ENERO 2004


Cuando se acerca el “nian” , Año Nuevo chino

Por LI WUZHOU y LI QIULING

 

El día 22 de enero de 2004 será el “nian”, Año Nuevo según el calendario lunar chino. Según la leyenda antigua, nian era un terrible animal que solía aparecer para devorar al ser humano en el último día del año viejo. Para resistirlo, la víspera del año nuevo, los chinos adornaban la casa con faroles, lanzaban petardos y pegaban en las paredes versos pareados en papel de color rojo, mientras pasaban la noche en vela, con lo que atemorizaban al “nian”. Con el paso de tiempo nian se ha convertido en la fiesta más importante de los chinos. Cuando la misma se aproxima, las personas que trabajan lejos de su sitio de origen, deben regresar a su pueblo natal para reunirse con los familiares y celebrarla juntos.

En la actual sociedad de mercado, la Fiesta de la Primavera va perdiendo gradualmente su antiguo interés, valor tradicional y sentido.

Disminución del sabor de la fiesta

“La Fiesta de Linternas ha dejado de celebrarse desde que cada familia posee un aparato de televisión. Según han ido falleciendo los viejos maestros, van quedando cada día menos conocedores de este arte popular. Por otro lado, para los jóvenes lo más interesante de la Fiesta de la Primavera ha sido siempre lanzar petardos. Ahora que ha quedado prohibida dicha práctica, por la peligrosidad que la misma entraña, desaparece otro atractivo de la fiesta,” según palabras del Sr. Zhang, de origen campesino.

Antes, los chinos se sentían atraídos a la fiesta no sólo por los trajes alegóricos y las funciones, sino también las actividades de protocolo. Sin embargo, estas costumbres tradicionales van quedando confinadas al desván de los recuerdos.

Buena oportunidad para la venta de los comerciantes

Además, una parte de los chinos han perdido el interés por lo folklórico, como sucede con las danzas del león y la representación de las óperas locales, que llevan muchos años sin recibir innovaciones. Las condiciones de vida también tienen su parte de responsabilidad, pues disminuye el afecto por el pueblo natal. “Ya no soporto las malas condiciones campestres. No hay calefacción, ni ducha privada en el baño,” se queja la Sra. Wu, de Beijing. Hace tres años que dejó de acompañar a su marido cuando éste regresa a su pueblo natal.

Los empresarios aprovechan la oportunidad para promover sus ventas. “El concepto humano está siendo sustituido por el comercialismo. Ahora la fiesta significa nada más que viajes y compras para los chinos”, considera un sociólogo.

Durante estos días, las palabras “turismo” y “gran rebaja” aparecen con frecuencia en la prensa. Queda claro que la fiesta de año nuevo ya no implica vacaciones y reunión con los familiares, sino que se traduce en época dorada en la cual el Gobierno y los empresarios alientan a los consumidores a gastar dinero.

Pesada carga de comer y beber

En los tiempos en que escaseaban los alimentos, la Fiesta de la Primavera era sinónimo de término al ayuno forzado, pues entonces se preparaban exquisitas comidas y bebidas, y se estrenaban nuevos vestidos. Ahora pululan por doquier y en cualquier momento las excelentes propuestas gastronómicas. Los chinos siempre expresan esta nueva satisfacción diciendo: “Pasamos cada día como el Año Nuevo”. Por lo tanto, al llegar la fiesta, el comer y el beber se convierte en una carga.

“Cuando vuelvo a mi pueblo natal, los parientes y vecinos no paran de invitarme a comer. Paso el Año Nuevo bebiendo. Me canso más que cuando trabajo. No lo soporto más”. Las palabras del Sr. Xu, empleado en una famosa compañía virtual, resultan representativas del sentir popular.

Gran presión económica

En China existía la costumbre de que los mayores dieran dinero a la generación joven (se llama hongbao, pues se lo pone en un bolsillo rojo) en vísperas de la fiesta. Esta costumbre continúa hasta hoy día, pero ha perdido su anterior sentido. En este respecto se destaca la provincia de Guangdong: Cada vez que uno se encuentra con un amigo o pariente soltero, debe darle un hongbao.

Conforme a una encuesta del año anterior, a los ojos de los beijineses y shanghaineses, la Fiesta de la Primavera significa “descanso” y “visitas recíprocas entre parientes y amigos”, mientras que un 12 por ciento de los guangdoneses considera que dicha fiesta implica “dar hongbao o regalos”.

Cuando llega la Fiesta de la Primavera, la entrega de hongbao a los niños, incluso a los amigos y colegas, se convierte en una gran carga económica para la gente común y corriente. El anciano Liu, que se mantiene con una exigua pensión, es una de las víctimas. Cada año prepara varios hongbao para sus seis nietos.

Cuando se aproxima la fiesta, las personas con edades comprendidas entre 27 y 45 años, se preparan a gastar dinero. Dada la intensa competencia que hoy prima en la sociedad, los chinos comprendidos en dicho grupo aprovechan la fiesta para agasajar a los jefes y colegas, con el fin de lograr un buen puesto en la compañía.

Quejas de los jóvenes

La mencionada encuesta también muestra que la mayoría de los jóvenes expresa indiferencia respecto a la fiesta tradicional. Un 35 por ciento de ellos, cuya edad es inferior a 20 años, considera una molestia tener que visitarse recíprocamente entre parientes.

“Tengo la sensación de que dedico la Fiesta de la Primavera a otras personas, no a mí misma”, explica la Srta. Xiong, mayorista de vestidos. “Los padres quieren reunirse con uno, y los parientes quieren visitarse recíprocamente. Yo hubiera preferido irme a Hainan, o descansar. Por fin no pude hacerlo. Me parece que celebrar la fiesta tradicional es más agotador que vender vestidos. Mis primos también se quejan mucho. La fiesta nos parece monótona”.

El penoso camino a casa

El Sr. Meng, de 30 años, salió de su pueblo natal a los 18 años y ahora trabaja en Beijing. Al hablar de su recorrido a casa en la Fiesta de la Primavera, cuenta: “Sólo recuerdo la marea humana en la estación de trenes. A fines de 1988, imbuido de un fuerte deseo de reunirme con mis familiares, regresé a casa desde Beijing por primera vez. En aquel entonces, debido a la sobrecarga en el transporte, pasé dos días y dos noches de pie. Cuando volví a Beijing, también los vagones estaban llenos de gente. En ese terrible viaje perdí 4 kilos de peso. Me juré que nunca volvería a casa en la Fiesta de la Primavera”. Y continúa: “Sin embargo, sigo regresando todos los años. Aunque han mejorado las condiciones, los vagones siguen repletos”.

En los últimos diez años, se ha mejorado la vía férrea, que desempeña un papel clave en el transporte primaveral: Se ha elevado su velocidad, transformado las condiciones de los vagones, aumentado el número de trenes. No obstante, no se ha resuelto a raíz del problema. La razón es la población flotante que crece por días. Cada año, durante el mes anterior y posterior a la fiesta, miles de millones de chinos regresan a su pueblo natal y vuelven a trabajar, sin importar cuán duro y prolongado sea el camino.

Se aproxima el “nian”. ¿Qué hacer? ¿Regresar a casa o quedarse en la ciudad? ¿Cómo pasar el Año Nuevo?, estas preguntas atenazan hoy el corazón de los chinos.




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