ENERO 2004


Orígenes chinos del calendario azteca

Por SONG BAOZHONG y WANG DAYOU

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón llegó finalmente a la isla de Guanahaní, hoy día parte del archipiélago de las Bahamas. Comenzó así la expedición de los “hombres civilizados” contra los “salvajes”. Como consecuencia, se produjo el choque de las civilizaciones europea e indoamericana, el cual quedó teñido de sangre y acompañado de la imposición de una cultura sobre otra con la espada y la cruz. Para los indios americanos esto significó el genocidio y la aniquilación de su civilización. Relacionadas con este tema, y con el paso del tiempo, han ido ganando fuerza dos preguntas: ¿De dónde llegaron los indios americanos? ¿Fue el desarrollo alcanzado por su civilización totalmente autónomo, o estuvo vinculado a las civilizaciones en otros continentes?

Hay muchos estudiosos que se mantienen al tanto del asunto en diversos países. Mi amigo Wang Daoyou y yo hemos dedicado más de una década a esta investigación. Desde diferentes ángulos y conceptos de la antropología cultural y física, hemos detectado lo que nos parecen múltiples relaciones entre la antigua China y la América precolombina. Tras analizar la astronomía, la matemática, la música, la medicina, la energía y los sistemas de predicción, nos parece hallar la huella cultural de nuestro país entre la cultura indígena americana, y si comparamos la sociedad previa a la conquista europea en esas tierras, tratando de buscar en ella puntos de contacto con el taiji*, liangyi, sixiang y bagua (ocho trigramas), así como el wuxing**, concluimos que en apariencia las culturas china e indoamericana comparten ciertas raíces. El presente artículo trata de analizar el calendario azteca, rareza cultural de la América precortesiana, para exponer los orígenes de la piedra del sol y las antiguas relaciones entre China y América.

*Taiji(??): El Libro de los cambios(??) dice: el cambio se caracteriza por el taiji (ser supremo), y éste produce el liangyi(??)(dos extremos, o yin y yang) , y el liangyi da origen al sixiang(??)(cuatro elementos: metal, madera, agua y fuego; o la preponderancia del yang, la preponderancia del yin, la deficiencia del yang y la deficiencia del yin) y el sixiang produce los ocho trigramas(??bagua).

**Wuxing (??): se refiere a metal(?), madera???, agua (?), fuego (?)y tierra(?). Los antiguos pensadores de China deseaban exponer mediante estos cinco elementos el origen de todos los objetos del mundo, los doctores de la medicina tradicional, toda clase de fenómenos existentes en la fisiopatología, y los magos, el destino de la gente.

TESORO CULTURAL DE AMERICA. Desenterrado el 13 de agosto de 1970, el mismo día en que, en 1521, los colonialistas españoles tomaron la Ciudad de México, el calendario azteca, piedra del sol (lámina 1) es un tesoro que por fortuna se ha conservado hasta hoy, y que se expone al público en el Museo Nacional de Antropología e Historia de Chapultepec. El calendario es una laja cuadrangular de 3,77 m por cada lado, con un peso total de 24 toneladas. Es un disco esculpido de 3,58 m de diámetro y 73 cm de espesor, tallado en bajorrelieve profundo por los artistas mexicanos sin instrumentos de hierro, en el siglo XIV o XV. La obra, aunque primitiva, es exquisita y constituye un resumen científico de la astronomía e historia de varios milenios, un armonioso tratamiento de figuras equilibradas y simétricas, un exacto cálculo de matemática y geometría, una precisa combinación del movimiento del cuerpo celeste y las leyendas indígenas; también constituye cumbre de las obras culturales exitosas de la América precolombina.

El disco central, o círculo primero, de la piedra tiene la figura del Sol o Tonatiuh (lámina 2). Sus rasgos característicos son los siguientes: la corona festiva con jades preciosos, la narguera, los ojos oblicuos u ovalados, la boca rectangular, los cabellos lacios, las orejas con pendientes, el rostro lleno de arrugas, el símbolo de edad entrecana, y la lengua hacia fuera, símbolo del grupo étnico.

