ENERO 2004


¿Adónde van las futuras generaciones de grandes maestros de la ópera de Pekín?

Por ZHANG XUEYING

 

Mei Wei en vestuario y maquillaje

Mei Wei pasa cada día ocupado en innumerables presentaciones. Apenas regresa de una actividad de intercambio entre escuelas, se apresura a participar en un concurso de artes escénicas. Nada de esto, sin embargo, tiene que ver con la moderna ópera de Pekín, creada por su bisabuelo, Mei Lanfang, sino son actuaciones del conjunto informal de rock “Brillantez Entrecruzada,” en el cual Mei Wei se desempeña con todo orgullo como baterista.

Este joven, nacido en el seno de la familia Mei, tan influyente en el círculo de ópera tradicional, será heredero natural de la escuela Mei a los ojos de los seguidores de este arte. Si se pasa por alto su aspecto físico, con más libras en el cuerpo que su archiconocido bisabuelo, se nota la presencia de este último en la voz y porte de Wei Mei en el escenario. “La ópera de Pekín, afirma el sucesor, es una de mis aficiones, pero no toda mi vida. Ningún pariente del clan me presiona para ello”.

De vez en cuando Mei Wei acude a los espectáculos de ópera, y vocaliza y escucha discos de su bisabuelo. Pero no mantiene un estudio consuetudinario de la ópera.

En China, la ópera es una manifestación que se transmite de generación a generación. Sin embargo, debido a los cambios ocurridos en el modo de vida de la gente moderna, el actor de la ópera deja de ser una profesión admirada y los descendientes de aquellos grandes maestros van dejando de asumirla como su forma natural de vida.

“Recuerdo que en los primeros años después de la liberación (1949), mi papá ganaba 500 yuanes al mes. Era un salario muy alto, y ni siquiera el presidente del país entonces ganaba tanto. Con ese ingreso vivíamos toda la familia y una niñera: nueve personas, y nos sobraba. Pero, ahora, con el salario de un actor de ópera de primera categoría nacional es difícil alimentar a una familia de tres personas”, se queja Qiu Yun, hija de Qiu Shengrong, creador de la escuela Qiu: “esa es la causa más importante por la cual no estudié ópera”.

 

Mei Wei parece mucho a su abuelo Mei Lanfang

En la década de los años de 90 del siglo XVIII, surgió la forma embrionaria de la ópera de Pekín, la cual, gracias a su peculiar sabor artístico, no tardó en ganar la preferencia de la corte y de la gente común. Se le llamó “ópera nacional” o “quintaesencia de la cultura china”. Su apogeo dio lugar a Tan, Mei, Ma, Xun, Qiu y otras 15 escuelas representativas más. Por toda la nación había centenares de conjuntos e innumerables teatros, grandes y pequeños. Pero después de la introducción de la cultura y el modo de vida occidentales, la ópera de Pekín se ha ido convirtiendo gradualmente en uno de los encantos típicos de China para fines turísticos.

“La televisión destruye la ópera de Pekín, porque permite a la gente apreciar la representación sin salir de casa, así que nadie quiere al teatro. Sin embargo, la transmisión televisiva pierde el sabor de este arte escénico,” critica un personaje del círculo teatral.

De hecho, la ópera de Pekín, a 200 años de su fundación, ha entrado en etapa de mayor depresión. Algunas escuelas están al borde de la extinción, y no ha habido nuevas escuelas, o actores representativos en estos últimos treinta años. A pesar de que el Gobierno ha hecho muchos esfuerzos para estimular el desarrollo de la ópera y protegerla, no hay manera de atraer la atención de los espectadores jóvenes, debido a la inmutable forma de representación y sus argumentos divorciados de la vida moderna. Un anciano con decenas años trabajando en el teatro suspiró decepcionado, al afirmar: “Para los jóvenes de hoy, más vale gastar mil yuanes en el espectáculo de un cantante de música popular que comprar una entrada de diez yuanes para ver una representación de ópera de Pekín”.

Debido a la carencia de un mercado de consumidores tan grande como el de la televisión, el cine y la música popular, la ópera de Pekín ha ido perdiendo su antiguo vigor. Más y más artistas de ópera prefieren enseñar su técnica a discípulos en vez de a sus hijos.

Situación embarazosa
Por obra de la genealogía y los intereses familiares, los descendientes de grandes maestros de la ópera de Pekín tienen sobre sus hombros mayores responsabilidades y enfrentan más dificultades en esta época.

Mei Wei es el único de los bisnietos de la familia Mei que ha estudiado el arte de la representación de la ópera. El hermano de su abuelo, Mei Baojiu, uno de los artistas más conocidos de la ópera de Pekín, ya tiene cerca de 70 años de edad. Obviamente, no tardará mucho el momento en que este estudiante universitario de 21 años deberá ajustar su vida a las demandas del honor familiar.

La mayor dificultad que encuentra es hacer el papel femenino. No sólo se exige que la postura y las expresiones sean extraordinariamente parecidas a la de una mujer, sino que la voz también tiene que ser suave y graciosa. Su bisabuelo Mei Lanfang disfruta de una reputación nacional justamente por su perfecta interpretación del papel. En la ópera de Pekín más antigua, todos los papeles femeninos eran interpretados por hombre, pero hoy en día, interpretar a una mujer, asumiendo todas sus poses y voz, es sinónimo de convertirse en blanco de burlas y sospechas. Esta es la causa por la que su mamá no le quiso enseñar la ópera. “Deseo que él estudie como otros jóvenes y en el futuro pueda tomar el estudio del arte de la escuela Mei como carrera”.

