu. Siempre caminan con la cabeza y el pecho erguidos,
y la columna recta, como muestra de la confianza en sí
mismos. Lo mismo se exige en el Wushu.
También
tienen muy buenas articulaciones en el tobillo, lo que
les permite agacharse con facilidad. Creo que con adecuado
entrenamiento, los deportistas cubanos tendrán un futuro
brillante.
En
cuanto a la superioridad de los de sangre china, no es una regla absoluta. Todos pueden aprender bien si se aplican.
En Santiago de Cuba encontré alumnos con muy buenas condiciones.
Pero viven muy lejos. Es una lástima.
¿Con qué otros latinoamericanos ha trabajado?
- He tenido, por poner dos ejemplos, estudiantes
peruanos y venezolanos, aunque lo cierto es que mis alumnos
están esparcidos por toda América Latina. Hace poco, o
sea, antes de decidir viajar a Cuba, estaba dispuesta
a laborar en Venezuela, y ya tenía visa. Pero el proyecto
no pasó de tal por la situación política en ese país.
La posibilidad de trabajar con extranjeros, dentro y fuera
de China desde los años 80, me ha permitido entender la
diferencia entre las culturas oriental y occidental, y
mantener buenas relaciones con estudiantes de diversas
procedencias, e incluso asimilar con naturalidad los piropos
de los cubanos.
Y en un plano más personal, ¿cómo conjuga su vida
familiar con tantas horas diarias dedicadas al Wushu?
-
Hoy mi trabajo principal es enseñar, aunque también hago
demostraciones. Mis clases son más prácticas que teóricas.
O sea, a la vez que cumplo con mi trabajo mantengo la
salud y la flexibilidad. Por eso hago ejercicios diarios,
aunque ya no tantos como antes. Me siento aún hábil y
sana. Mi marido me apoya mucho. El trabaja en una institución
gubernamental, pero es aficionado a los deportes. Me entiende
y me ayuda. Me filma videos. Mi hijo, también profesor
de Wushu, en el Instituto de Radio de Beijing, se graduó
en mi universidad.
El
marido de Zhu, que ha sido testigo de la entrevista, interviene
para decir en chanza que el único mérito de su cónyuge
reside en escoger las mejores poses para cada foto. Zhu
estalla en una carcajada estentórea que le desborda de
brillo los ojos, le resta al menos 20 años y le estremece
la piel, que a fuerza de lozana y conservada, semeja un
pétalo de loto. Hasta los trofeos y fotos de su sala,
y la casa toda, parecen vibrar al conjuro de su jocundidad,
haciéndonos olvidar la ola de calor que hoy devora a Pekín.
Nadie diría que estamos en julio. Los termómetros deben
estar todos locos.
Currículum de Zhu Yuming
Profesora
de la Universidad de Educación Física de Beijing (UEFB),
nació en Qindao, provincia de Shandong. Practica Wushu
desde los siete años. Se incorpora al equipo de Wushu
de Shangdong en 1970. De 1974 al 78 obtiene los primeros
lugares en campeonatos nacionales en las especialidades
de lanza reglamentaria, puño Chang-quan, espada y doble
espada con mota larga. En 1976 es designada profesora
del ISCFP. En 2000, entrena al equipo de Wushu de Viet
Nam, que logra entonces los mejores resultados de su historia.
Ha
redactado capítulos de la Enciclopedia del Wushu, así
como materiales didácticos para las escuelas de Wushu
de China y del Templo Shaolin. Dispone de amplia experiencia
en asesorías técnicas en su país y el extranjero, además
de promover la práctica de Wushu y Taiji-quan en todos
los medios masivos, por lo cual ha recibido diversos premios,
y actuar como árbitro en competencias mundiales.
Los
intercambios y clases magistrales la han llevado a Francia,
Inglaterra, Portugal, Japón, Vietnam, Taiwán, Corea y
Cuba. Su nombre ha sido incluido en el Gran Diccionario
de Personalidades del Wushu de China.