Lámina 1 Foto de Song Baozhong

Lámina 2 álbum del misterio de las mayas, antigua civilización de México

El círculo segundo posee las cuatro aspas del hollín, formado por cuatro cuadretes que representan las épocas cosmogónicas, o cuatro Soles desaparecidos: los Soles del tigre, del viento, del fuego y del agua en dirección inversa a las manecillas del reloj. A ambos lados del quinto sol se encuentran las garras del águila aprisionando un corazón humano, como símbolo de los sacrificios ofrecidos a Tonatiuh. Los cinco soles constituyen el “corazón del cielo” u “ombligo del cielo”. El artículo se propone demostrar que los cinco soles no son sólo cinco elementos, sino que su estructura constituye la base de la concepción del tiempo-espacio y de la estructura informativa universal, punto muy importante en nuestro artículo.

El tercer anillo se divide en 20 partes iguales y cada una de ellas corresponde a los nombres de los días del mes del calendario azteca. Los siguientes días transcurren en sentido contrario a las manecillas del reloj:

Día Náhuatl Significado

1 Cipactli Cocodrilo

2 Ehecatl Viento

3 Calli Casa

4 Cuetzpallin Lagartija

5 Coatl Culebra

6 Miquiztli Muerte

7 Mazati Venado

8 Tochtli Conejo

9 Atl Agua

10 Itzcuintli Perro

11 Ozomatli Mono

12 Malinalli Hierba

13 Acatl Caña

14 Ocelotl Jaguar

15 Cuauhtli Águila

16 Cozcacuauhtli Zopilote

17 Ollin Terremoto

18 Tecpatl Pedernal

19 Quiahuitl Lluvia

20 Xochitl Flor

El círculo de los quincuences. Un quincuence en el rectángulo representa una semana. Hay cuatro grupos de 10 elementos y otros de tres elementos bajo cada cuerda o casilla, totalizando 260 días del año sagrado. Dicho de otra manera, 5 x ( 40 + 12 ) = 260.

El quinto anillo es el de los rayos solares, cuatro rayos grandes y pequeños. Muchos de los libros que abordan la piedra no explican que significa este elemento. En nuestra opinión, representan cuatro estaciones y ocho temporadas, que son: primavera, verano, otoño e invierno, así como comienzo y equinoccio de primavera, comienzo y solsticio de estío, comienzo y equinoccio de otoño y comienzo y solsticio de invierno. Además es un modelo de espacio--tiempo y estructura informativa universal que remeda a los ocho trigramas de China.

El círculo sexto y séptimo son los dedicados al sacrificio, divididos en 16 grupos de cuatro elementos, y de la aceptación del sacrificio con cinco perforaciones y puntas de plumas preciosas.

En el octavo anillo se observa el cuerpo de dos serpientes de fuego con escamas, Xiuhcóatl, formada por trece segmentos. Por las bocas asoman rostros, Quetzalcóatl, que personifica al Sol, y Tezcatlipoca, la noche. Quetzalcóatl y Tezcatlipoca representan de hecho la crema de papá y mamá, según la clasificación azteca, mientras son lo masculino y femenino según la de los chinos. En medio de las colas, una placa con el glifo de 13 cañas, representa la fecha de la consagración de la piedra del Sol, el año de 1479 de nuestra era, o el momento de la aparición del quinto Sol.

En el noveno círculo se encuentran 158 pequeños anillos, rayos solares y el signo del planeta Venus, simbolizando las estrellas y constelaciones en movimiento, los rayos solares y un firmamento ilimitado.

Además, en la parte exterior del disco se ven ciertos agujeros o puntos que nos parece residuos de dos o tres constelaciones. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que mediante estos puntos se midiera la sombra solar para definir las cuatro estaciones y las ocho temporadas del año.