Al final, el niño Mei sólo fue a la escuela teatral en tiempo libre por tres años. Nadie influyó sobre él, ni siquiera el hermano de su abuelo Mei Baojiu. Sin embargo, en una representación conmemorativa su talento asombró a todos los artistas presentes. Aquel día, el músico que le acompañó, se saltó unos compases, pero Mei Wei encubrió la falla sin dejar ninguna huella. De allí en adelante, la gente empezó a mirarlo con otros ojos.

A Qiu Yun no le gusta que los fanáticos de la ópera la comparen con su padre. Como es flaca y nunca ha recibido capacitación básica, se siente muy presionada al interpretar los papeles masculinos que interpretaba su padre. Al fin y al acabo escogió cantar arias sin maquillaje ni actuación. “Excepto la voz, los aficionados a la ópera descubrirán que no existe comparación entre yo y mi padre. No me importa la crítica dirigida a mí, pero no quiero que se dañe la dignidad de mi papá”.

Aparte de tener una voz dotada por la naturaleza, Qiu Yun no sabía mucho sobre la escuela teatral creada por su padre. Después del fallecimiento de su hermano, sintió el peso de la responsabilidad de heredar la técnica de su familia. Se esforzó por recordar cómo su papá enseñaba a los discípulos y a escuchar concienzudamente los discos de su padre. Así aprendió cómo pronunciar las palabras al cantar. Para mantener las influencias familiares, no escatima esfuerzos para asumir cualquier representación. Ahora, Qiu Yun ya ocupa un puesto importante en el círculo aficionado de ópera, en cuya calidad ganó dos veces el premio de oro del Concurso Internacional. Siempre dice a su sobrino, “si no aprendes bien la ópera de Pekín, te sentirás indigno ante tus ancestros y también defraudarás las esperanzas de mucha gente”. A menudo le parece que el niño la pasa mal. “Aprender la ópera es algo muy duro. Pero no hay otra salida: este arte escénico tiene que transmitirse de generación a generación”.

Tres generaciones sobre un mismo escenario
Después de diez años de formación profesional regular, Tan Zhengyan, séptimo heredero de la escuela Tan, acabó por salir a la escena junto a su padre y su abuelo. “Según mi padre, él no puede alcanzar el apogeo de su causa antes de que mi abuelo se retire. Ahora mi papá canta mejor que nunca. Pienso que no tengo manera de competir si estamos juntos en la escena. Pero no tengo opción”.

Tan Zhengyan, de 23 años, mide cerca de 190 centímetros. “No hay ninguna muchacha que tenga suficiente altura para presentarse junto a él. Temo que es su mayor defecto. Aparte de eso, su voz parece demasiado aguda para cantar laosheng (actor que hace papel de viejo)”, dijo un actor de la ópera de Pekín. Sobre el particular Tan Zhengyan admite: “Quizás sea uno de mis defectos, pero también me parece una de mis peculiaridades”. Pertrechado de conocimientos fundamentales sólidos, cuando sale a la escena siempre se deja un poco más de recursos en su interior y deja entrever lo más externo, acomodándose al sentido visual de los espectadores. “Son algunas reformas que he hecho a la escuela Tan. Mi abuelo las aprobó básicamente”.

Pero, no todas las reformas logran la aprobación de los antecesores. A finales del 2002, Tan ofreció dos espectáculos en Pekín, junto a un conjunto japonés de Jazz de primera categoría. Cantó la ópera de Pekín con el respaldo del Jazz. “Al principio, tampoco a mí me parecía posible. Sin embargo, la representación me absorbió totalmente. Me sentía bailando en lugar de cantar. Es la primera vez que he descubierto la belleza triste que esconde la ópera de Pekín”. De los dos espectáculos, uno se realizó en el teatro tradicional Dong Yuan, y el otro, en el bar Zang Ku, lugar representativo del arte de vanguardia. Ganó aplausos muy cálidos en ambos lugares: En uno con un lleno de público de indumentaria formal; en el bar, rodeado de personas con los atuendos menos esperados.

Tan Zhengyan planea aceptar la invitación de participar en una película o telenovela. “Eso no quiere decir que voy a abandonar la ópera. Al contrario, quisiera utilizar mis propios medios para atraer a más espectadores jóvenes y hacer prosperar la ópera”. Su idea es hacerse estrella de cine y televisión y luego, aprovechando su influencia sobre los seguidores, conducirlos a escuchar la ópera. “Si Jacky Chan cantara ópera, la ópera de Pekín no estaría en el lastimoso estado en que se encuentra hoy”. Tan Zhengyan todavía tiene muchas otras ideas, pero sabe que la mayoría ganarán la aprobación de su abuelo.

Cabe señalar que las políticas de protección que el gobierno ha dictado en beneficio de la ópera de Pekín, a la que considera quintaesencia del acervo cultural nacional, benefician a los descendientes de estos grandes maestros de la ópera. Por saber cantar la ópera de Pekín, Mei Wei entró en la Universidad de Beijing, uno de los centros docentes más famosos de China. Y Tan Zhengyan también se hizo estudiante del curso posgraduado del Ministerio de Cultura sin esfuerzos.


n