LA PIEDRA DEL SOL A LOS OJOS DE UN INVESTIGADOR DEL LIBRO DE LOS CAMBIOS. Durante mi estudio en 1993 en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México, tuve el placer de conocer de manera casual al doctor Gao Qimin, investigador del Libro de los cambios y profesor de la Universidad de Medicina Tradicional China de Beijing. En su casa de Iztapalapa, México D.F., me contó algo muy interesante sobre el calendario azteca. Aunque han pasado varios años, no dejo de pensar una y otra vez sobre lo contado.

El profesor Gao Qimin me dijo que después de regresar a China, en 1988, llevó un minicalendario azteca desenterrado para consultar a su maestro del Libro de los cambios. Aunque éste nunca había estado en México, le explicó que según Las veinticuatro historias ( Ershisi shi o ? ? ? ? ), un lúcido monje de la dinastía Liang (siglo V) fue a México, llamado entonces Fusangguo (“???”país de Fusang). La piedra del sol tenía el nombre original de “Chenghua biao” (“???”estela del cálculo del tiempo), tesoro estatal y símbolo de la guarnición y prosperidad estatal. El reino se fundó en el siglo II antes de nuestra era y experimentó su decadencia en el siglo VI, pasando por una etapa 800 años de sucesos negativos. Después del año 327, cuando se coronó a un joven rey, el país entró en una época de desgracias, experimentando una sequía tras otra. Las cosechas eran pobres y apenas se reproducía el ganado. El pueblo no tenía modo de garantizar la subsistencia. El rey, los ministros y sacerdotes invocaban día y noche a las deidades para que les bendijeran. La reina misma asumió responsabilidades estatales, a pesar de su naturaleza enfermiza. Un día en que se hallaba sumida en la modorra en su habitación, sin apenas atinar a nada, vio llenarse el dormitorio imperial de resplandecientes rayos solares y volutas de humo aromático de incienso, que salían de los cuatro rincones. Súbitamente, del cielo cayó algo semejante a una pelota, en cuya superficie se destacaban hermosos y armoniosos motivos y un enérgico dragón que arrojaba y tragaba nubes rosadas. La reina, que también se caracterizaba por su inteligencia, se desperezó al momento y de un salto abandonó el lecho, tras lo cual cogió un pincel y dibujó a toda prisa lo visto. Al terminar el dibujo, trató de acercarse más para ver con mayor claridad el prodigio. Tal como llegaron, los rayos solares se alzaron desde la tierra, y el derroche de colores y la pelota desaparecieron. Cuando poco después el rey regresó, la reina se apresuró a contarle lo sucedido, mostrándole el dibujo. Con una mezcla de sorpresa y alegría, el rey levantó la vista al cielo y gritó: “Bendito sea el dios que nos ha concedido esta preciosidad!” De inmediato ordenó mediante decreto imperial que los artífices del reino fundieran 821 medallas de bronce del tipo ‘Chenghua biao,’ y luego de hacerlas, destruyeran los moldes, para así expresar el respeto a las deidades”.

El profesor Gao cuenta que apenas se fundieron las medallas, el rey reunió a los ministros y sacerdotes y celebró una ceremonia para galardonar con ellas a los mejores funcionarios. Radiantes de felicidad, los premiados lucían en su pecho la medalla dorada, atada con una cinta roja. El rey les dijo que la “Chenghua biao” es la maravilla otorgada por Dios. Ha sido fundida por voluntad del Cielo. Es un prodigio de felicidad, de la protección estatal, de la rectificación de las acciones y del rechazo a los males. Y añadió: “Debemos cuidarla y protegerla como a nuestra propia vida”. Desde entonces, los asuntos estatales se atendieron de acuerdo al cálculo de la estela del tiempo. El país se vio beneficiado por vientos propicios y lluvias oportunas. Se obtuvieron buenas cosechas y prosperó la ganadería de manera continuada. La paz reinó en el reino y el pueblo vivió feliz. El país de Fusang, rico y poderoso, se convirtió en aquel tiempo en un centro político y cultural de América.

Song Baozhong, también conocido como Yaosong, es profesor asociado del semanario Beijing Informa;

Wang Daoyou, también llamado Shaohua, es redactor de la Casa Editorial Huaxia.



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